Uno de los temas recurrentes en muchas tertulias literarias es la diferencia entre fantasía, ficción, y ciencia ficción. Sin ánimo de acabar esta discusión infinita, me gustaría hacer algún comentario sobre un par de cuentos de Cortázar desde el punto de vista de un aficionado a la ciencia ficción.
Para empezar, podríamos decir (no es ninguna idea nueva) que la diferencia entre fantasía y ciencia ficción es que un lector de fantasía sabe que lo que está leyendo es imposible, mientras que a uno de ciencia ficción se le quiere convencer de que lo que está leyendo podría ocurrir. No es una definición rigurosa, obviamente; es verdad que los cuentos con dragones son fantasía porque todos sabemos que los dragones no han existido, pero podría haber planetas donde sí existiesen, con lo cual los dragones también se podrían colar en la ciencia ficción. En realidad, ningún criterio para distinguir entre géneros puede ser muy riguroso.
¿Qué es realmente lo que caracteriza a la ciencia ficción? Buena pregunta, sobre la cual los aficionados a la ciencia ficción somos incapaces de ponernos de acuerdo. Una idea que a mí personalmente me gusta bastante es que la ciencia ficción se centra en la especulación coherente sobre alguna posibilidad, con la aclaración no del todo innecesaria de que "coherente" no es lo mismo que "verosímil" ni "análisis riguroso". Por ejemplo, las ucronías, o historias alternativas, suelen considerarse un subgénero de la ciencia ficción en vez de novelas históricas; yo argumentaré sin demasiado fervor que esto se debe a que especulan sobre un conjunto muy concreto de posibilidades, a saber, desarrollos alternativos de la historia, como qué habría ocurrido si los rojos hubiesen ganado la guerra civil, y se les exige una mínima coherencia (no sirve que ganen porque Franco se pone de su lado).
El criterio anterior puede ser un poco sorprendente, porque mucha gente tiende a asociar ciencia ficción con robots o planetas. Bueno, sí... y no. Verán, hace algún tiempo vi en la tele unos dibujos animados sobre unos jinetes robóticos que cabalgaban sobre monturas biónicas conduciendo rebaños de animales mutantes y disparando unas pistolas de rayos láser que se encasquillaban. ¿A qué género pertenece esto, a la ciencia ficción, o es una de vaqueros? Aquí conviene hacer la observación de que una ambientación futurista no implica ciencia ficción, de la misma forma que una novela policíaca podría estar ambientada en el Japón medieval.
Después de esta introducción, podemos plantearnos la pregunta de si Cortázar escribía ciencia ficción, como se ha escrito en algunos sitios.
Empecemos por lo obvio: Cortázar no se distinguió por ser un autor de ciencia ficción. La cuestión es más bien si algunos de sus cuentos se podrían considerar ciencia ficción; más en concreto, se cita como ejemplos de esto a "Casa tomada" y "La autopista del sur", dos de sus cuentos más conocidos.
Seguro que Usted ha leído "Casa tomada"; es ese cuentecito corto sobre un hermano y una hermana cuya casa va siendo "tomada" a trozos por alguien misterioso (pero conocido por los habitantes de la casa). El tema es, desde luego, apropiado para la ciencia ficción. El problema es que en ningún sitio del cuento se nos dice nada sobre quién está tomando la casa, o cómo lo hace, o por qué. La verdad es que el cuento no contiene mucha especulación; habla mucho de los habitantes de la casa, pero nada de la toma de la casa. Más que ciencia ficción, parece un cuento de terror, sólo que tampoco sería apropiado este género para una historia que habla tanto de los recuerdos y rutina de una pareja de hermanos algo mayores, en vez de regodearse en detalles terroríficos.
Quizás la primera frase del cuento nos dé alguna pista:
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.
Parece claro que el cuento es, en realidad, una metáfora; es fácil encontrar en la web varias interpretaciones, como que la casa es en realidad Argentina durante los primeros gobiernos peronistas (Cortázar se autoexilió un poco como los protagonistas del cuento), o el planeta entero invadido por el hombre, o el cuerpo de una persona siendo tomado por la vejez. Sea la casa lo que sea, está siendo perdida en un proceso degenerativo, sin que nadie la tome, de aquí que nunca se hable de los tomadores.
La ciencia ficción no es un género que se distinga por su uso de metáforas, sino más bien por su claridad expositiva. "Casa tomada" no es así, desde luego; no especula, no explica, no desarrolla; es sólo la exposición de una metáfora (que no es poco).
Veamos el otro cuento sugerido como ejemplo de ciencia ficción de Cortázar, "La autopista del sur". En este caso, un fenomenal atasco inmoviliza el tráfico en una autopista entera durante meses y meses (los protagonistas pasan un invierno en sus coches sin poder moverse más que unos cientos de metros).
De nuevo nos encontramos con una idea que encajaría perfectamente dentro de la temática de la ciencia ficción. ¿Qué pasaría en una situación así? ¿Cómo sobrevivirían los viajeros? ¿Qué querrían hacer, y cómo se organizarían? ¿Cómo se transmitiría la información a lo largo de la autopista? ¿Apartarían la mayoría de los coches a las cuentas para poder llegar a un sitio y sobrevivir?
Pero Cortázar no se preocupa de estos temas que centrarían la atención de cualquier escritor de ciencia ficción. La comida va apareciendo en un coche rojo de una forma que sugiere estraperlo, aunque también consiguen algo de unos "vecinos hostiles" que viven cerca de la autopista. Los viajeros no hacen nada sino esperar, y la situación adquiere un tono demasiado absurdo como para pensar que el autor se ha preocupado por la coherencia o verosimilitud del cuento.
En realidad, "La autopista del sur" es otra metáfora, en este caso sobre el atasco que son en realidad nuestras vidas. Vivimos atrapados en una rutina rodeados de unos personajes; un día "nuestra fila se mueve" y pasamos a estar atrapados en otro sitio y rodeados de otras personas con otras rutinas. Esta es la razón por la que Cortázar ignora toda la problemática que habría aprovechado un escritor de ciencia ficción; ¿por qué se iba a preocupar de dónde sale el agua? Él nunca quiso especular sobre cómo sería la vida en una autopista, se limitó a hablar de relaciones personales.
Así pues, yo diría que estos cuentos no son realmente ciencia ficción.
Pero. Las metáforas empleadas son tan poderosas (o ambiguas) que permiten interpretaciones muy amplias, y los cuentos pueden ser leídos de varias formas; esto, junto con los temas usados, hacen que estos dos cuentos, colocados en mitad de una colección de cuentos de ciencia ficción, puedan dar perfectamente el pego. Quizás sea esto lo que ha hecho que alguien los etiquete como ciencia-ficción.