ARQUITECTURA   EN   COLOMBIA

Por Arq. Mg. Alba  M. Bedoya Torres [1] 

Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional, Medellín, Colombia 

1.  EL CAMBIO  DE LA  ARQUITECTURA EN  LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

        Los temas planteados en este ensayo constituyen una reflexión sobre aspectos significativos de la producción arquitectónica en Colombia desde la segunda mitad del siglo  XX a nuestros días, una lectura realmente reciente, teniendo en cuenta que solamente en Cartagena, Tunja, Popayán, Bogotá y en algunas pequeñas poblaciones se dieron en Colombia verdaderos centros urbanos en los cuales aparecen las normas urbanísticas impuestas por la colonia española. Como análisis previo, hay que decir que en este periodo, -1819 año de la Independencia a 1860  década en que la nueva economía marcha de la mano de una nueva sociedad-, se comienza a plantear un tipo de ciudad moderna en la cual aparece la influencia de ciudades como Londres y especialmente de Paris, sobretodo en la tipología de los edificios oficiales, en alguna tipología de vivienda, en donde el eclecticismo impone su pauta. Medellín, con su clase social de negociantes exportadores, con la industrialización en la producción del café, con nuevas tecnologías en la explotación de las minas de oro, desarrolla rápidamente un modelo urbano que quiere ser europeo, bastante interesante por el matiz moderno que tuvo la arquitectura de los edificios públicos, de bancos, oficinas, etc. Pero solamente hasta los años 30, en Bogotá y Medellín aparece un concepto moderno de planificación de la ciudad, de cualificación de las áreas dedicadas al comercio, a la vivienda, a la expansión, que  más adelante, en los años 40 y 50 logra consolidarse en estas dos ciudades y en Barranquilla, un verdadero proceso de modernización en el lenguaje urbano, con la aparición de una arquitectura que viene del magisterio de maestros como Frank Lloyd Wright, Adolf Loos, Víctor Horta, el Decó  norteamericano, y Le Corbusier; que incorporan un lenguaje lleno de calidad espacial gracias al desarrollo de la industria de la construcción. Consideraciones programáticas y de uso, las características particulares del lugar - topografía, orientación, clima -, el uso de materiales disponibles y una economía de medios constituyen determinantes fundamentales de la arquitectura en este periodo. Bruno Violi, Leopoldo Rother, Nel Rodríguez, Federico Blodek y Tulio Ospina, son algunos de los principales arquitectos que caracterizan nuestra primera modernidad. 

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EDIFICIO BURAGLIA. Bogotá 1948. Arq. BRUNO VIOLI. 
Fuente: Revista Proa  
 
FACHADA EXTERIOR EDIFICIO BURAGLIA 
Fuente: Revista Proa  

EDIFICIO CENTRO CÍVICO, Barranquilla 1945. Arq. LEOPOLDO ROTHER. 

Fuente: Revista Proa

BANCO CENTRAL HIPOTECARIO, Medellín 1957. Arq. NEL RODRÍGUEZ.

Fuente:  Revista Proa

EDIFICIO FABRICATO, Medellín 1950. Arq. FEDERICO BLODEK. 

                                                Fuente: BPP

 
CONTEXTO URBANO EDIFICIO FABRICATO. 
Fuente BPP


            Estas determinantes seguirán siendo muy significativas y se convertirán en modelo en cuanto a sus consecuencias en la plástica y forma de la arquitectura de los años 60 y 70, que buscaba caracterizar una arquitectura apropiada  en cada una de nuestras ciudades dentro del lenguaje formal del Movimiento Moderno.

        Estrategias compositivas características de la arquitectura moderna como la clara articulación entre  estructura y espacio, entre  transparencia y continuidad, entre interior y exterior; y la incorporación de mecanismos formales de luz natural, ventilación cruzada en los interiores, constituyeron  en gran medida, la gramática formal de las décadas 50 y 60 hasta mediados de los setenta. El concepto de modernidad arquitectónica que fijó el momento de esta implantación en el país durante estas dos décadas, según se deduce de los archivos de la época, corresponde a un proyecto concebido según principios de racionalidad manifiestos en la utilización de materiales producidos en forma estandarizada, teniendo como referente los sistemas de producción industrial, caracterizados por la producción masiva, ejecutados en plazos mas cortos que lo que había sido la practica constructiva habitual, con tendencia a la economía de costos, teniendo como criterio de calidad la eficiencia y la productividad.  Esta arquitectura incluía el uso de elementos como celosías, quiebra soles y aleros profundos, al igual que manipulaciones de forma como la altura de techos, el uso de fachadas interiores y estrategias de emplazamiento y orientación que facilitaban el manejo de la luz natural y la ventilación, gracias a la  reincorporación del patio interior, especialmente en las casas modernistas de los años 60, 70, que demuestran el papel importante que jugaba la reciprocidad interior -exterior en Ia organización espacial de la vivienda.

2.   HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE  UNA  NUEVA  ARQUITECTURA   URBANA

            Sin lugar a dudas, como continuidad de las lecciones de estos grandes maestros de la modernidad, la obra universalmente reconocida de Rogelio Salmona establece una sabia continuidad con ese legado perfectamente desarrollado bajo las premisas que establecen los cambios urbanos, el dominio de una materialidad y de una poética que siendo local habla un lenguaje universal.

            De esta misma generación hay que destacar la obra de Martínez Sanabria, Guillermo Bermúdez, Augusto González, Antonio Mesa, Manuel Lago y Jaime Sáenz entre otros.

CENTRO CULTURAL MORAVIA, Medellín, 2009. Arq. ROGELIO SALMONA (última obra construida). 
Archivo personal 
  
CASA BERMÚDEZ, Bogotá, 1960. Arq. GUILLERMO BERMÚDEZ. 
Fuente: Periódico El espectador 

 


            CASA PARTICULAR, Cali, 1947. Arq. HELADIO MUÑOZ. 
                                            Fuente: Revista Proa  
                                                                                                                   

            Luego en los años 80 y 90 se empieza a hablar de arquitectura posmoderna bajo la retórica de ciertas publicaciones europeas, el debate entre lo moderno y lo posmoderno, se soslaya en Colombia, ya que finalmente el posmodernismo logra imponerse pero como una moda y no como una crítica necesaria a lo que verdaderamente fue y sigue siendo la ciudad y la arquitectura moderna.

            Este periodo económico curiosamente esta señalado por el auge de la llamada economía subterránea, las fabulosas fortunas del narcotráfico que crean una verdadera burbuja inmobiliaria e intentan arrasar sin consideración alguna con la ciudad existente, con la consolidada arquitectura de barrios obreros, de clase media, a manos del capital especulativo y tratando de arrasar no solo la morfología urbana sino los usos del espacio público. Esto coincide también con el surgimiento en España de una serie de publicaciones sobre arquitectura que llegan a nuestras escuelas de arquitectura e imponen sus modelos, consagran a sus arquitectos, modelos y nombres que son tomados irreflexivamente, sin criterio alguno y convertidos la mayoría de las veces en falsos iconos y finalmente bajo el capital especulativo en una arquitectura de consumo. El modelo de Barcelona con sus plazas duras, por ejemplo, casi siempre se tomó de manera superficial (especialmente en Medellín) y en lo más periférico de sus propuestas urbanas y arquitectónicas. Había comenzado entonces el imperio del Deja vu. Frente a los consolidados maestros que hicieron una ciudad moderna, racional, imponiendo un nuevo sentido de belleza urbana, dándole al nuevo sistema de vías una filosofía consecuente con el aumento  del transporte; comienza a surgir a borbotones una serie de nombres de jóvenes arquitectos cuyos planteamientos responden en su mayoría al modelo fashion de la arquitectura que esas publicaciones predican. El proyecto arquitectónico característico de esta década, en su mayoría elude el contexto urbano, desconoce la referencia al espacio público, la necesidad de crear una nueva morfología que las acompañe y entra en crisis en las facultades el concepto de enseñanza del diseño. Una grave consecuencia de este periodo que nos llega hasta hoy, es que eI diseño del espacio público, a pesar de su importancia como componente clave del tejido urbano, no ha recibido una atención proporcional a su papel. De esta manera, se confunden propuestas de algunas intervenciones puntuales con lo que debiera constituir un verdadero proyecto contemporáneo de renovación urbana.

                Esto es muy claro en el caso de Medellín, donde por ejemplo, el programa de nuevas centralidades y de los Parques Bibliotecas, no alcanza a desarrollar ni lo uno ni lo otro, siendo en su mayoría simples contenedores copiados de revistas internacionales que no  logran establecer una relación en su contexto urbano y social; debido en gran medida a que la propuesta tecnológica de la mayoría de estos proyectos, no alcanza a definir  por su precariedad espacial y constructiva, un aporte cultural y arqui- tectónico como lo define Kenneth Frampton y que igualmente señala Germán Téllez en un reciente articulo: Es muy subjetivo y en el fondo poco interesante, la presunta representatividad de las bibliotecas y otros edificios institucionales en Medellín que no se parecen a nada de lo construido previamente en la ciudad, a decir de la prensa local. ¿A qué, o a quién representa la alta costura arquitectónica? Un desfile de trajes de gala de Chanel, Dior o Lacroix, representa la moda francesa o simplemente las idiosincrasias de esos tres diseñadores? (En Arquitectura Colombiana o hecha en Colombia”, Germán Téllez, Revista Proyecto Diseño, Bogotá, junio–julio 2011) 




PARQUE BIBLIOTECA GUAYABAL. Medellín 2011 
Fuente: Alcaldía de Medellín 

CENTRALIDAD MONTECARLO. Medellín 2011
Fuente: Alcaldía de Medellín


BIBLIOTECA SAN JAVIER, Medellín 2007. Arq. JAVIER VERA. 
Fuente: Internet
BIBLIOTECA BELÉN, Medellín 2008. Arq. HIROSHI NAITO. 
Fuente: Internet  


     El caso más flagrante es el de la llamada biblioteca España (ni parque ni biblioteca), como a sí mismo, es rescatable la propuesta de la biblioteca de Belén y la de San Javier del arq. Javier Vera.

                 Así mismo, la arquitectura reciente en Colombia refleja una diversidad de producción y multiplicidad de tendencias que desafía argumentos analíticos singulares. del actual periodo existen notables logros, como por ejemplo algunos proyectos de Daniel Bermúdez, especialmente la Biblioteca El Tintal, un ejercicio de adaptación -de una antigua bodega de reciclaje a la espacialidad de  biblioteca-  y de recuperación de un extramuro que se convierte en un nuevo referente urbano. Otros proyectos, como el edificio de posgrados de la Universidad Tadeo Lozano y el reciente Centro Cultural Julio Mario Santodomingo, del mismo arquitecto, además de crear cada proyecto una contundente espacialidad pública, se benefician y valoran en gran medida, la ventaja de pertenecer a un tejido urbano bien consolidado.

          El proyecto de la Cámara de Comercio en Chapinero, de Daniel Bonilla representa igualmente una buena muestra de la mejor arquitectura urbana que recientemente se hace en olombia, y que se define además, formalmente con una innovadora propuesta tectónica. 


BIBLIOTECA EL TINTAL. Bogotá, 2000 

Fuente: Internet 


CENTRO CULTURAL JULIO MARIO SANTODOMINGO. 

Bogotá, 2011. Fuente: Internet

CÁMARA COMERCIO EN CHAPINERO, Bogotá 2011. Arq. DANIEL BONILLA. 

Fuente: Internet  

EDIFICIO POSGRADOS JORGE TADEO LOZANO. Arq. DANIEL BERMÚDEZ. Bogotá, 1997


            En Medellín, como recuperación urbana hay que reconocer el trabajo que desde hace mas de una década se viene haciendo de la Carrera Carabobo, proyecto que se inicio en 1999 con la recuperación del antiguo Palacio Municipal al nuevo Museo de Antioquia, y que siguió desarrollándose a partir de la buena infraestructura que tiene la vía, hoy sin embargo sigue inconclusa, quedando como una calle llena de atributos arquitectónicos, pero que respecto al grave problema de movilidad que atraviesa hoy la ciudad,  sigue sin resolver el punto de mayor congestión; su intersección con el Jardín Botánico y el amarre al norte de la ciudad.

         Con esto hay que decir que la obra pública que en los últimos años se viene haciendo desde el gobierno municipal, tiene una enorme influencia en su técnica de representación gráfica así como en su metodología de trabajo, en las nuevas generaciones de estudiantes de las Escuelas de Arquitectura de la ciudad y en los jóvenes profesionales que comienzan su práctica; sin embargo, su excesiva carga figurativa de arquitectura mediática la hacen altamente victima potencial de un mercado de formas determinado e impulsado por la moda vigente. Testigo de esto es la proliferación hoy de proyectos que pretenden ser vanguardistas pero que en su mayoría, no profundizan sobre consideraciones espaciales o de contexto.

 

Conclusión

        La arquitectura que se aborda en este ensayo confronta la necesidad de establecer un puente entre el momento contemporáneo y el momento moderno,  tratando de entender  como lo señala William Curtis, que la innovación tiene más fuerza cuando está arraigada en la tradición, y las tradiciones se mantienen vivas mediante un espíritu innovador más que imitativo. La tarea de cada generación, cuando la arquitectura se aborda como disciplina y vocación, es intentar resolver aspectos particulares de una realidad social a través de formas duraderas. La mejor arquitectura siempre aspira a esto, por lo tanto, los planteamientos de la generación actual no invalidan los logros de las anteriores. En este sentido, la obra de Rogelio Salmona, al igual que las del grupo de maestros de los años 50, siguen teniendo tanta vigencia como la mejor arquitectura contemporánea, a pesar de los fuertes cambios en el ambiente y circunstancias que las generaron. 



[1] Arquitecta colombiana, urbanista con maestría en estudios urbano regionales y énfasis en diseño urbano de la universidad Nacional sede Medellín. Profesora asistente de la Facultad de Arquitectura de la universidad Nacional, primer premio en concurso de ideas desarrollo urbano áreas de influencia del Metro de Medellín, consultora especialista en planes de ordenamiento, planes parciales y proyectos urbanos.