Judy Ann Seda

Selección de microrrelatos de Judy Ann Seda



Alter ego

         Su vida era sosa, sosa, sosa.  La rutina de años se la había tragado: el trabajo de siempre, la casa que casi se le caía en pedazos, el hijo que cada vez dependía menos de ella, el esposo que era su compañero de habitación.  Todas las responsabilidades la agobiaban.  Sin embargo, en su imaginación, su vida era… impublicable.  


Casa de mujeres

         Una de las hermanas se casó y fue a vivir a la casa de la calle Sol.  Se divorció.  Con los años, se mudaron a la casa las hermanas que no se habían casado.  También terminó viviendo en ella una que se había divorciado.  Era una casa de mujeres solteras. En la casa, se casaron dos sobrinas; ambas se divorciaron.  Era como si la casa quisiera apropiarse de todas ellas.  Era una casa de mujeres.


Aquelarre

         El demonio entró a la casa de calle Sol sin invitación, y se quedó.  Provocó peleas, chismes, distanciamientos, ofensas.  La gente que quería a las habitantes de la casa dejó de visitarlas.  La casa perdió laopulencia de otras épocas mejores: la madera roída, las baldosas sucias, las habitaciones abandonadas, las cucarachas la arropaban.  La presencia del demonio deterioraba la casa cada día más, y ellas cada vez lucían más viejas y cansadas.  Nadie quería enfrentar al demonio, que había adquirido forma de hombre.

         Las viejas no podían combatir la maldad que destilaba aquel ser, que prácticamente se había apoderado de todo.  Entonces, un buen día, las sobrinas decidieron celebrar un aquelarre.  Engañaron al demonio y lo llevaron al patio.  Allí, clamaron a todos los dioses, conjuraron a coro, y haciendo un círculo alrededor de aquel diablo, lo prendieron en fuego.  De aquel demonio, ni siquiera quedaron cenizas.  Acto seguido, las primas invocaron a Mnemósine para que borrara la presencia de aquel maligno del recuerdo de las habitantes de la casa.


Excusario

--No pudo venir, está trabajando.

--No vendrá, se fue a correr bicicleta.

--No viene, es que no le gustan los hospitales.

--No vino, está agotado y se quedó descansando.

--No asistirá, no le gusta esa música.

--No vendrá, no le agrada la gente que está aquí.

--¡Vamos los dos!

--Cambio de planes: no va, se enfermó.

--No llegará, lo atrapó el tapón.

--No viene, detesta las funerarias.

--No vendrá, no le gusta esa comida.

--No irá, no le interesa compartir.

Treinta años pasaron antes de hartarse de excusarlo.

Judy Ann Seda Carrero nació Mayagüez, Puerto Rico. 


Estudió un bachillerato en Periodismo y una maestría en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Actualmente estudia su doctorado en Literatura en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe.  Es profesora de Español en la Universidad de Puerto Rico en Carolina. Escribe cuentos y microrrelatos. Ha publicado en diversas antologías y revistas en Puerto Rico y República Dominicana.