Cuando hay Luna las sombras crecen en la casa,...
Yannis Ritsos
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Libertad en las voces que ocultan el temor del desenlace de fuerzas, constriñe el pensar fluido con la desprevención en los cauces y en las almaradas.
Descompuesta figura de los acontecimientos, reconstruye sintaxis y gramáticas, para hacer de la elocuencia el rito de plazas y salones, por donde se pasean artemisas y ventrílocuos.
En los entornos las diatribas hacen de las suyas y los cadalsos desmenuzan el terror.
El saber en libertad se aposenta en monumentos de antorcha y en rostros severos.
La canción de los olvidados recorre las calles con el perifoneo de la desventura.2
Ajena conquista de espacios sin la medida del tiempo que labora en los misterios del Universo.
Ajeno el destino de todo tipo de seres que no alcanzan a copar el instante.
Ajenas las sombras como recuerdos en los portales y las alamedas.
Ajenidad en las palabras que el viento recoge y acorrala en las entrañas de medusas.
Lluvias tenues en el crepúsculo, dibujan de nuevo los encuentros deleznables de miradas que se cruzan, sin resquicio alguno de ansiedad por la belleza.3
Manos tienden celada en un cuerpo, hasta palpar sensaciones de tersura que despiertan el deseo de entrelazar narraciones sin coraza y fundir las palabras en el crisol de las remembranzas, con cara de instante fecundo.
Noches con la lumbre de ojos que al cerrarse conjuran la intensidad del momento, con ansiedad de siglos.El resplandor de la Luna cobija los movimientos que se entretejen con el palpar de sueños y la tibieza de sábanas frescas.
El Sol descubre la realidad y aniquila otra dimensión del abandono entre brazos de anhelo.4
Largas vigilias en los intentos de sacudir la vida o de remover el piso del estatismo, como quietud que paraliza hasta los sueños.
Los intentos tocan a la puerta de conciencias y agitan las manos para el actuar que encamine los días o que permita el pensar en rebeldía.
Se juntan las aguas donde se acomete la retirada y el tiempo da para el juego de las especies que en conciliación reemprendan el poblamiento del mundo.
Noches blancas y lunas amarillas tachonan las historias con el sumidero de los astros.5
Creación de signos en atmósferas de trazos en el aire y de huellas en las calzadas, regocija el suspiro, los rostros y las miradas de seres que buscan el Sol y encuentran escape a las estrellas.
En el mundo los signos aglomeran tristezas y alegrías, sin la salida que esperan quienes, acosados por el tiempo, recomponen la actitud en la prolongación de llanuras que colindan con ríos, montañas y con el horizonte un tanto perdido en el infinito.
Los síntomas de la creación recrudecen a cada instante el asombro en los huertos de manzanos y colibríes.6
Solvencia de las lluvias que no vislumbran los efectos, sino la entretención en el propio ritmo y en los sonidos que se desprenden de su encuentro con los diversos materiales. En unas partes, con las tejas de latón, en tintineo bronco, y en otras, con choque en los pavimentos, en relampagueo que se confunde con el de las charcas formadas a trechos en el camino.
Las lluvias con su incesante sonoridad no terminan de contarse historias para dar tránsito del ánimo de la noche al día. Las estrellas se ocultan con nubes y todo parece un zaguán de sonoridades rocosas y de esperanzas en busca de silencio.7
Callejas en la lumbre de las ausencias significarán ventiscas humanas, silencios de incógnita, a la caza de respuesta en las fachadas herrumbrosas. Derrames de relatos recogen los aportes sifilíticos de los poetas malditos, con el temor de deletrear sus rostros ya fijados en los manuales de tedio.
Siguen las repeticiones cobrando imágenes desdibujadas en la niebla, por los corredores de la inocencia.
Al final, los periódicos registran crónicas con los pormenores inventados de las vidas que debieron ser.8
Sensaciones en tropel diluyen la visión del mundo para encaminar ideas e imágenes, o fantasías, por rutas desconocidas e indescriptibles.
Cada sensación parece un pulso que asedia la piel y pellizca el corazón de cara a las piedras destrozadas, en los derrumbes de la vida, con historias de siglos.
Centurias de forajidos en las reseñas color pastel, recubren las pisadas que brotan por lugares inesperados.
El paso del tiempo destiñe las cosas y enciende las nuevas miradas en la antesala de la concordia.9
El silencio que se desprende de las músicas del alma, reconforta espacio circundante y tiende sobre la historia una pausa ajena a diatribas y conflictos.
Música, música del alma.
Cuando el pensar son ritmos, melodías, sonidos nada más, la razón cesa en buscar explicaciones y cede el paso al mero placer que sostiene la música en el espíritu.
Vagas formas que integran el silencio en la honda conmoción de la sinfonía número uno de Gustav Mahler, "El titán".Música, música del alma.10
Rutilante el sendero de las cacofonías y de las primicias anunciadas, en pregones de la tarde.
Destella el silencio en labios al encuentro.
Cantilenas se expanden por los refugios de fugitivos desconsolados en medio de aires, con el signo del extrañamiento.
Músicas de árboles y pájaros compiten con la tristeza del arrebol que rubrica el silencio, en rostros extenuados de tanta espera.
Cerca cunde la algarabía de espaldas a cualquier signo del desamparo.
Fríos entre lluvias y nieblas calan los huesos y encienden el sentido del jazz y los blues en la radio.
(*) Carlos-Enrique Ruiz (Manizales, Colombia, 1943). Ingeniero de Caminos. Director-fundador de la revista Aleph (1966 - ...), con 42 años de existencia y 145 ediciones a junio de 2008. Profesor emérito y honorario de la Universidad Nacional de Colombia. Doctor h.c. en Humanidades. Miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. Se ha desempeñado como director de la Biblioteca Nacional, en la dirección universitaria y profesor siempre.. Director de la Cátedra Aleph en la Diversidad Nacional de Colombia. Autor de Decires (1981), Imaginería de caminos (1989); Sesgo de claveles (2004); Nociones del vigía (2005); Las lluvias del verano (2006); Tregua al amanecer (2007); Cien años en el espejismo de la nostalgia (2007). Reportajes de Aleph - Selección (2007). Ensayos, artículos y poemas suyos han sido publicados en algunas revistas internacionales.