Antonio Di Bianco
Indeleble
Indeleble tu alma
en mi corazón,
Inigualables esas sonrisas
que llegaban derechos a mi esencia.
Intrínsecamente infinitos
y misteriosamente sin límites
nuestro hilo rojo.
Inmensamente enredado
y luego de nuevo desenredado de la noche a la mañana.
Escucho la voz que he buscado en los vacíos.
Por muchos años,
no entendí qué es el amor.
Aún no aprendí.
Cercanos, indivisibles, lejanos,
pero siempre en todos lados,
me agarro a voces y ojos
para volverte a ver,
pero no son nunca los tuyos.
Infinitamente te he regalado todo de mí,
Escurridizo e indeleble,
el amor que siento por ti,
que ha destapado cada defensa
porque me he enamorado perdidamente de tu alma.
Indelebles,
los días que te he dedicado con todo mi ser.
No he escatimado esfuerzos.
Todo lo que he hecho ha sido espontáneo,
en la historia que me ha cambiado la vida.
En el misterio de tu voz,
Que había ya escuchado antes de conocerte.
Y que supe siempre calmarme.
Si hubiera un modo de explicar,
las energías universales,
que hacen explotar
esta luz que viene del alma
cuando te siento cerca.
Maravillosamente
apoderado por el eterno estupor,
te hubiera regalado mi vida.
No sé qué es el verdadero amor,
aún no aprendí
pero soy fuerte amándote.
Más fuerte que el tiempo,
de las circunstancias,
y de los lugares.
Sólido e indivisible.
El amor es indeleble.
Seré libre
Libre,
libre
Mientras me marcho de puntillas,
de la caótica desolación de mi ciudad.
De estas calles resbaladizas llenas de lágrimas
De los barrios,
que hablan de una vida,
que habría querido coserme de otra manera.
Déjame libre,
Libre para ir.
Más fuerte que el viento contra la copa de los árboles.
Incluso en la magia de la noche llena de pensamientos.
Sube hasta el cielo.
Entre la tenue luz de las farolas.
Déjame ir suavemente
mientras todo lo que tengo dentro,
emerge de los abismos.
Como el vuelo de una mariposa hacia el oxígeno.
Estoy cansado de vivir como a los demás les gustaría.
Que me juzguen también
porque
quiero ser libre, libre para amar.
No tengo más tiempo
Porque tengo prisa por ser quien soy.
Y no sufriré más.
Caminaré entre la gente,
sosteniendo tu mano con fuerza.
Orgulloso de lo que he hecho.
De todos los billetes de avión y los caminos emprendidos.
Para correr hacia ti
más rápido que la luz.
Y encontrarme a mí mismo en cada rincón del mundo.
Demostrándome que a pesar de todo
puedo ser feliz
Quiero bailar aunque falle todos los pasos
no importa si alboroto mi alma.
Quiero ser libre,
libre para salir del letargo,
del miedo a no poder decir
que las cosas del amor
son simples.
Quiero ser libre,
de no ser amigo del espejo.
Libre, libre
como el cielo infinito.
Perdido en el azul de mil alas más brillantes que el sol.
Seré libre, libre para respirar
lejos de mi pequeña habitación,
y mentes aplastadas.
De las voces que corren
y que no hacen más daño.
Estaré listo,
llenaré las mismas fuerzas
con las que he nacido
encontraré mis propias bellezas del corazón.
Sin caer jamás.
seré libre, libre
de sentirme bien.
EL DESTINO DE LOS ENAMORADOS
Quisiera,
tomarte de la mano
y guiarte en mi corazón,
como un niño al que cuidar.
Si sólo,
pudieses sentir
lo que siento yo en realidad.
En los lánguidos suspiros que oculto,
en mis ojos luminosos.
No son solo palabras de amor,
sino de una felicidad,
sorda,
que renace,
a cada pequeña sonrisa tuya.
Un huracán de emociones
que me arrolla,
que me hacen sentir vivo.
En el momento que escucho tu voz,
me quedo quieto por un instante en la eternidad.
Y me siento acunado por un océano de cosas que no dices.
Como el sol y la luna juntos.
No solo estamos presentes,
sino que somos futuros.
Y la esperanza
de que te encontraré otra vez.
Que puedo sentir tu aliento,
mezclado con tu perfume
Estoy aquí,
siempre contigo.
Darte la fuerza que falta,
para que puedas creerme.
Siempre estás aquí conmigo,
en cada gesto mío.
Y el corazón no quiere rendirse.
Aunque tuviese que emplear años,
aunque tuviese que llegar hasta el fin del mundo.
Yo te encontraré solo para amarte.
Y si tu corazón estuviese agotado,
mi corazón,
podrá amar por los dos.
INOCENCIA
La inocencia cae…
como un vaso de cristal.
Se rompe en pedazos,
dividiéndose en mil pequeños pedazos.
La inocencia se desvanece de tus ojos, se evapora de tu mente
desplazándose de tu alma como un soplo.
La inocencia cae…
como un árbol talado
muere,
como una persona
en un momento inesperado.
Se lacera y se destruye,
en tu tiempo
has perdido el amor,
la razón,
la vida,
murió tu inocencia…
qué destruirás de ti mismo ahora.
Te extraño
Ninguna canción
podrá nunca entender cuánto te extraño.
Te extraño.
Reír contigo
y llorar contigo
las mejores cosas de mi vida.
Los susurros y los abrazos que no pude darte.
Perdido en la eternidad
de momentos hechos de puro amor.
Un día las personas sabrán cuánto me preocupo por ti.
En este terremoto que es mi vida.
Cada momento era para ti,
y si no dormía
Me desperté con ojos felices,
pero lleno de ti.
Si no lo viera
pensaba en ti.
Y todo se iluminó de nuevo
estuviste ahí en mi vida,
y quería cuidarte.
Qué fuerte este corazón late
que nunca se rindió.
Tu eras todo para mi
cada momento, cada segundo
fuiste el amor de mi vida,
más grande de lo que podía imaginar.
Y me habría quedado contigo,
para siempre,
si tan solo hubiera tenido un poco de fe.
No encontraré otras sonrisas,
o alguien que quiera mis propios sueños.
Las páginas y las palabras terminarán
pero no seré capaz jamás
de explicarte
cuanto me habría gustado
imaginarte menos y vivir más contigo.
Sentirte cerca incluso si estuviera en el otro lado del mundo.
Esto es un adiós para nosotros
con todo mi amor.
Te dejo dulcemente,
cuida mis recuerdos,
guárdalos para mí bajo tu corazón,
entonces haré lo mismo.
De todos modos, nunca nos dejaremos realmente.
No habría querido perderte
pero a veces la vida te aleja,
tal vez sea mejor así.
Incluso las historias sobre nosotros terminarán
y tal vez algún día me extrañarás
y vendrás a buscarme;
pero ya estaré en otros lugares.
Entonces, tal vez, recuerdes nuestro tiempo
y tal vez entenderás que debiste darme más amor.
Algunas personas
Algunas personas pueden estar en tu corazón,
pero no en tu vida,
a todos aquellos que,
creía que me amaban tanto como los amaba yo,
a los amigos demasiado ocupados para verme,
a aquellos que se han detenido sin continuar el camino juntos,
a aquellos que han encontrado la estación más cercana
o el bus más barato;
a todos los amores que jamás florecieron
y a aquellos marchitos.
Como un invierno primaveral
en el corazón
os doy mi bendición,
os concedo mi perdón.
Porque de todas formas estaremos siempre juntos,
incluso lejos,
Encerrados en nuestras vidas.
Esparcidos entre los trozos de corazón y las estrellas
de un tiempo sin rumbo
que conduce al calor de una casa,
que pensábamos conocer.
Como maestros que ya han aprendido.
Y a los que la destrucción ya no hace efecto.
Os dejo marchar.
Olvido los besos que no he podido dar
bajo el sol estival.
Olvido todos los grandes y pequeños sufrimientos.
Lo haré, por mi corazón que se eleva de nuevo
Sin acomodarse nunca para tomar aliento.
Veréis que seré más fuerte aunque me hayáis dejado,
pero no todo está perdido, yo también me marcharé ahora.
Volveré a meter mis cosas en la maleta.
El mundo sin aquellos como yo es más frío.
Pero si un día.
Volvéis a pensar en mí,
solo cerrad los ojos e imaginadme ahí,
como uno de muchos,
una presencia silenciosa que enriquece a todo lo que rodea.
Imaginad que me abrazáis.
Lo sentiré ese abrazo.
Sin rencor.
Os dejo marchar.
Antonio Di Bianco (Polistena, Italia 1993) Licenciado en psicología clínica, por la universidad “N.Cusano” de Roma. Habla cuatro idiomas y escribe desde los 16 años. Autor de poemas, artículos periodísticos, letras de canciones y ocasionalmente cuentos. Ha sido publicado en Venezuela, Italia, Colombia, Chile, USA, Perú, Rumanía, México, Argentina, Brasil, República de San Marino y España.