Para muchos de los que lean estas líneas, los eventos del 30 de diciembre en la disco República de Cromañon en la localidad de Once de la Ciudad de Buenos Aires de la República Argentina, forman parte de la serie de desastres que naturalmente suceden todos los años en diversas partes del mundo; el hecho es que en realidad para que sucediera este evento la naturaleza tuvo poco que ver, en realidad no tuvo nada que ver.
Con una primera y rápida lectura de los acontecimientos nos encontramos con un recital de rock, con muchos adolescentes, con un lugar abarrotado de gente y con un imprudente que tira una bengala prendiendo fuego al local, es decir un cúmulo de infortunios y descontroles que aparecen sin conexión con nada más, un hecho aislado ...
¿Ahora bien, que es lo que está detrás de este escenario dantesco en donde las victimas se cuentan por docenas?
¿Podemos quedarnos con esta primera visión de los hechos o debemos buscar una explicación que intente al menos darnos un panorama mucho más amplio, que intente explicar el porqué todos estos imponderables se dieron cita la misma noche, en el mismo lugar a la misma hora?
¿Cuáles serían las variables que intervienen en este hecho que conmovió no sólo a los argentinos sino que fue tapa de muchos diarios en buena parte del mundo por su inmensidad?
Quizás deberíamos pensar en temas como la educación, la moral, lo económico, la corrupción, la falta de un control estatal generalizado, en fin temas que nos hablan de carencias y de ausencias en general, de la falta de compromiso de una sociedad con su propia supervivencia, eso sí con responsabilidades distintas, las cuales son directamente proporcionales al poder de los actores que intervienen en las mismas.
Intentaremos en las líneas que siguen dar un mínimo marco histórico al desastre, un marco que intente explicar como se conjugaron en el mismo instante una serie de instancias que sólo pueden revelarse a través de la debacle cultural, económica, política y por ende social en la que se encuentra la Argentina de los últimos 30 años, y que de alguna manera fue representada esa noche.
La Argentina desde mediados de la década del 70 (más concretamente a partir del ajuste conocido como Rodrigazo en 1975), ha sido sometida a un profundo cambio social y económico, primero a partir del 24 de marzo de 1976 por una de las más feroces dictaduras que haya conocido la región, que dejó sentada las bases de la reconversión a través de una deuda externa contraída ilegítimamente, y que luego se profundizó a partir de la recuperación de la democracia en los inicios de la década del 80, con planes de supuesta estabilización macroeconómica para pagar la referida deuda, que en la práctica sólo achicaron la posibilidad de la participación del estado en un reparto más equitativo de la riqueza socialmente generada y que generó una concentración de la misma sin precedentes en la historia moderna del país.
Los festejos de este proceso de casi 30 años fueron celebrados el 30 diciembre pasado con los fuegos que apagaron más de 190 vidas, quizás la mejor manera de festejar para un régimen que se ha cansado de masacrar jóvenes y arruinar cientos de miles de familias de maneras diferentes.
Desde la desnutrición que ha ganado terreno en todo el territorio, pasando por la guerra de Malvinas, la desaparición de miles de jóvenes y no tan jóvenes, el gatillo fácil, el secuestro y venta de niños y de órganos, la falta de educación y por ende la debacle cultural, el sometimiento moral de buena parte de la ciudadanía y hasta la simple indiferencia de una población que mira para otro lado suponiendo que de esa manera a ella no le va a tocar, son todas formas de librarnos de los que aparecen con menos recursos para sobrevivir o de aquellos que pueden ayudarlos a cambiar la situación; los de menos recursos son lo que no votan, los que no pueden tener voz, los más desfavorecidos de la sociedad, los que cuando se agrupan para defender sus derechos como los piqueteros son escarnecidos no sólo por los medios que representan al poder sino por una sociedad que no entiende la dinámica que representan, quizás porque nos muestren el futuro al cuál podríamos llegar si no somos obedientes.
El estado se volvió si no es la primera en una de las instituciones más corruptas de la nación, tan corrupta que no solo no ha controlado lo que se come, lo que se bebe, lo que se inyecta (medicamentos), sino que en sus más mínimas expresiones como ser la de una simple municipalidad no ha controlado los lugares en donde la gente concurre supuestamente a divertirse. Inspectores coimeros, bomberos coimeros, policía coimera, en fin una pléyade de instituciones en donde los integrantes tienen como lema el sálvese quien pueda, la salida individual que transforma los no actos de control en $$$$ y más $$$$ que pagan aquellos que quieren ser impunes de las inspecciones en cualquiera de sus formas.
Corrupción que se asienta también en un clientelismo político de los mas canallas que se conozcan, ya que se redujo en muchos casos adrede y se los mantiene de la misma forma a buena parte de la población a la cual se la utiliza sólo cuando se la necesita para las campañas políticas o los apretes políticos a aquellos que molestan.
Un estado que comenzó en la década del 70 (más concretamente con la instauración del plan económico de José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de la dictadura) con un proceso de desregulación financiera que en los 90 se acentuó de manera más que radical en donde las empresas fantasmas pasaron del referido sistema al común de la sociedad. Hoy nos encontramos con la novedad que las empresas off-shores que aparentemente son ¿dueñas? de Cromañon que al ser sociedades extranjeras en donde no se sabe quiénes son los dueños, tornará más que difícil el resarcimiento económico a los familiares de las víctimas por un lado y saber con exactitud quiénes son los responsables civiles directos e indirectos del desastre por el otro.
Un estado que destruyo la educación en los 70 haciendo desaparecer a miles de estudiantes y docentes de todos los niveles y que en los noventa dejó abandonada a su suerte a miles de escuelas nacionales que pasaron al ámbito de las respectivas provincias gobernadas en la mayoría de los casos por caudillos cuasi feudales que hacen del referido clientelismo político el pan de todos los días.
Si a esta desfinanciación real del sistema le sumamos la implementación de una reforma educativa que la vació de contenido, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la educación fue destruida desde sus bases y que lo que tenemos hoy en día es una caricatura funesta y tragicómica de lo que fuera en la sociedad argentina, la ley 1.420 de la generación del 80, que utilizó la educación como base fundamental del modelo e instauró lo que fue luego el mecanismo por excelencia de ascenso social y cultural de buena parte de la población hasta mediados de los 70.
Muchos de Uds. se preguntará a esta altura de la lectura que es lo que tiene que ver esta descripción histórica con los acontecimientos del 30 de diciembre, la respuesta es muy sencilla, sin este proceso de derrumbe generalizado no se puede explicar como tantas variables se juntaron en el mismo momento.
Tengamos presente que prima fase nos encontramos con un conjunto de rock barrial, lo que significa que los integrantes interpretan temas relacionados con lo que sucede en el barrio, barrio que es el escenario de la debacle mencionada, tengamos presente también que los propios miembros de la banda son de ese sector.
Los habitantes del barrio han sufrido esta hecatombe generalizada de muchas maneras a saber, por ejemplo padres sin trabajo, hijos sin trabajo, madres solas que tienen que dejar a sus hijos para salir a trabajar, droga, falta de futuro, violencia cotidiana, falta de educación, falta de salud, niñas madres no sólo por la carencia de educación sexual sino por la falta de control familiar, en fin una serie de carencias que nos pueden dar una pequeña aproximación a los perfiles de las victimas de Cromañon. Tomemos algunos de los hechos y personajes de la noche del 30 de diciembre con un poco más de detalle y ya incorporando el pequeño análisis histórico anterior:
1) El público asistente al evento, en general jóvenes a partir de los 13/14 años los cuales concurrían en muchos casos solos, o en grupos de jóvenes de su misma edad, los cuales por muchos motivos no eran responsables de sus propias acciones, llámese falta de experiencia o educación por un lado y falta de control familiar por el otro. Son el publico detallado más arriba, es decir aquellos que fueron afectados por el retiro del estado en la asistencia y protección de los sectores más bajos, téngase en cuenta que el estado nacional pasó de fomentar el ascenso social con políticas activas al mero asistencialismo para evitar el estallido social por un lado y mantener la masa necesaria para ser usada en los momentos que se requieran, dejando a un lado la educación, la salud, la justicia, la seguridad, estas dos últimas con el agravante de la corrupción generalizada de ambos sistemas.
2) Omar Chabán, el aparente "dueño" del boliche Cromañon, un conocido de la noche de Buenos Aires, desde la época de mediados de los 80's se estableció en el mundo under y transformó la marginalidad en su negocio. Este individuo siempre estuvo de alguna manera relacionado con el poder de turno, y mucho más desde que se estableció de manera mucho más sistémica en el negocio. En general su comportamiento es similar al resto de las clases altas del país en donde el estado tomó la decisión de dejar de controlar su accionar y permitió márgenes de impunidad no conocidos en la nación.
3) La banda "Callejeros", es reconocido por todos que tenía una especial predilección por los fuegos de artificio que llevaban sus fans, de hecho era reconocida en el ambiente como la banda de las bengalas y la que más utilizaba el ambiente futbolero en sus presentaciones. Si bien a priori esto no debería ser un problema, si lo es cuando se está en un ambiente cerrado como Cromañon, téngase presente que el día anterior se produjo un principio de incendio que fue sofocado por los empleados del lugar, con lo cual el antecedente debería haber sido más que suficiente como para suspender el recital al más mínimo incidente.
4) El local Cromañon, un lugar en donde no sólo las salidas de emergencias estaban bloqueadas con candados y alambre, sino que se había instalado un red de plástico llamada media sombra en el techo justo debajo de las paneles acústicos los cuáles tampoco eran ignífugos. Estos dos simples elementos cuando se incendia generan gas de cianuro, téngase en cuenta que si a esto le sumamos el anhídrido carbónico la mezcla es más que letal. También existía una superpoblación de concurrentes al recital en proporción de 3 o 4 a 1, siendo 1 lo habilitado. Este local no contaba con sistema de renovación de aire lo cual además fue un ingrediente para que el número de victimas fuera más elevado. En general la mayoría de los lugares públicos del país cuentan con serias deficiencias en el tema seguridad, desde cines, teatros, shoppings, estadios deportivos de todo tipo, estaciones de servicio, escuelas, universidades, algunas de las cuales tienen sedes que se pueden transformar en cualquier momento en otros Cromañon.
5) Los sistemas de control, desde hacía rato los mismos habían sido comprados por Chabán según dejó entrever su propio abogado defensor, actitud que no sería para nada rara, teniendo en cuenta que cuando a los pocos días se salió a controlar se encontraron decenas de negocios de todo tipo con violaciones también de todo tipo y fueron clausurados por la misma autoridad que de "alguna" manera los había habilitado previamente. Esto habla sin lugar a dudas del nivel de corrupción generalizada instalada en el sistema, nivel de corrupción absolutamente sistémico con los niveles de cajas en negro que requiere el sistema político para sus necesidades inconfesables a la población.
6) Los sistemas de emergencia, si bien aparentemente funcionaron de manera adecuada, tardaron una enormidad en controlar la zona (más de media hora), cuando lo recomendable se menos de 15 minutos, sólo debemos preguntarnos cuantas muertes innecesarias ocurrieron por ese simple hecho. Por otro lado quedó evidente que no existe un organismo centralizador no sólo de las decisiones a tomar sino de la información, la lista de heridos y muertos varió de manera permanente no sólo las primeras horas sino los días posteriores, entiéndase que no se está hablando de los muertos que se van incorporando con el correr de las horas y los días. Téngase presente que estamos hablando en el país en donde ocurrió, no sólo el atentado a la embajada de Israel sino a la Amia, sin contar con experiencias pasadas como la fatídica puerta 12 en el estadio de River Plate o el más reciente incendio en la disco Kevi's en la zona norte del Gran Buenos Aires, donde también se debieron contar victimas juveniles, el interesante agregado que uno podría hacer es que aun no hay responsables de ninguno de estos hechos.
7) Los familiares de los muertos, los mismos no sólo no carecieron de información veraz sino que fueron maltratados por la autoridad de turno haciéndolos pulular de un lugar a otro en la búsqueda de los cuerpos, con información errónea que se podía vivir en vivo y en directo a través de los medios de comunicación. Un ejemplo de esto es el tema del traslado de los cuerpos a la morgue judicial o al cementerio de la Chacarita, en el primero de los casos se hizo trasladar a los deudos a un lugar sin preparar previamente la zona, es decir habilitar baños públicos, instalar tinglados donde proteger a la gente, o simplemente sillas donde sentarse, téngase en cuenta que si bien la zona cuenta con muchísimos bares, los mismos estaban cerrados por el feriado de fin de año, debemos aclarar que las temperaturas en este fin de año rondaron los 30 grados con lo cual la estadía podía transformarse en un nuevo infierno para cada uno de ellos. En el segundo de los casos la carencia de información hacía que los deudos no supieron si los cuerpos estaban o no en el lugar. Es interesante mencionar que en muchos casos la falta de compresión con respecto a sus derechos impidió un accionar diferente de buena parte de los mismos, en caso de que la composición social hubiera sido diferente, seguramente el post desastre habría tenido un accionar más heterogéneo.
8) El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en todo momento se preocupó mucho más por ver como afectaba el hecho a su imagen que por su accionar y por lo tanto ponerse al frente de los acontecimientos, sólo bajo el paraguas de la figura presidencial se atrevió a reunirse con los familiares de las víctimas unos días después de ocurridos los hechos. Téngase nuevamente presente que el actual jefe de gobierno vino supuestamente a "purificar" el sistema político de la capital, siendo además este su segundo mandato, con lo cual si hubiera existido realmente voluntad política de cambiar la situación la misma habría ya cambiado; si no cambió entonces debemos suponer o que la tan mentada "purificación" o "transparencia" era solo declarativa, utilizando los mismo canales ilegales de recaudación a través de la coima y la corrupción.
Esta descripción de la historia y el comportamiento de algunos de los actores es el marco en el cual la tragedia de Cromañon tuvo lugar, un marco en donde muchos Cromañon pudieron haber existido, quizás la mejor pregunta que uno pudo hacerse una vez conocida la tragedia es ¿Cómo tardo tanto esto en suceder?.
La única posibilidad de que esto no vuelva a acontecer está determinada por la voluntad de la población de hacer respetar sus derechos y exigir a la clase política que se ponga al frente de los controles, controles que dejen de estar perfeccionándose hacia abajo y empiecen a hacerse hacia arriba.
Supongo que nada de esto va a pasar, demasiados años de ajuste y un subdesarrollo consecuente han hecho que la gente en general haya ya olvidado siquiera que tiene derechos, y que por otro lado puede exigir que se cumplan las leyes por aquellos que son más poderosos que ellos. Con respecto a la clase política tanto en su cabeza como en los escalones intermedios, el cambio se puede transformar en meramente declarativo es decir en un gran accionar en los primeros tiempos y luego que el tiempo pase y el tema se olvide se volverán a las viejas prácticas que le han permitido recaudar para sus propios intereses.
Desde 1983 venimos asistiendo a una degradación cada vez más profunda de la misma, si queremos que algo cambie quizás sea la hora de cambiar todo tal cual lo manifestaba Mercedes Sosa en una popular canción.
Desde mi punto de vista y quizás por deformación profesional, la mejor forma de entender un hecho es relacionarlo, incluirlo dentro de un proceso mayor, que permita ver cuales son las variables que se encuentran jugando y modificando la realidad.
Argentina-Enero de 2005