Carlos Oquendo de Amat

CARLOS OQUENDO DE AMAT EN GRECIA


Por Sylvia Miranda

Poeta y ensayista peruana

 

Es de celebrar una edición bilingüe de la poesía de Carlos Oquendo de Amat al griego, (1) y más que ésta haya llegado en una fecha tan propicia para Grecia y el Perú, como fue la conmemoración en 2021 de los 200 años de sus respectivas independencias. Asimismo, que tanto la Embajada del Perú en la República Helénica como el Instituto Cervantes de Atenas, junto a la Editorial Aparcis, hayan estimado que esta traducción sería la mejor forma de celebrarlo y que la poesía de Oquendo fuera la que fortaleciera los fraternales puentes entre nuestras culturas.

Este libro se originó como un proyecto presentado por la Embajada del Perú en Grecia, en coordinación con la Dra. Claudia Costanzo responsable de la edición, resultando entre los elegidos en el concurso sobre proyectos culturales convocado por la Dirección General de Asuntos Culturales del Ministerio de Exteriores del Perú, bajo el marco de las celebraciones del Bicentenario. El esfuerzo, en este sentido, de la Embajada peruana en Grecia y de su Encargado de negocios, Sr. Pedro Pablo Delgado Hinostroza, han sido fundamentales para el logro de esta obra.

El hecho de que se trate, además, del primer título de una colección destinada a difundir entre el público heleno la literatura iberoamericana es una elección significativa por tratarse de una de las obras más señaladas de nuestra vanguardia histórica. La vanguardia, por su propia naturaleza, es ruptura y consolidación de un proceso, que en la literatura iberoamericana se fue fraguando desde finales del Modernismo. Recordemos que el propio Rubén Darío fue el primero en comentar y publicar, en La Nación de Buenos Aires, el Manifiesto futurista de Marinetti aparecido sólo un mes y medio antes en Le Figaro, París, 1909.

Como comenta, Claudia Costanzo en su “Introducción”, no deberíamos olvidar que “el gran aporte de las vanguardias europeas fue sistematizar y difundir cambios profundos que en la literatura se remontan a Lautréamont y Laforgue, quienes a pesar de los esfuerzos de reapropiación francesa eran iberoamericanos”. (2) Efectivamente, ambos poetas nacieron y pasaron su primera infancia en universos culturales propiamente mestizos, propicios a la eclosión de contrastes, un mundo en cierto modo surrealista avant le surréalisme. Quizás haya algo de esa peculiaridad vivida, en el famoso hallazgo fortuito entre un paraguas y una máquina de coser en una mesa de operaciones, propuesta por la hipersensibilidad de Lautréamont en Los cantos de Maldoror (1869). Por otro lado, al alba del siglo XX, otros nombres se seguirán sumando a este cambio de espíritu, de concepción de la vida y de la palabra, de las que surgen poetas como el chileno Vicente Huidobro y su Manifiesto Creacionista de 1914, o el mexicano José Juan Tablada y los poemas sintéticos de su libro Un día, 1919, influencias que debemos resituar y revalorizar en todo su alcance.

Entre los peruanos será José María Eguren, poeta de un simbolismo alejado de toda retórica, quien señalará con Simbólicas, 1911, la senda de una sensibilidad distinta, telúrica, pues entre diosas, damas, niñas de infinita delicadeza y misterio, aparecerá un mundo no descrito antes, de huacas, aves, sonido de lejanas quenas, especies delicadas de nuestra flora silvestre. Él será en el Perú, junto con César Vallejo, la fuente principal de nuestra poesía contemporánea. (3) El gran magisterio que Eguren ejerció en los poetas vanguardistas de la generación de Oquendo queda reflejado en los poemas y textos que le fueron dedicados, como el poema “El ángel y la rosa” donde Oquendo llama a Eguren, “claro y sencillo”. Así, esta transición del Modernismo a la Vanguardia es un proceso rico y complejo que sustenta desde nuestras propias realidades culturales, al unísono con el vanguardismo internacional, libros como Trilce de César Vallejo, o Veinte poemas para ser leídos en el tranvía de Oliverio Girondo, ambos de 1922 y que este año celebran sus centenarios. A este primer momento de la vanguardia histórica iberoamericana pertenece 5 metros de poemas, cuyos textos están fechados entre 1923 y 1925. (4)

Pero, entre todos los libros de su época, el de Oquendo posee una particularidad que le ha valido ser considerado un icono de la vanguardia iberoamericana y es que el significante, la forma del libro, asume también el contenido profundo, rupturista, liberador y estético de la vanguardia. Es la concepción del libro-objeto lo que nos sitúa en otro estado de la creación literaria, la literatura como movimiento infinito, como libertad frente a toda convención o constricción material, como juego que imita el movimiento de la naturaleza, como performance, como puesta en escena. El poeta Carlos Germán Belli comentaba: 

(E)l libro puede ser concebido como un objeto estético visual, en estrecha relación con el contenido, según lo demuestra 5 metros de poemas, donde texto y volumen resultan inseparables en virtud del peculiar estilo de Carlos Oquendo de Amat. La perspectiva del poema no termina en sí, sino que se desarrolla a nivel del continente del libro. La inspiración no sólo se explaya entre los versos sino que abraza, abarca, engloba el volumen por entero, como una unidad estética, en lo legible y visible se asocian. (…) sus páginas pueden ser leídas y, en algunos casos, contempladas también (…). La forma no se limita al texto, y en cambio lo sobrepuja y se prolonga en el espacio en que se hace efectiva la presencia del volumen. He aquí el libro-acordeón desplegado como una película.” (5) 

5 metros de poemas no es un libro que se pueda abrir y leer sin orden ni concierto, es un libro que nos invita a entrar en una ficción poética (6) que está poblada de los sueños, los deseos, así como de las convicciones políticas y de las injusticias que le deparó la vida a este joven provinciano, huérfano, pobre, enfermo, enamorado. Aunque debemos subrayar que nada de lo que encontramos dentro del libro lo delata directamente porque, como expresaba Gastón Bachelard: “La imaginación no es, como lo sugiere la etimología, la facultad de formar imágenes de la realidad; es la facultad de formar imágenes que sobrepasan la realidad, que cantan la realidad. Es una facultad de sobrehumanidad.” (7) Así, Oquendo no permitió que su poesía fuera menguada por las circunstancias de una existencia, sino que construyó un mundo alternativo, otro mundo posible, que es en esencia 5 metros de poemas.

No es de extrañar entonces, que su afición al cine lo condujera a imaginar su libro como una cinta de celuloide, acorde con el cine mudo de su época, de allí las máscaras o personajes, actores, que Emilio Goyburu compuso para la portada del libro. Para hacer realidad esa utopía, ese otro mundo posible, el poeta piensa en unas hojas desplegables en las que se explayarán sus versos. Esos mismos que pasean, suben, bajan, juegan por la página o se comunican subrepticiamente entre ellos.

Uno de los testimonios recogidos en el libro de José Luis Ayala, sobre Oquendo, nos permite vislumbrar la forma en que el poeta trabajaba sus poemas:

Carlos no tenía más que unos cincuenta libros, su cama, dos ternos y algunos poemas escritos o borroneados. Lo que me llamó la atención es que comprara una pizarra más o menos grande, tizas de color y un foco de iluminaba el cuarto más de lo normal. La pizarra estaba dividida en dos partes, a la izquierda había una serie de palabras escritas con tiza roja, en la parte derecha había escrito un poema. Por lo que lo vi trabajar, diría que primero hacía un apunte general a lápiz y luego era transcrito a la pizarra, allí permanecía varios días hasta que finalmente decidía si era o no lo que quería escribir, cuando no lograba el poema procedía a borrar la pizarra.(8) 

Este comentario resulta muy interesante, porque permite acceder a una huella del trabajo del poeta, a lo que podríamos llamar: la cocina del poema. El trabajo no era sólo sobre el papel, sino que necesitaba visualizar sus poemas en el espacio, intentar, a través de la pizarra como soporte, como pantalla, distanciarse del poema, de los versos, como el pintor se distancia del cuadro para ver la imagen, y verlos actuar, en tanto formas. Pero, además, en el caso de Oquendo, de formas en movimiento. Por un lado, esto reafirma que la relación entre los versos no es necesariamente una relación lógica, sino que se trata, al mismo tiempo, de una relación metonímica, como comprendía Barthes,“relacionada directamente con la liberación de la energía simbólica que se genera en la construcción del propio texto” (9), esa energía es significativa pero también estética, rítmica, visual. Por otro lado, Oquendo es el primer poeta iberoamericano que comprende o intuye que el cine pone de manifiesto la posibilidad de anular las fronteras entre la realidad y el sueño, y se lanza a aprehender ese espacio híbrido, nuevo, extraño, siempre en fuga, pero existente, pues ¿qué es el cine para Oquendo sino la experiencia del sueño en el espacio público? Allí, en esa sala oscura, se solapan realidad y sueño.

Eguren había iniciado ese camino a través de su peculiar exploración de la imagen simbólica, borrando las fronteras entre la realidad y la imaginación. Recordemos que no es casual que Eguren fuese el primero en fabricar manualmente esas pequeñas máquinas fotográficas con las que captó paisajes y amigos, atraído por las sorpresivas instantáneas que revelaba la fotografía. Ahora, Oquendo encontraba ese espacio inasible y luminoso entre la realidad, el sueño y la imaginación, pero a través de un medio mucho más moderno e impregnado de futuro, el cine, una nueva forma de expresión artística.

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En el dedicado estudio analítico: “Carlos Oquendo de Amat entre lírica y Vanguardia” del Dr. Víctor Ivanovici que acompaña esta edición, a la luz de los planteamientos de Erza Pound, sobre lo que puede perseguir la poesía experimental, se comenta, con sensibilidad y acierto, las posibilidades de lecturas de los poemas del libro, sobre todo aquellos que se presentan como dípticos, caso de “Film de los paisajes” y de “New York”, que permiten generar estos efectos fílmicos que han sido tantas veces comentados, proponiéndonos una lectura en zigzag de derecha a izquierda, para mostrarnos esta maravillosa mecánica que genera múltiples lecturas es decir, discursos, producciones:

Así, arrancando desde la derecha: un poco de olor al paisaje, se puede seguir en zigzag, primero por la izquierda: las nubes / son el escape de gas de automóviles invisibles, pasando luego al lado derecho: somos buenos / y nos pintaremos el alma de inteligentes, y así sucesivamente. Lo cual produce, desde luego, un resultado diferente del que acompañaría la lectura corrida de los dos ‘paneles’, uno tras otro o por separado. Por otro lado, si inmovilizamos en simultaneidad una tal fenopea ‘cinética’, el efecto será el de un ‘ideograma’, signo típico de la escritura china. (10)

Del mismo modo, la Dra. Rocío Oviedo Pérez de Tudela, proponía en su día, una lectura encadenada a través de tres versos en mayúsculas que corresponden a tres poemas diferentes y visualmente consecutivos como consecuencia del plegado: “Jardín”, “Poema” y “Obsequio”, lo que nos daría este significativo mensaje cifrado: “LA LUNA CRECERÁ COMO UNA PLANTA”, “QUE CANTA EN TODAS LAS RAMAS DE LA MAÑANA”, “JARDINERA DE MI BESO”. (11) Nunca sabremos el momento exacto en que cristalizaron todas estas ideas, pero el resultado es una verdadera obra de arte, más si consideramos el contexto en el que nace y se desarrolla. Valgan estos ejemplos para que los nuevos lectores se hagan una idea de algunas de las múltiples lecturas del libro que tienen entre las manos.

Recuerdo que, en 2005, para conmemorar los cien años del nacimiento de Carlos Oquendo de Amat, Carlos Meneses y yo organizamos cuatro días de actividades sobre Oquendo y su obra en el Centro de Arte Moderno, en Madrid. (12) Empezamos con una preciosa performance concebida por los poetas argentinos Mario Merlino y Noni Benegas. Mientras ella leía en voz alta algunos poemas del libro, él iba pelando unas hermosas naranjas, en mondas que figuraban, ¿por qué no?, unas cintas de celuloide, en tanto se paseaba por todo el auditorio mirándonos con ojos alucinados. Fue una experiencia muy surrealista y tuve la certera impresión que el libro seguía generando más imágenes, más posibilidades, más versiones, lo que efectivamente ha sucedido también a nivel editorial, ediciones facsímiles, desplegables o no, ediciones en diferentes formatos, ilustradas, la bella edición de El Taller del libro con estuche, o la que Claudio Pérez Míguez (Codirector del CAM) concibió para ese homenaje: como caja oscura para visionar los poemas al interior mientras vamos moviendo una manivela, ediciones coloreadas.

Por otro lado, concuerdo, con Claudia Costanzo, que no ha tenido nunca mucho sentido el separar al Oquendo poeta del Oquendo político, entregado totalmente a la causa mariateguista, para alejar de su poesía toda crítica social. (13) José Carlos Mariátegui, fundador del Partido Socialista Peruano (1928), tuvo la sensibilidad y la inteligencia de conciliar el discurso moderno, innovador, en que se expresaba la beligerancia de las vanguardias, con su denuncia de recuperación de lo autóctono, y su lucha contra la explotación del campesinado andino y la arbitraria tenencia de la tierra. Por eso, no puede resultar sino natural, que un hombre de origen andino como Oquendo, que cuenta con esa fabulosa capacidad creativa que le deja ver claramente lo universal de todo arte, exprese en sus creaciones una crítica implícita frente a los conflictos que plantea su época. Oquendo “(N)o muestra sólo la cara más ilusionada y radiante de la vanguardia sino que, al mismo tiempo, expresa su faz más crítica, a través de los distintos grados de ironía de los que se sirve y de ese doble lenguaje que plantea el autor desde la concepción del libro.” (14) Recordemos que la ironía se opone a la crítica directa porque para su existencia necesita de la ambigüedad, el que se pueda percibir la doble lectura que se plantea, lo que en definitiva la vuelve mucho más eficaz.

Además del único poemario de Oquendo, esta edición bilingüe presenta el apartado, "Poesía dispersa", dedicado a los poemas que el poeta publicó en revistas y que aportan una visión bastante completa de la obra conocida del poeta. Contiene también ese texto maravilloso titulado “nueva crítica literaria” que es un texto inclasificable, entre crítica, prosa, juego, humor negro en el que Oquendo pasa revista, sobre todo, a los poetas de su entorno, siendo un acierto y un aporte de esta edición acompañarlo con las fotos de los poetas nombrados, a modo de las fotos que se hacían los surrealistas franceses de los años veinte.

Sobre los “cuentos”, a los que alude esta edición, quiero comentar que, en la biografía establecida por Ayala en 1998, se habla de dos “cuentos” de Oquendo, recordados por José Burga de los Ríos, un amigo suyo, cuyos títulos son: “Los espejos” y “El hombre que no tenía espaldas”. Además, se transcriben, siete líneas mecanografiadas, encontradas en Moho, que Ayala considera sólo parte de una narración que posiblemente fuera más larga. (15) 

En 2012, en mi edición de la obra de Oquendo, pude reproducir el cuento “El hombre que no tenía espaldas” que había salido publicado en la Revista Kosmópolis, Nro. 2, Lima, junio de 1926, p. s/n, de la que no se tenía referencia hasta entonces. (16) Así, pudimos constatar que este texto es, como toda la obra de Oquendo en realidad, una producción singular, no un “cuento” stricto sensu, entendido como género narrativo, sino más bien la subversión de la lógica narrativa. Es un texto muy peculiar, desconcertante, que debe leerse dentro de una estética y un discurso que se oponen a todo convencionalismo, a cualquier encasillamiento de géneros.

Comentaba Carlos Meneses en 1991, en su artículo “Oquendo leído en otras lenguas”, (17) del interés que comenzaba a despertarse en otros países de habla no castellana por la breve obra de Oquendo. Así nos señala que la primera vez que se traducen algunos poemas del libro de Oquendo es al holandés, en 1983. Unos años más tarde, aparecerá en Norteamérica una traducción al inglés del libro completo, Five meters of poems, en 1986 y una traducción coral de un solo poema suyo “Lluvia”, también al inglés, en 6 versiones de diferentes traductores; nos anuncia una próxima traducción al portugués de unos poemas y nos habla de publicaciones en castellano en revistas de Italia e Inglaterra. A esa nómina, se sumaron la Poesía completa vertida al bable o asturiano, lengua regional de España, en 1993, que pude ver en la Biblioteca Nacional de España y 5 metri di poesie, en 2002, traducción al italiano y edición de Ricardo Badini, que me llegó por la gentileza del recordado profesor Antonio Melis. Ahora, viene a enriquecer la lista esta bella traducción al griego, realizada por las traductoras Irene Iconomu, Eleni Oikonomou y Angeliki Palasopulu, bajo la supervisión de Claudia Costanzo, enriquecedor trabajo en equipo que permitirá crear en el mundo heleno nuevos admiradores y nuevas admiradoras de la poesía de nuestro querido vate peruano.

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Para terminar, solo unas palabras para elogiar el exquisito cuidado en la diagramación de este libro desplegable, de por sí muy complejo; la buena selección de las ilustraciones, fotografías, dibujos o viñetas que complementan la información y el sentido dinámico y estético del libro, así como la preferencia por el contrastado y vivificante color colorado, tan querido por el poeta.

Madrid, febrero de 2022


Notas: 

(1) Carlos Oquendo de Amat, Poesía completa. Paisajes. Edición e introducción de Claudia Costanzo. Estudio de Víctor Ivanovici. Traducción de Irene Iconomu, Eleni Oikonomou y Angeliki Palasopulu, Atenas, Editorial Aparcis / Embajada del Perú en Grecia / Instituto Cervantes de Atenas, 2021. 

(2) Claudia Costanzo, “Introducción”. En Carlos Oquendo de Amat, Poesía completa., op, cit., p. 16. 

(3) Para Stefan Baciu, “La obra representa la primera voz  que se hace oír en el Perú (y tal vez en Latinoamérica) pasando a ser una casi silenciosa negación del modernismo dariano y de toda la pompa y el brillo de los cisnes y la fanfarria del poeta nicaragüense (…) Sus libros no fueron numerosos, pero su poesía se hacía oír, con su grande y puro silencio, con su cielo lleno de colores mágicos, de visiones y de sueños, de japonerías y guiñoles, borrando la frontera de la realidad y de la imaginación hasta el punto de construir un mundo nuevo”. En Antología de la poesía surrealista latinoamericana, México, Editorial Joaquín Mortiz, 1974, p. 44. 

(4) Sobre las fechas de los poemas, los primeros de 1923 y los últimos de 1925, existen algunas interpretaciones. Según José Luis Ayala esas fechas hacen referencia a los años de la última corrección, pero considera que los poemas fueron compuestos con anterioridad. En el caso de “Aldeanita” su concepción data de 1921 y los demás de 1924: “En 1924 Carlos Oquendo de Amat (tenía) 19 años y ‘una mujer parecida a un canto’. A esa edad el poeta ha concluido de escribir su único libro cuyo título es parte de un verso que dice ‘(compro para la luna) 5 metros de poemas’…”.En Carlos Oquendo de Amat. Cien metros de biografía y poesía de un poeta vanguardista itinerante. De la subversión semántica a la utopía social, Lima, Editorial Horizonte, 1998, p. 125. Carlos Meneses siempre tuvo dudas sobre la datación de las fechas de algunos poemas y creía que, por ejemplo, “Cuarto de los espejos” y “Poemas del manicomio”, fechados en 1923, pertenecían más a los realizados en 1925 pues “La angustia que desprenden, el temor a la vida que emanan algunos de sus versos, tienen la contextura del pensamiento de un hombre mayor de 18 años”. En Carta al poeta Oquendo de Amat, publicado en la Resonancias (Revista virtual), Nro. 27, año 2005. Recuperado de: https://www.vallejoandcompany.com/carta-al-poeta-oquendo-de-amat-por-carlos-meneses-c/

(5) Carlos Germán Belli, “El libro como objeto estético”. En Malvario, Revista de literatura y arte, Nro. 1, Buenos Aires, 2003, p. 8.

(6) Para Aristóteles, “Se debe preferir lo imposible verosímil a lo posible increíble”, concepto con el cual abre el campo de la ficción al género poético. José María Pozuelo Yvancos señala, desde Aristóteles, el carácter ficcional que está en la raíz de toda representación literaria, que la tradición postromántica ha preferido anular y reducir a una dimensión expresivo-emotivo-subjetiva. Cfr. “Lirica y ficción”. En Antonio Garrido Domínguez (comp.), Teoría de la ficción literaria, Madrid, Arco/ Libros, 1997, pp. 241-226.

(7) Gastón Bachelard, El agua y los sueños. Ensayos sobre la imaginación de la materia, México, FCE, 1978, p. 31.

(8) En José Luis Ayala, Carlos Oquendo de Amat…, op. cit., p. 117.

(9) Roland Barthes, El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y de la escritura, Barcelona, Paidós, 1987, p. 76.

(10) Víctor Ivanovici, “Carlos Oquendo de Amat entre la lírica y la Vanguardia”. En Carlos Oquendo de Amat, Poesía completa., op. cit., p. 26

(11) Rocío Oviedo Pérez de Tudela, “La imagen visual en la obra de Oquendo de Amat”, conferencia leída en el homenaje: Oquendo de Amat. Personalidad y obra, Madrid, Centro de Arte Moderno, 2005. Recuperado de:https://www.omni-bus.com/n8/22oquendo.html

(12) Sylvia Miranda Lévano, La ciudad moderna en los poetas vanguardistas peruanos: Carlos Oquendo de Amat, César Moro y Emilio Adolfo Westphalen, Lima, Fondo Editorial de la Universidad Ricardo Palma, 2021, pp. 373-374.

(13) “Es cierto que la idea dominante entre la crítica es que la vida de Oquendo se divide en dos fases a las que esa crítica ha tendido a considerar irreconciliables: una primera, dedicada a la poesía y una segunda, iniciada en 1929, consagrada a la militancia; de lo cual se ha obtenido la fácil conclusión de que su producción poética está exenta de todo compromiso social.”En Carlos Oquendo de Amat, Poesía completa…, op. cit., p. 16.

(14) Oquendo de Amat. Personalidad y Obra. Homenaje en el primer centenario de su nacimiento, organizadores Carlos Meneses y Sylvia Miranda, Madrid, Centro de Arte Moderno, del 26 al 28 de abril de 2005.

(15) José Luis Ayala, Oquendo de Amat…, op. cit, p. 374.

(16) Cfr., Carlos Oquendo de Amat, 5 metros de poemas y otros textos. Edición y presentación de Sylvia Miranda, Ica, Biblioteca Abraham Valdelomar, 2012.

(17) Carlos Meneses, “Oquendo leído en otras lenguas”. En Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año XVII, Nro. 34, Lima, segundo semestre de 1991, pp. 263-265.

Sylvia Miranda (Lima, 1966) radica en Madrid, es poeta, escritora, Licenciada en Filología hispánica por la Universidad de Salamanca, DEA de Estudios Románicos por la Universidad de Poitiers y Doctora en Filología por la Universidad Complutense de Madrid. Dentro de la creación literaria ha publicado el poemario Como todos anduve en el invierno, 1990; Zita y otros poemas, 2001 (Premio Tomás Luis de Victoria, Salamanca, 1994); la novela Memorias de Manú, 1997 (Premio Novela Corta del Banco Central de Reserva del Perú 1996); los relatos Las mañanas sagradas, 2011, los poemarios La foudre demain, 2013 y Tiempo de sol, 2014 entre otros. Ha publicado varios ensayos alrededor de la literatura y la vanguardia peruana, siendo los más recientes La ciudad moderna en los poetas vanguardistas peruanos: Carlos Oquendo de Amat, César Moro y Emilio Adolfo Westphalen, Lima, URP y el artículo “La vida peruana vista por las escritoras y artistas contemporáneas. Una mirada desde el Bicentenario”, en Tradición, 21, Lima, URP, ambos de 2021.

Poemas y cuentos suyos han sido recogidos en antologías peruanas e hispanoamericanas, así como artículos sobre crítica literaria y artes plásticas se encuentran publicados en revistas especializadas. Ha traducido al español Momentos marroquíes de la poeta brasileña Astrid Cabral, edición On-line y, al francés, junto a Nicole Bajon, Après tout la nuit / Después de todo, la noche…, de la poeta y novelista peruana Carmen Ollé, 2016.