El éxito del I Congreso Internacional de Narrativa Peruana (1980-2005) en la Casa de América de Madrid se debió a su cuidadosa organización y al intercambio de ideas suscitadas por las más de cuarenta ponencias presentadas por escritores de diversas regiones del país. Desde la conferencia inaugural de Mario Vargas Llosa, los congresistas rompieron las "barreras provincianas", particularmente los narradores "obscenamente" jóvenes que ven como "natural" viajar fuera del Perú para mostrar su realidad.
El alto nivel de la mesa en torno a Manuel Scorza y Mario Vargas Llosa, la primera del cónclave, se mantuvo en la mayoría de las sesiones siguientes, gracias, en parte, a la experta conducción de los moderadores. Fructíferas fueron las discusiones de las comunicaciones de Miguel Gutiérrez ("Panorama de la narrativa peruana 1980-2005", Alfredo Pita ("Dinámicas de inclusión y exclusión en la narrativa peruana exilada: la escuela de París"), Alonso Cueto ("Las raíces de la ficción: los tiempos de Vladimiro Montesinos y la historia novelada"), Jorge E. Benavides ("La ley no es la ley: la política en la narrativa peruana de los ochenta"), José Antonio Bravo (" Novela histórica en el Perú"), Mario Suárez ("Identidad y marginalidad en la narrativa histórica") y Fernando Iwasaki ("Mi poncho es un kimono flamenco"), entre otras presentaciones. Notable, por recorrer un territorio todavía menos acotado, fue la mesa sobre la narrativa escrita por mujeres. Destacaron allí las comunicaciones de Rocío Ferreira sobre la interrelación de espacio urbano, sujetos femeninos nómadas y violencia en el imaginario novelístico actual, así como la de Leyla Bartet, quien en "¿Tiene sexo la literatura?" cuestionó las premisas de la mesa y a la vez ofreció una síntesis del quehacer literario de las recientes narradoras y las tendencias evidentes en su prosa. El interés en la novela peruana se hizo presente en la mesa integrada por críticos españoles (Eduardo Becerra, Helena Usandizaga, Eva Valero, Rita Gnutzman) que hoy día la estudian acuciosamente y exploran sus múltiples matices. Ellos estuvieron de acuerdo en señalar la necesidad e importancia de abrir caminos editoriales que faciliten la difusión y estudio de los nuevos valores de la narrativa peruana e iberoamericana. A algunos de los problemas y prácticas intentaron contestar Enrique Cortez (El Peruano), Mario Guevara (Sieteculebras) y Carlos Sánchez Paz (Ángeles y demonios) en la mesa dedicada a "Ser editor en el Perú".
Hubo consenso en calificar de acierto la presentación de Modernidad y culturas americanas. Antenor Orrego. Páginas escogidas, antología publicada hace poco por el Fondo Editorial del Congreso del Perú. En la bien concurrida presentación destacaron las intervenciones de José Antonio Bravo, Carmen Ruiz Barrionuevo y Rocío Oviedo Pérez de Tudela. Poco después resultó impresionante "La noche de los escritores peruanos" con la participación de Iván Thays, Santiago Roncagliolo, Fernando Iwasaki, Mario Suárez Simich, Gustavo Rodríguez, Carlos Sánchez, Borka Sattler y Grecia Cáceres.
Impresiones positivas se emitieron acerca de dos actividades paralelas en homenaje al cuarto centenario de la publicación de La Florida del Inca de Garcilaso de la Vega. El primer día del congreso el Consejo Superior de Investigaciones Científicas auspició la conferencia "Cruzando culturas y traspasando territorios en La Florida del Inca (1605)", dictada por Raquel Chang-Rodríguez. El último día del cónclave tuvo lugar el segundo homenaje al primer gran escritor peruano. En el acto intervinieron José Antonio Mazzotti y Christian Fernández.
No cabe duda de que fueron acertadas tanto la entrega a la Biblioteca Nacional de España de alrededor de doscientos libros publicados por los asistentes al congreso como la pequeña feria de libros en la Casa de América también con publicaciones proporcionadas por los escritores y editores que participaron en el congreso.
El nutrido programa evidenció los objetivos de esta cita cultural:
1) La acogida brindada en Madrid a los narradores y críticos provincianos resultó superior a la que les suele dar la centralista capital peruana, empeñada en perennizar la afirmación "El Perú es Lima", de Abraham Valdelomar. En este contexto, resaltaron en el debate las comunicaciones de Luis Nieto Degregori ("Narradores andinos herederos de Arguedas"), de Ricardo Vírhuez Villafane ("La narrativa amazónica peruana"), de Enrique Rosas Paravicino ("La novela histórica") y de varios ponentes más; y
2) la técnica de la narrativa peruana última ha dado un importante salto cualitativo-cuantitativo no revisado sistemáticamente por la crítica, no obstante que sus discursos están signados por la situación político-social nacional e internacional de los últimos 25 años y por la influencia literario-ideológica de las anteriores generaciones de escritores, especialmente de la del 50, fundamental para entender su desarrollo y evolución.