Español neutro, global, general, estándar o internacional
Por Alberto Gómez Font [1] Coordinador general Fundación del Español Urgente
Distintos nombres para un mismo tipo de español Al hablar sobre la modalidad del español que no es propia de ningún país en concreto y que puede funcionar bien en todo el ámbito hispánico se utilizan distintas denominaciones: los traductores hablan del «español neutro», pues sus clientes les piden que traduzcan algunos textos, sobre todo comerciales, a ese tipo de lengua. También se llama neutro al español hablado sin acento de ningún sitio en particular. En tiempos en los que se habla de la globalización, también se menciona, cómo no, el «español global», es decir, aquel que se mueve como pez en el agua por todo el mundo. Lo contrario del «español local» o de un país o región determinados, es el «español general». El «español estándar» es, como su nombre indica, el ajeno a los localismos y a las características propias de una u otra zona dialectales. Y, finalmente, el «español internacional» es el que no es nacional ni local y puede usarse en la comunicación con hablantes de cualquier país hispano sin riesgo de que se produzcan fallos en la trasmisión y la recepción del mensaje. Son, pues, distintos nombres para una misma realidad, si bien los dos más usados son neutro e internacional. Esa realidad, en la lengua escrita se caracteriza por el uso de un léxico común, compresible al 100 % por todos los hablantes, y en la lengua hablada se distingue porque no tiene la entonación, la música o el acento de ningún sitio en particular; no se diferencian los sonidos de la ese, de la ce ante vocal débil y de la zeta, es decir, es una modalidad seseante, como lo son más del 90 % de los hispanohablantes, y en la conjugación de los verbos se opta por el tú para la segunda persona del singular como trato de cercanía y el usted como señal de respeto, y para la segunda persona del plural solo se utiliza la forma ustedes, pues el vosotros es una forma dialectal que solo se da en España, a excepción de las islas Canarias y de gran parte de Andalucía. El traductor técnico Xosé Castro Roig ha estudiado a fondo el asunto, ha reflexionado sobre ese tipo de lenguaje, y lo ha hecho basándose en su propia experiencia, pues muchos de sus clientes le han exigido que les tradujese los textos del inglés al «español neutro». De ello habló Xosé Castro en el Congreso anual de la ATA (Asociación Estadounidense de Traductores) celebrado en Colorado Springs en 1996, en una ponencia titulada El español neutro6, en la que explicaba lo siguiente:«[…] lejos de partir de un principio altruista por limpiar, fijar y dar esplendor a nuestro idioma, la idea de emplear el español neutro tiene un claro fundamento comercial: es mucho más barato hacer una sola traducción al español, que hacer dos, tres o veinte. Además de los programas o máquinas y sus respectivos manuales de instrucciones, el uso de una única versión reduce los costos que conlleva la creación de textos complementarios, publicitarios, promocionales, documentación de ayuda, material de formación y cursos, etcétera, y agiliza el entendimiento entre las sucursales hispanohablantes de las grandes empresas, además de favorecer la compatibilidad de un programa o una máquina (independientemente del país en el que sean vendidos) y el intercambio de materiales entre varios países destinatarios.» Pero para Xosé Castro el hecho de que ese «español neutro» sea muchas veces producto de una imposición comercial no desdice en nada su utilidad y las ventajas que puede aportar a la comunidad hispanohablante: «[…] este es el momento adecuado; las comunicaciones se modernizan y agilizan. Además, los principales motivos que, como lingüistas hispanohablantes, deben motivarnos para utilizar el español neutro son: lograr una progresiva unificación de neologismos en todos nuestros países; hacer que nuestro idioma sea competitivo y asequible para mayor número de fabricantes; ampliar el mercado de la traducción y evitar la disgregación de nuestra terminología, que sólo puede traernos perjuicios a largo plazo como comunidad.» Lucía Rodríguez Corral, colega de Xosé Castro, tituló su trabajo de fin de carrera Definición y aplicaciones del concepto de español estándar7, y a lo largo de su estudio plantea la existencia de «una variedad de español válida para todos los países de habla hispana, distinta a la variedad local y común para todos los hispanohablantes». En el apartado subtitulado "El español estándar en la traducción", nos explica, como hemos visto que lo hacía Xosé Castro al hablar del «español neutro», que a las empresas dedicadas a la comercialización de productos que se distribuyen a escala mundial no les interesa crear un producto para cada país de habla hispana. Pero Lucía Rodríguez no se limita a analizar el español usado por los traductores, sino que también hace referencia a los medios de comunicación:
También se habló del «español
neutro» dentro de la traducción en Zacatecas, en 1997, en el I Congreso
Internacional de la Lengua Española. Allí la profesora Lila Petrella
presentó una comunicación titulada El español «neutro» de
los doblajes: intenciones y realidades9, en la que presentó y analizó
una ley promulgada por el Gobierno de la Argentina en 1986, por la que los
productos audiovisuales argentinos producidos para ser exportados a otros
países hispanohablantes, deben estar doblados al «español neutro». En las conclusiones
de su análisis da su opinión sobre esa ley.
Un ejemplo práctico de búsqueda El 8 de septiembre del 2004 llegó al Departamento de Español Urgente de la Agencia Efe una consulta de una redactora de la sección de información gráfica: estaba traduciendo un pie de foto del inglés y necesitaba una palabra equivalente a la española chabola que se pudiese entender en todos los países hispanohablantes. Esa duda al redactar en español es la que más veces les surge a los periodistas de los grandes medios de comunicación internacionales en español cuando están escribiendo sus informaciones; se preguntan de vez en cuando si lo que están poniendo podrán entenderlo todos los hispanohablantes. Una solución, la más inmediata, es buscar en las fuentes. En el Diccionario de Sinónimos de la Universidad de Oviedo (http://www.etsimo.uniovi.es/dic/sinon.html) solo aparecen dos sinónimos: casucha y chamizo. En el diccionario de sinónimos que está incluido en el procesador de textos Word, de Microsoft, hay algunos más: choza, chamizo, cabaña, tugurio, antro, cueva, refugio, cobijo, barraca, bohío, casucha, caseta, casilla y garita. Catorce posibles sinónimos, aunque muchos de ellos no sirven para nombrar exactamente lo mismo. En ninguno de los dos diccionarios consultados aparecen las dos palabras que, seguramente, son las más usadas en español de América para nombrar a ese tipo de infraviviendas: rancho y favela. Sin embargo ambas aparecen en los mejores diccionarios de uso del español, y también en el de la Real Academia Española. En este último, al definir favela, se indica que se usa en América y se remite a las definiciones de barraca y de chabola. Si se opta por usar rancho surge el problema de que, tanto en España como en algunos otros países, su significado no coincide con el que se precisa, y si se utiliza favela aparecerá la duda de si ese lusismo (préstamo del portugués) es ya conocido por todos los hablantes o, al menos, por la mayoría. En el Salvador, hay otra palabra para referirse a ese tipo de viviendas: champa, y en la Argentina se conocen como casilla y sus agrupaciones son las villas miseria. En esa búsqueda hay que tener también en cuenta el quehacer de los organismos internacionales, y si se comienza por la ONU puede verse que en su United Nations Multilingual Terminology Database (UNTERM) han optado por la palabra tugurio, que también es la que utilizan en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el Banco Mundial, en la UNICEF, en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y en el macrotesauro de la OCDE... Parece que esta vez, al menos para los medios de comunicación, no sirve el término de los organismos internacionales, pues tugurio tiene en español significados muy marcados y muy alejados del que se está buscando.De la lista de los catorce sinónimos que proporciona Microsoft se puede elegir uno que quizás sea el más fácil de entender por todos los hispanos: casucha, pues está formado con la raíz de casa (cas) y el sufijo diminutivo y despectivo -ucha, lo que lleva a pensar, aunque no se use habitualmente esa palabra, en una casa pequeña y de baja calidad. Y quizá lo mejor sea, como en muchos otros casos, olvidarse de encontrar una palabra común y aceptar que lo mejor muchas veces es recurrir a una perífrasis, que aquí sería viviendas precarias. Ese ejercicio práctico aquí presentado se repite cada día en todos los periódicos en español de los Estados Unidos y en los noticieros de los canales de televisión y emisoras de radio trasnacionales. Un ejemplo práctico de uso: el adjetivo regular y sus escenarios En un mercadillo de frutas y verduras de Los Ángeles (california) uno de los vendedores anuncia varios tipos de tomates, y uno de ellos son los tomates regulares, denominación que puede resultarles sorprendente a muchos hispanohablantes no conocedores del inglés, lengua en la que regular equivale al español normal. Así, lo que aquel vendedor anuncia son tomates normales. En esa misma ciudad, en la carta de un restaurante de comida rápida llamado El Pollo Loco, se ofrecen dos tipos de pollo: el «pollo regular» y el «pollo picante». Es decir, el que no pica es el regular, el normal. En Nueva York dos obreros le piden en español al empleado del mostrador un café descafeinado y un café regular. O sea que el que pide el café regular lo que quiere es un café normal y corriente. En un avión de Iberia de Miami a Madrid viaja un joven salvadoreño, cuando la azafata le pregunta qué quiere beber con el almuerzo él responde: «Coca Cola regular». Ella no duda ni un instante y le da una lata de Coca Cola normal, es decir, la de siempre y no la light ni la zero, ni la sin cafeína. En Madrid, en una pequeña pizzería. Cuando en camarero pregunta a los comensales qué quieren beber. Uno de ellos responde que quiere una Coca Cola, ante lo que el joven, que habla con acento cubano miamense, vuelve a preguntar: «¿La quiere regular?» De nuevo en Madrid, en la reunión quincenal del Consejo Asesor de Estilo de la Fundación del Español Urgente, el lingüista Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española argumenta: «Eso de la ambigüedad en la lengua regular no pasa nunca» Y ese uso de regular con el significado de ‘normal’ no es un uso equivocado, pues es nuestra lengua lo irregular es lo que no ocurre con normalidad. Y si miramos en el diccionario veremos que regular es, entre otras cosas, ‘ajustado y conforme a regla’. El español internacional en los Estados Unidos El sitio donde esa labor de búsqueda de un español común, neutro o internacional es más necesaria, y donde es más cotidiana, son los Estados Unidos de América. Allí se está gestando un nuevo español, un idioma que no es ni de los mexicanos ni de los argentinos, cubanos o centroamericanos, sino que es de todos. Es una lengua a la que, haciendo un paralelismo con en international english, puede dársele el nombre de español internacional. En mayo de 1996 se celebró en Valladolid el Congreso Internacional «El español y los medios de comunicación». La entonces directora del diario de Miami El Nuevo Herald, Bárbara Gutiérrez, presentó una ponencia titulada Encuentro de culturas del periodismo americano en la que hablaba de las distintas nacionalidades de los lectores de su periódico, todos hispanohablantes, originarios de Colombia, Cuba, Nicaragua, Puerto Rico, Ecuador, Guatemala, Venezuela… unidos todos por un sentimiento común, el de la hispanidad, lo mismo que sucedía, nos contó, entre los redactores de El Nuevo Herald. De sus palabras y de la lectura detenida de su periódico podemos deducir y comprobar que el español en el que están redactadas las informaciones podría calificarse como «español internacional», entendido éste como español de ningún sitio y de todos al mismo tiempo.En ese mismo congreso, la profesora de la Universidad de Illinois en Chicago, Graciela Reyes, en su ponencia El español de la prensa en Chicago decía: «El español de los Estados Unidos está constituido por un conjunto de subsistemas que reflejan el español de los países de origen de cada grupo […] y que además está sometido al contacto con el inglés […]. El hablante bilingüe tiende a simplificar la lengua subordinada, según algunos autores, para compensar el esfuerzo de operar con dos sistemas. Pero además esta simplificación se extiende al discurso de los hispanos entre sí; estos tienden a evitar regionalismos, juegos de palabras o términos que puedan dificultar la comprensión del mensaje.» Grandes medios de comunicación, como CNN-Atlanta, Associated Press-Nueva York, Radio Caracol-Miami, Univisión, Telemundo y diarios como La Opinión, La Prensa o El Nuevo Herald, cuya lengua de trabajo es el español, crean día tras día ese nuevo modelo común. Con el auge de los medios de comunicación en español en los Estados Unidos, donde surgen nuevos periódicos, canales de televisión y emisoras de radio en nuestra lengua, sea en Miami, en Nueva York, en Chicago, en Los Ángeles o en cualquier otra ciudad, aumenta también el número de periodistas procedentes de distintos países hispanohablantes que al sentarse a redactar sus noticias, en las mesas de redacción de sus medios, casi sin darse cuenta van dejando de usar los localismos propios de cada país y van confluyendo en una forma de escribir en español válida para todos.Los medios de comunicación están cada vez más adaptados a la dinámica de la globalización, son cada vez menos locales y más internacionales, y eso hace que sientan como necesario un español internacional. En muchas ocasiones es complicado o imposible encontrar una palabra que entiendan todos los hispanohablantes; pero de lo que se trata es de encontrar una expresión que permita a los medios de comunicación informar a todos de una sola vez. Y hay ejemplos de que esa búsqueda está funcionando, de que ese nuevo español está en marcha, como puede comprobarse tomando como referencia el diario de Miami El Nuevo Herald. Las distintas nacionalidades de los lectores de ese periódico, todos hispanohablantes, originarios de Colombia, Cuba, Nicaragua, Puerto Rico, Ecuador, Guatemala, Venezuela… unidos todos por un sentimiento común, el de la hispanidad, se dan también entre los redactores de El Nuevo Herald. De la lectura detenida de ese periódico puede deducirse y comprobarse que el español en el que están redactadas las informaciones puede calificarse como español internacional entendido este como español de ningún sitio y de todos al mismo tiempo. Y eso mismo ocurre con el diario La Opinión, de Los Ángeles, y con el diario Hoy, que tiene ediciones en Nueva York, Chicago y Los Ángeles. Allí, en los Estados Unidos de América, a principios del 2004 se publicó un manual de estilo para los periodistas que redactan en español internacional, para todos los medios de comunicación que se escriben o se transmiten en nuestra lengua. La National Association of Hispanic Journalists (NAHJ), en la que se agrupan los principales periodistas de televisión, radio y prensa escrita de ese país, creó un grupo de trabajo formado por periodistas de distintos medios y distintas nacionalidades, y les encargó la redacción de un manual de estilo común para todos ellos: el Manual de Estilo de la National Association of Hispanic Journalists (NAHJ), patrocinado por el grupo de diarios Knight Ridder y con el apoyo del canal de televisión CNN en español.
Precedentes: Selecciones y Antena 3 El primer manual de estilo de español internacional fue el Manual de Selecciones (Normas generales de redacción), preparado bajo la dirección de Jorge Cárdenas Nanneti y publicado el año 1959 en La Habana por Selecciones del Reader’s Digest, S. A. Es el primer libro de estilo de un medio de comunicación en español en los Estados Unidos (y en el mundo) del que se tiene referencia. Está destinado a lograr una buena traducción del inglés —idioma original de la revista— al español y contiene además una serie de normas gramaticales y ortográficas de gran utilidad, que coinciden casi totalmente con los que años después aparecerían en otros libros similares, tanto en los Estados Unidos como en Hispanoamérica y España. En la introducción, el autor indica claramente los objetivos del libro: «La absoluta corrección gramatical y el empleo exclusivo de giros típicamente castizos son indispensables. Debido a su inmensa circulación, Selecciones tiene en este punto una responsabilidad mucho más grande que la de cualquier otra revista en español. Rogamos prescindir de toda clase de anglicismos y galicismos. Tampoco convienen los regionalismos que no se entienden fuera del país de origen, por ejemplo: vitrina por escaparate, casquillo por herradura, pibe por niño, ameritar por merecer, etc.» Además, el autor abre una puerta a las palabras nuevas ―los neologismos― e indica que hay muchas que son indispensables aunque la Academia no las haya recogido aún en su diccionario. Uno de los capítulos más interesantes es el titulado «Palabras engañosas», que consiste en una lista de palabras inglesas que aparecen con frecuencia mal traducidas, con la correspondiente explicación para cada una. Antena 3 En 1994 hubo otro intento de establecer un uso práctico de ese español moderno e internacional: el canal de televisión Antena 3 TV organizó unos cursos de formación para sus redactores e invitó a dar unas clases a los filólogos del Departamento de Español Urgente. Allí les presentaron un experimento relacionado con el «español internacional»: les mostraron los originales de lo que iba a ser el Libro de estilo de Telenoticias, que era una cadena de información general participada por Antena 3 cuya sede de producción y transmisión estaba en Miami, y les contaron que al redactarlo habían tenido como principal objetivo conseguir que en sus programas se utilizase un español un «español neutro», válido para cualquier teleespectador de cualquier país hispanohablante. En efecto, en el libro se menciona ese propósito en un apartado titulado así, Español neutro (términos y acentos, dicción, ritmos), donde se explica que «al ser Telenoticias una cadena de televisión que pretende ofrecer noticias a todos los hispanohablantes está obligada a realizar un esfuerzo muy importante para conseguir que su producto sea recibido por todos en las mejores condiciones posibles». Para ello en el libro se establecen unas normas tendentes a unificar con el objetivo de conseguir un español inteligible y aceptable por todos: normas fonéticas, un diccionario de términos tabú y una lista de palabras (83 términos), que podríamos calificar de localismos, con su equivalente en «español neutro». Se trata, pues, de un manual de estilo enfocado al «español internacional». Un ejemplo europeo: Radio NederlandLa emisora Radio Nederland Wereldomroep (RNW) emite programas de información en español desde 1947 y en ella trabajaron y siguen trabajando periodistas de distintos países hispanohablantes que, si bien mantienen los respectivos acentos originarios, cuentan las noticias con un vocabulario que no es propio de ningún país en particular, sino de todos, es decir, emplean también el «español internacional», pues sus oyentes están repartidos por todo el mundo hispánico. El español neutro hablado: el caso de las telenovelas Los programas de televisión que alcanzan mayores índices de audiencia son, probablemente, las telenovelas. Gregorio Salvador, miembro de la Real Academia Española, defiende la importancia de las telenovelas al afirmar que estas son un poderoso vehículo de cohesión lingüística del español y hacen más por la cohesión y la unidad del español que pueda hacer la Asociación de Academias de la Lengua. Salvador, que en 1994 publicó el trabajo Un vehículo para la cohesión lingüística: el español hablado en los culebrones[2], cuenta que se sintió motivado a escribir esa obra cuando en 1990, en el marco de una reunión de las veintidós academias de la lengua española, alguien comentó el esfuerzo que se hacía en las telenovelas por utilizar un español comprensible para todos. Eso mismo, trasladado al terreno de la pronunciación, es lo que cuenta el actor de telenovelas argentino Michael Brown (famoso por su papel en Pasión de gavilanes), que trabaja para productoras hispanas en los Estados Unidos y en otros países hispanohablantes: «Tuve que aprender a acortar las vocales y evitar que mi voz subiera y bajara de tono. Querían un español universal y totalmente llano». Los propietarios de la cadena elogian un aspecto para ellos esencial: la expresión en un español de ritmo parejo, entrenada con cuidado para disimular la cadencia cantarina que podría delatarlo como argentino.Los entrenadores de diálogo del estudio de filmación apuntan a que, en poco tiempo, todos los intérpretes hablen con el mismo acento llano. La cadena quiere eliminar cualquier indicio de idiosincrasia molesta para la audiencia latina de los Estados Unidos, dada la cantidad de acentos como existen en los países de habla hispana. El desafío es lograr el mismo sonido uniforme en todos los actores, sin importar que fuera de cámara hablen con el acento cortado de América del Sur o con las variedades más lánguidas del Caribe. Está en juego la enorme audiencia hispanohablante de los Estados Unidos, una de las más grandes fuera de México. Ese español internacional, que atenúa los elementos reconocibles de los acentos nacionales, también implica sacrificios. A menudo, las palabras que varían su significado de una región a otra se dejan de lado; y algunos actores hasta deben cambiar la estructura de las oraciones. Todo ello para lograr algo muy práctico: que un actor cubano y uno argentino puedan representar el papel de hermanos en cualquier escenario. Además, las telenovelas producidas en distintos países de Hispanoamérica sirven para que los hablantes de español que no tienen oportunidad de viajar, conozcan de primera mano las distintas variedades de su lengua. Desde que hay telenovelas mexicanas los espectadores de otros países ya no relacionan ese acento con la risa, cosa que sucedía cuando lo único que conocíamos eran las películas de Cantinflas. Lo mismo ocurre con las telenovelas argentinas, que nos han enseñado que el acento de aquellas tierras no es siempre tan triste como en los tangos de Carlos Gardel. Y las telenovelas venezolanas y colombianas han metido en el salón de las casas los acentos cadenciosos del trópico y voces como cheverísimo o sabrosura. Con ellos los hispanohablantes han aprendido que se puede amar y se puede odiar con distintos acentos y con distintas palabras. Locutores —y locuciones— en español neutro El español neutro hablado se utiliza mucho en Hispanoamérica para las locuciones publicitarias que se trasmiten por la radio y por la televisión. Hay locutores especializados en ese tipo de pronunciación y entonación, como hay también actores de doblaje que se encargan de la versión en español para Hispanoamérica de las películas procedentes de otras lenguas. Es fácil encontrar en internet anuncios de esos actores-locutores que ofrecen sus servicios y muestran grabaciones de sus trabajos: http://www.youtube.com/watch?v=7CAkxvJjWm0&feature=related http://www.youtube.com/watch?v=8INeB3Ab6fE http://www.youtube.com/watch?v=WBvDVhAxtvc http://www.youtube.com/watch?v=4PaukqPJncI http://www.youtube.com/watch?v=gHdr-foseBs&feature=related http://www.youtube.com/watch?v=8O4ZVUHd7Qs&feature=related http://www.youtube.com/watch?v=CyPzqzirOmk&feature=related http://www.youtube.com/watch?v=7YjHYjkvefw http://www.youtube.com/watch?v=jE-BqhvKQgg http://www.youtube.com/watch?v=5lNS5LdZmzM http://www.youtube.com/watch?v=IXj4Wo9jIdY http://www.youtube.com/watch?v=3Wwj16wWyfw
La difusión del español internacional ¿Cabe la posibilidad de que los medios de comunicación creen un español internacional del siglo XXI? Lo cierto es que ese español ya existe, y no es nuevo, lleva mucho tiempo existiendo, aunque ahora se hable más de él y su realidad sea cada vez más visible gracias a la velocidad de las comunicaciones, a la velocidad con la que se intercambian formas de llamar a las cosas y a la velocidad con la que los hablantes se apropian de ellas. La revolución vivida en las comunicaciones, especialmente en internet y en la televisión, permite que el mundo hispanohablante se acerque cada vez más. Poco a poco los oídos se acostumbran a palabras y expresiones que hasta hace muy poco tiempo les eran extrañas. Así, para los medios de comunicación internacionales en español, cada vez hay menos palabras que «traducir» del español local al español internacional. Esto se puede ver claramente en los resultados del proyecto dirigido por el lingüista mexicano Raúl Ávila: Difusión internacional del español por radio televisión y prensa (DIES-RTP). El proyecto, diseñado en 1988, ofreció los primeros resultados en 1991, con datos sobre la radio y la televisión mexicanas. Ávila presentó algunos de los resultados de su proyecto en el I Congreso Internacional de la lengua española (El español y los medios de comunicación) celebrado en Zacatecas —México— en 1997, en su ponencia titulada Televisión internacional, lengua internacional:«Las decisiones que puedan tomarse en cuanto a la variación del español deberían hacerse no sólo a partir de los diccionarios basados en la modalidad castellana. Se trataría de utilizar la norma hispánica o general, que se sustenta en el uso de toda la comunidad hispanohablante. Los medios de alcance internacional podrían basarse en datos demográficos para decidir, en el caso del léxico, qué palabra es la más usual en los países hispánicos». «El vocabulario de los programas de noticias internacionales de la televisión está dentro de la norma hispánica general. Las voces que podrían considerarse marcadas o con filiación son muy pocas. En lo relativo a la pronunciación, argumenté que las tres normas que se escuchan en los informativos son adecuadas y corresponden al uso culto del lenguaje cotidiano de las áreas donde se emplean. En cuanto al texto mismo, consideré que hay pocas divergencias en lo que se refiere a la sintaxis.» «He argumentado que la televisión busca, por sus propios intereses, utilizar un lenguaje que pueda ser comprendido por el auditorio internacional. Por eso no parece necesario exigirle que lo haga. La idea es otra: se trata de apoyar a los medios en la toma de decisiones en cuanto al uso del español. Al mismo tiempo, es necesario insistir en la responsabilidad que tienen en ese sentido». «La norma hispánica —como he comentado— se tendrá que hacer entre todos, sin predominio de ninguno. Esa norma general siempre tendrá variantes —mayores en el habla cotidiana que en el lenguaje de los medios— y, como en toda lengua viva, se modificará para adecuarse a las nuevas realidades, que no son las mismas para todos los países hispánicos. Por eso, en vez de pensar en una norma unitaria, habría que promover la unidad esencial dentro de la variedad. Los modelos del bien hablar están dentro de cada país o cada región.» Él mismo, Raúl Ávila, siguió presentando nuevos resultados de sus estudios en el II Congreso Internacional de la Lengua Española (Valladolid, 2001) con el título de Los medios de comunicación masiva y el español internacional. En sus trabajos se analizan los noticieros de los principales canales de televisión del mundo hispanohablante y se llega al resultado de que el número de palabras distintas, palabras no comunes, palabras que no todos lo espectadores de los distintos países pueden entender por igual, es mínimo: sólo el 1,2 por ciento. Y unas de las conclusiones del estudio de Raúl Ávila es, cómo no, la gran importancia que tienen la televisión y de los demás medios de comunicación en la actual tendencia a la unificación del léxico en la norma culta del español. Bibliografía recomendada: Ávila, Raúl. De la imprenta a la internet: la lengua española y los medios de comunicación masiva. México: El Colegio de México, 2006 Ávila, Raúl. Los medios de comunicación masiva y el español internacional. Actas del II Congreso Internacional de la Lengua Española, Instituto Cervantes: http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/valladolid/unidad/avila_r.htm Bravo García, Eva. El español internacional. Madrid: Arco Libros, 2088 Castro Roig, Xosé. «El ciberspanglish, el español comercial y el español neutro en la red», en Panacea. Vol. 2, núm. 5, 2001: http://www.medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n5_ciberspanglish.pdf López Morales, Humberto. La globalización del léxico hispánico. Madrid: Espasa, 2006 Millán, José Antonio. «El español en la redes globales», en Actas del Primer Congreso Internacional de la Lengua Española. Instituto Cervantes: http://congresosdelalengua.es/zacatecas/plenarias/tecnologias/milan.htm Petrella, Lila. «El español ‘neutro’ de los doblajes, intenciones y realidades», en: Actas del Primer Congreso Internacional de la Lengua Española. Instituto Cervantes: http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/zacatecas/television/comunicaciones/petre.htm#neutro Rojas Torrijos, José Luis. Libros de estilo y periodismo global en español (Origen, evolución y realidad digital). Valencia: Tirant, 2011
* * * [1] Alberto Gómez Font, España. Filólogo, coordinador general de la Fundéu (Fundación del Español Urgente) y académico de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Especialista en filología árabe, coautor del Manual de español urgente (libro de estilo de la agencia EFE) y del Manual de Estilo de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ) de los Estados Unidos, entre otras múltiples publicaciones. |