POEMAS DE ALEJANDRO REJÓN La escritura poética de Alejandro Rejón Huchín (Mérida, 1997) brinda desde los aposentos de su juventud creativa cargada de futuro, un mosaico arrebatador y embriagante de imágenes nucleares, de una textualidad torrencial, anclada en la desmesura simbólica y el apetito cognoscitivo, debelador de una subjetividad lírica que embebida de los cimientos de la tradición mexicana, acomete con desenfado total y alegría sensitiva el desafío de irradiar nuevas ubicaciones y emplazamientos de fertilidad sobre el horizonte problemático del yo poético en la era virtual de la posmodernidad, valga esta muestra de ejemplo sucinto: Samir Delgado (poeta español)
Niebla de sol
Donde la boca del alba siembra tus labios el agua corre hasta el caudal del sueño, se desata toda tu piel hasta callar la noche como un alma que gime sobre los focos de aceite que tiñen los espejos, disipan todas las aguas en tu color despertando en lienzos donde los bondadosos racimos se abran como la arena entre los ojos, figuras de ángel se incrustan en los tallos hasta que tu vientre anidando los poros dispersos en los pastos de aire donde va nuestra vida refracta una gota de ceniza como todas las lecturas del barro que transporta nuestra carne. Caudal óptico
Una parvada de signos deglute con sus cristales el estupor que se ilumina. el oído del diluvio deja abierta la jaula de sonidos que flotan en el borde de la imagen. se desdobla un espejo en el fondo de la vista: hilos de piel costuran los símbolos.
Lago volátil
Las mujeres saben que el sueño descalzo sobre el umbral no es una piel de algo sino la espora deglutiendo todo el paisaje inamovible: la nieve que es líquido vientre de flor eyaculada desde la superficie. se vierten desde las bisagras como un diluvio que consagra toda la amputación del cardumen, y piensan el latir desde una sombra que arrecia las nubes, acarrean todo hasta ese arroyo donde sangran las espigas, dejando el todo al aire: ciénega retratada.
Canción del sueño La nada se entreteje con los párpados del aire, llueve como hilera entre el envés de los sueños. aquella hilera dulce de joyas y escamas ya no acongoja tu vientre, se ha vuelto salitre de luz, impávido surco que se extingue de mareas.
Cierro la memoria. En este borde flotan riscos que se extienden hasta el alma. Flotan pies que se abren con las nubes, Se detiene un círculo entre la niebla, Dibuja sus manos con luciérnagas de agua.
Hay una ruina líquida detrás del sueño, Tus cabellos se mecen, Moléculas explotan en el incesto de los astros, El ángel se incinera la vista con sal y opio.
Las hileras han vuelto, amor, los días caen a mis espaldas, Entran como silbidos en la migraña de la casa, Y nosotros, Otro pliegue entre el agua de tu sombra.
Poema
Un tallo se derrama verbalizando los oídos que brotan desde el ventanal donde dialoga la luz.
Sin título IV
Se detiene la llovizna sobre el párpado del agua.
La luz se quebranta Y fluye en los ojos de la madera, Es un ángel sediento Sobre la puerta del párpado que abre el hollín en el espíritu de las cenizas.
Bajo la brizna de la infancia un jazmín llueve en su espalda y se connotan las imágenes como fulgor de otro lago que mece las sombras
en el agua del tiempo. | © Fotografía: Rubén Adrián Naíl Marín |
CREACIÓN >