1. Tres veces loor y gloria a los organizadores del Congreso, empresa disparatada, atrevida y tremendamente laboriosa, como todo lo que vale la pena.
2. No sé si la narrativa peruana haya ganado mucho en difusión en España con el Congreso; probablemente el efecto haya sido marginal y pase más bien por esfuerzos y méritos individuales que por una valoración de conjunto. Pero esas son, creo, las reglas del juego. Del juego literario, que es una aventura individual y no colectiva; diálogo, no coliseo.
3. Quedan las ponencias, muchas de ellas valiosas. Creo que la gente hizo su homework. Las actas darán fe.
4. Personalmente, tengo mucho más en el "haber": nuevos -y viejos- amigos, nuevos libros, en algunos casos nuevas perspectivas, y por ahí algún nuevo trago. Y Madrid, claro.
5. El "debe" más grande nos compete a todos -a algunos más que otros, cierto es- : haber dejado que la imagen más recurrente y divulgada del Congreso sea la de un enfrentamiento o un diálogo de sordos entre "andinos" y "criollos" -"en pleno siglo XIX!", como dicen en algún lado Les Luthiers-. A veces da la impresión de que esos días hubieran transcurrido en un ambiente digno de "El Señor de las Moscas", cuando en realidad la cosa estuvo más cercana a un campamento scout o un reencuentro de promoción escolar, con todos sus héroes, villanos y lornas.
6. Creo que la conclusión más importante es precisamente la contraria: que el Perú es megadiverso no sólo en términos naturales. ¿Patentamos la "logodiversidad", les parece?