Epílogo Por Martín F. Yriart Ómnibus Madrid, España
El español internacional, como lengua descripta por la investigación o los manuales prácticos o educativos, no puede ser sino una abstracción, como lo advirtió Ferdinand de Saussure a comienzos del siglo XX. Pero esa abstracción, cuando se convierte en descripción, normativa o didáctica, influye a su vez sobre la realidad que refleja. De allí la importancia de obras como el Manual del español urgente (Cátedra: 2008. 18ª Edición), de la Fundéu o el nuevo Libro del estilo urgente (Círculo de Lectores: 2011) de la agencia EFE. Ninguna de estas dos obras, sin embargo, se plantea realmente trascender más allá de la frontera española. A pesar de que ambas implican la dimensión internacional del español, y se ocupan de neologismos, extranjerismos y topónimos de todo el mundo, cuando llega el momento de formular las normas de producción, adoptan una perspectiva nacional, estrictamente española. Un capítulo aparte merecería el Diccionario panhispánico de dudas (2005), de la Asociación de Academias de la Lengua Española y la Real Academia. Pero es para señalar precisamente la perspectiva opuesta a la del “panhispanismo”. Su contribución al español internacional, como la del Diccionario de la lengua española, de la RAE, más allá de las críticas que pueda merecer por otros motivos, es en dirección a la diversidad, no sólo en el espacio sino también en el tiempo.A pesar de los cambios iniciados en la RAE en el último tercio del siglo pasado, por iniciativa de Fernando Lázaro Carreter, y observables hoy en el portal digital de la RAE (http://www.rae.es/rae.html) y sus diccionarios y repertorios, la comunidad hispanohablante está muy lejos todavía de poseer algo parecido al llamado “standard english”, y sus diccionarios y manuales. Esto se debe, tal vez a la principal iniciativa en este campo (el DRAE) haya sido, y sigua siendo normativa antes que descriptiva, y se base en una concepción ideática del lenguaje, antes que estrictamente lingüística. El didáctico Concise Oxford Dictionary of Current English, en un solo volumen, es el producto del Oxford English Dictionary, la monumental empresa descriptiva iniciada en 1879 por James A.H. Murray, y que aún hoy, con su docena de tomos y suplementos, sigue siendo un “obra abierta”. El contenido del actual monográfico de Ómnibus sobre el español internacional puede ser algo decepcionante. El español internacional no existe o no puede encontrarse fácilmente en la bibliografía, que lo alude sólo de manera proscriptiva. Ante la diversidad y la creatividad de los hablantes, las “recomendaciones” de la Fundéu siguen refiriéndose a cómo “no hacer” con el idioma, antes de a qué hacer con este. La realidad es que la globalización no ha avanzado aún tanto como pueden hacer creer algunos. Una vez más, la mirada deberá centrarse en los medios de comunicación: en las agencias internacionales, que deben conformar a subscriptores de países donde el español se expresa de manera muy diversa. Pero también debe tener en cuenta a algunas fuentes de estas agencias: los organismos internacionales, los gobiernos y las empresas multinacionales. En este monográfico están ausentes las referencias al español oficial de la ONU, la UNESCO o la OEA, como también a las políticas de uso de la lengua de las grandes editoriales, y de las agencias internacionales de publicidad. Un vasto territorio queda aún por explorar. |