LA QUERELLA ENTRE LOS MODERNOS. VICENTE HUIDOBRO Y GUILLERMO DE TORRE (1920). Con un excurso sobre Torre y Paul Dermée. Carlos García (Hamburg) La querella entre antiguos y modernos es ya un tópico de la historiografía literaria europea. El primer cuarto del siglo XX nos ofreció una pintoresca variante de ese tópico: lo que podríamos llamar la querella entre los modernos y los más modernos, que tuvo lugar entre miembros de diversos movimientos de vanguardia. Lejos de ser un juego meramente divertido, la primacía real o imaginada de alguna persona o grupo se convirtió, cuando menos en las letras castellanas, en una cuestión de honor, y desató por ello serias contiendas personales. Hacia 1918-1921, la hubo entre Ramón Gomez de la Serna y Rafael Cansinos Assens; hacia 1920 la habría entre Ramón y Vicente Huidobro (C. García 2009/12). Estando ya repartidos los papeles principales del pequeño drama, se suma al tablero el joven Guillermo de Torre (1900-1971), quien, tras ser un fervoroso partidario de Huidobro, se vuelve contra él y le libra batalla pública. Es lo que ha venido a llamarse la controversia acerca de la paternidad del Creacionismo, aunque en realidad la discusión concierne simultáneamente a muchos otros temas.La mayor parte de los trabajos llegados a mi conocimiento acerca de la diatriba entre Huidobro y Torre, es parcial, en general a favor del primero (cf. por ejemplo, los trabajos de Juan-Jacobo Bajarlía y de Arturo del Villar, y el deplorable nivel de Robles 1971). Por mi parte, y si bien respeto y aprecio la labor de Huidobro y de Torre en sus respectivos campos (poeta el uno, historiador y crítico el otro), considero que ambos jugaron en esta disputa un papel poco loable. Pero independientemente del gusto personal, debe poder esperarse de quien se ocupa de estos menesteres que nos proponga una visión imparcial de los hechos. Intentaré, pues, acercarme al tema sin preconcepciones. A algunos de esos “hechos” me referiré ahora (no sin saber que un hecho lo es del todo recién después de ser interpretado), entresacando información de algunas correspondencias de la época, e intercalando sus pasajes relevantes con los de otras fuentes ya conocidas, a fin de reconstruir plausiblemente el contexto y para que se tornen visibles los resortes que movieron a uno u otro a comportarse como lo hicieron. No me ocuparé aquí de toda la relación entre ambos, que continuó, con altibajos, hasta la muerte del chileno en 1948, sino apenas de la época del cisma y de los motivos que llevaron a él. Antes de pasar al recuento, una aclaración, acaso superflua: el logro de Huidobro como poeta es por cierto singular, y no puede ser subsumido en o mezclado con el Ultraísmo, movimiento sincretista que consistió, básicamente, en adoptar numerosas influencias, incluida la del Creacionismo de cuño huidobriano, sin llegar a cuajar en algo propio. En una nota anónima publicada en uno de los últimos números de la revista Grecia, de finales de 1920,[1] se moteja a Huidobro de “Ególatra” y, en nombre de todos los ultraístas, se rompe tratos con él.Huidobro echó a rodar la opinión de que ese título procedía, directa o indirectamente, de la pluma de Guillermo de Torre. Así, en Vientos contrarios (1926), el chileno aludirá de manera despectiva a Torre, a quien tratará –sin mencionar su nombre– de pick-pocket, es decir, de ladronzuelo. Y agregará: “Luego escribió e hizo escribir sobre mi egolatría...”.[2] El aserto de Huidobro, sin embargo, es incorrecto, cuando menos referido al año 1920: la fórmula fue redactada, como se verá, por Isaac del Vando-Villar, el director de Grecia, quien, además, lo hizo desoyendo consejos expresos de Torre. ¿Cómo se llegó a este extremo, después de que Grecia intentara ensalzar y difundir la obra de Huidobro?[3] Para acercarnos a la comprensión del problema debemos hacer un poco de historia menuda. Tanto Cansinos como Torre habían reparado en la obra de Huidobro desde antes de la llegada del chileno a Madrid. Cansinos mantenía relación epistolar con él desde 1914, cuando Huidobro le escribió acerca de Las pagodas ocultas.[4] En cuanto a Torre, no encuentro pruebas de que conociera de antiguo la obra de Huidobro.[5] Según se desprende de su epistolario con Cansinos, parece haberla descubierto, con enorme entusiasmo, a comienzos del año 1917, es decir, un año y medio antes de que el chileno trabara conocimiento con el grupo de futuros ultraístas madrileños. Así resuena en la carta que Torre remitiera a Cansinos el 20 de febrero de ese año (N° 11 en mi edición): “le llevaré un milagroso libro de Vicente García Huidobro Fernández que he ganado en mis peregrinaciones librescas...”. Torre no menciona el título del libro en cuestión, pero bien puede tratarse de Adán,[6] uno de los últimos publicados por Huidobro en esa época, si se descuenta el problemático Espejo de agua (libro que jugará un papel en la contienda). Por cierto, también podría haberse tratado de alguno anterior. En otra carta, del 2 de octubre de 1918, durante la estadía de Huidobro en Madrid, dice Torre en su enmarañado idiolecto de juventud a Cansinos (N° 26 en mi edición): Y ahora, un pequeño favor: Penetrado de la estancia del imaginífico chileno Vicente Huidobro en Madrid –cuya obra admiro desde los albores de La gruta del silencio[7] hasta Adán– y deseando gustar de las primicias rebeliosas de El Horizonte Cuadrado,[8] le ruego me envíe una sencilla tarjeta de presentación para saludarle personalmente [...] Suplicándole me indique su hora, propicia de visibilidad, y esperando la tarjeta de presentación ante Huidobro, le anticipo mi pleitesía de gratitud. Cansinos le dio, presumiblemente, la solicitada misiva introductoria. Como fuere, lo cierto es que Torre pasará a formar parte del reducido grupo de jóvenes poetas que visita a Huidobro con asiduidad durante su estancia en la corte. A través de él, Torre traba conocimiento con el matrimonio Delaunay e intensifica sus lecturas de poetas franceses, con quienes también entrará en contacto directo gracias a las direcciones postales que le suministra el chileno. Todo esto embelesa y entusiasma a Torre, que se convierte en un admirador de Huidobro y se compenetra de lo que estaba ocurriendo literariamente en París. A comienzos del año siguiente, Cansinos dará a conocer al público madrileño el valor de Huidobro, a quien caracteriza así (Cosmópolis 1, Madrid, enero de 1919; el número apareció con retraso, quizás a mediados de febrero):[…] el acontecimiento supremo del año literario que ahora acaba [1918], lo constituye el tránsito por esta corte del joven poeta chileno Vicente Huidobro, que a mediados de estío llegó a nosotros, de regreso de París donde pudo ver las grandes cosas de la guerra y alcanzar las últimas evoluciones literarias. Pocas líneas en nuestra prensa señalaron la estancia del original cantor, que retraído y desdeñoso, sólo se comunicó con unos pocos para anunciarles sus primicias nuevas. Y, sin embargo, su venida a Madrid fue el único acontecimiento literario del año, porque con él pasaron por nuestro meridiano las últimas tendencias estéticas del extranjero; y él mismo asumía la representación de una de ellas, no la menos interesante, el creacionismo, cuya paternidad compartió allá en París con otro singular poeta, Pedro Reverdy, el autor de Les ardoises du toit, y cuyo evangelio práctico recogió en un libro, Horizon carré (París, 1917).[9] Torre publicaría opiniones similares en un artículo de octubre de 1919.[10] A Huidobro le disgustó que se le atribuyera “compartir la paternidad” del creacionismo con Reverdy. Corrigió lo que consideraba un grave error de apreciación por parte de Cansinos en su charla con Ángel Cruchaga (publicada en Chile en agosto de 1919). Cuando Cruchaga inquiere “¿Qué opinión le ha merecido el artículo de Cansinos Asséns sobre su obra, publicado en el primer número de Cosmópolis?”, Huidobro responde: Estoy muy agradecido porque es demasiado elogioso para mí; pero me parece que hay en él dos errores que es necesario desvanecer. En ese artículo aparecería yo como habiendo recogido en mi libro Horizon Carré, el evangelio práctico de Les Ardoises du toit, de Reverdy, lo cual es imposible, pues mi obra es anterior; y además, mucho antes de conocer a Reverdy había yo escrito y publicado en Buenos Aires casi toda la primera parte de Horizon Carré, en una plaquette titulada El espejo de agua, algunos de cuyos poemas, como 'El hombre triste' y 'El hombre alegre', leí en esa misma ciudad en el Ateneo Hispano-Americano el año de 1916.[11] Huidobro prosigue, en un arranque de modestia que pronto se tornará inusual: No pretendo con esto dar a entender que yo haya influenciado a Reverdy; eso sería tan falso como que él me hubiera influenciado. Fue solamente una analogía espiritual, y así el primer día que nos hallamos en París pudimos constatarlo leyéndonos mutuamente poesías en las cuales había cierto fondo estético semejante. Sin embargo, fuera de este pequeño fondo semejante bastaría leer nues-tras obras para percibir la absoluta diferencia que existe entre ellas. Mientras Reverdy es un poeta eminentemente dramático, yo creo ser un poeta puramente lírico. Además, como usted ha visto en sus libros, Reverdy es todavía un poeta descriptivo. [...][12] Paralelamente, tras varias menciones elogiosas de Huidobro por parte de ambos corresponsales, Torre escribe a Cansinos el 14 de febrero de 1919 (N° 34): “Reverdy en su carta me dice palabras presuntuosas queriendo aparecer como maestro de Huidobro qui est devenu bientôt son fervent disciple.” En carta de octubre de 1919, Reverdy dirá aún a Torre: “poetas como Huidobro, Dermée, Breton, Aragon, Souppault, Birot, etc. son discípulos míos y esta escuela procede de Apollinaire y de mí”.[13] Cansinos recibió una carta similar, según consigna su errático diario o libro de memorias, La novela de un literato: “Y Reverdy nos escribe sendas cartas denunciando al chileno [Huidobro] como un mistificador, que le ha usurpado el título de creador del creacionismo.”[14] El tema seguirá ocupando a Cansinos y a Torre en las cartas que cruzan a lo largo de los meses siguientes, y dejará huellas en el trabajo de ambos. Si bien elogian, cada uno a su manera, la obra de Huidobro, relativizan su papel dentro de la literatura de vanguardia. Torre, por ejemplo, verá en el creacionismo de cuño huidobriano apenas un aspecto, un momento del cubismo literario. El joven crítico, que venía carteándose con Huidobro desde fines de 1918, comparte lealmente con él su opinión; la discusión al respecto entre ambos puede seguirse en las cartas que intercambiaron en 1919 y 1920 (Morelli / García 2008). Así las cosas, el 30 de junio de 1920, el escritor y periodista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo publica en El Liberal de Madrid un artículo titulado “París. El cubismo y su estética”.[15]Pocos días más tarde, el 3 de julio, aparece con su firma una entrevista a Pierre Reverdy, en la cual éste acusa a Huidobro de plagio y de una fraudulenta antedatación de un poemario innominado, que la discusión posterior identificará como El espejo de agua.[16] Apenas aparece el trabajo de Gómez Carrillo en la prensa de la corte reproduciendo opiniones de Reverdy nocivas para Huidobro, tanto Torre como Vando-Villar, radicado en Madrid desde fines de abril o comienzos de mayo, remiten sendas esquelas de solidaridad al chileno. Torre le comunica que él mismo pondrá a Reverdy y a Carrillo en su sitio. Y en efecto, su artículo figura, aunque sin firma, en el “Panorama ultraísta” de Grecia 46, fechado el 1-VII-1920, pero aparecido unos 10 días más tarde (la autoría de Torre de ese artículo, hasta ahora desconocida, se desprende de una carta suya a Alfonso Reyes, del 31-VIII-1920, a la cual retornaré más abajo). La nota, de media página, estaba escrita en este tenor: Ahora Gómez Carrillo transcribe literalmente, con un candor máximo, palabras de Pierre Reverdy, que intenta aparecer como el único progenitor del ‘creacionismo’ lírico, y lanza frases intolerablemente despectivas sobre nuestro admirado amigo Vicente Huidobro. Increíble nos parece el cinismo de Mr. Reverdy, expresándose de tal modo ante un periodista español, y sabiendo que en Madrid existe un grupo de literatos jóvenes, muy enterados de sus obras, y muy en el secreto de su amistad y sus débitos [...] con Huidobro [...].[17] Torre termina estableciendo que “Huidobro debe exigirle rectificar totalmente”. Vando-Villar, por su parte, ofrece a Huidobro, mediante carta del 8-VII-1920, las páginas de su revista Grecia para rebatir las opiniones vertidas por el agresor (cf. Poesía 145): ¡Admirado poeta! En El Liberal de Madrid de hace unos días el señor Gómez Carrillo, hablando del cubismo y de Reverdy, ha puesto en boca de éste conceptos que perjudican grandemente su reputación literaria. Se lo notifico a usted por si cree prudente rectificar. Aparte de ello, para demostrarle una vez más nuestra admiración, en el próximo número de Grecia le defendemos a usted y le retiramos nuestra simpatía a Reverdy, verdadero culpable de todas las majaderías vertidas en el citado rotativo por el degenerado miope de Gómez Carrillo.[18] Vando concluye, tras mencionar otros temas: “Siempre incondicional, su verdadero amigo”. Huidobro acepta con entusiasmo la oferta de Vando-Villar, según permite inferir su belicosa carta a Gerardo Diego, remitida el 15 de julio de 1920 desde París:[19] No le había respondido aún por estar ocupado escribiendo un artículo feroz contra el pobre renacuajo de Reverdy, artículo que publicaré en España y aquí para liquidar [a] ese miserable ladroncillo sin talento y con demasiadas ambiciones.[20] Como relata Gabriele Morelli en su lectura sobre las “Polémicas” del Congreso de Düsseldorf en el 2003:[21] La ‘Respuesta a Gómez Carrillo’, en once cuartillas, de Huidobro –partidario por su parte de la necesidad de la controversia en literatura en cuanto elemento propulsor de la vida cultural– incluía además, en su post-scriptum, la posibilidad de un duelo con el contendiente de la polémica, considerado un ‘admirable duelista’, por lo cual el chileno le dejaba su dirección parisina de rue Victor Massé.[22] El mismo día en que Huidobro escribe a Gerardo Diego la carta arriba citada, Grecia publica en su número 46, del 15 de julio, la primera entrega de “Intencionario”, en la cual Diego promulga su creacionismo, y Torre un nuevo capítulo de la serie “Madrid-Paris. Álbum de retratos. Mis amigos y yo”. Allí, entre otros dedicados a Jacques Lipchitz, Juan Gris, Céline Arnaud y Max Jacob, Torre publica el siguiente párrafo:
He citado el texto completo referido a Huidobro, porque dará ocasión a la ira del chileno, que éste derramó en una carta de siete páginas a Torre, del 17 de agosto. Escribe Huidobro:[23] ¿Quién le ha dado a beber el veneno?[24] [...] Quizás los mismos que me mostraron un parrafito sobre mí en Grecia en ‘Mis amigos y yo’ diciéndome vea Vd. si es impertinente y como quiere por debajo y con reticencias quitarle a Vd. su lugar.
La opinión de Torre, de buena fe y abiertamente declarada, no era errónea: el creacionismo contiene aspectos procedentes del cubismo literario. Paralelamente, Torre parece haber buscado en Ramón Gómez de la Serna un aliado para sus opiniones acerca de la cuestión Reverdy-Huidobro. Ramón, sin embargo, imbuido de su propio papel vanguardista, apenas responde (en carta del 29 de julio de 1920), sin entrar en detalles:
La cuestión Reverdy-Huidobro ya la tengo juzgada y en ninguno de sus apuntes encuentro nada que me haga variar.[25] Un mes después de la invitación de Vando-Villar a Huidobro, a mediados de agosto, ya habían ocurrido dos cosas: Por un lado, un grave enojo entre ambos, según Huidobro relata a Diego en carta del 16 de agosto:[26] Ahora que mis relaciones con el señor del Vando-Villar están algo tirantes, porque la estupidez y cursilería de dicho comerciante me ha obligado a partirle los pies, quiero decir a Ud. algunas cosas.
(Véase el resto de la carta, de tono bastante despectivo para con Vando, en Morelli / García 2008, 71.) Por otro lado, y según había anunciado a Huidobro el 8 de julio, Torre había comenzado a escribir una diatriba contra opiniones de Gómez Carrillo: No contento yo con esto, y habiendo ya sostenido una polémica [con Gómez-Carrillo] con motivo de unas crónicas suyas anteriores sobre cubismo y dadaísmo, en que aludía a Cansinos y a mí, le escribo hoy una extensa carta, algo más, pues tiene 24 cuartillas, donde ya no sólo le defiendo a usted impulsiva sino documentalmente, en un estudio crítico minucioso, donde cotejo sus poemas y los de Reverdy, hago un examen de sus respectivos postulados estéticos, y concluyo afirmando que no obstante ciertas coincidencias teóricas de usted con él y de ambos con Max Jacob, el creacionismo de usted es anterior y más logrado, pues mientras Reverdy se sostiene cubista, haciendo en sus poemas un descripcionismo sinóptico, usted crea no sólo el conjunto temático, sino adjetivalmente cada verso. Este estudio mío creo le dará Gómez-Carrillo en su revista Cosmópolis, y será la prueba más evidente de nuestra protesta y de nuestro reconocimiento a su categoría de precursor. Esas “24 cuartillas” se convertirán en el artículo “La poesía creacionista y la pugna entre sus progenitores”, que Carrillo dio a luz, en efecto, en Cosmópolis 20, Madrid, agosto de 1920, 589-605. Sin embargo, y a pesar de la actitud favorable a Huidobro que Torre ve en su trabajo, pronto se instalará la ruptura entre él y el chileno. ¿Por qué? Por un lado, porque el susceptible Huidobro no puede aceptar que se lo mencione como uno más en el concierto de innovadores. Pero también, a mi entender, porque Huidobro, quien ya venía discutiendo con Torre y Cansinos desde 1919 la pertinencia de la exégesis de su obra hecha por éstos, ha decidido entretanto apartarse de algunas figuras madrileñas de tendencia ultraísta y no darles cabida en Creación, la revista que está planeando. Torre, que originalmente, hacia febrero de 1920, había pertenecido al grupo que haría la revista, es “destituido” en agosto. Baso mi aserto en dos cartas de Huidobro a Torre:En la primera, del 24 de febrero de 1920, Huidobro incluye siquiera implícitamente a Torre en sus planes:[27] Sería bueno entonces provocar en Madrid o en otra ciudad una reunión plenaria de todos los poetas serios o que quieren verdaderamente hacer algo. Gerardo Diego, [Eugenio] Montes, [Pedro] Garfias, [Ramón] Prieto [y Romero], [Juan] Larrea, Joaquín de la Escosura, etc. y tomar acuerdos para la fundación en París o en Madrid de una gran Revista Hispano-Americana y trazarnos un plan de combate serio y definitivo. En la segunda, del 17 de agosto, el tono será muy diferente. Huidobro reconviene allí a Torre, lo trata repetidamente de “niño”, de “arrivista” y de desagradecido, lo amenaza con “una buena lección pública” y le explica por qué ya no quiere a Torre y otros ultraístas en Creación: “Y sepa Ud. que si he prescindido de Uds. en la revista Creación es porque no estoy dispuesto a transigir más en nombre de la amistad.” Pero, tras la severa amonestación, concluye: “No olvide a pesar de todo que la revista Creación tiene los brazos abiertos hacia los cuatro vientos y espera”. Requisito era solamente: “Buenos versos y buena prosa y nada más. Haga Vd. un poema serio y ya verá cómo se le recibe”. En cuanto a los motivos de Vando, será Torre quien los revelará en carta posterior a Gerardo Diego, del 27 de octubre de 1920, tras la ruptura con Huidobro (nótese en lo que sigue que Torre ignora o simula ignorar que Vando había ofrecido a Huidobro las páginas de Grecia como tribuna, y que, tras la escisión, Torre intenta ganar adeptos para sus planes): Nos hallamos en el umbral de una nueva etapa ultraísta y conviene iluminar las perspectivas, y fijar las actitudes personales. Isaac (cuyo último viaje a Sevilla ha motivado esta interrupción de Grecia, que reaparece el 1 de noviembre) me ha hablado del presunto alejamiento de Vd., respecto a nuestro núcleo, o de su posición intermedia en el caso Grecia-Huidobro, más o menos influido por las referencias de este último que habrá intentado captarle. Lo que suscitó nuestro completo divorcio de Huidobro, y nuestra independiente delimitación de rutas, fue no más que una razón de ética literaria y de dignidad personal. Pues mientras nosotros –especialmente Cansinos y yo– hemos venido, durante año y medio, exaltando su personalidad y dándole una categoría de precursor al frente de nuestro movimiento, él, Huidobro, al llegar al momento de mostrar su reciprocidad, empieza a combatirnos en París, y nos excluye, sin excepciones de su proyectada y frustrada revista internacional. Además, en el hecho suscitador de su rompimiento con Grecia, toda la razón está del lado de Isaac, quien, ciertamente, se negó a insertar su réplica a Gómez Carrillo, pues no podía convertir a Grecia en un libelo difamatorio, y además tolerar el incumplimiento de abonar la impresión de sus cuartillas, como Huidobro había prometido.[28] Creo importante resaltar que la actitud amistosa de Torre, quien hasta poco antes había remitido cartas cordiales al chileno, deja de serlo no desde que recibe cartas privadas desdeñosas, sino recién a partir del momento en que Huidobro publica su artículo “La littérature de langue espagnole d'aujourd'hui”, que apareció en París, en el primer número de L'Esprit Nouveau. Allí Huidobro desmerece de pasada al ultraísmo, caracterizándolo como una mera “degradación o mala asimilación del creacionismo”.[29] Esta opinión sólo podía insultar a Torre,[30] quien, a más tardar desde enero de 1917, aplicaba a sí mismo el vocablo “ultraísta” en su correspondencia con Cansinos: Ultraísta: Cantor del más allá de la realidad: así quiero que se interprete y resuene la palabra, desde ahora, en todos los ámbitos de la intelectualidad.[31] La fecha de aparición que tradicionalmente se asigna al primer número de la revista parisina L'Esprit Nouveau (que apareció sin ella), oscila en los diferentes repertorios entre “octubre”, “15 de octubre” y “noviembre” de 1920.[32] Nada de ello, sin embargo, puede ser cierto, como muestran algunas cartas:Por un lado, la ya mencionada de Huidobro a Torre, del 17 de agosto de 1920: El ultraísmo en mi opinión es el futurismo en tonto y cuando me piden mi opinión para una revista como es el caso de L'Esprit Nouveau yo doy mi opinión franca, sincera y no la opinión de los demás. Y puede Vd. creer que en mi artículo soy demasiado benigno. Por otro lado, sendas cartas de Torre a Cansinos y a Reyes (abajo comentadas), y también la mención por parte de Vando-Villar en su diatriba sin firma aparecida el 1 de septiembre en Grecia 48 lo confirma. Deben corregirse, en vista de todo ello, las cronologías usuales: el texto del chileno apareció a comienzos de agosto de 1920. La misiva que Torre dirigió a Cansinos desde Puertollano, donde acostumbraba pasar los veranos, es del 17 de agosto: Hoy recibo carta de Isaac, donde me comunica que atendiendo a mis razonamientos, y después de recapacitar sobre las deslealtades de Huidobro, se decide a rechazar las cuartillas polémicas y la prosa indigente de ese turiferario apócrifo.[33] El rehuir tangencialmente todo conato de promiscuación con sus amigos en esa [Madrid], es la actitud mínima que como premio a sus errores debemos adoptar todos, aun los que, como yo, después de haber proclamado su heterodoxia interior, ven la necesidad de aparecer ortodoxamente unánimes y repelentes ante posibles ofensivas. Y en cuanto al artículo difamatorio en L'Esprit Nouveau ya verá mi réplica en Les Lettres Parisiennes[34] y en Poesia. Afirmaré en Cosmópolis lo transitorio del creacionismo – gran peligro de encerrarse en la phrase à effet, y trinchera intermedia, como me dicen respectivamente Borges[35] y Diego.[36] En esos enfebrecidos días, las misivas van y vienen. El 20 de agosto, Vando escribe a Torre: En contestación a tu última postal del 17, te participo que he escrito a Diego notificándole lo ocurrido con Huidobro.[37] A [Eugenio] Montes no se lo he notificado, porque hace unos días me ha escrito diciéndome que saldrá para Madrid de un momento a otro. En el panorama del próximo número de Grecia que aparecerá el día 1° de Septiembre doy cuenta de lo ocurrido con Huidobro con bastante ironía y termino diciendo, que los ultraístas hemos roto toda clase de vínculos con este poeta que desde hoy mencionaremos con el sobrenombre de ‘Huidobro el Ególatra’.[38] Es posible que Huidobro inicie una ofensiva, y como tú dices bien es necesario ahora más que nunca que aparezcamos unidos para así rechazar los ataques de nuestro enemigo. Aunque si he de serte sincero me agradaría tener con él una discusión o polémica literaria, en donde tendría ocasión de demostrarle su ductilidad, sus influencias líricas próximas al plagio y al asesinato; así como también el fondo mercantil que tienen las creaciones de sus revistas internacionales. [...] Cansinos recibió tu carta y está de acuerdo con nuestra actitud frente a Huidobro. He leido tu artículo en Cosmópolis, admirablemente de forma pero con su fondo, no creo que tú ni ninguno de nosotros estemos en los momentos presentes de acuerdo. Vando alude aquí al artículo de Torre aparecido en agosto de 1920: “El creacionismo y la pugna entre sus progenitores”, que ahora le parece demasiado favorable a Huidobro (había sido escrito poco antes de que Torre conociera el artículo que el chileno publicara paralelamente en L'Esprit Nouveau). Vando prosigue: ¡Indudablemente Huidobro hasta ahora ha tenido una suerte loca con los ultraístas! Mientras él nos ha calumniado, nosotros lo hemos enaltecido y elevado a la categoría de poeta de primera magnitud; pero yo en el panorama diré toda la verdad del caso Huidobro: primero, Huidobro en 1918 dijo a Cansinos y acaso también a ti también que al asistir a una lectura de poemas de Reverdy, reconoció en éste casi lograda la estética creacionista por él anhelada. En el año 1912 Apollinaire define el creacionismo, diciendo que lo viejo en arte es todo lo que se puede imitar y se imita y lo nuevo es lo que permite al artista la posibilidad de crear y si crea es creacionismo. Nicolas Beauduin[39] en un artículo de crítica dice que el creacionismo de Huidobro es un brote del ultraísmo castellano. No hace falta comentar el último aserto, absurdo que se descalifica por sí mismo. Para nuestros propósitos alcanza con saber que el creacionismo de cuño huidobriano fue apenas una de las numerosas influencias a las cuales estuvo sometido el maleable y sincretista ultraísmo. Tras la ruptura, que Torre transmite a Huidobro en carta del 29 de agosto, Torre busca aliados. Así, escribe el 31 de agosto de 1920 a Alfonso Reyes (García 2005a, 29-30): Un hecho casual le da actualidad oportuna, y me hace necesaria su respuesta como juicio y colofón de mi actitud en un pleito polémico: mi divorcio, mejor dicho, la escisión de todo el grupo ultraísta, con respecto a Huidobro, motivada por las últimas deslealtades de este para con nosotros. Como aclaración complementaria le ruego lea también mi artículo “La poesía creacionista y la pugna entre sus progenitores” inserto en el reciente n° de Cosmópolis (agosto), que le recomiendo no porque este artículo tenga un valor literario inaudito –cosa que en un estudio crítico sería secundario– sino porque en él encontrará usted otra prueba más de la actitud que siempre he guardado con Huidobro, y la deslealtad que en franca disimilitud de procedimientos, ha cometido con los ultraístas.[40] Huidobro ha estado hace poco unos días en Madrid. Ignoro si llegaría usted a verle y la versión que le haya dado. Fue con el exclusivo propósito de publicar un largo artículo contra Gómez Carrillo y Reverdy, réplica suscitada por aquella crónica del primero en El Liberal que yo recogí y desautorizé oportunamente en el “Panorama” de Grecia.[41] Viendo Huidobro la imposibilidad de insertarla en ningún periódico, intentó cínicamente colocarla en Grecia.[42] Y le califico así, porque no sólo acababa de publicar en L'Esprit Nouveau un artículo difamatorio contra el ultraísmo, sino que al nombrar colaboradores de su próxima revista Creación,[43] prescindía deliberadamente de los ultraístas, y acojía en cambio a tipos turbios y rezagados. Esta lamentable miopía de Huidobro respecto a los ultraístas, que tanto y tan desinteresadamente le hemos exaltado, y a quienes, en definitiva, debe su irradiación en España, me ha dolido sinceramente, promoviendo nuestro absoluto divorcio de rutas. Como usted recordará, a Cansinos debe Huidobro, inicialmente, su difusión[44] y después a nosotros la alta categoría de que goza. ¿Cree V., por lo tanto, digna su actitud, sus exclusivismos egolátricos y su acometividad airada a los que solo favores y mutua cordialidad debe? Al igual que en París, este proceder va a crearle un completo vacío entre nosotros. Me es doloroso constatarlo, pero la solidaridad con el grupo ultraísta del que me sostuve tangencial algunas veces, me obligan ahora, ya desaparecida la jefatura y la norma cansiniana, y declarada nuestra autonomía, a proceder así. Conviene aclarar a qué alude Torre al referirse a la desaparecida “norma cansiniana”. Al prolífico Cansinos, sinuoso prosista, poeta y traductor, le había sido dado cristalizar, hacia 1918-1919, el fervor o el cálculo de varios autores jóvenes, a pesar de ser un carácter complejo, irónico, íntimamente desligado de las cosas vivas e incapaz de largos engagements. Algunos de esos jóvenes se apartarían más o menos violentamente de él a partir de 1920, no sin que Cansinos tuviera parte en ello, haciendo uso de una caprichosa y subrepticia malevolencia. Varios de ellos derivarían hacia la tertulia de “Pombo”, regenteada por Ramón Gómez de la Serna.[45]Un indicio de la desaparición de la “norma cansiniana” es que en Grecia 45, del 1 de julio de 1920 (en el “Panorama ultraísta”; sin firma, pero presumiblemente de Vando) se anuncia la “simpatía y colaboración” de Ramón Gómez de la Serna, quien venía disputándose con Cansinos, desde fines de 1919 cuando menos, el liderazgo de la juventud madrileña. El mismo número trae en página 1, donde antes campeaban las prosas de Cansinos, “Disparates” de Ramón. Sin embargo, no puede decirse que Cansinos fuese “destronado”, ya que desde comienzos de 1920 se murmuraba en los corrillos madrileños que planeaba su “deserción”.[46] En carta a Torre de fines de 1920 se negará a participar en Grecia mientras la revista no cambie de director – crítica evidentemente dirigida contra Isaac del Vando-Villar. Y en carta de agosto de 1921 a Torre, Cansinos abjurará definitivamente del Ultraísmo (García 2004/11, 172):Nunca, usted lo sabe, me he arrogado jefatura alguna, en el movimiento Ultra – mi actitud ha sido de un effacement, que por desgracia no ha sido estimado; pero si eso no fuera bastante, cedo desde ahora a quien lo desee toda paternidad y primogenitura sobre toda bandera o lema de arte. Ya dejé de figurar entre los colaboradores de Reflector y espontáneamente me retiro de Ultra.[47] Toda corona posible ha sido abdicada. Pero retomemos la carta de Torre a Reyes, que prosigue así (García 2005a, 30): Por otra parte, no podíamos resistir más tiempo su alucinación agresiva contra los ultraístas que, repito, siempre le han exaltado noblemente, y su condescendencia, en cambio, con otras figuras equívocas, que jamás le han comprendido ni leído, y a los que ahora considera como colaboradores de su revista.[48] En fin, yo particularmente, por encima de este divorcio, tengo la seguridad de haberme comportado siempre noblemente con él: se lo evidenciará así mi citado artículo de Cosmópolis, donde hago críticamente todo lo posible por él, en la última pugna polémica, declaro sus realizaciones poemáticas superiores a las de Reverdy, pero constato los antecedentes teóricos de este, y cómo simultáneamente a Huidobro pueden rotularse creacionistas algunos poetas cubistas, con lo que quedan desvanecidas sus desmesuradas ambiciones exclusivistas y egolátricas.[49] En carta del 14 de septiembre de 1920 a Cansinos, afirma Torre, como para darse ánimos (García 2004/11, 134-135): Cada nuevo número de Grecia es una irrefragable afirmación de promesas cumplidas. La distanciación final de Huidobro no ha de aminorar nuestra trascendencia, autonomía e impulso centrífugo. Allá él con sus espasmos de soberbia. (Hasta Alfonso Reyes, en carta a mí reciente, nos da plenamente la razón, y piensa hacernos una crítica, reprobando la ingratitud de Huidobro.)
La aseveración de Torre referida a Reyes no es del todo correcta, ya que tergiversa, quizás intencionalmente, lo que había dicho don Alfonso. En carta del 10 de septiembre de 1920, después de que Torre intentara ganarlo a su causa con la carta arriba citada, Reyes le había respondido: Ignoraba el caso Huidobro. También acabo de adquirir Cosmópolis para leer el artículo de usted. Antes de nada, a priori, creo que Huidobro es ingrato, y verdaderamente lamento ese proceso de soberbia a que se ha entregado. Leeré el artículo de usted y, si de algo sirve mi intervención, yo le escribiré a Huidobro con la franqueza a que me autoriza mi vieja amistad con él. Ojalá sirva de algo.[50] Luego, en párrafo aparte, Reyes agrega: Con todo gusto daré a usted, a su regreso a esta corte, algún original para Grecia. Ya lo había yo ofrecido al amable Vando-Villar. Es decir, la promesa que Reyes hiciera de remitir un artículo a Grecia no se refería al caso Huidobro. Por lo demás, nada de don Alfonso apareció en la revista de Vando, que cerraría sus puertas en noviembre de 1920.[51] (No se conserva en la “Capilla Alfonsina”, México, ningún papel referido a esta época en el archivo Reyes / Huidobro. Tampoco en la “Fundación Vicente Huidobro”, Chile.) Vando-Villar, por su parte, escribirá a Torre en carta del 30 de agosto de 1920: El haberse dejado de publicar Grecia el día 15 de agosto ha sido originado por la carencia de papel en aquellos días complicado con el incidente de Huidobro. [...] Con mucho gusto accederé a tus deseos de ser secretario de redacción de Grecia. Acerca de la revista de Huidobro nada puedo decirte en concreto; hace unos días he citado en esta redacción a [Ramón] Prieto para devolverle varias cartas de Huidobro, y todavía no ha venido a verme. Me contraría muchísimo lo que me dices últimamente de atenuar nuestra actitud frente a Huidobro. Tengo en mi poder carta de éste señor donde te trata despectivamente y me aconseja te expulse de Grecia. Soy un poco tardo en arrostrar resoluciones violentas; pero una vez que me decido las afronto y las mantengo a punta de lanzas. Así es que entre Huidobro y yo todo ha concluido. [...] Mientras Torre preferiría que se atenuase la actitud de los ultraístas para con Huidobro, Vando rompe públicamente tratos con él y lo moteja de “Ególatra” – epíteto que cierra el círculo con el cual comencé estos comentarios.[52] Quedan, por cierto, muchos cabos sueltos, pero, como ya he sido bastante prolijo, dejaré algunos para otra ocasión. Antes de concluir, me interesa mostrar brevemente la evolución que sufriera el contacto entre Huidobro y Vando – menos conflictivo de lo que podría suponerse, y menos que el de Huidobro y Torre. A pesar de la escaramuza entre ambos, Vando publicaría un año después el poema “Cabellera” del chileno (que comienza: “Hay una música silvestre...”), en el primer número de su revista Tableros, del 15 de noviembre de 1921.[53] El poema había aparecido ya en el número 1 de Centauro, Huelva, de octubre de 1920. En ambas revistas apareció con él el poema “Guardia de honor”, de Gerardo Diego. Éste menciona la publicación de Centauro en carta a Huidobro del 5 de noviembre de 1920:[54] Acabo de recibir el primer número de la revista Centauro dirigida por [Rogelio] Buendía, con un poema de usted y uno mío de transición.[55] Vando parece haber remitido a Huidobro algún comentario sobre el poema publicado en Tableros, ya que se conserva una carta del chileno a Diego, del 5 de diciembre de 1921 (es decir, poco posterior a la reaparición de “Cabellera”), de este tenor:
Obviamente, Huidobro no tomó a mal la publicación de Vando. La querella con Torre sí prosiguió por años, e hizo retrasar la impresión de Literaturas europeas de vanguardia, que originalmente debía salir en 1923 (cf. C. García / García-Sedas 2008). Pero eso ya es materia para otro estudio. Excurso[En lo que sigue, aplico una lente de aumento a un aspecto lateral de la historia arriba narrada (en sentido estricto, a la nota 34). Se trata, como se verá, de una vía muerta. Pero, aparte de ofrecer interesantes novedades, estas noticias permiten apreciar que la polémica tuvo más planos que los estudiados hasta ahora.] La tesis postulada en mi trabajo “La polémica Huidobro-Torre a la luz de correspondencias inéditas (Cansinos, Vando-Villar, Reyes, Ramón)”, de 2005, y en el que precede a este texto, es que el motivo de la ruptura entre Huidobro y Torre fue la publicación de un artículo de Huidobro titulado “La littérature de langue espagnole d'aujourd’hui” en L'Esprit Nouveau 1 (París, 1920, 111-112).[56] Este predispuso a Torre en su contra, porque Huidobro afirmaba allí que el ultraísmo era una mera “degradación o mala comprensión del creacionismo”.[57]Mostré en esos trabajos que agosto es la fecha correcta de aparición de ese número de la revista francesa, que apareció sin fecha y que es a menudo atribuido, en la literatura crítica, a meses posteriores, desde octubre a diciembre. Hasta el mes anterior, Torre no era aún contrincante de Huidobro, a quien había remitido cartas amigables y elogiosas desde fines de 1918 (cf. Morelli / García 2008), y en cuya tertulia madrileña de la Plaza de Oriente había conocido poco antes a Sonia y Robert Delaunay y, de la mano de Huidobro, la poesía moderna surgida en Francia. La lectura del mencionado artículo de Huidobro ofuscó a Torre. Apenas leído, Torre remite cartas sobre el tema a muchos de sus conocidos: Cansinos Assens, Alfonso Reyes, Isaac del Vando-Villar, Ramón Gómez de la Serna, Gerardo Diego, y seguramente a muchos otros, incluidos algunos de sus amigos o conocidos en Francia. En carta a Cansinos del 17 de agosto de 1920 (n° 53 en mi edición, 2004, 125), dice Torre: Y en cuanto al artículo difamatorio [de Huidobro] en L’Esprit Nouveau ya verá mi réplica en Les Lettres Parisiennes y en Poesia. En la citada edición de esa carta puse una nota al pie que decía, entre otras cosas: El trabajo de Torre no aparecería en la revista de Cassou [i.e. Les Lettres Parisiennes]; el artículo [titulado “Literaturas novísimas. El movimiento ultraísta español”], saldría simultáneamente en otros tres órganos: en Cosmópolis (Madrid), en la italiana Poesia (Milano) y en L’Esprit Nouveau (París). El final de ese aserto es incorrecto: el texto anunciado por Torre no apareció en L’Esprit Nouveau, sino solo en Cosmópolis y en Poesia.[58] He aquí el probable motivo para que el plan de Torre de publicar en Francia su trabajo no se cumpliera. En primer lugar, y si atendemos a las fechas, todo parece indicar que Jean Cassou no aceptó el trabajo de Torre sobre Huidobro. Torre cambia entonces de planes, y busca otro órgano francés donde publicar su diatriba. Quizás confiando en recibir ayuda de Paul Dermée[59] porque había publicado algunas traducciones de sus textos (1919/08, 1919/12) y porque lo había citado en el epígrafe de un poema (1920/06), Torre remitió a este, uno de los directores de L’Esprit Nouveau, el mismo a quien Huidobro había remitido su “carta abierta”, una misiva que no he visto, pero que obviamente estaba redactada en un estilo tal, que Dermée se sintió obligado a darle a Torre una respuesta negativa. En efecto, se conserva en la Staats- und Universtitätsbibliothek Carl von Ossietzky (Hamburg) una carta de Dermée a Torre, fechada el 22 de septiembre de 1920: dos hojas mecanografiadas, con membrete de “L’Esprit Nouveau / Revue Internationale d’Esthetique” (signatura SUB Hamburg NGT: 41: 1). En tono muy cortés y amigable, pero firme y decidido, Dermée dice en ella a Torre “(mon cher ami”) que la revista quiere ser una “tribuna absolutamente libre” y no “entablar polémicas”. Por el contrario, aspira, mediante el uso de la más sincera documentación y de la crítica más clarividente, a establecer una paz relativa en el mundo turbulento y belicoso de los escritores y artistas. Dermée no comparte la opinión que Torre, obviamente, le había manifestado en su carta desconocida, en el sentido de que Huidobro hubiera insultado a los ultraístas: Dans le cas de Huidobro, je tiens à vous dire qu'il n’a pas du tout donné d’attaques contre les ultraïstes. Il émet un jugement sur votre école qu’il affirme être une déformation du créationnisme. [En relación con el caso Huidobro, tengo que decirle que él no ha atacado a los ultraístas. Él emitió un juicio acerca de su escuela, de la que él afirma que es una deformación del creacionismo.] Y como para aplacar a Torre avant la lettre, el dadaísta Dermée agrega : Notez que Huidobro, qui est mon ami, condamne aussi toute la poésie dada et que personnellement, je lui reconnais le droit de juger ce mouvement sans que j’aie à me fâcher avec lui. [Advierta usted que Huidobro, que es mi amigo, condena también toda la poesía dadá y que personalmente le reconozco el derecho a juzgar este movimiento sin que ello me enfade con él.] Dermée asegura a Torre que su artículo será bien recibido en L’Esprit Nouveau, y que lo hará publicar rápidamente, si se abstiene de atacar a personas: Sachez d’ailleurs que votre article sur l’ultraïsme sera le bienvenu dans L’Esprit Nouveau. Je vous promets de le faire passer tout de suite, mais je vous prie de ne pas y mettre d’attaques personnelles contre personne. Dermée agrega luego que no sabe exactamente qué haya ocurrido en España entre Torre y Huidobro, pero que sí sabe que Pierre Reverdy tiene que ver en ello: Au sujet de ce qui se passe en Espagne entre Huidobro et vous, je n’ai évidemment guère d’informations, mais je sais cependant que Mr Reverdy y est mêlé plus ou moins directement Dermée descarga de ahí en más improperios sobre Reverdy, entre ellos, que es un intrigante, pero la descalificación de otro orden es la más grave: Cet homme, au contraire, est le moins moderne de tous et si on enlève de son œuvre ce qu’il a pris au premier théâtre de Maeterlinck, aux poèmes de Rimbaud, à Apollinaire et à Max Jacob, il ne reste rien que le néant. [Este hombre, por el contrario, es el menos moderno de todos, y si se quita de su obra lo que ha tomado del primer teatro de Maeterlinck, de los poemas desde Rimbaud a Apollinaire y Max Jacob, queda menos que nada.] Tanto la frase anterior como la siguiente recuerdan la dicción de Huidobro: Sachez d’ailleurs que personnellement, il répand les pires calomnies sur tout ce qui n’est pas lui et que vous ne trouvez pas grâce devant sa langue de vipère. [Sepa usted, por lo demás, que difunde personalmente las peores calumnias acerca de quien no sea él mismo y que usted no se ha salvado de su lengua viperina.] Dermée da a Torre a continuación un buen consejo: que se ponga en este caso del lado de Huidobro, y lo adorna con una velada amenaza: […] du côté Reverdy, vous ne trouverez que la méchanceté et finalement les pires complications dans vos relations avec les poètes français. [si toma el partido de Reverdy, usted no encontrará más que la maldad y finalmente las peores complicaciones para sus relaciones con los poetas franceses.] Huidobro, por lo demás, es, según Reverdy entiende la situación, un buen chico, que solo quiere seguir siendo buen amigo de Torre, a pesar de un malentendido pasajero. Según sabemos hoy, Torre no siguió el consejo. Ignoro si no envió el trabajo por estar en desacuerdo con lo que le dijo Dermée, o si lo remitió y fue rechazado. La relación entre ambos, como fuere, no sufrió bajo esa divergencia, ya que se conserva en el mismo archivo alemán una postal de Dermée de 1926, indicio de que aún seguían en contacto (SUB Hamburg NGT: 41: 2). También se conserva una misiva de Dermée a Torre, del 23 de mayo de 1927, en una colección privada española (Santi Vivanco). Sin conocer el contenido de esa carta, conjeturo que tiene relación con La Gaceta Literaria, de la cual Torre era secretario de redacción. Por lo demás, Torre dedicó dos trabajos a Dermée, uno en fecha paralela a la del tema que venimos tratando, otro algo posterior (1920/09b, 1922/01).Al publicar su texto en Poesia[60] y en Cosmópolis, Torre intenta ser justo con Huidobro, y le reconoce una gran influencia sobre la juventud de Madrid (Cosmópolis, noviembre de 1920, 477): La entronización de la lírica de Huidobro en nuestra atmósfera juvenil, acabó de evidenciarnos, como dijo Cansinos Assens, la decrepitud del ciclo modernista, y la máxima inconsciencia que suponía el seguir cultivando temas extintos e inspirarse en hermes exangües. Pero luego dirá cosas inaceptables para el chileno: No se ha de inferir de aquí que el ultraísmo sea una derivación del creacionismo, como malévolamente, e influido por recientes disidencias, ha escrito Huidobro. El ultraísmo existía ya virtualmente antes de que él nos hiciese la aportación de sus libros y de los postulados esenciales del ideario cubista. En España, y destacados en esa dirección de vanguardia existía ya algún joven literato, solitario en su actitud mentalmente extrarradial. Lo primero no es cierto, y si bien Torre mismo era el “joven literato, solitario en su actitud mentalmente extrarradial” al que alude, basta ver sus poemas y relatos de 1918-1919 para convencerse de que estaba muy lejos, muy por debajo de lo que Huidobro tenía para ofrecer como poeta. El otro aserto, en cambio, y aunque fuese inaceptable para Huidobro, tiene visos de ser correcto: este fue un catalizador de la escena madrileña, en la que introdujo sus propias intuiciones y realizaciones, pero que a su vez, sin agotarse en ellos, estaban imbuidas de “los postulados esenciales del ideario cubista”. Torre abunda sobre el tema (480): Ya hemos señalado cómo la aportación del creacionismo por Vicente Huidobro en 1918, con la incorporación del ideario cubista a nuestras intuiciones ortales, fué uno de los hechos que, unido a las incitaciones teóricas de Cansinos y al ejemplo rebelioso de algunos de nosotros, ya destacados solitariamente en la vanguardia estética [entiéndase: Torre], más directamente influyeron en el brote conjunto del movimiento ultraísta. La polémica estaba definitivamente servida. (Hamburg, 2004-25-XII-2017)
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Cf. en especial el capítulo II, “La modalidad creacionista”. Reedición a cargo de José Luis Calvo Carilla. Pamplona: Urgoiti, 2002 (con notas y bibliografía). Torre, Guillermo de (1925/05): “Precedentes y justificativos teóricos de Vicente Huidobro”: Atenea II.5, Concepción (Chile), 1925, 569-572. Torre, Guillermo de (1926): “Réplica a Vicente Huidobro”: Atenea III.1, Concepción (Chile), 1926, 115-127. Torre, Guillermo de (1927/02): “Índice de la nueva poesía americana. Prólogos de Alberto Hidalgo, Vicente Huidobro y Jorge Luis Borges. (Sociedad de Publicaciones El Inca, Buenos Aires, 1926)”: Revista de Occidente XV.44, Madrid, febrero de 1927, 269-273. Torre, Guillermo de (1962): “La polémica del creacionismo. Huidobro y Reverdy”: Ficción 35-37, Buenos Aires, enero-junio de 1962. Reproducido en Costa 1975, 151-165. 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[1] Grecia 48, Madrid, 1-IX-1920, 15, bajo la rúbrica “Panorama ultraísta”. [2] Vicente Huidobro: Vientos contrarios. Santiago de Chile, 1926. El pasaje prosigue: “Pensar que antes era un fijodalgo español, con torres, con muchas torres en el escudo... sin armas.” (cf. Undurraga 88). [3] La revista había estado abierta a los seguidores y simpatizantes de Huidobro, y seguiría estándolo tras la ruptura con él. Entre estos debe contarse a Gerardo Diego, Juan Larrea, Pedro Garfias, Eugenio Montes, Vicente Risco, Adriano del Valle, José de Ciria y Escalante y algún otro – si bien todos ellos adoptaron en diversa medida y con diferente fortuna los enunciados creacionistas. [4] Cf. Cansinos: Obra crítica I 531 y La novela de un literato II 231 (de aquí en más, Novela). [5] En el apartado que dedica al “Análisis de las primeras obras de Vicente Huidobro” en Literaturas (1925, 88-91) Torre dice que “de ello nada trascendió a nosotros, espectadores ya vigilantes [en 1916]” (89). [6] Vicente Huidbro: Adán. Santiago de Chile: Imprenta Universitaria, 1916; Obra poética, 2003, 319-358. [7] Vicente Huidobro: La gruta del silencio. Santiago de Chile: Imprenta Universitaria, 1913; Obra poética, 2003, 129-178. El libro recibió en Chile una crítica muy negativa. Sobre esta época de la producción de Huidobro, cf. el capítulo “Modernismo” en René de Costa 1984, 36-57. [8] Vicente Huidobro: Horizon carré. París: Editions Paul Birault, 1917; Obra poética, 2003, 409-480. Torre parece desconocer aún el libro. Cansinos publicará una traducción de “Vates”, poema procedente de este volumen, en Grecia 7, Sevilla, 15-I-1919, 5, Obra poética, 2003, 476-478. [9] De un pasaje posterior surge que Huidobro estuvo en Madrid “de julio a noviembre, en que tornó a su patria chilena”. [10] Cf. Torre: “Antología. Novísima lírica francesa. Pedro Reverdy. Efigie liminar”: Grecia 31, Sevilla, 30-X-1919, 8: dentro de la nueva falanje creacionista o nunista “nuestro inolvidable camarada el poeta chileno Vicente Huidobro ha obtenido sus más sugerentes transmutaciones electrolíticas y las más fragrantes harmonías siderales”. Considera el “anhelo de la gesta ‘creacionista’” “mórbidamente explícito en Reverdy, Huidobro, Dermée, Soupault y otros”. [11] Cedomil Goic, a contramano de lo que vienen afirmando René de Costa y otros, se inclina por considerar el pie de imprenta de la edición de Buenos Aires (1916) como falso (Obra poética, 2003, 380 y 388). [12] De parecido tenor, pero de tono más áspero, será su carta del 28-IV-1920 a Ge-rardo Diego (Larrea 1986, 447): “Por eso es grotesco pretender como lo hace Cansinos que la paternidad del creacionismo no está clara aún entre yo o Reverdy, cuando el pobre Reverdy aún hoy todavía no logra hacer un solo poema creacionista.” [13] Cf. Poesía 75. Torre comentará el tema en su carta a Huidobro del 22-VI-1919: “[Reverdy] Me envió sus poemas y Nord-Sud, adjuntos a una carta indiscreta, necia y vanidosa, aludiéndole a usted como un elêve de son école. Yo, ni contestarle quise...” (Morelli / García 2008, 13). [14] Novela II 233. Cf. carta de Reverdy a Cansinos, sin fecha (¿1919?), en Bonet 1996, 264, donde el francés acusa ya al chileno de antedatar algunos de sus textos y lo trata de su “imitateur”. [15] Reproducido en Costa 1975, 125-128. [16] El tema venía ocupando a Juan Larrea y a Gerardo Diego desde comienzos de año; cf. la carta de Larrea a Diego del 19-I-1920, la de Huidobro a Diego, del 28-IV-1920, así como la de Larrea a Diego, del 13-V-20 (Larrea 1986, 115, 445-449 y 127). [17] La entrada no figura bajo el nombre de Torre en José María Barrera López: La revista Grecia y las primeras vanguardias. Sevilla: Alfar, 1997, ni en la reedición facsimilar de Grecia, también a su cargo, debido a que aún no se conocía su autoría. [18] En efecto, como mostré arriba, Grecia 46, fechada el 1 de julio, trajo el citado artículo de Torre. [19] Reproducida por Gabriele Morelli en Ínsula 642, Madrid, junio de 2000, 7. [20] Al día siguiente, Huidobro escribe al chileno Ángel Cruchaga (Costa 1984, 100-101), anticipando publicaciones que al final no se concretaron: “Lee mi respuesta en los diarios españoles. Los he destrozado. Si vieras cómo se burla de ellos toda la gente que vale algo. Inútil decirte que toda la juventud española está conmigo. Ya verás los artículos que van y vienen en mi defensa. Aquí en Paris la misma cosa; todos los artistas que valen están a mi favor y este lío me ha servido enormemente de reclam [sic]”. [21] Gabriele Morelli: “Polémicas y querelles a través de la correspondencia inédita de la primera vanguardia española: Diego, Guillermo de Torre, Huidobro, Larrea”: Seminario “Vanguardias y vanguardismos. Espressioni d'avanguardia nelle litterature iberiche e iberoamericane contemporanee”. Düsseldorf, 11-12 de febrero, 2003 (en prensa). [22] Cf. Cansinos, Novela II, 241: “Huidobro se indigna [porque Gómez Carrillo publica sobre la nueva literatura de Francia y apenas lo menciona] y manda un largo mamotreto al cronista que Carrillo arroja al cesto de los papeles. Huidobro habla de desafiarlo, y como alguien le recuerda la fama de espadachín de Carrillo, él dice que no le asusta lo más mínimo, que él también es un baleador terrible, una especie de Guillermo Tell, un campeón de tiro, y para probárnoslo nos lleva a la verbena y pide un rifle y dispara siete veces seguidas a los huevos sin hacer un blanco.” Cf. también Costa 1984, 98-99. [23] Biblioteca Nacional de España (BNE), Madrid, Mss 22825/25, 1. [24] Entre ellos debe mencionarse al narrador chileno Joaquín Edwards Bello (1888-1968), quien en carta sin fecha a Torre, posterior al 16-V-1920, escribía: "Huidobro era nuevo en Madrid, pero no era nuevo en París. Ese es el hecho. En general muchos americanos llaman la atención en Madrid con cosas francesas. [...] Respecto a Huidobro, tan grande y tan especial ha sido su admiración por los franceses, que ha copiado literalmente en muchos casos, como ser a Jules Renard. [...] Huidobro al llegar a París era un imitador de Cansinos Assens con sus Pagodas ocultas, pero su conocimiento de Reverdi [sic], Dermée, Cendrars, Apollinaire, lo hizo cambiar totalmente y pudo llegar poco después a Madrid diciendo que había cogido una estrella con la mano, etc. Yo expliqué la verdad, pero hice una mala postura. ¿Recuerda? [...]" (BNE, Madrid, Mss 22822/32). [25] Obviamente, Torre ha intentado vanagloriarse ante Ramón con sus conocimientos acerca del creacionismo y del cubismo. Nótese que la disputa entre él y Huidobro aún no ha estallado (lo haría recién en agosto). Ramón decide no inmiscuirse en el asunto, lo cual no sorprende, ya que tenía en esta época una actitud crítica tanto ante Torre como ante Huidobro. Su posición táctica final ante el tema queda documentada en un artículo tardío: “Y así acabó ‘La compañía Anónima del Ultra’ salvándose mi muy admirado Guillermo de Torre que ha quedado como una patilla de la historia literaria de aquellos años, así como Huidobro es la otra patilla” (“El ultraísmo y el creacionismo español”: Revista Nacional de Cultura 108, Venezuela, enero-febrero de 1955, 154). La originalmente crítica postura de Ramón ante Torre cambiará definitivamente a mediados de 1925. En carta remitida desde Estoril hacia el 10-V-1925 (N° 16 en García / Greco 2007), Ramón dirá a Torre, tras la lectura del capítulo que éste le dedicara en su Literaturas (1925, 43-46): “Mi querido y gran Guillermo: su libro está muy bien y le agradezco el capítulo que me dedica en todo lo que vale. Mi amistad para Vd. tiene que ser desde este momento más rotunda y allá lejos he de cantar a su nombre los elogios que se merece. El arrepentimiento de ciertas bromas es completo en mí.” Debe hacerse notar, sin embargo, que las opiniones de Ramón favorables a Torre luego de su radicación en Buenos Aires, pueden en parte deberse a que Ramón dependía en cierta medida de él, debido a sus relaciones en el campo editorial y periodístico. Por lo demás, la relación de Ramón con el chileno no había sido muy buena. Véase mi trabajo “Ramón y Huidobro”: BoletínRAMÓN 19, Madrid, primavera [de Buenos Aires] de 2009 (diciembre), 37-40. [26] Bonet 1996, 294; reproducida por Gabriele Morelli en Ínsula 642, Madrid, junio de 2000, 6. [27] BNE, Madrid, Mss 22825/25, 1; 8 páginas. La mención más antigua que encuentro de esa revista planeada, que se convertirá en Creación / Création, es la que aparece en carta de Huidobro a Torre del 3-IX-1919 (cf. Huidobro: Obra poética, 2003, 1659-1660). [28] Esta carta y la respuesta de Diego, del 9-XI-1920 (BNE, Mss 22822/18) en Julio Neira: Ínsula 642, Madrid, junio de 2000, 25. El argumento, que no veo repetido por Torre en otro sitio, es interesante, entre otras cosas, porque plantea la pregunta acerca de los medios de financiación de las publicaciones ultraístas – o de la vanguardia en general. Cf. en mi arriba citada edición de las cartas de Vando-Villar a Torre la liquidación del famoso “Manifiesto Vertical”, del cual se vendieron menos ejemplares de lo que podría suponerse. Falta un estudio sistemático acerca del tema financiación de órganos de vanguardia. Aparte de los datos relacionados con Reflector (financiada por Ciria y Escalante) merece mención aquí el papel asignado a Huidobro en estos menesteres. Así, por ejemplo, Torre espera que el chileno colabore con 300 pesetas a la financiación de su nonata revista Vertical (cf. su carta a Huidobro del 22-III-1920 en Morelli / García 2008). El grupo que haría en 1921 la revista Ultra (Madrid), por su parte, escribe a fines de 1920 a Huidobro solicitando su adhesión al proyecto – y su dinero (cf. la carta reproducida en la reedición facsimilar de Ultra, a cargo de José Antonio Sarmiento y José María Barrera López, Madrid, Visor, 1993. Huidobro se negó a participar en la revista). [29] Vicente Huidobro : « La Littérature de langue espagnole d'aujourd'hui. Lettre ouverte à Paul Dermée [director de la revista] » : L'Esprit Nouveau 1, París, 1920, 111-113 : « quant à l'ultraïsme, il me paraît être une dégradation ou une mauvaise compréhension du créationnisme. / Cette école fantaisiste a gagné quelques prosélytes en Amérique, mais, heuresement, ce n'est que chez les poètes de peu d'importance. » (reproducido en Obra poética, 2003, 1299-1301; traducción castellana de la carta completa en Schwartz 1991, 77-79; este pasaje: 78.) [30] Torre mismo (Literaturas 1925, 52) sitúa ese pasaje de Huidobro al comienzo de la polémica: “al leer luego la malévola opinión huidobriana sobre el ultraísmo considerándole como una degeneración del creacionismo (L'Esprit Nouveau, número 1) sonriésemos incrédulamente, como prólogo a una polémica continua...”. [31] Carta del 13-I-1917 (N° 9 en mi edición). Adviértase que el vocablo no es aún utilizado para designar a un grupo, proceso que comenzará a desenvolverse recién tras la famosa entrevista a Cansinos de fines de 1918. En carta del 22-VI-1919 a Huidobro, Torre dirá: “Creo que recordará usted que ese título aparece ya en uno de los originales míos que le entregué al marchar” – es decir, a fines de 1918. [32] Schwartz y Valcárcel datan la aparición del artículo en “noviembre, 1920”. Nicholas Hey lo fecha “octubre 1920” (Poesía 401); así también lo hace Goic, tanto en la bibliografía de la Obra poética como en la de Anales de Literatura Chilena (2003); también Rodríguez González (2017) fecha la aparición de la revista erróneamente en octubre, porque sigue la defectuosa cronología de Hey. [33] Cf. en este contexto una carta sin fecha de Lasso de la Vega a Cansinos, que reza: “Compadezco a Isaac que se ve obligado a publicarle su pernicioso documento mal escrito y que a nadie interesa. Yo le he aconsejado que no se lo publique.” (Bonet 1996, 298). Nótese, sin embargo, que Torre nada dice aquí del compromiso de pagar la impresión. [34] Al parecer, la revista fundada en 1918 por Jean Cassou no aceptó el trabajo de Torre, cuyo artículo saldría simultáneamente en dos órganos: en Cosmópolis y en la italiana Poesia. [35] Torre y Borges se habían conocido en Madrid en abril de 1920. En carta inédita, remitida hacia el 11 de junio de 1920 desde Valldemosa, Borges escribió a Torre: “Creo que se equivocaba Cansinos al presagiar que el próximo avatar del ultraísmo era el creacionismo. El creacionismo puro es una jaula: una cacería de la phrase à éffet, de la ingeniosidad, que es el mayor peligro para escritores de raza española, como nosotros.” Torre parafrasea estas líneas en su artículo “La imagen y la metáfora en la novísima lírica”: Alfar 45, La Coruña, diciembre de 1924 [reprint: III 219], donde elimina el nombre de Cansinos: “Creo que se equivocan los demasiado obstinados en pesquisas de imágenes; el creacionismo puro que tal cosa predica es una jaula, una cacería de la phrase à éffet (...)”. El pasaje fue conservado por Torre en Literaturas (1925, 299). Antes de la aparición del artículo y del libro, y aunque sin nombrar a Borges, Torre había escrito en carta del 13-V-1923 a Gerardo Diego, que el creacionismo “era un camino más que una meta”: “Y alguien habló entonces, 1920, del peligro de que terminase todo en una cacería de la phrase à effet” (Bonet 1996, 322). Por lo demás, resalta que Borges, a pesar de su devoción por Cansinos, lo critique aquí. Borges mismo, hacia fines de 1919, apreció la obra de algunos tempranos creacionistas españoles, como Gerardo Diego (es uno de los pocos que mencionará a menudo en sus escritos de la época), pero terminaría por apartarse de esa preferencia, quizás influenciado por Torre. La reflexión acerca del creacionismo puede haber sido desatada por el contenido de Grecia 43, que incluía poemas de Diego, Pedro Garfias, Eugenio Montes, José de Ciria y Escalante y Adriano del Valle. En carta del 1-XI-1920 a Maurice Abramowicz, Borges dirá (Cartas del fervor, N° 18, 122; cf. allí mis notas en p. 268): “Je comprends ton surprise devant les idioties de la prose de Huidobro, qu'on réfute d'ailleurs, avec assez de maladresse et de méchanceté, dans le Panorama Ultraísta de Grecia (1er Sept. 920). [Borges parece ignorar que Vando es el autor del artículo.] Cette allusion de Huidobro à l'école créationniste qui, selon lui, s'est manifesté à Buenos-Aires en 1916, m'étonne profondement. Quelle est cette école créationniste de Buenos-Aires dont personne n'a jamais ouï parler?... Tous les poètes argentins actuels (Lugones, Arrieta, Capdevila, Banch[s]...) sont oú des romantiques ou des parnassiens. Puis, cette manie de vouloir que l'Amerique ne copie rien de l'Europe. / ... Malgré mon admiration pour Huidobro –qui est, aprés tout, un très fort poète– je n'ai aucune sympathie pour son système du créationnisme intégral. Réduire la poésie à être une série non-interrompue de métaphores, et de métaphores à la 2me ou à la 3me puissance, cela m'a toujours paru une limitation horrible. Una académisme pire que l'ancien.” [36] La aseveración de Torre debe basarse en alguna misiva de Gerardo Diego que desconozco. Acerca de la actitud de Diego para con Huidobro, cf. su ya mencionada carta a Torre del 9-XI-1920, reproducida por J. Neira en Ínsula 642, Madrid, junio de 2000, 25. Acerca de la relación entre Torre y Diego, cf. C. García 2008/07. [37] Ignoro si se ha conservado esta interesante carta en el archivo de Gerardo Diego, que permitiría redondear el tema. [38] Grecia 48 trajo una nota sin firma de ese tenor, en la rúbrica “Panorama ultraísta”. Adviértase que la nota debe ser atribuida, en vista de los datos de que ahora se dispone, a Vando-Villar, y no a Torre, como supuso Huidobro y se ha venido repitiendo desde entonces, erróneamente. [39] Nicolás Beauduin (1880-1960): Poeta francés, co-editor, con W. Speth, de La Vie des Lettres, revista leida y promocionada por los ultraístas españoles. Obras: L'homme cosmogonique (1922, mencionado por Borges en carta a Sureda de c. 10-IV-22, N° 34 en Cartas del fervor, 1999, 217-218), Les enfants des hommes. Paris, 1923 (cf. reseña en Nosotros 46, Buenos Aires, 1924, 420-421). Cf. en este contexto sus artículos de 1920 y 1921 mencionados en la Bibliografía. [40] Cf. Cosmópolis 20 a 22 (Madrid, agosto, septiembre y octubre de 1920). En el número 20, de agosto, Torre defiende con brío la obra y las excelencias de Huidobro (cf. Antonio de Undurraga: “Teoría del Creacionismo”: prólogo a Huidobro: Poesía y prosa. Antología. Madrid: Aguilar, 1957, 74). En cuanto a la revista, fundada por Enrique Gómez Carrillo en enero de 1919, cf. Amancio Sabugo Abril: “Cosmópolis”: Cuadernos Hispanoamericanos 430, Madrid, abril de 1986, 181-192. Acerca del desempeño de Torre en la redacción de Cosmópolis, véanse C. García 2016c y 2016d. [41] Grecia 46, Madrid, 15-VII-1920, 15; p. 14 trae de Torre “Madrid-Paris. Album de retratos. Mis amigos y yo”; entre ellos, el retrato de Huidobro arriba citado. [42] Tanto por su extensión (11 cuartillas) como por su tono, el texto no halló órgano que aceptara publicarlo. Cf. un fragmento en Poesía 145. Textos más mesurados figuran en sus Manifestes (Paris, 1925); por ejemplo el artículo “Le Créationisme” (“El creacionismo”: Obras poéticas selectas. Santiago de Chile, 1957, 267ss; Videla 1963, 206-215; Schwartz 1991, 85-95; Obra poética, 2003, 1328-1337 y 1338-1345 (allí también el “Manifeste Manifestes”, 1316-1327). [43] El primer número de Creación saldría en Madrid en abril de 1921. El segundo y el tercero aparecieron bajo el título Création. Revue d'Art en Paris, en noviembre de 1921 y en enero o febrero de 1924. Este número contenía “Al fin se descubre mi maestro”, diatriba de Huidobro contra Torre, publicada también en Alfar 39, La Coruña, abril de 1924, 21-25 – aquí sin la cita de una carta de Torre a Huidobro del 22-VI-1919, en la cual aquél asegura, entre otras cosas: “Hemos tenido que realizar verdaderos esfuerzos, nosotros los amigos de usted, para mantener las distancias y evitar las mixtificaciones” (se conserva una carta de Julio J. Casal a Huidobro, explicando por qué ha debido recortar el texto; C. García / García-Sedas 2013, 218-219). Huidobro se distanciaría luego de varios autores que figuraban en el número 1 de Creación, confirmando así el negativo juicio de Torre sobre ellos. [44] Cansinos publicó varios trabajos sobre Huidobro. Además de los textos recogidos en la Bibliografía, cf. Grecia 19, 20, 39, 41 y 43 (alguno de los textos fue traducido o glosado por Torre), el capítulo sobre Huidobro en Obra crítica (I 527-539), y su entrevista con César Tiempo: “Vicente Huidobro y Las Pagodas Ocultas”: Zig-Zag, Santiago de Chile, 8-V-1964. Al final de una entrevista a Huidobro publicada en El Mercurio, Santiago de Chile, 31-VIII-1919, Ángel Cruchaga Santa María afirma: “Cansinos Asséns, cuyo criterio nunca fue torcido por ruines manejos, ha publicado en La Correspondencia de España y en Cosmópolis siete artículos sobre el creacionismo. En ellos señala a veces con una sutileza admirable los atributos de la nueva escuela, haciendo un firme elogio de la personalidad de Vicente Huidobro, llegando a decir que el más alto acontecimiento artístico español del año de 1918 era la pasada de este gran poeta por la ciudad de Madrid”; reproducido en Costa 1975, 61-67. (El aserto proviene de Cansinos: “Un gran poeta chileno: Vicente Huidobro y el Creacionismo”: Cosmópolis 1, Madrid, enero de 1919.) [45] Cf. Larrea 1986, 123, carta a Gerardo Diego del 16-IV-1920. [46] Larrea 1986, 123, carta del 16-IV-1920. [47] La última colaboración de Cansinos había aparecido unos tres meses antes, en Ultra 10 (10-V-1921). Acerca del posible entretelón de esa renuncia, cf. carta sin fecha de Humberto Rivas a Cansinos, que podría ser de esta época: “Querido Cansinos: conste, ante todo, nuestro más profundo y sincero pesar por su determinación. El motivo fue tan leve y nuestra amistad era y es tan verdadera, que no supusimos ni remotamente que aquello pudiera traer esto. Recuerde usted que la misma tarde de aquel día yo le había pedido el original, por carta. Después de aquella escena no me atreví a insistir de palabra, temiendo un desaire. Pero usted debía habernos mandado sus cuartillas. Hoy, conocida su actitud –irrevocable, según Comet– no hacemos más que lamentarla. Nosotros somos siempre los mismos, en Ultra no tiene usted más que amigos.” (Bonet 1996, 316; ARCA, carpeta 318). Se conserva una misiva de César A. Comet a Cansinos (ARCA, carpeta 254), que quizás esté relacionada con este tema. Sin haber podido ver esa carta, arriesgo una hipótesis: Cansinos se enfadó porque Ultra publicó sin su consentimiento un texto de “Juan Las”, seudónimo poético de Cansinos. De haber sido así, ello se explica porque Vando publicó en Tableros textos recibidos de sus autores ya en 1920 (tal el caso de algunos poemas de Borges, como “Guardia roja”, cuya versión primigenia es la aparecida en segundo término). Otro posible motivo es el comportamiento de Vando para con Huidobro: no cuesta imaginar que Cansinos vio en el chileno el único valor poético nuevo, y no quiso malquistarse con él. [48] Los colaboradores españoles del primer número de Creación. Revista Internacional de Arte (Madrid, primavera de 1921) fueron Gerardo Diego, Ramón Prieto y Romero, Eliodoro Puche (los últimos dos, verdaderos epígonos, de los cuales Huidobro se distanciaría después). [49] Cf. otros testimonios epistolares de la polémica: cartas de Huidobro a Torre (Paris, 30-I-1920, con notas marginales de éste) y a Gerardo Diego (21-III-1920 y 16-VIII-1920), así como misivas del polaco Tadeusz Peiper a Huidobro (6-II-1922, 12-VIII-1922 y otras sin fecha) en Bonet 1996, 292, 294, 310 y 312. Otra misiva de Huidobro a Diego, acerca del origen de “la palabra creacionismo”, del 28-IV-1920 en Larrea 1986, 445-447. [50] Reyes y Huidobro estaban en contacto epistolar desde 1914. Huidobro había escrito a don Alfonso remitiéndole un libro suyo, que éste elogió en su respuesta. En carta del 6-IV-1916 pide a Reyes direcciones de poetas franceses “de elite”. Cf. mi edición de ese epistolario, C. García 2005b. [51] En el primer número de Tableros, revista que Vando dirigió en 1921-1922 se menciona a Reyes como colaborador. Vando llevó a la nueva revista material remitido por sus autores originalmente para Grecia. [52] Más tarde, Torre sí aludirá varias veces al “egolatrismo” de Huidobro en Literaturas (1925, 87, 121, etc.) – quizás también al exabrupto del chileno en Vientos contrarios (1926), arriba citado. [53] Como expliqué en una nota previa (52), Vando publicaría en Tableros material que le había sido remitido originalmente para Grecia; quizás hiciera algo similar con el material que se le remitiera para el planeado segundo número de Reflector, que no apareció. [54] Reproducida por Julio Neira en Insula 642, Madrid, junio de 2000, 24. [55] En el primer número de Centauro (3 números, 1920-1921), apareció la siguiente nota sin firma, presumiblemente de Buendía: “[...] Queremos atraer a las páginas de Centauro las firmas más claras de ambas tendencias, borrar las rencillas habidas y evitar las que pueden venir. Si conseguimos esto, si conseguimos que los poetas de Grecia depongan su actitud hostil para el maestro admirable Vicente Huidobro, y que los que se llaman novecentistas, como el sutil y cultísimo Miguel Romero, no desprecien a los de la extrema izquierda literaria, Centauro galopará por los campos floridos de la helada con las crines llenas de rosas y la cabeza riendo como una antorcha en el aire.” Lo remarcable es que Buendía menciona varios nombres (entre ellos Cansinos, Ramón y Vando-Villar), pero no a Torre. [56] Paul Dermée uno de los directores de la incipiente revista, había propuesto a Huidobro ya en abril de 1920 la confección de un trabajo panorámico sobre la nueva poesía escrita en castellano (carta del 30-IV-1920; Poesía 138): “Te recuerdo lo que necesito de ti para L’Esprit Nouveau. Espero que el trabajo esté ya avanzado después de transcurridos unos quince días desde que te hablé de ello. Se trata, te recuerdo, de hablar de las distintas corrientes literarias contemporáneas de América Latina. Debe ser una introducción general, una mirada desde muy arriba, a vista de pájaro, de toda una serie de corrientes, que tú, o alguno de tus amigos, podréis estudiar a profundidad en los próximos números. Hemos hablado suicientemente de esto como para que conozcas mi punto de vista que consiste en dar una información lo más imparcial posible y más completa. Me dijiste que eso te interesaba. Así pues, sé amable y envíame tu colaboración (12 o 14.000 palabras) en una semana a más tardar.” [57] Cf. el pasaje citado en nota 29. [58] El error me fue sugerido por el mismo Torre, quien en su carta siguiente a Cansinos (N° 54, del 14-IX-1920) afirma que su texto aparecerá en esas tres revistas, incluída L’Esprit Nouveau. [59] Paul Dermée (i.e. Paul Janssen, 1886-1951): Poeta belga, radicado desde 1910 en París, relacionado con el dadaísmo y el surrealismo. Por estas fechas, dirigió L’Esprit Nouveau y participó en Le Disque Vert; editó las revistas Z (1920), Le mouvement acceleré (un número) e Interventions. Gazette Internationale des Lettres et des Arts Modernes (2 números, 1923-1924). Ninguna carta entre Torre y Dermée figura en del por lo demás interesante trabajo de Breuil (2009). [60] Sobre la revista Poesia por estas fechas, cf. Luciano Caruso: Una questione di principio. La rivista Poesia nel 1920. Firenze: SPES, 1991 (con índice de colaboradores). Gracias a Anna Maria Saludes Amat (Firenze / Barcelona).
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