Una de las más importantes antologías de poesía hispanoamericana de la década de 1920 fue el Índice de la nueva poesía americana (1926) de Alberto Hidalgo.Aunque en la portada se anuncia claramente que el volumen contiene un “prólogo” de Hidalgo, Huidobro y Borges, se ha supuesto erróneamente que la selección fuera obra de los tres, y no falta quien elogie el buen tino de Huidobro o de Borges al adoptar a este o a aquel autor. Así, se atribuye a Huidobro el mérito de la inclusión de ciertos poetas chilenos. Dice, por ejemplo, Cedomil Goic:[1] Huidobro es obviamente el que recoge en el Índice de la nueva poesía americana (Buenos Aires, 1926) los nombres de Fenelón Arce, Rubén Azócar (1901-1965), Ángel Cruchaga Santa María, Rosamel del Valle, Pablo de Rokha, Humberto Díaz Casanueva, Juan Florit (1900-1981), Alejandro Gutiérrez, Manuel Hübner (1905-1988), Juan Marín (1900-1963), J. Moraga Bustamante, Pablo Neruda, Salvador Reyes (1899-1970), Alberto Rojas Giménez (1900-1934), y Gerardo Seguel (1902-1950), conformando la lista de poetas más numerosa por países de esa antología, pertenecientes todos a una misma generación. Sin embargo, como aspiro a mostrar, nada más lejos de la verdad que esa atribución tripartita: la antología fue seleccionada exclusivamente por Hidalgo.[2] La participación de Borges se redujo a un prólogo, y la de Huidobro, muy probablemente, ni siquiera a eso. Paso a demostrar los asertos relacionados con el chileno (no me ocuparé aquí de la eventual participación de Borges). En la Fundación Vicente Huidobro (Santiago de Chile) se conserva la carta con la cual Hidalgo le solicitara a Huidobro un prólogo:[3]
Buenos Aires 11 de enero de 1926 Sr. Vicente Huidobro Santiago, Distinguido compañero: Una madrugada en Madrid, creo que León Felipe nos presentó.[4] Usted no me recordará. Yo sí lo recuerdo. Si no mediara esta circunstancia, igualmente le escribiría. Florit[5] le dirá a usted que estoy por publicar una antología de toda la poesía americana de vanguardia. Espero que este libro tendrá una resonancia intercontinental. Va a resultar una revelación para Europa.[6] Tenemos poetas de izquierda tan buenos como los mejores de Francia.[7] Deseo que usted escriba un capítulo del prólogo.[8] Por su obra personal primero, por los discípulos que ha hecho y luego por lo que significa dentro de la lírica española como solución de una época literaria: el rubenismo, que usted echó por tierra,[9] por todo eso, quiero que usted escriba unas páginas del prólogo, que así tendría tres capítulos; los otros dos llevarían mi firma y la de Jorge Luis Borges, argentino. Pero hay otra razón también que me mueve a pedirle esto: que Chile es uno de los primeros países que en América van a la cabeza del arte nuevo. Salen de ahí acaso los mejores poetas actuales. Usted debe decir unas palabras en la cabeza del libro. El espacio que quiera y para decir lo que quiera. Pero que sea pronto. Mándeme su parte, certificada, a esta dirección: Ventura Bosch 6740. De los poetas más importantes aparecerán 10 composiciones. Me faltan de usted 3 para enterar la cifra. Mándeme Ecuatorial, que es de donde quiero tomar unas que ya no me acuerdo de memoria. O cosas inéditas, si le parece mejor. Pero mándeme siempre Ecuatorial.[10] Le renuevo el apretón de manos de aquella noche en Madrid.
El contenido de la carta permite deducir que Hidalgo ya había hecho el trabajo de selección. Por cierto, el libro estaba planeado, a más tardar, desde mitad del año anterior, según se desprende de una carta del escritor peruano Luis de la Jara a Hidalgo,[11] del 12 de agosto de 1925:[12]
Al llegar de Lima, hace pocos días, me he encontrado con su carta anunciándome el envío de su libro[13] y la próxima aparición del Índice de la nueva poesía americana, para la que le deseo y auguro todo éxito. Nada confirma que Huidobro respondiera a la misiva de Hidalgo arriba reproducida. Ello no es sorprendente, puesto que Huidobro tenía por estas fechas preocupaciones más acuciantes. Había regresado a Chile en abril de 1925; a partir de allí y por un año, viviría una etapa agitada tanto en lo público como en lo privado. Desde mediados de 1925 venía desarrollando una campaña política, que conllevó toda una serie de situaciones espectaculares, registrada por la prensa chilena: candidatura a la presidencia del país, clausura de su periódico, fundación de uno nuevo, atentados contra su vida... Paralelamente, su matrimonio atravesó una grave crisis, ya que se había enamorado de otra mujer (Ximena Amunátegui), que se convertirá en su segunda esposa tras una fuga espectacular que causó conmoción en Santiago. En 1926, Huidobro pasó nuevamente a Europa. Por todo ello, es altamente improbable que estuviera de ánimo o en condiciones para responder a la carta de Hidalgo, sobre todo ya que, de tener alguna noticia literaria suya, procedería de España no existe (1921) o de algún otro de los libros en que Hidalgo lo silenciara o lo maltratara desde comienzos de la década: En España no existe (1921, 99; 2007, 102), Hidalgo había dicho: “el ultraísmo ha necesitado, para fructificar, el riego de un americano, de un poeta de América, aunque no de los mejores: el señor Vicente Huidobro”. Ya antes, en Muertos, heridos y contusos (1920, 143; 2007, 41), Hidalgo habla despectivamente de Huidobro, al narrar su encuentro con Rafael Cansinos Assens. En España no existe (1921; 2007, 103), y nuevamente en 1923 (en la “noticia” final de su libro química del espíritu) habla de Pierre Reverdy, no de Huidobro, como fundador del creacionismo, opinión que, de haberla conocido, hubiera ofuscado a Huidobro... Además, en ninguno de los dos archivos que conservan material póstumo de Huidobro he encontrado constancia alguna de que el chileno respondiera a Hidalgo o hubiera mantenido contactos posteriores con él.[14] Dos libros de Hidalgo figuran en la biblioteca chilena de Huidobro: química del espíritu (1923), dedicado “A Vicente Huidobro. Cardíaco recuerdo de su compañero y amigo / Alberto Hidalgo / Bs As 926”, y Simplismo (1925), dedicado “A Vicente Huidobro, con un fuerte abrazo por encima de los Andes / Alberto Hidalgo / Bs As 926”. Pero no hay ningún ejemplar del Índice en los archivos de Huidobro.[15]Puesto que ambos libros tienen dedicatorias de 1926, puede suponerse que fueron adjuntados a la carta antes citada, a modo de presentación. Tampoco fueron finalmente diez los poemas de Huidobro recogidos en el libro, ni figura en él nada de Ecuatorial, a pesar del expreso requerimiento de Hidalgo.[16] Todo coincide en sugerir, pues, que Huidobro no remitió poema alguno. Los poemas de Huidobro recogidos en Índice, proceden, con una sola excepción, de los libros Horizon carré (“Media noche”, “Paisaje”), Tour Eiffel (“Torre Eiffel”), Poemas árticos (“Hijo”, “La senda era tan larga” [en realidad, una parte de “Balandro”], “Campanario”),[17] Automne régulier (“Estío en sordina”, “Océano o dancing”) y Tout à coup (“22”).[18] La excepción es la prosa poética titulada “Poema”, que apareció en el segundo número de la revista Ariel (Santiago de Chile), el 25 de agosto de 1925. La de Índice es la única publicación de este texto en libro. Huidobro no lo reeditó, pero sí dio a la imprenta una variante, en 1941, en Ver y palpar (1923-1933), bajo el título “Panorama encontrado o revelación del mundo”. Lo novedoso del poema sugiere que Hidalgo seguía de cerca los pasos de Huidobro, y quizás la producción chilena en general; de hecho, los poetas chilenos que adopta en su antología son realmente de los mejores de la época.[19] No veo resaltado o interpretado como corresponde un detalle pequeño, aunque significativo: el texto de Huidobro que figura en el Índice como parte II del prólogo no era inédito, como sí lo eran el de Borges y el del mismo Hidalgo. Ese texto había aparecido ya dos veces en francés, primero bajo el título “Manifeste peut-etre” en el tercer número de la revista huidobriana Création (París, febrero de 1924), y luego, ligeramente corregido, en su libro Manifestes (París, 1925, 91-99). La versión en Índice es la primera en castellano; no se menciona allí a quien lo tradujo.[20] Creo legítimo postular, en vista de todo ello, que Huidobro no respondió al llamado del peruano, que éste accedió al texto por otro conducto y que lo dio a luz, probablemente, sin consentimiento del chileno. Abona también esa tesis el llamativo hecho de que, hasta donde alcanzo a ver, Huidobro no menciona el Índice en ninguna de sus publicaciones ni en ninguna de sus correspondencias editadas hasta hoy.[21] Nada confirma, pues, que Huidobro respondiera a Hidalgo; menos aún, que contribuyera activamente a la elaboración del libro. Si acaso, restaría explicar la falta de protesta de Huidobro ante la utilización de su nombre en la portada. Asimismo queda por aclarar de quién es la traducción del “prólogo” y de los poemas huidobrianos cuyos originales eran en francés. Conjeturo que fue hecha por Elvira Martínez, la primera mujer de Hidalgo, traductora también de poetas cubistas franceses de la época, como Pierre Reverdy, amigo primero, y luego rival de Huidobro. Un tema lateral debe ser planteado: ¿es posible que Huidobro, independientemente de su propia participación, propusiera a Hidalgo algunos autores chilenos? No parece ni probable ni necesario: Por un lado, del pasaje “De los poetas más importantes aparecerán 10 composiciones. Me faltan de usted 3 para enterar la cifra” se desprende que Hidalgo ya había hecho su selección, tanto de los poetas como de las obras a incluir. Por otro lado, nada se opone a la inclusión directa de esos poetas por parte de Hidalgo. Hacia 1923-1925, varios autores chilenos habían publicado en órganos de la vanguardia argentina, donde gozaban de buena reputación, y donde Hidalgo bien puede haber reparado en ellos: Pablo Neruda, Juan Marín, Cruchaga Santa María (o Santamaría),[22] Jacobo Nazaré, Salvador Reyes y Rojas Giménez habían visto sus poemas en revistas de Buenos Aires (en la primera Proa, por ejemplo, publicaron Reyes y Rojas Giménez, y Roberto A. Ortelli reseñó el libro de Reyes en 1923, quien a su vez reseñó por esas fechas, en Chile, Fervor de Buenos Aires, de Borges). Reyes, Marín, Neruda y Rojas Giménez habían publicado también en Martín Fierro. Varios de esos autores publicaban también (a veces los mismos poemas) en revistas peruanas leídas por Hidalgo, como Boletín. Editorial Titikaka, de Puno.[23] También las relaciones personales entre autores de vanguardia de Argentina y Chile eran, en general, bastante estrechas desde comienzos de la década. Ya en carta inédita de marzo de 1922 había escrito Borges a Guillermo de Torre: “Siguen arreciando las colaboraciones de Chile y de provincias”. Borges mismo mantuvo contacto epistolar con Salvador Reyes, Jacobo Nazaré y con otros poetas jóvenes de Chile o radicados allí, como Rafael Yépez Alvear. Conocía, además, la obra del chileno Gerardo Seguel, integrante del Índice, ya que a fines de 1924 remitió a Rafael Cansinos Assens un ejemplar de su Hombre de otoño. Todo ello apunta a que la selección fue de Hidalgo, basada en su conocimiento directo de la literatura contemporánea chilena. Tampoco considerado desde este ángulo es, pues, necesario postular la participación de Huidobro en la recopilación del Índice. La crítica de la época
(1926-1927) también dio por supuesto que el atrabiliario Hidalgo fue quien
seleccionó los autores y el material. A pesar del tiempo transcurrido desde que publiqué por primera vez estas ideas (2000-2005), no he hallado refutaciones que las invaliden. Alberto Rodríguez González avanza en un ensayo de 2017 dos argumentos de peso en contra de la lógica que yo invoco. El primero de ellos es ingenioso: Rodríguez González hace notar que falta explicar de dónde procede el epígrafe antepuesto al texto de Huidobro en el Índice. Coincido en que sería importante aclararlo, pero no estoy en condiciones de hacerlo por el momento. El segundo argumento de Rodríguez González no me parece válido (2017, 50):
Sin embargo, después de escrito mi trabajo de 2005, René de Costa, coincidió en líneas generales con el juicio que allí presenté, según el cual el Índice fue obra exclusiva de Hidalgo. Agregó, además, una interesante anécdota: al conversar con Borges sobre el Índice, el argentino le habría relatado que “todo fue obra de Hidalgo, que él, Borges, nada hizo, y Huidobro menos”. Es decir, conviene, en esta y en otras ocasiones, dejar de lado recuerdos de Borges, y a cambio investigar los hechos y los textos directamente. Para cerrar el gran círculo trazado hasta aquí, remito al prólogo de Hidalgo. Leyéndolo atentamente, ya hubiera sido posible evitar el histórico malentendido. Allí, Hidalgo dice claramente que él mismo ha sido el recopilador (1926, 7-8):
He suprimido datos biográficos y bibliográficos, para no hacer una antología de vulgaridades y ripios. Quien quiera éstos, cómprese cualquier libro de los poetas que nos preceden; quien necesite aquellos, pídalos a los autores: ahí están sus direcciones.[24] Espero que esto me lo agradezcan, además, las admiradoras.
En su estilo petulante, Hidalgo se vanagloria, obviamente, de la selección que ha hecho. Si bien puede reprochársele algún defecto (por ejemplo, la exclusión de algunos países, y de poemas americanos en lengua brasileña, inglesa o francesa, así como el haber dejado fuera a las poetas), su obra constituye un hito insoslayable al estudiar el período de las vanguardias históricas, y es un aporte ineludible en las luchas por el canon. (Hamburg, 25-XII-2017)
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[No he visto este trabajo; ignoro, pues, qué tesis presenta la autora.] [Hidalgo, Alberto, ed.]: Índice de la nueva poesía americana. Prólogo de Alberto Hidalgo, Vicente Huidobro y Jorge Luis Borges. Buenos Aires: Sociedad de Publicaciones El Inca. Ediciones Especiales, 1926. [El prólogo tripartito fue reproducido sin comentarios en Amauta 6, Lima, diciembre de 1926, Libros y revistas, 1-3 [Cf. Schwartz, González Márquez.] Hidalgo, Alberto (1933/01): “Antología próxima”: Crisol, 1 de enero de 1933 (sin firma). Hidalgo, Alberto (1927/09): “Historia natural de Picasso”: La Gaceta Literaria 17, Madrid, 1-IX-1927, 1; reproducido luego en el diario argentino Crisol en 1934 y luego en Diario de mi sentimiento, 1937, cap. 109.] Hidalgo, Alberto (2007): España no existe. Edicion y notas de Carlos García. Madrid / Frankfurt am Main: Iberoamericana / Vervuert, 2007. Lauer, Mirko: 9 libros vanguardistas. [Alberto Hidalgo: química del espíritu. Juan Luis Velázquez: El perfil de frente. 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[La más amplia recopilación de textos históricos y críticos sobre Hidalgo, de autores peruanos, argentinos y mexicanos.] Schwartz, Jorge: Las vanguardias latinoamericanas. Textos programáticos y críticos. Madrid: Cátedra, 1991. [Reproduce en pp. 328-339, tras una breve introducción, el prólogo de Hidalgo, Huidobro y Borges.] Suárez Calímano, Emilio: “Índice de la nueva poesía americana. Prólogos de Alberto Hidalgo, Vicente Huidobro y Jorge Luis Borges”: Nosotros 214, Buenos Aires, marzo de 1927, 423-424. Torre, Guillermo de (1926/08): “Alberto Hidalgo: Simplismo. Poemas inventados por A.H.”: Revista de Occidente XIII.38, Madrid, agosto de 1926, 253-256. Torre, Guillermo de (1927/02a): “Índice de la nueva poesía americana. Prólogos de Alberto Hidalgo, Vicente Huidobro y Jorge Luis Borges. (Sociedad de Publicaciones El Inca, Buenos Aires, 1926)”: Revista de Occidente XV.44, Madrid, febrero de 1927, 269-273; reproducido en Álvaro Sarco, ed.: Alberto Hidalgo, el genio del desprecio. Materiales para su estudio. Lima: talleres tipográficos, 2006, 256-261, con notas de Carlos García. Torre, Guillermo de (1927/02b): “Revista literaria americana”: Revista de las Españas 5-6, Madrid, enero-febrero de 1927, 80 [mención del Índice como antología “recopilada por Alberto Hidalgo”]. Torre, Guillermo de (1927/06a): “Revista literaria americana”: Revista de las Españas 9-10, Madrid, mayo-junio de 1927 (entre otros libros, reseña las siguientes antologías poéticas: Valentín de Pedro: Nuevo parnaso argentino; Pedro-Juan Vignale / César Tiempo: Exposición de la actual poesía argentina); menciona al pasar el Índice de Hidalgo). Torre, Guillermo de (1927/06b): “Alberto Hidalgo: Los sapos y otras personas”: La Gaceta Literaria 12, Madrid, 15-VI-1927, 4 [incluye retrato de Alberto Hidalgo]; reproducido parcialmente en Alberto Hidalgo: Cuentos. Edición de Álvaro Sarco y Juan Cuenca, con notas de los mencionados y de Carlos García. Lima: talleres tipográficos, 2005, 114. [1] C. Goic: “La poesía de Vicente Huidobro”: www.educarchile.cl/medios/20040503182953.pdf. [2] Expresé esa opinión ya en C. García 2000, 135. Aquí la fundamento de manera más detallada. [3] La misiva ya fue citada en Alfredo A. Roggiano: “La vanguardia en antologías. Papel de Huidobro”: Revista Iberoamericana XLV.106-107, Pittsburgh, enero-junio de 1979, 205-211, y mencionada en C. García 2000, 135. He cotejado el original de la carta. [4] León Felipe (seudónimo de Felipe Camino Galicia, 1884-1968): Poeta español. Puede presumirse que el encuentro entre Hidalgo y Huidobro tuvo lugar en agosto-septiembre de 1920, ya que en esas fechas el chileno pasó a la corte desde su residencia parisina. La época está caracterizada en la correspondencia de Huidobro con Guillermo de Torre (Morelli / García 2008). [5] El poeta chileno Juan Florit (1900-1981). [6] La mayor parte de las antologías latinoamericanas estaban destinadas a hacer un balance con fines vernáculos: espejo y acicate para uso propio. Hidalgo hace su recopilación para mostrar a Europa que hay en América poetas tan buenos o mejores que en el viejo continente. De este tenor son varios pasajes de sus escritos de las décadas del veinte y del treinta. Su antología, empero, no halló, hasta donde alcanzo a ver, un eco importante en Europa. En su reseña, Guillermo de Torre anota, ante la falta de datos bio-bibliográficos de los autores elegidos (271): “Es, pues, una antología manca, una antología da fare –como la comedia famosa de Pirandello–, que requiere adiciones y complementos para la perfecta inteligencia del lector europeo”. En 1933, sin embargo, se planeó en París una reedición modificada, también a cargo de Hidalgo: cf. su artículo “Antología próxima”, en: Crisol, 1-I-1933 (sin firma): “El año 1933 ocurrirá un hecho promisor para la literatura de esta parte del mundo. Aparecerá en francés una Antología de la poesía moderna latinoamericana. La confección ha sido encomendada a Alberto Hidalgo. Ya en 1931 éste estuvo en tratos para hacer la obra con un gran editor de París, pero una inesperada modificación de la firma retrasó el proyecto. Ahora, la cosa será un hecho, mediante el mismo editor, que va a impulsar grandemente sus negocios el año próximo. Servirá de base para el libro el Índice publicado en 1926, aunque habrá de sufrir sustanciales transformaciones. Se dará cabida a otras tendencias, a nombres nuevos y además, a los poetas brasileños, amén de eliminarse a algunos de los que figuran en aquella obra, pues la selección debe ser más severa en atención a la trascendencia de la empresa. Debe hacerse constar que es la primera vez en que la obra poética de los latinoamericanos será vertida a otro idioma. Era ya tiempo, máxime cuando corre una antología francesa de jóvenes poetas españoles”. El proyecto no se concretó. En un artículo anterior (Crisol, 29-XII-1932), Hidalgo se había referido ya al “Índice de la nueva poesía americana, la antología general de Hidalgo, Huidobro y Borges”. [7] El término izquierda no debe malinterpretarse aquí en sentido político, sino artístico. Pedro Henríquez Ureña lo utiliza por las mismas fechas para comentar la antología de Julio Noé (Valoraciones, La Plata, marzo de 1926, 270-274; Jorge Schwartz, 1991, 463-468). Incluye dentro de la extrema izquierda a los miembros de Proa y Martín Fierro, a quienes considera herederos de Güiraldes, quien a su vez lo sería de un perfil de Lugones. Hidalgo, a su vez, dividirá su propia obra en derecha e izquierda a partir de química del espíritu (1923). De izquierda considera sólo Química y Tu libro (1922). [8] En efecto, el libro no contiene tres prólogos, como a menudo se afirma en tono coloquial (también en este trabajo), sino uno, conformado por tres capítulos, con numerales romanos (I-III). [9] Algo similar dirá Hidalgo en su prólogo al Índice: “Tras de eso no hubo nada importante hasta que apareció Huidobro. Huidobro, en España, derroca el rubendarismo, y si bien puede afirmarse que su acción es igual a cero en América, algo se filtra aquí, a través de los ultraístas argentinos, puesto que el ultraísmo es hechura suya”. Borges, introductor de un ultraísmo sui generis en Argentina, no debe haber compartido este aserto, ya que disentía de los postulados poéticos huidobrianos, aunque era acertado en relación con el ultraísmo madrileño. En Madrid, adonde había viajado en 1920, Hidalgo había reaccionado desfavorablemente ante un poema de Huidobro (“Halalí”), cuando Rafael Cansinos Assens se lo dio a conocer (Muertos heridos y contusos, 1920, 143-144; España no existe, 2007, 41). [10] Ecuatorial apareció 1918 en Madrid. Fue reproducido por Rafael Cansinos Assens en la revista Cervantes (Madrid, julio de 1919). Hidalgo lo conoció, seguramente, durante su estadía en Madrid en 1920, a más tardar. [11] Luis de la Jara (1899-¿?): Poeta peruano, procedente de Arequipa (como Hidalgo), donde fundó el diario Noticias (1926). Obras: Espigas (Madrid, 1921; libro reseñado por Guillermo de Torre en Tableros 3, Madrid, 15-I-1922). Hidalgo incluyó sus poemas “Tortoni” y “Ferrocarril simplista” en el Índice. El segundo traiciona ya desde el título la lectura del libro de Hidalgo; el contenido muestra también que su autor conocía poemas tempranos de Borges y Huidobro. “Tortoni” es el nombre de un tradicional café situado en el centro de Buenos Aires, de lo cual infiero que De la Jara pasó también por la ciudad, como lo hicieran Mario Chabes y otros peruanos. Francisco Soto y Calvo parodió su aporte en Índice y fe de erratas de la nueva poesía americana (1927): “Luis de la Jara, de escribir/ Dejara y nadie lo notara:/ Y así pudiérase decir:/ Escribiría De la Jara/ Mejor si de escribir dejara/ Porque de Jara nos vivir!” (Borges citaría a su vez este pasaje, para criticarlo, en su reseña del libro de Soto y Calvo; cfr. Textos recobrados, 1997, p. 316). [12] Reproducida en A. Hidalgo: Diario de mi sentimiento: Buenos Aires, 1937, 307. [13] Alusión a Simplismo, que apareció con colofón del 15 de junio de 1925. [14] Fundación Vicente Huidobro (Santiago de Chile); Getty Research Center (Los Angeles). [15] El libro no parece haber tenido gran circulación en Chile. No encuentro, en todo caso, reseñas que se ocupen de él; tampoco figuran títulos en la bibliografía crítica especializada en Huidobro. (Véase, por ejemplo, Cedomil Goic: “Bibliografía de y sobre Vicente Huidobro”, en: Anales de Literatura Chilena IV.4, Santiago de Chile, diciembre de 2003, 217-319 (la misma, en líneas generales, publicada en su meritoria edición crítica de la Obra poética de Huidobro: Madrid: ALLCA, 2003). [16] Si bien la falta de textos de Ecuatorial en Índice nada prueba por sí misma, ya que no se trataba de una serie de poemas, sino de un poema largo, por lo cual es posible que a Huidobro le desagradara la idea de que se publicaran de él fragmentos aislados, este indicio es significativo en conjunción con los demás. (La publicación en Cervantes había sido integral, e insumió 11 páginas.) [17] Los primeros dos aparecieron también en Saison choisies (París, 1921). [18] La inclusión de este poema en el Índice plantea un problema: el libro del cual procede, aparecido en París en 1925, fue retirado de circulación poco después, porque contenía un supuesto retrato de Huidobro atribuido a Picasso, aunque se trataba de una ilustración antigua, no relacionada ni con uno ni con otro. Ante la protesta del pintor, Huidobro retiró el libro. ¿De dónde obtuvo Hidalgo el poema, casi inédito al momento de salir el Índice? Hidalgo estaba muy al tanto de las publicaciones en Francia, de donde se habría hecho remitir un ejemplar poco antes de que fuese retirado de la venta. [19] Cuando, un año más tarde, Guillermo de Torre publique un “Esquema panorámico de la nueva poesía chilena” (La Gaceta Literaria 15, Madrid, 1-VIII-1927, 3) recogerá allí, a pesar de sus reservas para con la antología del peruano, sólo poetas ya seleccionados por Hidalgo: Pablo Neruda: “Poema” (fragmento de Veinte poemas...); Humberto Díaz Casanueva: “Poema” (fragmento de El aventurero de Saba); Rosamel del Valle: “Poema” (fragmento de Mirador); Alberto Rojas Giménez: “Poema”; Juan Florit: “Jueves”; J. Moraga Bustamante: “Ajedrez”. [20] Otra traducción, que no procedía de la pluma de Huidobro, apareció en su Antología (1945), y una más en sus Obras poéticas selectas o en ediciones posteriores. La actual Obra poética de Huidobro, a cargo de Cedomil Goic (Madrid, 2003), incluye una versión en pp. 1363-1365. Guillermo de Torre (1927, 270) no reconoce el texto, aunque seguramente leyó en su momento la versión francesa de 1924, ya que es de la época de su polémica con el chileno, pero dice acerca de él: “Menos referencias concretas [que en el de Hidalgo] encontramos aún en el prólogo subsiguiente, absolutamente superfluo, que es un pseudomanifiesto inexpresivo firmado por Vicente Huidobro”. [21] Tampoco figura en uno de sus más importantes epistolarios, el que mantuvo con los españoles Gerardo Diego, Juan Larrea y Guillermo de Torre (Morelli / García 2008). [22] Hidalgo ya se había ocupado de él en Jardín Zoológico, 1919, 158-159. De su ensayo “Los poetas de Chile”, en el mismo libro, se desprende que Hidalgo tenía contacto con algunos de ellos ya desde 1919 a más tardar. [23] Cruchaga, Reyes, Hübner y otros publicarían a partir de mayo de 1928 la revista Letras. Mensuario de arte y literatura.
[24] Hidalgo inauguró así una costumbre que sería continuada, en 1927, por la antología de Vignale y Tiempo.
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