La fotografía es un lenguaje productor y difusor de sentido y como tal refleja, desde su aparición, las preocupaciones individuales y colectivas del hombre. La mujer y la fotografía, una imagen espejada de autoconstrucción y construcción de la historia (ed. Leviatán, Buenos Aires: 2008) muestra cómo dicho lenguaje acompañó los procesos de constitución de las naciones latinoamericanas y, al mismo tiempo, siguió la amplia y activa participación de la mujer en esa construcción.
Este libro realiza, pues, un recorrido que pone de manifiesto ambas contribuciones e intenta atraer la mirada sobre el fuerte lazo que se estableció entre la fotografía y la mujer, considerando que las condiciones histórico-culturales de una época están vinculadas, entre otras, a sus modos de representación.
Fotógrafos, docentes e investigadores siempre realizan un recorte de la realidad a mostrar. La pertenencia de la autora a los tres grupos y la preocupación por no realizar solamente un recorrido histórico la ha llevado a adoptar una metodología que aborda el tema en su totalidad. Es por eso, que en el libro se consideraron aspectos formales, históricos, iconológicos, semiológicos; contemplando, asimismo, elementos de la sociología, la antropología, la filosofía, la psicología y los estudios de género.
La investigación pone de manifiesto, de este modo, la importancia del análisis interdisciplinario de la imagen, ya que cada disciplina aporta un estrato de lectura diferente que, finalmente, confluye en una síntesis abierta y enriquecida.La indagación realizada se ha centrado exhaustivamente en la Argentina pero, en virtud de la similitud de vidas, anécdotas y significaciones, se ha adentrado también en otros países latinoamericanos y se ha dado cuenta, asimismo, de ciertos aspectos comunes a nivel mundial.
El punto de partida tomado es la década de 1840, en la cual la fotografía ingresa en las naciones latinoamericanas (1) , finalizando aproximadamente en 1940, es decir, abarcando los primeros cien años de este lenguaje.
A fines de los años 1870 aproximadamente, la generación de políticos y pensadores de América Latina se encontraba influenciada por el pensamiento positivista y liberal y, por lo tanto, procuró acercarse a las ideas de "progreso" provenientes de Europa y Estados Unidos. De algún modo, estas ideas y las consiguientes transformaciones económicas y sociales, posibilitaron la apertura de un cambio de cómo imaginar/imaginarse la figura femenina.
Es en este sentido, y como consecuencia de que la huella luminosa de la fotografía dejó sus trazas en esas décadas fundacionales de la sociedad moderna, que se forman algunas imágenes espejadas que se desarrollan a lo largo de esta investigación y que articulan tres aspectos.
El primer capítulo privilegia el rescate de biografías de mujeres fotógrafas anónimas, investigándolas en profundidad. Se basa en narraciones que aportan una semblanza de sus itinerarios y atraviesan el entramado de una época. Se ha privilegiado el rescate de estos ignotos relatos ya que el sentido de la historia puede ser comprendido a partir de producciones muy pequeñas. Estas vivencias están divididas no solamente por países sino, también por actividades, es decir, la fotografía tomada como oficio, como forma de expresión o realizando tareas afines.
Dentro de este primer capítulo, también se realiza un análisis de los primeros censos pues, además de ser reflejos de su época, en ellos se observan interesantes propuestas para el futuro inmediato. Demuestran ser, de algún modo, una antesala de la discusión, que se suscita en los años siguientes, acerca de profundas transformaciones en la organización social.
El capítulo dos recorre aquellos grandes nombres que tuvieron muchísima incidencia en las generaciones que les sucedieron y que, si bien ya ocupan un lugar destacado, se convierten en un modo de homenaje. Se mencionan así, fotógrafas como Grete Stern, Annemarie Heinrich, Tina Modotti y Kati Horna, entre otros. En este mismo sentido, aporta además un somero panorama general internacional.
Por otra parte, la historia de la fotografía está conformada no sólo por la historia de sus autores sino también por la historia de sus aplicaciones, sus usos y todo lo que una lectura transversal implica. La existencia de múltiples prácticas dentro del campo de la fotografía convoca a investigar ampliamente esa historicidad ya que la misma contribuye a la comprensión de este lenguaje y facilita su deconstrucción en diferentes textos visuales. Una de las características principales de la fotografía es su capacidad de producir significado, de donde se desprende su especificidad histórica y cultural.
En este sentido, el último capítulo expone el grado de intensidad de la presencia femenina en los comienzos de la nación argentina, estableciendo atractivos cruces entre anécdotas, vivencias, publicaciones y avisos publicitarios. En el uso y en la recepción de estas imágenes se encuentran dos fenómenos, por un lado la especificidad mencionada anteriormente y por otro, los primeros atisbos de una mujer que se convierte en la protagonista y en la narradora de su propio destino.
La mujer y la fotografía descubre que los relatos de la historia dan cuenta de los distintos sucesos que narran y también provocan imágenes de esos mismos sucesos, del mismo modo que lo hace la figura retórica de la metáfora. En este caso, el doble tratamiento de la fotografía y la mujer torna a las imágenes en documento e implica un acto de simbolización.
Por todo esto, el libro expresa que la fotografía ha formado una imagen espejada. El título refiere, entonces a un doble reflejo: en primer término, el de la mujer fotógrafa y la mujer fotografiada. En segundo término, el comienzo de dos escrituras: la escritura de la historia latinoamericana y el inicio de la historia de la mujer latinoamericana.
Esta misma imagen espejada es el resultado de una historia atravesada por la voluntad. Una voluntad que se manifiesta en el atrevimiento a construirse uno mismo como sujeto actuante y acompañante en la escritura de la historia y, en el atrevimiento a erigirse profesionalmente.
Así, el libro invita a asomarse "a esa voluntad que tal vez nos ayude a encontrar el camino para comprometernos con nuestro propio futuro.