El continente americano, un planeta dentro del planeta. Cuántas veces lo oímos repetir o lo leemos en los textos de quien, como nosotros, intenta dibujar un cuadro de conjunto del “nuevo mundo” para poder definirlo en términos políticos, sociales y sobre todo geoestratégicos. Efectivamente el tesoro de esta parte del globo terrestre reside principalmente en los inmensos recursos naturales que posee, en la superficie y debajo de esta, y que lo colocan, en estériles términos de porcentajes, entre los primeros en “reservas” de minerales preciosos, hidrocarburos, agua, biodiversidad animal y vegetal. A partir de este dato se comprende por qué aún hoy las Américas se describen a través de la perpetuación histórica del concepto de “El Dorado”.
Sus primacías son visibles incluso en las estadísticas de incremento demográfico, por amplitud de mercado, aumento del producto bruto interno y estimaciones de crecimiento macroeconómico. Y no solo los recursos humanos y los posibles millones de consumidores hacen de este continente el campeón de las clasificaciones y los índices mundiales. Una historia de violencias, atropellos y opresiones desde hace por lo menos quinientos años no tiene igual en otras tierras; al mismo tiempo hay una historia de resistencias, supervivencias y batallas de liberación únicas, que han modelado a través de los siglos la imagen de un continente rico en inspiraciones heroicas y ejemplos de dignidad con pocos iguales.
A pesar de que son poco investigadas en su totalidad de relaciones intracontinentales, las historias –entendidas como plural de toda esa historia relativa a cada Estado nacional de las Américas– demuestran la capacidad de proveer instrumentos evolucionados de respuesta a la complejidad de las relaciones sociales, ofreciendo, según el caso, propuestas innovadoras de democracia, participación civil, organización social, defensa de los derechos y valores humanos. Un ejemplo, probablemente, que se convertirá también en un recurso útil para la vieja Europa, en estancamiento crónico de ideas.
En particular, el estudio de la actualidad política, social y geoestratégica de esa parte del continente, que para simplificar definiría “al sur del río Bravo” (que divide el Estado federal de México de los Estados Unidos de América), requiere una interdisciplinariedad no siempre intelectualmente natural, sino que se hace necesaria si se quiere trazar un perfil real de la compleja relación existente entre vida social, ambiente e historia, que han demostrado saber valorar los habitantes desde México hasta la Patagonia argentina.
Un ejemplo, entre los muchos posibles, que explique las dificultades y las capacidades que se necesitan, podría ser el de poner en relación los grandes desafíos infraestructurales que el continente anhela para progresar en términos de movilidad, y en consecuencia de desarrollo, con los derechos ancestrales de las poblaciones indígenas “en aislamiento voluntario”, como dicen, que hasta hoy han decidido no entrar en contacto con nuestro mundo, evitando un encuentro físico, incluso sólo casual, por más de 500 años, aun continuando su migración nómada milenaria, protegidas por el ambiente tropical todavía virgen del que forman parte. ¿Quién programará, quién velará por que las carreteras, los puentes, los puertos fluviales en construcción, de “instrumentos de desarrollo” no se transformen, por enésima vez, en “arma de exterminio”?
Foto por Camen Delgado
Con una hipotética mirada en vuelo de ave desde lo alto de los Andes, la selva abajo parece un océano verde. Un solo tapete, infinito, de color verde siempre igual. Pero sabemos que cada árbol, cada hoja, incluso cada raíz, no es nunca igual a otro. Cada uno tiene su historia, su cuento, su dignidad. Este es el concepto en la base de la modesta experiencia del Observatorio Informativo Selvas.org –fundado en 2001, en plena crítica al valor de la globalización por parte de millones de personas en el mundo, organizadas en minúsculos o enormes movimientos sociales–, y que ha querido ofrecer una propuesta periodística que saldara parte de la enorme deuda informativa que en el “Viejo Continente” hemos acumulado peligrosamente.
Mailer Mattié, en sus escritos, en sus análisis, representa en modo auténtico esta visión del alma del planeta. La mirada desencantada que sin embargo ofrece el corazón a la búsqueda de las fuentes de los documentos, para poder transmitir al lector no sólo meras nociones bibliográficas o un relato ordenado de los eventos, que es el objetivo primario del periodista, sino razones humanas y descripciones ambientales que ayuden a comprender la complejidad de las relaciones entre el evento y su historia, entre la crónica y la duda. A menudo es precisamente la crítica consciente, que nace de la duda, el argumento implícito y velado de los análisis que nos ofrece, esa duda que es aplicable a todo excepto a algunos valores imprescindibles que están en la base de los derechos humanos y sociales.
Esta colección de artículos de Mattié, aunque subdividida o encasillada en grandes temas, emana esa serena visión de conjunto que atraviesa la curiosidad de lo particular y logra describir lo global. Como un cuadro impresionista, una pincelada seca tras otra, mágicamente mantiene en el mismo nivel de atención tanto la reconstrucción general de la escena como el detalle de lo singular: el resultado del conjunto es con seguridad de fuerte impacto y revela a todos nosotros la existencia de un mundo que, a pesar de haber existido siempre, necesitaba una mirada minuciosa y segura que lo pudiera describir y hacer redescubrir.
El conjunto de los escritos de esta colección, todos puntualmente documentados, se transforma a su vez en documentos que necesariamente nos servirán para comprender un poco más el planeta que debemos compartir todavía por mucho tiempo y nos recuerdan que este no nos pertenece, sino que “nos fue sólo prestado por nuestros hijos”. Gracias, Mailer.
(*) Libro disponible en Libros en Red:http://www.librosenred.com/libros/laeconomianodejaverelbosquearticulos20022006.html
(**) Presidente del Osservatorio Informativo Indipendente sulle Americhes (http://www.selvas.eu)