el peor rojo incidente vertido sobre tierra vetusta
somos civilización sin color de piel
almas amorfas y grises
retrogradas conciencias
desperdigadas en una generación sin memoria
matiz de la tierra
semilla negada por su origen
y por su historia travestida
desde la tumba sin nombre
Cobardes ante la revuelta de la exclusión migrante
de nuestra eterna identidad de propaganda
leyenda de las tribus menores asiéndose de poder.
Somos Macario Canizales
resistencia indigna
Somos mujeres comadronas
de ajenos tiempos sobre tiempos
visionarias de otras dimensiones
una Mesoamérica amalgamada de muerte, expansión
y ficción repetitiva
Somos dominación y olvido
cuentos de cadenas en códigos escritos dentro de nuestra sangre.
Duke Mental, El Salvador
El Edén
Ángel o Demonio
Las dos cosas me atraen.
Aquí cerca está El Edén.
Sigue siendo privado.
Ningún Dios bueno administra
Un lugar como ése.
Desde afuera no se ve
El Árbol de la Vida.
En frente la ruta 32
La de la muerte.
A la par hay un precario
Que contrasta con su estilo.
Vienen Adán y Eva
Más hechos y derechos.
Se adivinan los letreros
De no pise el césped.
Una noche en El Edén
Para los más es un lujo.
Al polvo venimos
Y al polvo volveremos.
La manzana y la serpiente.
Los silencios del poema.
Joan Bernal, Costa Rica
Los ojos de los desaparecidos
miran hacia adentro
no se pueden cerrar amarrados en el tiempo
flotan sus nombres al viento como bandera de nadie
dicen adiós esperando el retorno.
Rosa Chávez, Guatemala
Sed de mal
Con seguridad existen los perros. Mira ese hocico que la oscuridad no te deja ver, esos ojos de vidrio delante de los tuyos para que no veas nada. Mira ese ladrido que siempre te acompaña, esa sed que baja en los colmillos de tu pan de cada día. Mira esa pequeña figura en la otra orilla, no la ves pero la sientes como una mordida negra y apaleada.
Con seguridad los perros van por ti. Míralos mirar la ausencia de tu odio: su alimento. Mira ese horizonte hundido –crees que te acercas a algún sitio– sólo son sus lomos indicándote el camino, el regreso, el tamaño de tu dicha. Los perros cargan con tus huesos y te devuelven ceniza, la rabia de su rabia envenenada. Los perros se lamen en tu sombra y no los ves.
Con seguridad los perros son los mismos. Reproducen tu silencio a dentellas, salen de sí mismos con tu ayuda ciega, se quedan ciegos de verte tan oscuro. A eso han venido, míralos. Ladran. Ganan millones en la farsa de sus patas traseras. Huelen tu cadáver, te llevan el periódico, te sepultan en tu casa. En algún lugar los alimenta tu muerte.
Mira esa sed de los perros que te rondan. Ya no ves nada, no te importa la jauría. Su lengua te lastima y los perdonas. Celebran con tu carne y los perdonas. Su muerte ya no es nada comparada con la tuya.
María Montero, Costa Rica
La purificación del templo
me conmueve el pasaje
donde Cristo
látigo en mano
enfurecido
sin control
arreciaba con todo
gritándoles
a los vendedores de palomas
a los cambistas:
Quitad esto de aquí.
No hagáis de la casa de mi Padre
una casa de mercado
y que si este planeta errante
es el templo el santuario
la casa del Padre
no se nos haría necesario
látigo en mano
echar de nuevo a esos viejos mercaderes
ahora reinstalados
entre las alzas y las bajas de Wall Street
Osvaldo Sauma, Costa Rica
malditos sean los lunes
con sus labios muertos
con sus devaluaciones y fragmentos
con el agua envenenada de tiempo
con la tierra estremeciéndonos los huesos
el lunes
es el día favorito de los acreedores y las plagas
perfecto para asesinar por dinero
para colgar de los buses
y subrayar los periódicos
la ciudad es un eterno lunes podrido
se vive para asolear la sangre
para ser regañado/atropellado/eliminado
Javier Payeras, Guatemala
Yo avizoro
Yo avizoro un mundo alzándose
sobre el poder de su propia importancia.
Una nueva tierra y un nuevo cielo
aquí, entre nosotros,
y no en lejanos mundos accesibles
sólo por la necedad telemática.
Yo chateo con Dios a toda hora.
Es decir: hablo conmigo mismo sin necesidad
de redes espectrales controladas por el Maligno.
Vivo mi propio Apocalipsis todas las mañanas
al leer las noticias en los diarios.
Entreveo la marca de la Bestia en las sonrisas
y sobre la frente de bellos modelos indigestos.
Yo exijo un mundo construido
sin cielo y sin infierno. Un espacio
libre para la mujer y para el hombre.
Aquí, en la tierra, cercano de mi mano
y propicio al fuego de mis labios.
Un reino cuerpo, manos, cerebro, mente
y semen, unidos en el abrazo de los espermatozoides
y los óvulos. El reino de la carne para la carne.
Un reino neurona para la inteligencia.
Un espacio de luz, radical y glorioso,
por sobre la oscuridad de estos días nefastos.
Alfonso Chase, Costa Rica
Mundo Jeans
Si este mundo fuera un jeans
no fuera Levi's
ni Lee
y mucho menos Moschino.
Si viviéramos cómo un jeans
seguro fuera de segunda mano
lavado y restregado incontables veces
secado al sol y al viento
con los hilos descosido
el zipper atascado
y con el botón oxidado.
Estuviéramos rasgados de los talones
pero sobretodo
de las rodillas.
Andrés Norman Castro, El Salvador
Deep Sailent Complete es
I
canpana animal Babel
es la sangre pabimento del espejo
canpana; zebras
zebras, niños; soy, señores, un pastor de zebras; de nuves tanbien
acere
guardapolvo. soy, un ladron de zebras
lebanta la mano lebiatan, conceinte
ha Jesus el Cristo por señor y salbador, dice una bobita enferma
corasa que libra de todo mal el pecado
trensemos
esta vida, si, ormigas
canpanas nosticas;dance to walk! walk to dance! lets go! cienpre tarde, el hangel del Señor, señores, anunsio a Maria, y consibio una condena
canpana, es Babilonia del muro a la plenitut:
7 bueltas dio el pueblo del Dios
para ser el dedo ultimo de el Diablo, para ser salbado, para
aniyo de chivo
funeral: al pueblo ce ba bailando
tropico
Dep silent complet, lenguas zoneras
«salbe mi alma pensando –esta cansion es mentira–»
mi gente teik fire y
esta mas perturbada que el pueblo de el Dios
bailando ante los turistas del muro de gerico
si
II
si, si, si, rie la niña, mas con su granisado
mis palabras no tienen fomdo, aja
mis palabras son superfisie
mis palabras son
los ijos mas putitos de el Dios
mis palabras son
las tetas de Judas
mis palabras son
algodom de asucar callendo sobre la cansion del berano
mis palabras son
pero no son nada mas que eso
que la Elisa esperando a molerce Henri James
y despues tras el salir coriendo, aja
tras la minima lus sale
sin puertas de control sin aplahusos
a diestra la ziniestra Magdalena
y silenciosas banderas americanas
para hacer de esto un mito perfecto
dijo, dichosas las muñecas negras
el ronboide
de la poecia es farsa
mentira,
manbo
dijo, lla no era rei, lla no soi el rei
lla no sere el rei; ni de comarcas, ni de bacio, lla no soy
Charles Mingus tocando Isabels Teible Dans;
nada de trasportador, nada de arte contenporanio
si llamaras
contenporanio
al futuro no ay como llamarlo
tunba
mar del delincuente
piedra fuego
(fuego, claro, alunbra a mi jente)
si
III (las siguientes mane obras o ekilibrista con los hojos serados)
y al fuego el fuego
el dia despues de mañana
y fuego lo contenporanio
de las piedras de lo que biene, rebelion
agetibo de las balas, de los halaridos
en su metamorfocis a berbo
despues de mañana, despues del desalluno
no llames contenporanio a nada
el presente
llamara moscas, nada
esta seguro muchacha
nada cegado, destruccion sintactica
sobre la memoria, morena, las ratas
que la poecia es mentira, si, ipocrecia
mas que candorosos, que energicos
alsaba banderas sobre tinbales mi gente
sabe
para este cistema la mierda,dise
«Bienabenturao el que escuche este lirikelo»
sale tras el pan y su inpetut
y del pan, la casa mar arbol incandesente
eso mami para esa mara
las palabras
para tipos, como Guillen el malo
como las maracas mas maracas
donde ce baila un sueño en vogueing
donde santo santo es El Señor. para ellos
solo santo es uno
para los bitniks que dan bueltas
a la espiral del sentro del Atlantico
en amor te eccedes, mi gente
y
corte/
Wingston González, Guatemala
Es de noche / salgo a la calle
y la indigente que duerme
en la entrada del edificio
extiende su mano / me mira sonriente
¿Y tu hijo? / me pregunta
como si tuviera la capacidad
de ver lo que no existe
Yo sonrío / le doy una moneda
murió / le digo / como si habláramos de la rutina
Y ella se ríe con su sonrisa muerta
y clava su mirada en mi sombra pequeña
en mi puño siempre cerrado
como quien lanza / en un escupitajo
lo que le quedaba de ternura
y nos dibuja una cruz invisible
con la moneda que acabo de entregarle
y tararea mientras sigo mi camino
con la conciencia de mi puño y de mi sombra
que juega con la luz / que por ratos se atrasa
se adelanta / me acompaña / me rodea
Es una muerte pequeñita
y en la medida que va creciendo
se parece más a mí
Vania Vargas, Guatemala
Sosiego
para Matilde Elena López,
como un asunto del corazón.
Hoy quisiera recuperar el tiempo perdido:
años, meses, años,
días y momentos.
De haber culminado con éxito mi fuga del hogar
cuando a los once me emboscaban hormonas y edenes
mi nombre no hubiera sido torpemente garabateado en las libretas obituales
de amargos policías sin cordón umbilical ni derecho al suicidio,
de pronto sabría conducir un automóvil con más ingrata maestría que al timón de la vida
y el sinuoso Beethoven hubiese perdido para siempre a un triste amante de sus sonatas
Si a los catorce no se me empotra en el cielo Amílcar cargado de poemas y canciones de protesta
me hubiera quedado sembrando huertos caseros en alguna selva innominada
me hubiese enamorado sin remedio de alguna campesina,
de su luz silenciosa,
de su lengua graciosa,
de su miel licenciosa,
de su pelo fragante a cascada florida.
Me hubiese enriquecido con una porqueriza
y respondería ante el nombre de “Violeta Parra”
con bibliografía hortícola o algo semejante.
Yo era buen futbolista. Y hasta me persignaba
a cada pitazo inicial.
Mas la vida es redonda y nos aplasta
dondequiera que vamos, contra quienes estemos,
por la simple razón de ser entre la grama.
Con las muchachas nunca tuve suerte:
desde los diecisiete me envuelven con sus formas
y me hacen preguntarme cosas que nunca supe.
Con ellas lo mejor es el silencio:
silencio al acercarse, al envolverlas,
al amarlas con todos los sentidos.
Mucho silencio para no despertarlas
y más para salir
en puntillas de sus vidas.
Quise ser guerrillero y nunca maté a nadie.
Cada vez que disparé fui yo el único herido.
Soy veterano de una guerra en la que Dios estuvo preso.
Y donde Satanás fue muerto en la primera escaramuza.
El tiempo se acabó. Ya no pretendo
ser inmortal.
El cuerpo pesa
y las mochilas suelen descoserse:
por los agujeros se cuela la esperanza,
se van los libros que quisimos leer, las emociones
que torpemente dejamos al pie de los amates,
la piel de los tambores
que nunca se enredaron con mi piel,
la suavidad
del beso en que murió mi boca.
Tantas veces la muerte perdió al póquer conmigo
¿y cuál fue mi ganancia?: arrastrar mis pasos
sobre los cementerios, engordar con papeles de amor
un baúl extraviado, gritar bajo la lluvia los rencores
al Creador, quien solamente me contestó con truenos ilegibles,
con rayos insensible y con pájaros muertos.
Quise ser más que un hombre
y de escudo me dieron la palabra
y de enemigo todo lo pronunciable.
¡Basta de sustantivos y adjetivos!
Ya no quiero más verbos: ¡Quiero sangre!
¡Sangre en el colibrí, sangre en el río,
sangre verde en la montaña ruda,
sangre azul en el cielo grisoteado,
sangre de luz en la laguna-cloaca,
sangre de ángeles al borde de los niños,
sangre de rojo amor en el demonio,
sangre de inmensidad en los poemas,
sangre de Dios en el pecho del hombre!
Sangre
en el nombre,
sangre
en el hombre:
en el nombre del hombre: ¡quiero sangre!
Y en el nombre del tiempo ya perdido
que ya jamás vendrá
que ya es olvido
queda la bendición del hueco de una manos
que entibien este amor sobreviviente
que trae del poeta lo soñado,
del guerrero su herida siempreardiente,
del sacerdote su consuelo infinito,
del delincuente
su palabrota franca
y del ebrio bufón la sabia ciencia
de protestar por todo con la risa.
De todos modos
la vida
siempre empieza.
Otoniel Guevara, El Salvador
Antología III - Ómnibus. Revista intercultural n. 45
el peor rojo incidente vertido sobre tierra vetusta
somos civilización sin color de piel
almas amorfas y grises
retrogradas conciencias
desperdigadas en una generación sin memoria
matiz de la tierra
semilla negada por su origen
y por su historia travestida
desde la tumba sin nombre
Cobardes ante la revuelta de la exclusión migrante
de nuestra eterna identidad de propaganda
leyenda de las tribus menores asiéndose de poder.
Somos Macario Canizales
resistencia indigna
Somos mujeres comadronas
de ajenos tiempos sobre tiempos
visionarias de otras dimensiones
una Mesoamérica amalgamada de muerte, expansión
y ficción repetitiva
Somos dominación y olvido
cuentos de cadenas en códigos escritos dentro de nuestra sangre.
Duke Mental, El Salvador
El Edén
Ángel o Demonio
Las dos cosas me atraen.
Aquí cerca está El Edén.
Sigue siendo privado.
Ningún Dios bueno administra
Un lugar como ése.
Desde afuera no se ve
El Árbol de la Vida.
En frente la ruta 32
La de la muerte.
A la par hay un precario
Que contrasta con su estilo.
Vienen Adán y Eva
Más hechos y derechos.
Se adivinan los letreros
De no pise el césped.
Una noche en El Edén
Para los más es un lujo.
Al polvo venimos
Y al polvo volveremos.
La manzana y la serpiente.
Los silencios del poema.
Joan Bernal, Costa Rica
Los ojos de los desaparecidos
miran hacia adentro
no se pueden cerrar amarrados en el tiempo
flotan sus nombres al viento como bandera de nadie
dicen adiós esperando el retorno.
Rosa Chávez, Guatemala
Sed de mal
Con seguridad existen los perros. Mira ese hocico que la oscuridad no te deja ver, esos ojos de vidrio delante de los tuyos para que no veas nada. Mira ese ladrido que siempre te acompaña, esa sed que baja en los colmillos de tu pan de cada día. Mira esa pequeña figura en la otra orilla, no la ves pero la sientes como una mordida negra y apaleada.
Con seguridad los perros van por ti. Míralos mirar la ausencia de tu odio: su alimento. Mira ese horizonte hundido –crees que te acercas a algún sitio– sólo son sus lomos indicándote el camino, el regreso, el tamaño de tu dicha. Los perros cargan con tus huesos y te devuelven ceniza, la rabia de su rabia envenenada. Los perros se lamen en tu sombra y no los ves.
Con seguridad los perros son los mismos. Reproducen tu silencio a dentellas, salen de sí mismos con tu ayuda ciega, se quedan ciegos de verte tan oscuro. A eso han venido, míralos. Ladran. Ganan millones en la farsa de sus patas traseras. Huelen tu cadáver, te llevan el periódico, te sepultan en tu casa. En algún lugar los alimenta tu muerte.
Mira esa sed de los perros que te rondan. Ya no ves nada, no te importa la jauría. Su lengua te lastima y los perdonas. Celebran con tu carne y los perdonas. Su muerte ya no es nada comparada con la tuya.
María Montero, Costa Rica
La purificación del templo
me conmueve el pasaje
donde Cristo
látigo en mano
enfurecido
sin control
arreciaba con todo
gritándoles
a los vendedores de palomas
a los cambistas:
Quitad esto de aquí.
No hagáis de la casa de mi Padre
una casa de mercado
y que si este planeta errante
es el templo el santuario
la casa del Padre
no se nos haría necesario
látigo en mano
echar de nuevo a esos viejos mercaderes
ahora reinstalados
entre las alzas y las bajas de Wall Street
Osvaldo Sauma, Costa Rica
malditos sean los lunes
con sus labios muertos
con sus devaluaciones y fragmentos
con el agua envenenada de tiempo
con la tierra estremeciéndonos los huesos
el lunes
es el día favorito de los acreedores y las plagas
perfecto para asesinar por dinero
para colgar de los buses
y subrayar los periódicos
la ciudad es un eterno lunes podrido
se vive para asolear la sangre
para ser regañado/atropellado/eliminado
Javier Payeras, Guatemala
Yo avizoro
Yo avizoro un mundo alzándose
sobre el poder de su propia importancia.
Una nueva tierra y un nuevo cielo
aquí, entre nosotros,
y no en lejanos mundos accesibles
sólo por la necedad telemática.
Yo chateo con Dios a toda hora.
Es decir: hablo conmigo mismo sin necesidad
de redes espectrales controladas por el Maligno.
Vivo mi propio Apocalipsis todas las mañanas
al leer las noticias en los diarios.
Entreveo la marca de la Bestia en las sonrisas
y sobre la frente de bellos modelos indigestos.
Yo exijo un mundo construido
sin cielo y sin infierno. Un espacio
libre para la mujer y para el hombre.
Aquí, en la tierra, cercano de mi mano
y propicio al fuego de mis labios.
Un reino cuerpo, manos, cerebro, mente
y semen, unidos en el abrazo de los espermatozoides
y los óvulos. El reino de la carne para la carne.
Un reino neurona para la inteligencia.
Un espacio de luz, radical y glorioso,
por sobre la oscuridad de estos días nefastos.
Alfonso Chase, Costa Rica
Mundo Jeans
Si este mundo fuera un jeans
no fuera Levi's
ni Lee
y mucho menos Moschino.
Si viviéramos cómo un jeans
seguro fuera de segunda mano
lavado y restregado incontables veces
secado al sol y al viento
con los hilos descosido
el zipper atascado
y con el botón oxidado.
Estuviéramos rasgados de los talones
pero sobretodo
de las rodillas.
Andrés Norman Castro, El Salvador
Deep Sailent Complete es
I
canpana animal Babel
es la sangre pabimento del espejo
canpana; zebras
zebras, niños; soy, señores, un pastor de zebras; de nuves tanbien
acere
guardapolvo. soy, un ladron de zebras
lebanta la mano lebiatan, conceinte
ha Jesus el Cristo por señor y salbador, dice una bobita enferma
corasa que libra de todo mal el pecado
trensemos
esta vida, si, ormigas
canpanas nosticas;dance to walk! walk to dance! lets go! cienpre tarde, el hangel del Señor, señores, anunsio a Maria, y consibio una condena
canpana, es Babilonia del muro a la plenitut:
7 bueltas dio el pueblo del Dios
para ser el dedo ultimo de el Diablo, para ser salbado, para
aniyo de chivo
funeral: al pueblo ce ba bailando
tropico
Dep silent complet, lenguas zoneras
«salbe mi alma pensando –esta cansion es mentira–»
mi gente teik fire y
esta mas perturbada que el pueblo de el Dios
bailando ante los turistas del muro de gerico
si
II
si, si, si, rie la niña, mas con su granisado
mis palabras no tienen fomdo, aja
mis palabras son superfisie
mis palabras son
los ijos mas putitos de el Dios
mis palabras son
las tetas de Judas
mis palabras son
algodom de asucar callendo sobre la cansion del berano
mis palabras son
pero no son nada mas que eso
que la Elisa esperando a molerce Henri James
y despues tras el salir coriendo, aja
tras la minima lus sale
sin puertas de control sin aplahusos
a diestra la ziniestra Magdalena
y silenciosas banderas americanas
para hacer de esto un mito perfecto
dijo, dichosas las muñecas negras
el ronboide
de la poecia es farsa
mentira,
manbo
dijo, lla no era rei, lla no soi el rei
lla no sere el rei; ni de comarcas, ni de bacio, lla no soy
Charles Mingus tocando Isabels Teible Dans;
nada de trasportador, nada de arte contenporanio
si llamaras
contenporanio
al futuro no ay como llamarlo
tunba
mar del delincuente
piedra fuego
(fuego, claro, alunbra a mi jente)
si
III (las siguientes mane obras o ekilibrista con los hojos serados)
y al fuego el fuego
el dia despues de mañana
y fuego lo contenporanio
de las piedras de lo que biene, rebelion
agetibo de las balas, de los halaridos
en su metamorfocis a berbo
despues de mañana, despues del desalluno
no llames contenporanio a nada
el presente
llamara moscas, nada
esta seguro muchacha
nada cegado, destruccion sintactica
sobre la memoria, morena, las ratas
que la poecia es mentira, si, ipocrecia
mas que candorosos, que energicos
alsaba banderas sobre tinbales mi gente
sabe
para este cistema la mierda,dise
«Bienabenturao el que escuche este lirikelo»
sale tras el pan y su inpetut
y del pan, la casa mar arbol incandesente
eso mami para esa mara
las palabras
para tipos, como Guillen el malo
como las maracas mas maracas
donde ce baila un sueño en vogueing
donde santo santo es El Señor. para ellos
solo santo es uno
para los bitniks que dan bueltas
a la espiral del sentro del Atlantico
en amor te eccedes, mi gente
y
corte/
Wingston González, Guatemala
Es de noche / salgo a la calle
y la indigente que duerme
en la entrada del edificio
extiende su mano / me mira sonriente
¿Y tu hijo? / me pregunta
como si tuviera la capacidad
de ver lo que no existe
Yo sonrío / le doy una moneda
murió / le digo / como si habláramos de la rutina
Y ella se ríe con su sonrisa muerta
y clava su mirada en mi sombra pequeña
en mi puño siempre cerrado
como quien lanza / en un escupitajo
lo que le quedaba de ternura
y nos dibuja una cruz invisible
con la moneda que acabo de entregarle
y tararea mientras sigo mi camino
con la conciencia de mi puño y de mi sombra
que juega con la luz / que por ratos se atrasa
se adelanta / me acompaña / me rodea
Es una muerte pequeñita
y en la medida que va creciendo
se parece más a mí
Vania Vargas, Guatemala
Sosiego
para Matilde Elena López,
como un asunto del corazón.
Hoy quisiera recuperar el tiempo perdido:
años, meses, años,
días y momentos.
De haber culminado con éxito mi fuga del hogar
cuando a los once me emboscaban hormonas y edenes
mi nombre no hubiera sido torpemente garabateado en las libretas obituales
de amargos policías sin cordón umbilical ni derecho al suicidio,
de pronto sabría conducir un automóvil con más ingrata maestría que al timón de la vida
y el sinuoso Beethoven hubiese perdido para siempre a un triste amante de sus sonatas
Si a los catorce no se me empotra en el cielo Amílcar cargado de poemas y canciones de protesta
me hubiera quedado sembrando huertos caseros en alguna selva innominada
me hubiese enamorado sin remedio de alguna campesina,
de su luz silenciosa,
de su lengua graciosa,
de su miel licenciosa,
de su pelo fragante a cascada florida.
Me hubiese enriquecido con una porqueriza
y respondería ante el nombre de “Violeta Parra”
con bibliografía hortícola o algo semejante.
Yo era buen futbolista. Y hasta me persignaba
a cada pitazo inicial.
Mas la vida es redonda y nos aplasta
dondequiera que vamos, contra quienes estemos,
por la simple razón de ser entre la grama.
Con las muchachas nunca tuve suerte:
desde los diecisiete me envuelven con sus formas
y me hacen preguntarme cosas que nunca supe.
Con ellas lo mejor es el silencio:
silencio al acercarse, al envolverlas,
al amarlas con todos los sentidos.
Mucho silencio para no despertarlas
y más para salir
en puntillas de sus vidas.
Quise ser guerrillero y nunca maté a nadie.
Cada vez que disparé fui yo el único herido.
Soy veterano de una guerra en la que Dios estuvo preso.
Y donde Satanás fue muerto en la primera escaramuza.
El tiempo se acabó. Ya no pretendo
ser inmortal.
El cuerpo pesa
y las mochilas suelen descoserse:
por los agujeros se cuela la esperanza,
se van los libros que quisimos leer, las emociones
que torpemente dejamos al pie de los amates,
la piel de los tambores
que nunca se enredaron con mi piel,
la suavidad
del beso en que murió mi boca.
Tantas veces la muerte perdió al póquer conmigo
¿y cuál fue mi ganancia?: arrastrar mis pasos
sobre los cementerios, engordar con papeles de amor
un baúl extraviado, gritar bajo la lluvia los rencores
al Creador, quien solamente me contestó con truenos ilegibles,