Poemas de Gustavo Osorio Del libro Bonapartes
I [NOMBRE]
Llamadme con los nombres del miedo y la venganza, con las letras que truecan la dicha en muerte.
Llamadme.
Agotad mi nombre en la voz del temeroso, aquel que en el azoro del pavor repite tres sílabas, ocho letras y en la circular cúspide de la “o” alcanza un nombre ya de nadie.
Pues nadie se compara, de nadie la voz que me nombra, ninguno ha de atreverse.
Pues todos ya conocen la furia en Napoleón.
II [LINAJE]
Carezco de un dios padre y de una madre compasiva. Los restos de los padres de mis padres y sus ancestros yacen bajo la violenta tierra de mi nacimiento. No cargo con un escudo de armas. A mi nombre puerta alguna ha de abrirse. Mi suerte pertenecía a los campos de Córcega, al amor de una campesina y al pastoreo de cabras.
Pero ha de haber errado algún oráculo, algo debió cambiar para que me encontrara otro camino.
Y mi sangre - la que nada vale y corre por corrientes venas – será real; incluso la derramaré para probarlo.
III [PATRIA]
Soy habitante del lugar ajeno, mi lengua madre es la del intruso. Nacido en una isla que pertenece al mar, soy el hijo de un cualquiera y de una patria sin alabanzas.
Pero hoy avezo tierra firme y al desembarcar, cada paso, cada momento allende los quince años con que cargo, se ha de forjar un imperio en mi camino.
Marquen este día; a partir de hoy soy mi patria, el extranjero será el mundo.
IV [SUEÑO]
¿Quién podría imaginar que un mero joven de provincia podría acaso haber soñado alguna tarde en las rocas de las playas de Córcega con una inmensa revolución que cambiaría al mundo e incluso que podría cambiarlo a él?
Y hoy, ¿quién osaría recordarle que el vivir un sueño tan caro se paga con la vida? « Une tête sans mémoire est une place sans garnison. » [NAPOLEON]
VI [Josefina]
No sabría exactamente el preciso momento o el instante en que detuviste el giro natural y calló la música y el mundo nos abandonó y el tiempo llegó a importarnos lo que el tiempo importa a las rocas.
No sé cuándo pero sé que fue veloz como un fuego avanzando en mi noche.
Y fue preciso y eterno como un rayo en la memoria. |
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