El nombre de nuestra revista, Ómnibus, significa "para todos", y ese es el objetivo que nos hemos trazado, desde la fundación de la revista en 2004. Para todas las formas de cultura, en sus múltiples manifestaciones, y para todos los lectores alrededor del mundo. Con Internet hemos roto barreras de tiempo, pero también y sobre todo barreras geográficas. Hoy tenemos miles de lectores en toda América, desde Canadá hasta Argentina, en toda Europa e incluso en Asia, donde profesores de universidades chinas nos han pedido permiso para traducir algunos de nuestros contenidos.
Varias décadas atrás, algunas revistas culturales impresas pasaron a la historia aun con un solo número editado, por la fuerza y la vanguardia de sus ideas. Y durante muchos años, e incluso ahora, las revistas culturales impresas se editan con dificultad para un número reducido de lectores y limitadas a un ámbito geográfico. Internet ha cambiado todo esto, al ampliar el escenario geográfico y de lectores en tiempo real, y al expandir el espacio de los contenidos y dar cabida a las diversas expresiones de la cultura. El punto de quiebra que es la distribución para las revistas impresas ha quedado superado por la amplitud geográfica y el acceso libre que brinda Internet.
Hoy podemos asegurar que la cultura en Internet goza de buena salud y que esa salud mejorará aún más en el futuro a medida que se consoliden los sitios web dedicados a su divulgación, y a medida de que los proyectos y las entidades culturales confíen en Internet como canal de promoción de sus ofertas y de interlocución con los internautas.
De hecho, hoy existe un movimiento cultural muy importante en Internet, con millones de ofertas en tendencias y contenidos. Un gran movimiento potenciado por el libre acceso a Internet, abierto a las millones de personas con inquietudes culturales que no pueden editar en papel. Lo cierto es que la mayoría de las revistas culturales impresas cuentan con la financiación de organismos públicos o privados, y no todos pueden acceder a esas subvenciones. De modo que Internet se ha convertido en un canal fundamental para publicar los aportes de muchísimos creadores en todas las manifestaciones culturales.
A pesar de las enormes ventajas de Internet, cierta parte de los Estados y de la sociedad aún no confían en la Red. Mientras muchos sectores de la economía han encontrado en Internet el medio eficaz para hacer negocios, la cultura todavía no termina de vincularse a esta rueda. Para las administraciones públicas y numerosas entidades privadas, sólo valen las revistas culturales impresas, y uno de los retos del I Primer Encuentro Internacional de Revistas Digitales Culturales fue demostrarles que nuestras revistas son tan profesionales y tienen tanta calidad como las impresas, con la ventaja de que llegan a mayores públicos y escenarios geográficos más amplios gracias a Internet.
Salvo por los costes de impresión y distribución, las revistas digitales cuestan lo mismo que hacer una revista impresa. Nuestras revistas están compuestas por equipos estables y profesionales, en cada número seguimos los mismos procesos de producción y edición de las revistas en papel, y lo único que nos diferencia es el soporte en el cual publicamos nuestros contenidos. Por lo demás, incurrimos en los mismos costes y esfuerzos, y nos servimos de Internet para llegar a más públicos, con mayor rapidez y cobertura geográfica.
El mundo académico ha sido uno de los primeros en reconocer nuestra contribución, y muchos de nuestros artículos de Ómnibus aparecen citados en estudios y ensayos de universidades de América y Europa. En cada número brindamos contenidos de literatura, tanto ensayos como creación, arte, multiculturalidad, fotografía, reseñas y novedades, y nuestra sección La Mirada Maldita explora con una visión ácida la actualidad. En cada edición presentamos un dossier con variados contenidos y visiones diferentes sobre un tema clave de la cultura. Así mismo, ofrecemos ediciones especiales de los congresos que hemos realizado en Europa y América en el ámbito de la literatura y en general de la cultura hispanoamericana.
En Ómnibus hemos aprovechado las ruptura de barreras geográficas de Internet para tejer una red de más de un centenar de firmas de primer nivel a ambos lados del Atlántico. Se trata de profesionales de diversas disciplinas, de más de 20 países, con quienes ofrecemos perspectivas entrecruzadas sobre temas culturales de gran variedad. Nuestra visibilidad internacional no sólo depende de nuestros esfuerzos desde Madrid, sino de la contribución de nuestros colaboradores en sus países.
Somos la revista intercultural del mundo hispanohablante porque, desde nuestros comienzos, hemos potenciado la promoción de las distintas manifestaciones culturales de cada uno de nuestros países, que ofrecen una enorme riqueza que debemos compartir. En este sentido no somos simplemente una revista cultural española, sino internacional, que da cabida a una amplia gama de contenidos culturales de muy diversos orígenes.
Y en estos cinco años de recorrido en la Web hemos acuñado el término Ecología Cultural, para definir nuestra misión como defensores de toda la riqueza cultural en nuestros países, que no tiene cabida en las revistas tradicionales en papel, ni en los medios tradicionales de comunicación, ni en la llamada industria cultural. Aquí vale decir que nos oponemos al pensamiento único cultural generado por una industria que quiere convertir las expresiones culturales en productos de compra y venta. La cultura es mucho más que productos culturales puestos en el mercado para el consumidor, y esta es la visión con la cual defendemos con nuestro trabajo la gran riqueza y diversidad cultural del mundo hispanohablante.
Internet nos permite establecer redes de solidaridad cultural, que son el camino para salvaguardar el trabajo de innumerables creadores en el amplio abanico de la cultura, y abrir espacios internacionales de debate y defensa de todas las expresiones culturales.
Internet ha cumplido 5.000 días de existencia y en este tiempo hemos visto, sobre todo en los últimos años, la formidable explosión de vida cultural que ha producido en todo el mundo. Ahora casi cualquier creador cultural puede abrir su propia página en la Red para enseñar su producción, pero ante el crecimiento exorbitante de sitios web, los mayores problemas a los que nos enfrentamos ahora son la visibilidad de esas páginas, de nuestras propias revistas culturales, y la supervivencia en el tiempo.
En Ómnibus hemos enfrentado el reto de la visibilidad gracias a nuestro crecimiento en red, con la contribución de firmas de distintos países. Esto nos garantiza no sólo un crecimiento progresivo de los lectores en un número de países cada vez más grande, sino una mayor oferta de contenidos y de perspectivas sobre muchas esferas culturales.
Y acerca de nuestra supervivencia en el tiempo, Internet nos ha demostrado que nuestros contenidos tienen una duración, en cierto sentido mayor a la que tendríamos si editáramos en papel. Aquí nos ha sorprendido descubrir que algunos de los artículos publicados hace cuatro años tienen tantas o más visitas incluso, en varios periodos de tiempo, que los contenidos de nuestros últimos números.
Así que el tiempo y la redes gracias a Internet están a nuestro favor y a favor de la cultura, en el concepto más amplio de la palabra. Sólo nos falta tener el reconocimiento de las esferas públicas y privadas como revistas culturales profesionales, con las ventajas añadidas que brinda Internet, que en suma significa más lectores y más países. Nosotros estamos comprometidos y hemos apostado por la cultura; ya es hora de que las administraciones públicas y entidades privadas también lo hagan. La cultura es el bien más democrático del mundo. Supone libertad y fraternidad. Y es un bien que disfrutamos y creamos entre todos.