C o n c i e r t o   p a r a   c u e r d a s   y   l o c a s

(notas sobre antipoesía y relatividad)

Por César Cuadra (*)

"Es lo etéreo e indefinido de una imagen (del lenguaje)
lo que nos mantiene cautivos"


Ludwig Wittgenstein

Por más que conozcamos las razones (y sobre todo las sinrazones), no pasa desapercibido el hecho de que a un siglo de distancia de la aparición en escena de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein (cuyos efectos y repercusión han afectado de forma decisiva en los conceptos y nociones fundamentales que durante siglos han formado parte de nuestra historia cotidiana) todavía la humanidad tiene que lidiar con los múltiples ropajes con que se visten los dogmatismos y los fundamentalismos.

Quizás por esto mismo es que resulta tan gratificante encontrar prácticas literarias -si es que podemos seguir utilizando este término para referirnos a los textos que no se dejan reducir a esa estirpe decimonónica- que se hacen cargo de los cambios que la física moderna ha sembrado de un modo irreversible en nuestra comprensión de la naturaleza y su mecánica. Textos que sin renunciar a lo heredado se abren e integran lo que estaba excluido o disperso o simplemente ignorado o reprimido. Textos que asumen el desafío mayor de transmitir de un modo integral y concreto la complejidad alcanzada en nuestra época tanto en el mundo de las ciencias como de las artes. Textos, en definitiva, que nos entregan una síntesis singular de aquello que nos rodea y que sin embargo nos esquiva, de aquello que nos alimenta y que sin embargo desconocemos pues nuestros instrumentos cognitivos y críticos siguen paradigmáticamente atados a ese pasado pre-relativista y pre-cuántico que no termina de asfixiar la balbuciente complejidad. Este es el contexto que nos interesa y es el que nos permite abordar, aunque sea de un modo algo esquemático y general, el significado de estas revoluciones en obras como la lúdica, inclasificable y enigmática poética del físico y matemático chileno Nicanor Parra.

I

Nicanor ParraNicanor Parra (Chillán, 1914) ha consagrado su vida a la ciencia y a la poesía. Desde joven se interesó por la poesía, llegando incluso a ganar un importante premio con su primer libro. Sin embargo, rápidamente se deshace de su obra juvenil ("mi pescado de juventud" dice con su clásico sentido del humor refiriéndose a sus primeros poemas surrealistas), pues descubre que tenía "una visión muy limitada de lo que era un poeta (...) no sabía que se esperaba una cosmovisión de lo que era un poeta". Será precisamente con su libro Poemas y Antipoemas en 1954 donde ya se aprecie que efectivamente el Nicanor Parra que hoy conocemos ya ha echado a andar su poderosa puesta en escena, cuyo secreto mejor guardado es precisamente el que la vincula a la emergente raigambre de empiristas y cosmólogos ... Y así lo expresa cada vez que puede, como en Artefactos (1972), (donde Obra Gruesa (1969) libro que reúne toda la obra anterior), irrumpe como un libro-caja en la escena antipoética para instalar no sólo un nuevo soporte textual, sino una nueva imagen textual contrapuesta a la del imagen-libro. Del mismo modo que los textos-poemas de la Obra Gruesa devienen textos-esquirlas, fragmentos diseminados en tarjetas postales cuya sola disposición nos enuncian que al interior de esa discursividad estaba sucediendo algo cuya evolución ha hecho estallar el universo anterior. No es difícil percibir la "alegoría" antipoética que conjuga la explosión de los sólidos poemas de Obra Gruesa Portada de Obra Gruesaen los fragmentos diseminados de Artefactos. El simulacro o programa antipoético permite registrar esta alegoría cosmológica como alegoría de segundo orden, pues no estamos aquí ante un lenguaje inocente o espontáneo como el que nos señaló W. Benjamín acerca del barroco alemán. Aquí el antipoeta trabaja el lenguaje como un hombre de ciencias: él tiene completa autoconciencia de su oficio lo que permite advertir lo lejos que estamos de los poetas vanguardistas y su arbitraria racionalidad poética. Por el contrario, con la antipoesía de Nicanor Parra estamos en un escenario nuevo donde ciertamente las fuerzas del Ello están presentes, pero su economía ya no está al servicio de estructuras edípicas o autodestructivas. De todo esto se desprende el porqué el antipoeta no tiene inconveniente alguno en mostrarnos su método de trabajo: "(este) método sería un método que podríamos llamar discontinuo: el método de la física moderna, el método cuántico que no concibe la realidad como continua, sino como discontinua. La antipoesía fallaría -aquí Parra se refiere a los llamados antipoemas de la Obra Gruesa- porque se suponía que era posible todavía reconstruir en su totalidad esa imagen. Y ahora el autor se conformaría nada más que con una configuración de puntos". No debe extrañarnos entonces que el antipoeta al hablar de los Artefactos no lo haga en términos causales: "los artefactos -dice Parra- resultan de la explosión del antipoema. Se podría dar una definición al revés, es decir, por ejemplo, que el antipoema es un conglomerado de artefactos a punto de explotar". Incluso un poco más adelante dice que en los artefactos se sigue el principio de la bomba atómica pues con ellos "se trata de sacar algunos electrones que están muy sumergidos en las capas interiores del átomo" (1).

En el subsuelo mismo se está articulando la nueva poiesis, la que al problematizar nuestros campos de creencias y seguridades instala -en el mismo movimiento- la apertura a la complejidad cosmológica. Por eso no es casual su sistematicidad a la hora de abordar los diferentes nudos de afección que atrapan la sensibilidad del hombre y la mujer contemporáneos. La tarea antipoética, si bien se hace abrumadora al incorporar las variables microfísicas y macrofísicas al discurso poético, cargará pues con todo el peso y la fuerza de las grandes obras de arte de la humanidad. Y en este desafío mayor el antipoeta no escatima recursos para sacar a la poesía del enclaustramiento esteticista. Es esto lo que le permite poner en escena este demoledor artefacto (2):

T O D O    E S    P O E S Í A

               MENOS LA POESÍA

Pero no sólo es la condición esteticista que domina el campo de la experiencia artística en general la que resulta problematizada por esta escritura, también lo serán los dogmas de nuestras certezas clásicas, como en este otro conocido artefacto:


A C T O    D E    F E

2 + 2   =   4


Sería la comprensión que surge a partir de los postulados de la teoría de sistemas la que se hiciera cargo de estos planteamientos que venían a contradecir toda la evidencia empírica de esta breve pieza de museo de las matemáticas clásicas. No es casualidad encontrarse con este tipo de textos. De hecho en el mismo "libro" nos encontramos con otros parlamentos que nos obligan a desplazar nuestro lugar de observación:


INMUNE A LA ARGUMENTACIÓN LÓGICA

VACUNADO CONTRA TODA FORMA DE RELIGIÓN

En estas pocas piezas de este gigantesco museo imaginario el antipoeta ha dejado en claro que su apuesta no pasa por la reivindicación de las estéticas ni por las conceptualidades herederas de la tradición metafísica o especulativa ni tampoco se deja infectar por las discursividades religiosas (en cualquiera de sus modalidades). La antipoesía se convierte en testigo y actor principal del cambio de paradigma que sacude no sólo a nuestra cultura sino a la mismísima civilización. Y lo expresa en toda su radicalidad y sin ambigüedades:

S A L V O     L A     V E N U S     D E     M I L O

T O D O S     L O S     M O N U M E N T O S

S E     V I N I E R O N     A B A J O

A poco andar constatamos que estamos ante un gigantesco diseño de complejización, ya no se trata de una simple aventura poético-literaria, un simple pasatiempo para amueblar el espíritu con suspiros o parrafadas líricas. Aquí se nos enfrenta y sitúa en un nuevo campo de experiencia discursiva y es el lector el que está siendo convocado a participar activamente en este puzzle, pues de lo contrario quedará atrapado en los propios laberintos del discurso, que no son pocos. Se aprecia que ya hemos rebasado el concepto de práctica meramente artística: estamos ante un acontecimiento escritural: el texto se nos despliega en diferentes niveles y dimensiones y es eso lo que el antipoeta necesita recrear una y otra vez en sus múltiples jugadas. Por eso nos previene de cualquier toma de posición simple ante su juego:

A L O       A L O

C O N S T E

QUE   YO   NO   SOY   EL   QUE   HABLA

Es más, el nuevo saber que aquí se inscribe en el suelo del más tradicional de los lenguajes, el que se viste con los atributos de la oralidad, junto con traernos las últimas nuevas nos circunscribe pragmáticamente en el marco conceptual que nos permite situar la operación que se está llevando a cabo:

COMO   USTEDES

PODRÁN   HABERSE   DADO   CUENTA

NOS   ENCONTRAMOS

EN   LA   PREHISTORIA   DE   LA   POESÍA

Llegados a este punto se aprecia que nuestro poeta moderno (prisionero de la visión clásica del mundo o de su destrucción) ha sido circunscrito al espacio discursivo de la literatura, es decir, a esa espacio-temporalidad que recorta los discursos aislados, convirtiéndolos, al decir de Michel Foucault, en meros lenguajes particulares "cuya modalidad propia es la de ser literario" (3).

P O E T A      L I R I C O

PITHECANTROPOS     ERECTUS

I I

No cabe duda que los poetas vanguardistas son un antecedente en lo que se refiere a la búsqueda de construir un modo de comprensión de lo real que escapara al heredado del materialismo decimonónico (negación del principio lógico de identidad, negación de la categoría de causalidad, negación de las formas "a priori" del espacio y el tiempo), asimismo lo fueron en tanto afirmación de la poesía como medio de conocimiento (y no como santuario de la belleza), herencia, como se sabe de los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, el fracaso de ese intento se dejó sentir con toda su fuerza cuando sus propios proyectos terminaron siendo presa de su propio ejercicio de destrucción. Incapaces de trascender las condiciones paradigmáticas del dispositivo modernista se vieron boicoteados desde dentro por sus propias premisas liberadoras y revolucionarias.

Sobre este punto se puede apreciar cómo la antipoesía, lejos de afirmar una poética esteticista del yo y del mundo buscará articular con herramientas lógicas complejas un nuevo campo de producción que ya no será meramente estético ni antiestético. Su práctica deconstructiva y articulación lo lleva a cabo gracias a lo que en otro lugar he llamado la doble articulación del lenguaje y del discurso antipoético (4). Es esta doble articulación la que posibilita que el proyecto antipoético pueda hacerse cargo de la nueva imagen del universo que se desprende de la Física moderna, especialmente de la Teoría de la Relatividad como de la Teoría Cuántica. Pues ambas llevan a conceptos tan inapropiados para la lógica clásica como los de contradicción, complementaridad, casualidad o simultaneidad (5).

En este punto podemos adentrarnos en uno de los textos más controvertidos y extraños de la poética parriana pues como se verá es por medio de su propio andamiaje conceptual que podremos dar el salto a la comprensión. Vayamos al artefacto en cuestión:

E L   M U N D O    E S   L O   Q U E    E S

Y   NO   LO   QUE   UN   HIJO   DE   PUTA

LLAMADO   EINSTEIN   DICE QUE   ES

Más allá de advertir en aquel texto que citábamos antes "Alo Alo / Conste que yo no soy el que habla" o de hacernos cargo del la necesidad de incorporar el principio de contradicción complejo (es decir de complemetariedad compleja) lo que este texto pone en movimiento, es decir, lo que la antipoesía nos pone en escena en su juego es algo aún más radical. Se trata nada menos que de la puesta en escena en contradicción del mismísimo descubrimiento einsteniano acerca de la relatividad de los conceptos clásicos y su significación: en el texto que citamos el observador queda situado como un energúmeno cuyas condiciones de observación son presentadas justo en el sentido contrario que las que nos enseñó Einstein, es decir, bajo un punto de vista absolutista. Aquí Parra introduce la problemática relativista de manera invertida al proponer un parlamento donde se acusa de absolutista a quien precisamente pudo comprobar empíricamente que son las condiciones de observación del observador las que determinan el sentido la observación. Ahora bien, junto con introducir esta problemática al interior del proyecto Parra busca ir más lejos. No sólo le interesa mostrar la imposibilidad de monopolizar la verdadera naturaleza del mundo sino que radicalizará la propuesta einsteniana al introducir la variable del movimiento en el observador, relativizando completamente ahora el universo del observador:

LA   ECUACIÓN   FUNDAMENTAL   DE   LA   DINÁMICA

NO   ES   OTRA   COSA

QUE   LA   ECUACIÓN   GENERAL   ESTÁTICA

VISTA   X   UN   OBSERVADOR   ACELERADO

Aquí ya hemos entrado en otro universo de comprensión y de acción. A la imposibilidad de tener un concepto absoluto de la realidad, pues este depende de las condiciones de observación del observador el antipoeta nos muestra la necesidad de incorporar la variable aceleración lo que vuelve totalmente sin significado cualquier pretensión determinista y absolutistas en el ámbito de las afirmaciones descritas en lo que Edgar Morin llama la banda media, que es la banda en que nos comunicamos cotidianamente (en oposición a la alta, que es la que permite observar y describir procesos a gran escala como en la astrofísica y en oposición a la banda baja, que es la que permite observar y describir procesos a pequeña escala, como en la microfísica).

T O D O    T O D O

N A D A    N A D A

N A D A    E L    P A T O    E N    L A    L A G U N A

Y no sólo se juega con esta visión absurda y dogmática del absolutismo, la antipoesía también nos va haciendo vivenciar las nuevas condiciones en la que el propio sujeto define su identidad, lo que por cierto problematiza aún más la pretensión de objetividad de las observaciones en el orden del paradigma clásico, como lo muestra el texto-tarjeta postal del año 1983 del libro Chistes Parra despistar a la Policía Poesía (6):

YO SOY

+ DE LA NADA QUE DEL TODO

MUCHO + DEL ESPACIO QUE DEL TIEMPO

+ DE LA MUERTE

ME CONSIDERO YO

QUE DEL SEXO

Es esta condición relativa y relacional de lo real lo que nos hace vivenciar la antipoesía. Y es su doble articulación la que nos ubica en un plano bidimensional pues en el ejercicio de desplazar nuestras observaciones a través de la diversidad de puntos de vista y de observadores en movimiento que se ponen en escena, la antipoesía nos habilita a experimentar unificada y diferencialmente el universo antipoético. Un universo-multiverso que operando contradictoria y complementariamente nos hace jugar el "juego de la vida" en un gran concierto de voces cuya armonía, por cierto, no se deja sintetizar, ni reducir, ni atrapar:

COMPAÑEROS

SE RUEGA NO CONFUNDIR

GUE - GUE CON GÜE - GÜE

SE   SUPLICA   NO   CONFUNDIR

EL   ARTE   DE   LA   REVOLUCIÓN

CON   LA   REVOLUCIÓN   EN   EL   ARTE

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Notas:

1) Estas declaraciones de Nicanor Parra aparecen en Leonidas Morales La poesía de Nicanor Parra, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1972, páginas 212-213 y 217
2) Nicanor Parra, Artefactos, Ediciones Universidad, Santiago de Chile, 1972, sin paginar
3) Michel Foucault Las palabras y las cosas, México Siglo XXI, 1984 p.293 Del mismo autor puede verse también Del Lenguaje y la literatura, Barcelona, Paidós, 1996, páginas.63-103
4) César Cuadra Nicanor Parra en serio & en broma, Santiago de Chile, Universidad de Chile, 1997, ver especialmente el capítulo IV (Una poética organizacional: la emergencia del juego) páginas 123-240
5) Estos son conceptos complejos que naturalmente no son tratados en este texto de divulgación, pero podemos citar algunas fuentes bibliográficas en lengua. Castellana. Robert Bruce Lindsay y Henry Margenau Fundamentos de la Física (traducción de Nicanor Parra), Santiago de Chile, Universidad de Chile, 1969. Albert Einstein, Adolf Grünbaum, A. S. Eddington y otros La Teoría de la Relatividad, Madrid, Alianza Editorial, 1984 (9º ed.). L. Barnett El Universo del doctor Einstein, México, FCE, 1992 (13ª reimp.) Werner Heisenberg Física y Filosofía, Buenos Aires, Ediciones Isla, 1959 Edgar Morin La naturaleza de la Naturaleza (El Método I), Madrid, Cátedra, 1986 (2ªed.)
6) Nicanor Parra, Chistes Parra despistar a la Policía Poesía, Santiago de Chile, Galería Época 1983, sin paginar
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15 de mayo de 2005

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