Lomo de buey, pesado / cargador, sistemático / libro espeso: / de joven / ignoré, me vistió / la suficiencia / y me creí repleto, / y orondo como un / melancólico sapo / dictaminé: "Recibo / las palabras / directamente / del Sinaí bramante. / Reduciré las formas a la alquimia. / Soy mago".
El gran mago callaba.
El Diccionario, / viejo y pesado, con su chaquetón / de pellejo gastado, / se quedó silencioso / sin mostrar sus probetas. Pero un día, / después de haberlo usado / y desusado, / después / de declararlo / inútil y anacrónico camello, / cuando por largos meses, sin protesta, / me sirvió de sillón / y almohada, / se rebeló y plantándose / en mi puerta / creció, movió sus hojas / y sus nidos, / movió la elevación de su follaje: / árbol / era, / natural, generoso / manzano, manzanar o manzanero, / y las palabras, /brillaban en su copa inagotable, / opacas o sonoras, / fecundas en la fronda del lenguaje, / cargadas de verdad y de sonido.
Aparto una / sola de / sus / páginas: / Caporal / Capuuchón / qué maravilla / pronunciar estas sílabas / con aire, / y más abajo / Cápsula / hueca, esperando aceite o ambrosía, / y junto a ellas / Captura Capucete Capuchina / Caprario Captatorio / palabras que se deslizan como suaves uvas / o que a la luz estallan / como gérmenes ciegos que esperaron / en las bodegas del vocabulario / y viven otra vez y dan la vida: / una vez más el corazón las quema.
Diccionario, no eres / tumba, sepulcro, féretro, / túmulo, mausoleo, / sino preservación, / fuego escondido, /plantación de rubíes, / perpetuidad viviente / de la esencia, / granero del idioma. / Y es hermoso / recoger en tus filas / la palabra / de estirpe, / la severa / y olvidada / sentencia, / hija de España, / endurecida / como reja de arado, / fija en su límite / de anticuada herramienta, / preservada / con su hermosura exacta / y su dureza de medalla. / O la otra / palabra / que allí vimos perdida / entre renglones / y que de pronto / se hizo sabrosa y lisa en nuestra boca / como una almendra / o tierna como un higo.
Diccionario, una mano / de tus mil manos, una / de tus mil esmeraldas, / una / sola / gota / de tus vertientes virginales, / un grano / de / tus / magnánimos graneros / en el momento / justo / a mis labios conduce, / al hilo de mi pluma, / a mi tintero. / De tu espesa y sonora / profundidad de selva, / dame, / cuando lo necesite, / un solo trino, el lujo / de una abeja, / un fragmento caído / de tu antigua madera perfumada / por una eternidad de jazmineros, / una / sílaba, / un temblor, un sonido, / una semilla: / de tierra soy y con palabras canto.
* De PABLO NERUDA (1956) Nuevas odas elementales (Barcelona: Debolsillo: 2003) 61-63.