GENERACIÓNDE NARRADORES DEL 80: EL SONIDO Y LA FURIA
El periodo histórico y los hechos acontecidos en nuestro país durante ladécada de los años ochenta del siglo pasado han generado en la sociedad peruanaun intencionado e incompresible olvido y el consecuente desconocimiento de esteespacio de tiempo, el cual es asociado solo a la violencia y la crisiseconómica. Olvidan, entre otras cosas, que en esos mismos años se inicia unproceso de revitalización en la narrativa peruana que ha repercutido hastanuestros días. La consolidación de la novelística, el (re) surgimiento de nuevos sub géneros, larenovación y surgimiento de nuevas generaciones que han dado al proceso denuestra narrativa una continuidad de la que carecía en el pasado. A pesar de estarealidad, comprobable en la cantidad y calidad de textos y autores, la críticaha pasado por alto la importancia de la denominada “Generación del 80”.
Con la intención de difundir el aporte de este grupo de escritores, se celebró el evento: GENERACIÓN DE NARRADORES DEL 80: EL SONIDO Y LA FURIA, celebrado los días 6 y 7 de octubre de 2017 en La Casa de la Literatura Peruana.
La organización ha previstoonce mesas con la siguiente temática:
3 mesas sobre trabajos críticos de escritores o narrativa de lageneración
2 mesas de homenaje: una a la escritora Pilar Dughi otra al escritorJorge Ninapayta de la Rosa.
3 mesas de testimonios de escritores de la generación.
3 mesas de lectura de textos.
ENTREVISTA A MARIO SUÁREZ SIMICH
ÓMNIBUS.- Sr. Suárez Simich, ¿por quépiensa usted que existe la necesidad de realizar este Encuentro de NarradoresPeruanos?MARIOSUÁREZ.- En el Perú estamos “recordando” los 25 años de la captura de AbimaelGuzmán y de su cúpula. En ese contexto, en ese ejercicio de memoria histórica,que dicho sea de paso, se está haciendo muy mal y sin ninguna proyecciónpositiva para el país, se hace necesario también recordar otras cosas; como lageneración de narradores que surgió y se formó en esos años, y que desdenuestro punto vista, es la generación con la que inicia una transformación enla narrativa peruana que se proyecta hasta hoy. Por ejemplo, una de lasconsecuencias que produce la llamada “guerra interna” es, metafóricamente, elderrumbamiento de las cuatro paredes en la que vivíamos encerrados losnarradores, esos pequeños micro-universos desde los cuales se escribía y cuyaproducción estaba signada por el cuento como género. Esta realidad no significauna crítica, es una constatación; los primeros libros de Siu Kam Wen, sobre eluniverso chino en Lima, los de Christian Fernández o Teófilo Gutiérrez sobrePiura, son muy buenos, pero están enmarcados en ese tipo de producción. Al caeresas paredes, los narradores toman una conciencia mucho más amplia del Perúcomo realidad, lo que amplía sus universos narrativos. Esto hace que losescritores, los del 80 y los de las generaciones que le siguen, tomen comomateria prima para sus textos diversos universos narrativos y se asuma lanovela como género; Fernando Cueto, por ejemplo, que escribe una magníficanovela sobre su Chimbote natal en El diluvio de Rosaura Albina hace lomismo con Ese camino existe, ambientada en Ayacucho. Narradores degeneraciones posteriores como Sandro Bossio, nacido y criado en Huancayo,escribe una bella novela histórica ambientada en el Callao del siglo XVI, hablode Elllanto en las tinieblas o Juan José Cavero, más joven aun y limeño defamilia piurana, en La ruta de los hombre silentes, lo haga sobre un inmigrantechino que realiza un viaje transversal por la geografía e historia del Perú definales del XIX y principios del XX. Todo esto y más se inicia en los años 80 ycon los narradores de esta generación. Sobre esto intentamos hacer reflexionara la sociedad.
OMB.- El sonido y la furia, ¿por qué este título yesta relación tan inmediata con Faulkner?
MS.-Los narradores de la generación del 80, los que tuvieron una formaciónacadémica o aquellos que contactaron con los escritores “mayores” en lo que sellama “tradición”, tienen dos referencias: el Grupo Narración y la Generacióndel 50. De Narración aprendimos el sentido de compromiso que un escritor debetener con su realidad inmediata así como su función en una sociedad, pero sobretodo aprendimos del ejemplo que nos dieron de lo que significa ser un escritoren el Perú; de Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, que ya no están con nosotros,aprendimos mucho; de Antonio Gálvez Ronceros, Augusto Higa o de Roberto ReyesTarazona, seguimos aprendiendo. La Generación del 50 fue la primera en aprendery difundir en el Perú las nuevas técnicas narrativas de la literaturaanglo-sajona; ellos, ya como profesores universitarios, ya como“amigos/maestros”, nos incentivaron a leer a Faulkner, Joyce, entre otros. JoséAntonio Bravo, incluso, escribió varios textos en los que explicaba ysistematizaba estas técnicas; Carlos E. Zavaleta o Luis Fernando Vidal desdelas aulas de San Marcos hicieron mucho para que los jóvenes aprendices de esosaños aprendiéramos esas técnicas; los talleres de narración también jugaron unrol importante. Mario Vargas Llosa, en muchas de sus novelas es un prodigio deestos recursos; de ahí el gusto por Faulkner. Ahora, los que organizamos esteevento pensamos que el título El Sonidoy la Furia describe bien el contexto en el que empezamos a escribir. Elprimer encuentro de narradores de nuestra generación, celebrado en Lima en1989, lo titulamos: En torno al fuego. Ambos títulos expresan lo mismo.
OMB.- ¿Qué aportará de novedoso esteEncuentro?
MS.- Noes nuestra intención aportar nada nuevo en el campo académico, eso es trabajode una crítica que brilla por su ausencia y que existe solo al nivel de lagacetilla y del post digital. Si existe algo que pueda llamarse novedoso, es laintención de recordarle al Perú, un país que tiene miedo a pensar en la décadadel 80 y que cuando piensa, lo hace mediatizado por un temor nacido de la ignoranciay el desconocimiento, que en esos años que prefieren olvidar se gestó unanarrativa que en la actualidad no tiene nada que enviarle al resto de la escritaen español. Por esta razón, este evento se ha inclinado más por ofrecer alpúblico el testimonio de los escritores de esta generación, la lectura de sustextos y a rendir homenaje a los que no están ya con nosotros, como
Pilar Dughio Jorge Ninapayta, para que se conozca su obra. Claro que también habrá aportesde tipo académico. Es nuestra intención publicar los testimonios que envíen losescritores de esta generación; de lograr hacerlo, eso sí resultaría novedoso.
OMB.- En este Encuentro, quiénes son los“imprescindibles”, quiénes son los queno están y porqué.
MS.- Elevento está abierto a todos aquellos que pertenezcan o sientan pertenecer a laGeneración del 80, se ha invitado a todos. Y digo que “se sientan pertenecer”porque las definiciones académicas de lo que es una generación son siempreestrechas y polémicas. Pongo un ejemplo: Cronwell Jara nació en 1949, por quele correspondería pertenecer a la Generación del 70, pero Cronwell siempre haparticipado y convivido con nosotros; cuando ingresé a San Marcos, él era el único escritor al que se podíatutear y con quien podíamos tomarnos uncerveza, es esa convivencia lo que lo hace del 80; nuestro hermano mayor, perodel 80. Hemos partido del criterio, arbitrario como todos, de que por fecha denacimiento son de esta generación los nacidos entre 1955-1965; algunos, nacidosen los últimos años, se sienten más cercanos a la del 90, entiendo su criterio. En una antología que preparamos conChristian Fernández que titulamos Ensayo para orquesta (que no pudimospublicar por problemas políticos) y que iba a lanzarse el mismo año y por los mismos editores que la de poesía Laúltima Cena, en 1987, tenía unprólogo de Miguel Gutiérrez y un prefacio en el que dije algo que ya estásucediendo, que venía un auge de la narrativa peruana en la que cada nuevonarrador interpretaba la misma partitura, el Perú, pero con instrumentosdiferentes y que esa antología no era otra cosa que un ensayo para orquesta. 30años después, no creo haberme equivocado y desde esa perspectiva, en la que mereafirmo, no existen los imprescindibles.
OMB.- Usted fue uno de los organizadoresdel Encuentro de narradores peruanos de Madrid del 2005, ¿qué diferenciasencuentra en la narrativa peruana 12 años después? ¿Qué cambios sustanciales hahabido?
MS.- Elproceso que preveía en 1987, como digo, se ha cumplido. Las generaciones quenos han seguido han consolidado con sus textos ese auge, por lo que lanarrativa peruana goza de muy buena salud. El cambio sustancial se ha dado enel mercado y en el mercadeo. En los años 80 las editoriales, hablo de laspublicaban textos literarios, no pasaban de media docena, todas ubicadas enLima; en provincias, salvo una que otra ciudad, no existían. Desde ese entonceshan ido surgiendo exponencialmente y como era de esperar, las transnacionalesde la edición han sentado sus reales en el Perú. Esto ha creado un mercadodistorsionado; por eso uso la palabra de mercadeo, en el sentido que el libroha pasado a ser una mercancía más donde el gusto literario se impone víapublicidad y acorde a los intereses comerciales de estas transnacionales. Curiosamente, además, el número de libreríasha disminuido y las que existen son incapaces de ofrecer todo lo que se publicaen el país, y hablo solo de narrativa y poesía. La mayoría de diarios no tienenpágina cultural o destinan un espacio mínimo a ello, y los que la tienen seencuentran desbordados o apoyan intereses comerciales. De tal manera que elpúblico no tiene acceso a información u orientación crítica sobre lo que sepublica en el país; si bien es cierto que este vacío está cubierto de formaparcial por las redes, la situación estámuy lejos de ser la que necesita la producción actual de textos. Resultacurioso también los precios que se imponen en el mercado oficial; en un paísdonde el sueldo mínimo es de 850 soles, unos 235 euros; un libro de 250 páginasen el formato tradicional de Alfaguara, cuesta 60 soles, unos 17 euros: lomismo que en España. Lo que pone los libros fuera del alcance de los sectorespopulares. Esa es la nueva realidad.
OMB.- En líneas globales, ¿cuál ha sido latrayectoria de los escritores de los 80? ¿Cuál su recepción en la narrativaperuana en particular y en la narrativa latinoamericana en general? MS.- Esdifícil hacer un balance, salvo uno provisional, ya que todos siguenproduciendo. Pero sin lugar a dudas esta generación ha dado importantesnarradores. Voy a citar a dos cuya obra se encuentra cerrada debido a susprematuras muertes: Pilar Duhgi y Jorge Ninapayta. Ellos son sin duda dos baluartesde la mejor tradición cuentística peruana y sólidos novelistas. Los que siguenproduciendo, ya cuentos o novelas, han creado un corpus de alta calidad que aúnno ha sido evaluado por la crítica ni ha sido difundido entre los lectores,aunque la recepción ha sido positiva, se les lee en pequeños círculos y resultamuy difícil encontrarlos en las estanterías de las escasas librerías. Esto esconsecuencia del mercadeo del que hablábamos antes. Lo mismo sucede a nivellatinoamericano, aunque los textos poseen calidad de exportación, son losintereses de las trasnacionales de la cultura los que deciden qué se exporta yqué se importa. Pero sin lugar a dudas, la narrativa peruana de los 80 no tienenada que envidiar a la del resto de Latinoamérica.
OMB.- ¿La literatura de la violencia, tienevigencia en la actualidad? ¿Se está desprendiendo la literatura peruana de laviolencia y el autoritarismo que se generó en los años 80?
MS.- Loque se denomina en el Perú “los años de la violencia” marcaron a la sociedadperuana, la secuelas que dejaron en el imaginario son diversas ycontradictorias entre sí; desde el olvido, como el que se produce después dealguna experiencia traumática; hasta el revisionismo de los hechos. En estosdías se recuerda los 25 años de la captura de Abimael Guzmán y de su cúpula yparte de la polémica está centrada si Fujimori tuvo conocimiento, colaboró oentorpeció esa captura. Así mismo, la liberación de presos que han cumplido sucondena por terrorismo ha dado lugar a un despliegue de bajas pasiones porparte de los medios. Creo que la impronta de la violencia permanecerá pormuchos años en nuestra memoria colectiva, lo que significa que esta se veráreflejada no solo en la narrativa, sino en el arte peruano en general. Haceunos días, el director del Museo de Memoria de Lima fue destituido por que alsector fujimorista no le gustó una exposición colectiva de arte, que se hizo sobreesos años. Ahora, lo que yo entiendo como “narrativa de la violencia” esaquella que ha sido escrita para hacer “reflexionar” sobre lo que fue ysignifica y significaron esos años y sus consecuencias, sin importar los puntosde vista; denunciar en su sentido más amplio, que es el papel de narrativa:hablo de Dante Castro, Óscar Colchado, Félix Huamán Cabrera, Lucho Nieto,Enrique Rosas, entre otros. No la oportunista, la escrita para presentarse aconcursos, la que adolece de un profundo desconocimiento de la realidad delfenómeno. Lo mismo que la guerra civil española, como tema; es un argumentorecurrente en la narrativa española a pesar de los años transcurridos, piensoque este tipo de narrativa seguirá teniendo vigencia en la literatura peruana. Las heridas están muy lejos de haber sidocuradas.
OMB.- ¿Necesita la literatura peruana unadiversificación temática o de género? ¿Cuáles son las tendencias actuales?
MS.- Nocreo que haya que decirle a los narradores peruanos, ni a los de ningún otropaís, qué tipo de narrativa tienen que hacer o qué tema deban abordar. Larealidad –que en el Perú es muy rica y diversa- está allí fuera y está servida.El universo escoge al narrador y le “impone” lo que va ficcionar, el tema yhasta el género, no al revés; eso es lo que hace auténtico a un escritor. Yfunciona sin directrices verticales que puedan ser sugeridas o impuestas poruna crítica “oficial”, la cual debe entender que su trabajo empieza luego queel escritor termina de escribir, no antes. Ahora, la narrativa peruana actualno puede más diversa. Se tocan una variedad de temas, ya en cuento o en novela.Desde la ciencia ficción hasta la mal llamada “autoficción”, que ha sido puestade moda por el “canon oficioso”. Lógicamente, a mi entender, quedan universosque aún no han sido tocados; pero esos universos generarán sus propiosnarradores: es solo cuestión de tiempo. Tu pregunta también podría responderse formulandoun deseo: yo desearía, para la narrativa peruana, un Arguedas de la selva.
OMB.- ¿Quiénes considera usted que son losnuevos representantes de la narrativa peruana?
MS.- Eldiario El Comercio, cada cierto tiempo, lanza a un nuevo escritor como el“sucesor” de Mario Vargas Llosa y no le ha ido muy bien con sus lanzamientos.La pregunta que hace debe ser respondida por los críticos, no por escritores.Visto desde dentro, en el Perú existen dos narrativas, una oficiosa yminoritaria que cree representar el canon y otramayoritaria (aquí minoritaria y mayoritaria se refiere a la cantidad de textospublicados) que tiene un circuito y un mercado paralelo de lectores. Ambas sonnarrativa peruana, pero solo leyendo la totalidad de esa producción podríadecirse quiénes son los nuevos representantes y eso, repito, es trabajo de loscríticos. Visto de afuera, si un crítico español, por ejemplo, quiere saber denarrativa peruana, tendría que viajar al Perú para poder tener una idea cabalde lo que aquí se escribe; si lo hace con lo poco que se exporta y se puedecomprar en cualquier librería de Madrid, tendrá una idea equivocada de lanarrativa y de los narradores peruanos.