Poemas de Guitarra en sombra de Clara Silva
TRISTE N* 1
Cuando mirando a Dios entre cenizas sin más allá sin más acá encerrada cuando papeles grises grises hombres roen y ensucian el silencio entonces si quisieras si tuvieras entonces un despertar de campo una aurora de cardos lo más antiguo nuevo por la cuchilla donde el aire vuela a ras del rancho solitario simple de mugidos ladridos y galopes bajo un cielo desnudo donde el ombú sostiene la intemperie entonces si quisieras si supieras curarte el mal de ojo de la estrella en el agua del pozo donde tu sombra habita.
Atardeciendo Si pudiera decirte si pudiera en una vidalita largamente donde mi voz nocturna de garganta volando se extendiera en un lamento por la tarde triste. Si pudiera decirte si pudiera en contrapunto azul de mate y cielo tu ausencia de este amor amor de ausencia en el bordón de una guitarra oscura Si pudiera, por siempre si pudiera edificar la casa de barro y manzanilla y en el nido de sombra adonde el huevo de la muerte amarte a cara limpia verdadera en una vidalita triste como la tarde
Alma en pena A la orilla de mi cuerpo sentada miro hacia atrás pensando si todo ha sido o si fue sin ser nomás. Si fueron o no invenciones del alma que se defiende del corazón que le tiende ilusiones persuasiones sombras nomás de su sueño. O es que está por verse ahora que nunca nada ha existido si dije rosa la rosa deshojándose cayendo si dije amor no me mates de ausencias un fatuo fuego si en los ojos creció ciego olvidándome olvidado. Hay que ver cuantas razones para esta razón incierta cuanto penar por un sueño un tal vez nunca soñado. Si soñar no cuesta nada qué caros los resultados en pena el alma si es alma en pena el sueño si es sueño. Y en la noche una luz mala Hoy somos si nos oímos está por verse mañana mañana si estás despierto Pero quién pone su oído entre la tierra y el cielo para saber si está vivo.
El sillón de hamaca ( A
Rosa, mi madre ) Vuelve a la infancia vuelve al paraíso. Sólo entonces entonces en tus dientes crecerá la alegría. Vuélvete niña vuelve a las magnolias pálidas al ramo de tu pelo de salvaje negrura enternecido abre las viejas puertas de la ausencia donde, caras mordidas por la tierra bocas oscuras en las moradas campanillas te llaman despacito clara, clara. . . Bajo la parra de la muerte ácidos sus racimos, en el sillón de hamaca dos trenzas sueltas sobre el batón vacío van y vienen van se van.
—
"Y a Dios quién lo hizo, madre? —"Algunos
dicen que amor . —
"Y tú qué me dices, madre? —"Que
sí, que tal vez, que no.
Vuelve al principio vuelve a la luz enterrada de un idioma intentando existir y no ser nada. Huele la madreselva y en tu estómago la marea del tiempo subirá en bocanadas de amargura . Hoy es siempre hoy es nunca. en el patio de damero. Las aguas del aljibe están secas y el eco resuena en el fondo de tu alma por dentro. La fuente está en la mesa y se enfría . Dónde están dónde están los de esta casa. Ya no hay nadie que venga a sentarse y con un rumor de afelpada memoria alce su cucharada de ceniza a los paladares secos de la sangre. Se han ido todos uno a uno al jardín que los cubre de hojas de estaciones, de lluvias de silencios acomodándose al rocío.
—"Madre,
yo quiero la luna —"Es
de muerte su color. Cierra
pronto la ventana antes
que la cierre Dios. .."
Golpea el llamador el aire ciego golpea el sordo oído de la casa su tímpano de cardo y manzanilla la intimidad solemne de los gatos del moho, del gusano, del suspiro. Tan-tan, tan-tan. . . El caracol se esconde. Quién será. . quién será? . . . Enmudecen los grillos. Por los ojos del sapo pasa la luna llena en los charcos dormidos. Ya no hay horas Qué llave abre esa puerta?...
| Retrato fotográfico de la escritora uruguaya Clara Silva (Montevideo, Uruguay, 1905 – 1976) (Biblioteca nacional de España)
Escritora y crítica uruguaya, nacida en Montevideo en 1905 y fallecida en 1976, que consiguió numerosos premios literarios y colaboró en diferentes revistas de Hispanoamérica.
Fue autora de varios libros de poemas: La cabellera oscura (1945), Memoria de la Nada (1948), Los delirios (1954), Las bodas (1960), Preludio indiano y otros poemas (1960), Guitarra en sombra (1964), Juicio final (1971), Las furias del sueño (1975), etc. Su obra en prosa cuenta con las novelas La sobreviviente (1951), El alma y los perros (1962) y Habitación testigo (1967), que conforman una verdadera trilogía, donde la búsqueda personal y los problemas existenciales se convierten en componentes fundamentales del relato. Escribió también el libro de cuentos titulado Prohibido pasar (1969). (Fuente http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=silva-clara)
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