BIZANCIOY no es tan malo el sol, después de todo, cambiando de lugar su gran martillo.Ebrio un mes tras otro sin tocar la tierra. También yo me distraigo.(el ébano legible de toda herrería del hombre calcina nuestras playas)Y por la noche, cuando el rocío hace castillos de los árboles pacientes, y el silencio alza su puerto en cada gesto,cede la carne desatada por las grandes migraciones de las aves. Por el agua verdedonde enjambres de astros, con sus máscaras de oro, recitan lo sagrado para el ojo tierno.Cuántos navíos ya han cruzado por aquí para encontrar Bizancio.Cuántos maderos sin sentido, flotando sobre el mar algún destino roto.También yo distraído, visible por detrás de los peñascos, aún respiro. Amarrando las barcas de mi ojos.Entre el que soy y el que he perdido, sólo media el cansancio de mi boca.
ARMISTICIO DE CASSANDRA
bajo los almendros erguidos por el torcido abrazo de las lluvias, en este día de marzo en que mi palabra calla lo que dice, dios es una mujer batiendo su borracho muslo sobre los ojos de los hombres más pacientes. Un árbol de piedra que amanece rojo entre la nieve, como un miserable. ¿Pero quién encenderá una vela por nosotros, los vagabundos, monsieur Proust? ¿una sonrisa de cascabeles alrededor de ese río que hospeda toda ruina?
dos soles consuelan el endurecimiento de ese único polvo del camino.
rupturas que piensan que la muerte es más que eso.
18 SHOTS, DYLAN THOMAS Y EL SIMIO DE LA COFRADÍASagrada nuestra culpa de sentirnos vivos -de no crecer más allá de lo esperado-, desciendes con la tarde a compartir despojos: TRAGEDIA llena de ruido, y orina de vencidos que te hace y que te hizo venalidad de tantos. Piojos envueltos en la grosería de los huesos, diamantes sobre el cuchillo de los amores perdidos; doblando el sol por encima de las chimeneas, velludas, largas sobre sus pencos soberbios. Viveza de no pensar en nada. Agilidad en la turba. Morir y no morir siendo extranjeros, en la lengua primeriza de los barrancos. Aquí, bajo las copas alzadas, cada uno inventa el mundo a la justa dimensión de su demencia, de sus perversidades. Cosacos que nos abrazan, y besan en la boca para probar que la alegría puede vestir la herrumbre. Tú inventas un hombre a la justa dimensión de las crecientes. Todas las noticias del mundo en torno a su sombrero. Toda la igualdad y el enfado por quienes soldan cadenas/ corsés de comportamiento -costilla sobre costilla- empapadas de azote. Tú inventas la horrososa tristeza de ser feliz, adormeciendo tu bestia, sumando la insistencia de su miembro en bailes: púrpura despensa que madura respetable a sus degollerías.Y sin embargo esta es tu fiesta, y tu velorio. Hierve el wiskhy, y la manzana vuelve al árbol primero, acariciando la revelación que cita: es trágico vivir como en un sueño. Quieta la noche, bebes. Bebes por el futuro de las costras en la lumbre del buche. Bebes, varón y hembra y despojo, en el espejo destrozado de lo que fuiste: océano inflamado, brotando de la entrepierna de mujeres que violaste al usar por nombres: hombre, amante, vida de cualquiera, hijo de alguno. Bebes, porque corroe fuerte el miedo de ser tú mismo: UN HOMBRE ASESINADO POR UN HOMBRE. Mas no en incendio de manos, una sonora trompeta desbroza el cuero de abrigos y de cuerpos reajustados a su vigilia. Anécdotas memorables condenadas a la elaboración dudosa de sus verdugos. Bocas cicatrizadas, cerradas por los repasos de su propia lengua ...pedazos de palabras que solo otorgan en vano el cansancio de sus rodajas, repites. Venas que brincan la aguja en su perduración inútil, te dices para adentro. Mientras esperas llegue ese vaso, el dieciocho. Pase todo de prisa. Culpable e inocente. La vida.
* Ernesto Carrión. Ha colaborado con la prensa escrita, realizado trabajos de crítica literaria, ejercido la docencia y participado en encuentros literarios fuera y dentro de su País. Ha trabajado en poesía el libro
LA MUERTE DE CAÍN, cuarteto formado por los poemarios:
El Libro de la Desobediencia (2002),
Carni vale, Premio Nacional de Literatura "César Dávila Andrade" (2002),
Labor del Extraviado (2005) y
La Bestia Vencida (inédito).
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aquí15 de julio de 2006