El sujeto tiene dos únicas formas básicas de aparecer en una fotografía: por un lado puede ser consciente del acto, y por otra parte puede ignorarlo por completo.
En el primer caso el resultado final se "pervierte", en cierto sentido, al depender de la imagen que de si mismo tenga el sujeto. Si bien es cierto que la habilidad del retratista supondrá la diferencia entre un buen retrato y uno malo, la base que se establece durante una sesión entre modelo y artista representa la esencia de lo que están haciendo, y, en cierta forma, el icono (la imagen) deja de tener tanta importancia frente al Acto (con mayúsculas).
Por otro lado tenemos el retrato robado, sin conocimiento del sujeto. Un robo de su vida privada, y muy probablemente, no deseado. Representa la lucha continua entre el deseo de retratar la Verdad y el respeto por la intimidad ajena. El Acto, en esta ocasión, pierde interés al no existir casi relación entre modelo y fotógrafo y el Icono pasa a ser el elemento primordial, representando el trofeo y el recuerdo en un mismo elemento.
Un Icono jamás podrá representar fielmente al Acto.
Chronicles explora mis propias impresiones del mundo y más concretamente de mi entorno. De lenguaje siniestro y oscuro profundiza en el momento más social del ser humano. Biográfica, positiva y siempre inacabada, esta serie evita contar historias en la medida en que genera preguntas, que son, en esencia, las mismas que yo me hice al fotografiar a estas personas.
Son fragmentos urbanos.
Podrían generar un Todo. Un mosaico en el que apreciar el rumbo general de los deseos o inquietudes de los individuos. Pero, por definición, ese todo sería inabarcable. El artista, aunque lo desea, es incapaz de mostrar fielmente el Acto que generaron los Iconos. Y sin este, el Icono es incapaz de responder a las preguntas que él mismo ha generado.
Espero que el observador vea más allá de la imagen.