La historia del siglo XX español ha sido para las mujeres de este país unas de las más duras pruebas para su condición femenina en su larga travesía por la reivindicación de sus derechos. Desde la situación social casi feudal heredada del siglo anterior, la esperanza que significó la segunda República, su participación en la guerra civil, el sojuzgamiento sufrido durante la dictadura, hasta su lucha actual por la igualdad y la paridad. En cada uno de estos momentos ellas han tenido que soportar un plus de sufrimiento a causa de su condición de mujer.
Están pues todavía inéditos muchos testimonios de esa lucha y sufrimiento. Sobre todo ahora, que la sociedad va tomando conciencia de los problemas pasados y presentes del género. Ahora que algunos autores aprovechan esta sensibilidad social para lanzar títulos que aportan poco a los objetivos de mostrarnos lo sucedido para no repetir viejos errores y reivindicar su papel en la historia.
En este sentido, y en algunos otros, la novela de Carmen Alcalde, Vete y ama (Ediciones Carena, 2005, 131 pp.), es un aporte y un acierto. Nacida en Girona en 1936, la vida de esta periodista, poeta y ahora narradora, ha estado signada por lo que significa ser una librepensadora desde lo tiempos del franquismo hasta hoy.
Vete y ama es sin duda una obra de ficción, pero no es el resultado de un trabajo de investigación volcado en un producto narrativo; trashuma una experiencia vital y toda la carga emocional que ello conlleva. Es la odisea vital en la que convergen en una sola vida -la del personaje principal- muchas de las circunstancias vividas por infinidad de mujeres españolas.
Usando un tono autobiográfico el personaje-narrador va relatando la vida de una mujer de provincia y cómo influyeron en su vida las instituciones tradicionales de la sociedad. Las relaciones familiares, el colegio y la universidad, la religión y la iglesia o los partidos políticos. Al mismo tiempo la trayectoria intelectual seguida a través de sus lecturas; las esperanzas y decepciones que la llevan desde el cristianismo al comunismo, pasando por creencias esotéricas. La permanente necesidad de creer en algo que dé sentido a su existencia como un fin al que debe aspirar todo ser humano.
El amor y la sexualidad son también camino y descubrimiento en medio de la represión de iglesia y estado que reducen a la mujer a la categoría de objeto y, en el mejor de los casos, a la función reproductiva. La lucha interior por asumir una opción diferente que la enfrenta a la anatematización moral y legal.
Todo esto hace que en la novela se respire un constante cuestionamiento y una permanente insatisfacción que la autora matiza con una visión poética que reafirma el valor de la vida y lo vivido. Un sentimiento de amor místico que se entronca con el concepto griego de ágape y que nos hace tener conciencia de la necesidad de amar a nuestros semejantes como la única opción moral válida para la humanidad.
Carmen Alcalde, Girona, España, 1936. Estudia en Barcelona y Madrid Periodismo y Filosofía y Letras. Se inicia como colaboradora en el diario Los Sitios de Girona y en la revista Destino de Barcelona. Publica en Madrid varios libros de poesía. Fundadora y directora del semanario Presencia (junto a María Rosa Prat), que en su primera época sufre la censura franquista de la prensa y con la llegada de la Ley Fraga es expedientada, multada y secuestrada en numerosas ocasiones y su directora procesada con frecuencia. Colaborará con las revistas Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, Destino y el Periódico, revistas secuestradas en ocasiones por artículos de la autora. Nombrada Jefe de Sección en el Diario Femenino es despedida a causa de una encuesta entre grandes personalidades del momento sobre "Divorcio, si. Divorcio, no", debido a una colaboración del profesor José Luis Aranguren