Con más de 35 años por los escenarios del mundo, el grupo boliviano Los Kjarkas es considerado como el máximo exponente de la música andina. "Kjarkas" es un término que significa "fuerza, fortaleza" y que sin duda expresa muy acertadamente el carácter de estos músicos indomables, responsables de difundir con la intensidad de sus composiciones e interpretaciones el folklore andino allá donde van.
La historia de la música boliviana y de la andina en general, no podría escribirse sin hacer mención a Los Kjarkas, cuyos componentes actuales son Gonzalo Hermosa, Elmer Hermosa, Gastón Guardia, Gonzalo Hermosa Jr., Lin Angulo y Makoto Shishido. Su primera presentación tuvo lugar en la ciudad de La Paz (Bolivia) en 1975. Ese mismo año representaron a su país en el Festival Folklórico de Brasil. Luego iniciaron sus giras y en 1984 fueron invitados a Japón al X Festival de la canción "más popular del mundo", donde entre 1.827 canciones su tema "Florcita azul" quedó en el décimo lugar. Es conocida la polémica surgida en torno a la famosa Lambada Llorando se fue, compuesta por ellos y que logró gran éxito en todo el mundo. Otros temas emblemáticos de la agrupación son Tiempo al tiempo, Ave de cristal, Bolivia, T'una papita, Imillitay y Chuquiago Marca. En Bolivia protagonizaron el "Evento del siglo" el 6 de Agosto de 1999, ante más de 40.000 personas. Durante su última gira por Europa, entrevistamos a su vocalista principal, Elmer Hermosa.
"El amor se siente de la misma manera en todas las clases sociales"
OM: Los Kjarkas sois considerados los máximos representantes de la música andina. No os identificáis con determinados estereotipos, decís que no sois folkloristas clásicos ni baladistas comunes, ni cantores de protesta comunes. Entonces, ¿cómo definirías tu música o cómo te gusta que sea considerada?
Elmer Hermosa: Creo que somos folkloristas, pero con pensamientos nuevos, obteniendo melodías nuevas, más pegadas a la raíz, manteniendo los ritmos tradicionales de nuestros países andinos.
OM: Os escuchan, hoy día, a nivel nacional e internacional, pero imagino que en los inicios tuvisteis una época en la que no llegabais a la clase media y alta boliviana, por ejemplo. ¿Cómo viviste tú esa etapa y cómo viviste el cambio, cuando llegasteis a más gente?
EH: Yo creo que lo más importante es el camino..., el camino que te trazas para llegar a donde quieres. El principio ha sido duro para Kjarkas, pero hemos demostrado que sí podemos. Y lo más maravilloso: los poemas que hemos escrito para todos (desde un indígena a una persona de la clase alta); yo creo que el amor se siente de la misma manera en todas las clases sociales del mundo. Pienso que la clave del éxito de Los Kjarkas es la perseverancia, la lucha constante, la entrega sincera que tú das, con el alma y el corazón a tu gente, a tu gente que te va a escuchar y va a estar contigo, viviendo cada canción de Los Kjarkas.
OM: Háblame sobre el grupo Chila Jatun (nueva agrupación), que yo sé que tu hijo está ahí y también los hijos de otros integrantes de los Kjarkas.
EH: Chila Jatun es una creación del sobrino Gonzalo (integrante de los Kjarkas), que está dirigiendo, viendo los valores de sus parientes que sin darse cuenta también están destacando. El hijo mío tiene la garganta como su padre y canta muy lindo, sinceramente lo admiro porque veo que tiene mucha energía, no es una voz muerta (...) tiene mucha vida su canto. Yo creo que va a romper muchos corazones.
OM: ¿Cuántas veces habéis actuado en España y en Perú?
EH: Bueno en el Perú más de 200 veces en nuestra vida. Imagínate: hace 30 años que estamos yendo unas cinco, seis, diez veces al año. En España estamos ya unas 10 ó 15 veces. El primer concierto que dimos fue en Madrid, para la reina. Y lo hacíamos para restaurar las ruinas del Tiahuanaco. Estuvo una infanta en el escenario. Fue algo grandioso para nosotros, pero no nos gustó que fuera demasiado cerrado y controlado por toda la seguridad. Recuerdo que estaba llegando del Japón, directo a cantar acá. Yo estaba muy enfermo. No pude conocer nada y los chicos que estaban sanos conocieron mucho de la comida española. Yo la pasé en el hotel y con médicos de cabecera (...) En España la gente que gusta y puede escuchar la música de Los Kjarkas yo creo que la viven y sienten, porque es una música fresca y sincera. En el Perú nos llaman, nos consideran parte de su país, somos peruanos cuando estamos en el Perú. Amamos esa tierra porque es como la nuestra. En realidad son el Bajo Perú, nosotros somos el Alto Perú. Somos hermanos, muy hermanos. Hasta somos descendientes del Imperio incaico.
OM: ¿Cuál es vuestro lugar o país preferido para actuar?
EH: La verdad es que todos los países tienen un rincón en nuestro corazón, cada lugar es una experiencia nueva y un amor, un sentimiento que entra a tu alma y puedes transmitir a ese lugar. Para mí España, Ecuador, Colombia, Argentina... todos los países tienen un rinconcito en mi alma.
OM: ¿Además de Bolivia, en qué país tenéis más público?
EH: En estos momentos, en Colombia o Ecuador. En Ecuador los conciertos son masivos. Son unas 20 mil o 25 mil personas que están viéndote. También en Perú, Bolivia y todos los países que están alrededor. Hemos tenido el concierto más grande en Colombia, con más de 30.000 personas en escena gritando, coreando, cantando con nosotros.
OM: ¿Cuál es tu opinión sobre la música chicha y la tecnocumbia (estilos musicales con mucho público en las clases populares de los países andinos)?
EH: Creo que la tecnocumbia o chicha ha sido una música muy fácil de realizar porque no hay nada nuevo que se haya mostrado. Sólo se busca agarrar éxitos. Primero vamos a definir que es la cumbia-chicha o la chicha. Es un huayno peruano, huayño boliviano, al que se le da una mezcla. Es un equilibrio entre la cumbia y el huayno. Y entonces ellos agarran, si es posible un huayño típico, puede ser boliviano, y le ponen el ritmo de cumbia medio extraña, y suena, como quien dice, la "cumbia chicha". No hay algo nuevo que puedas decir: Así nació la "cumbia chicha" (...) entre el mestizaje.
OM: ¿Qué opinas sobre nuevos fenómenos musicales que llevan incorporados bailes como el reggetón y el perreo?
EH: Son nacimientos de la juventud que quiere buscar cambios en la música. No estoy en contra de ningún ritmo. Cada ritmo tiene su lugar, sus ganas de disfrutarlo, si la gente quiere bailar y gozar yo creo que es sano, mientras haya alegría sana, bienvenido.
OM: ¿Cómo vives tú el fenómeno de la migración? Sobre todo durante las giras por Europa debes tener sentimientos encontrados, al ver al público, que en su mayoría es inmigrante de los países andinos.
EH: Si algo puedo percibir es la nostalgia de ellos al poder encontrarse nuevamente con su música, con su ancestro, con su alma... Con su vida. Es un poco triste para mí ver a los inmigrantes porque sé que si vienen es para mejorar su situación económica o para poder salir de un país que está yéndose posiblemente a la ruina, como muchos países latinoamericanos. No sólo los bolivianos, están los ecuatorianos, colombianos, argentinos, peruanos. Yo creo que no podría criticarlos. Me encantaría, así como trabajan en estos países europeos como España, que también vayan a su país y trabajen de la misma manera. Yo sé que lo harían crecer.
OM: ¿Constituye un aprendizaje esta experiencia para los inmigrantes?
EH: La inmigración es una experiencia para aprender a amar más tu país. Me he encontrado con mucha gente que llora y dice: hoy recién me doy cuenta que amo Bolivia; o amo Perú, amo Ecuador... Y ahí se encuentran. Puedes ser española, puedes ser de cualquier lado, pero siempre eres extranjera. Y la palabra extranjera significa mucho para, digamos, tu naturaleza (...) tus sentimientos (...) tu estabilidad emocional de poder estar en un país, de decir, como acá: "Soy española (...) y puedo vivir, gritar...". No lo puedes hacer en otro país. Yo creo que tampoco ningún latino, ningún boliviano, ningún ecuatoriano, se ha de sentir en España de la misma manera (...) Yo creo que inmigrante es una palabra también un poco triste.
OM: ¿Cómo llevas la soledad? ¿Cómo te sientes después de haber alcanzado la fama?
EH: Yo creo que la soledad es un poco de enfermedad, que a veces no se puede curar. Y es difícil poder sentir un momento de soledad cuando a ti te encanta estar en medio de gentes en tu país, gentes que están contigo. Es un momento tan lindo para nosotros los artistas: sentir el público, la ovación del público, y el griterío. Después llegas al cuarto de tu hotel y estás solo y te sientes abandonado, lejos de todo ese griterío... Es duro y se siente (...) es enfermedad que no se puede curar, y es algo que no se va a curar nunca (...) tienes que saber sobrellevarlo. Pero el camino de Los Kjarkas tiene para mucho más. Tenemos mucho que dar a nuestra gente y nuestra ilusión es llegar al mundo entero.