José Luis Garci
CAMINANDO CON JOSÉ LUIS GARCI EN UN PAISAJE DE CELULOIDE
Por Pedro García Cueto
Profesor del IES Palomeras en la especialidad de
Lengua castellana y literatura y crítico literario.
José Luis Garci cumple setenta y siete años y va unido al cine, como si desde niño hubiese soñado con esas mujeres que llenan la pantalla con sus encantos, parece que veo a Joan Bennet vejando a Edward G. Robinson en Perversidad o a Rita Hayworth paseando su belleza y su crueldad en Gilda.
Pero Garci iba puliendo su mirada con los rostros de John Wayne, Gary Cooper, Bogart, James Cagney y tantos otros. Fue el cine pasión y descubrimiento, fue también la magia que sirvió para huir de la vida gris de los años cincuenta. Cuando José Luis entraba en una sala de cine el pálpito que suponía la existencia se llenaba de emoción. Era una forma de vivir tantas vidas que al salir de la sala uno se sentía de otra forma, era consciente del importante peso de la ficción para soportar la realidad. Literatura y cine y también hombres y mujeres tocados por los dioses, inmaculados, que vivieron también su ocaso, pero que permanecen inmortales frente a nosotros cuando los volvemos a ver pasado el tiempo. Tyrone Power, Henry Fonda, pero también los grandes actores ingleses como Olivier o Peter O´Toole, sin olvidar a los grandes cómicos italianos como Alberto Sordi, Mastroianni o Gassman.
Y tantos directores que han encontrado en los libros de José Luis Garci un lugar, desde Huston a Billy Wilder y tantos otros. Gran escritor de cine como lo fueron los grandes de Cahiers du Cinema (Truffaut, Bazin y otros) supo plasmar en sus películas un lenguaje que emparentaba con un español medio en pleno transición. No podemos olvidar el Alfredo Landa (qué gran actor siempre) de Las verdes praderas o el gran José Sacristán de Asignatura pendiente y Solos en la madrugada. En los discursos de Pepe Sacristán vivía el desencanto de una generación que soñó con el cine como si se hallase allí la vida pero que descubrió que el cine también es un sueño inalcanzable como aquellas mujeres de la pantalla.
Y luego llegó El crack, su homenaje al cine negro, donde Garci demostró su habilidad para construir a Germán Areta (de nuevo un Landa magistral), un detective cansado, desencantado, que vive ya el ocaso de un mundo donde los besos se daban en los labios y dejaban huella para siempre. En José Luis Garci están sus personajes, en los diálogos, en las miradas, en todos los ecos que quedan de sus actos ante la vida. Los héroes de Garci son perdedores que alguna vez vivieron el esplendor de un beso en la boca o el aplauso de un espectador melancólico.
Luego llegarían muchas más películas, adaptaciones de obras de la literatura como El abuelo de Galdós donde el perfil de Fernán Gómez lo inunda todo o la excelente Canción de cuna, basada en la novela de Gregorio Martínez Sierra.
Garci es también el narrador de las películas en sus grandes programas en la televisión donde no hay que leer lo que ponen como hacen tantos periodistas que así quieren llamarse y no lo son, sino que todo se sabe de memoria, al lado de Luis Alberto de Cuenca, Juan Miguel Lamet o Miguel Marías entre otros grandes. Escuchar sus diálogos sobre cine es ver el cine, sentirlo y poder tocar a los grandes como si hubiesen vuelto de un pasado en blanco y negro.
Con José Luis Garcí hemos ido sintiendo el mundo del cine, en diálogos que han vertebrado un amor por la literatura, siempre presente y el universo de sus actores, con largos monólogos, nos habla de la existencia humana y de los conflictos de los seres humanos (laborales, amorosos, etc). En deuda siempre con los grandes directores del cine clásico.
En Garci vive también el espectador de cine, ya que los libros que ha publicado son realmente interesantes, hay una forma de mirar a las películas que es también un homenaje a directores, actores y actrices clásicas. Sin necesidad de ningún guion en su programa Qué grande es el cine los comentarios sobre grandes directores se enlazaban con escenas determinadas de las películas, como si el cine estuviese siempre en la memoria, siendo incluso más grande que la vida.
Y su programa en la radio, donde no hay rostros pero sí palabras con el eco del tiempo, de tanto buen cine que nos ha salvado la vida a los que soñamos con ser actores alguna vez. José Luis Garci se llevó el Oscar por Volver a empezar y nunca ha dejado de empezar porque en eso consiste vivir en realidad. Felicidades, maestro.
Licenciado en Filología Hispánica, Doctor en Filología y Licenciado en Antropología por la UNED. Profesor de Educación Secundaria en lengua castellana y literatura en la Comunidad de Madrid, Pedro García Cueto ha sido profesor asociado en la UNED, participante en Congresos, crítico literario en revistas literarias como República de las Letras, Quimera, Cuadernos Hispanoamericanos, Cuadernos del Matemático, Barcarola, Alhucema, la revista de cine Versión Original y revistas en la red como Letralia, Ómnibus y Cinecritic, entre otras.
Ha publicado los siguientes libros de ensayo literario: La obra en prosa de Juan Gil-Albert (2009), El universo poético de Juan Gil-Albert (2010), La mirada del Mediterráneo, estudio de doce poetas valencianos contemporáneos en lengua castellana (2012), Juan Gil-Albert y el exilio español en México (2016), Francisco Brines, el otoño de un poeta (2021) y La llama poética de Luis García Montero (2022). Ha publicado los libros de cine: Solos ante el cine (2020), Sombras del celuloide (2022) y La complejidad del actor, Robert de Niro (2023). También, las novelas: La primavera de nuestro desencanto (2018), Los bulevares de invierno (2019), Renglones en la lluvia (2021), Las nubes pensativas (2023) y Lorca, espejo y sueño (2023) y tres poemarios: El sueño de las alondras (2018), La lentitud de la noche (2021) y La caligrafía del mar (2022). En breve saldrán José Sacristán, un actor para la escena (2024) y Pasolini, el poeta del amanecer (2024).