Leonardo Padura

Leonardo Padura

TEJIENDO HILOS EN COMO POLVO EN EL VIENTO DE PADURA


Por Pedro García Cueto

Crítico y escritor español


Leonardo Padura nació en 1955 en La Habana y ya ha alcanzado un alto grado de gran novelista con novelas tan afamadas como El hombre que amaba los perros, Herejes y otras muchas, muchas de ellas merecedoras de importantes premios, a la vez que dio vida a Mario Conde, ese inspector en novelas como Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, etc.

Padura conoce muy bien el mundo cubano, late en él el hombre que observa minuciosamente un universo poblado de seres que quieren volar alto, pegados al suelo, en busca de una felicidad que se les niega. Llega este fresco, esta novela río titulada Como polvo en el viento, como si el paisaje de luz en el que se envuelve la Habana fuese también el de las perdidas, el de los desencuentros, el lugar de las decepciones.

A través de un grupo de personajes, la novela va trazando el panorama de unos seres que quieren huir, de los exiliados que saben que marcharse no es una forma de olvidar sino de retener el dolor para siempre. La ventaja de la huida es poder vivir mejor, aunque por dentro siga sangrando la herida. Como sucedió con nuestros exiliados españoles después de la Guerra Civil un espacio de nadie alumbra a estos perdedores que bailan en la noche buscando un amanecer que no llega.

Personajes como Adela y Marcos son mirados por Padura como un entomólogo que quisiera trazar sus perfiles en cada renglón. Adela es contemplada como si fuese una estatua que nos alumbra en su sexualidad:

“Un sentimiento invasivo de su femineidad la detuvo ante un espejo vertical atornillado contra la puerta trasera del baño y observó su desnudez: sus caderas generosas, su monte de Venus oscuro, hirsuto aunque bien podado, sus senos pequeños, turgentes, coronados con los pezones color canela, su vientre terso, sus muslos de carne firme y sus glúteos prominentes”.

Padura mira a Adela y la hace mirarse en el espejo, contemplando la belleza que se niega a resplandecer, como las vidas de sus personajes que aman pero que no esperan ser amados.

También viven en la novela muchos otros personajes, la madre de Adela, Loreta, Horacio, Irving, Joel, todos ellos van trazando un paisaje sentimental que Padura sabe pintar con palabras.

Es importante la mirada de Padura a las ciudades, son seres que respiran, viven, con autonomía, Cuba vive en Miami y así lo describe el autor:

“En los restaurantes de Hialeah se comía comida cubana y en los cafés se bebía café cubano…”

Y la tortura infringida por el gobierno castrista asoma como una lacra, cuando Irving es torturado, vive en el libro la denuncia a un régimen que no perdona, que solo puede ser mirado con odio o con admiración:

“La celda del edificio colonial donde lo habían colocado tenía una cama con bastidor de alambre cubierto por una colchoneta, era húmeda y fría en esa época del año…”.

 Toda la novela va trazando perfiles de seres que quieren huir, que saben que la mayor condena es la permanencia, como en el momento en que Horacio ve a un haitiano, cuando se halla en el centro de refugiados.

Leonardo Padura va vistiendo la novela de una prosa que cala entre nosotros, al compartir la vida con estos seres en derrota nos sentimos también alejados del paraíso, envueltos de nuevo en la madeja del exilio. Es allí donde triunfa la novela, en esa tierra de nadie donde los personajes respiran un tiempo que no les pertenece.

 Como Darío que se marcha y se vuelve apátrida, expresión que enfatiza Padura para hacernos ver que ya no hay derechos, es un ser borrado por la faz del tiempo.

Padura teje hilos en esta novela cuyo título Como polvo en el viento, nos sugiere que solo somos polvo, ceniza que va cayendo en el tiempo. Dejamos una huella leve en el devenir de la existencia y nuestras vidas se borran como estos personajes que se aman, que huyen, que odian o que buscan un edén sin saber que no hay ninguno en realidad.

Cuando la novela termina, te sientes Marcos, Horacio o cualquiera de esos seres a la deriva, todos somos exiliados de un tiempo que no nos reconoce. Una gran novela que llega al corazón.


TÍTULO: COMO POLVO EN EL VIENTO

AUTOR: LEONARDO PADURA

EDITORIAL: TUSQUETS

PÁGINAS: 669

AÑO : 2020