Emilio Ballesteros
SOBRE LA OBRA DE EMILIO BALLESTEROS ALMAZÁN
Por José Moreno Arenas
Emilio BALLESTEROS ALMAZÁN, Albolote (Granada), 1956. Poeta, narrador, ensayista y dramaturgo.
Muy apegado a su patria chica, la infancia de Emilio Ballesteros transcurre felizmente jugando con sus amigos y compañeros del Colegio Nacional en las plazas y calles embarradas de Albolote, su pueblo. Completa su formación en Granada: primero, el bachillerato en los Maristas; y después, la “carrera” –su vocación de educador lo lleva a matricularse en Magisterio– en la entonces Escuela Normal situada a la entrada (o salida, según se mire) de la Gran Vía de Colón. Frecuenta los ambientes literarios propios de un universitario inquieto y pronto queda seducido –según propia confesión– por «mis grandes maestros literarios de entonces: Bécquer, Allan Poe y Julio Verne». Sin embargo, ya durante esta etapa, fundamental en su vida (no sólo por las exigencias de la preparación como futuro formador de jóvenes, sino también porque va madurando su perfil ideológico y, por ende, político), se siente atraído por la poesía de autores comprometidos con sus respectivas sociedades (Pablo Neruda, Blas de Otero, León Felipe, Miguel Hernández, Federico García Lorca y César Vallejo) e inicia contactos con grupos de tendencia anarquista. Al mismo tiempo, en su pueblo natal se mueve en los círculos cuasi clandestinos del catolicismo militante de izquierda. A punto de finalizar la década de los setenta –atrás quedan para el recuerdo los años del romanticismo y la aventura–, Emilio Ballesteros adquiere sus primeros compromisos serios con organizaciones de corte troskista. Entra en crisis de fe y acaba alejándose de sus creencias de catolicismo ferviente. Llegan los ochenta y toma la decisión de intervenir activamente en la política municipal: se presenta como candidato a las elecciones locales de su pueblo natal por las listas de Izquierda Unida, si bien como independiente, y es elegido concejal. Durante doce largos años compatibiliza sus responsabilidades como edil en la oposición del Ayuntamiento de Albolote con su frenética actividad en el campo literario y con su trabajo como maestro y profesor de primer ciclo de secundaria en colegios e institutos de las provincias de Granada y Málaga. Sus inquietudes espirituales –«nunca abandonadas», en palabras del autor– y su incansable búsqueda del sentido existencial y transcendente lo llevan a acercarse al sufismo, hasta que en 2002 se convierte al islamismo. Adopta el nombre de Yahya Nurul Hudá, con el que firma algunas de sus obras; otras, no obstante, siguen apareciendo con su anterior nombre de Emilio Ballesteros, que también conserva en su vida profesional como docente.
Dedicado intensamente a la creación literaria, su nombre aparece con frecuencia en revistas y publicaciones españolas y americanas de habla hispana, así como europeas (Francia, Italia y Alemania) y árabes (Kuwait, Siria, Yemen y Marruecos), a cuyos idiomas ha sido traducida su obra. La crítica especializada tilda su poesía de innovadora: el uso del verso de trece sílabas y la creación de la estrofa de trece versos de trece sílabas (doce versos y uno final suelto que remata), con ritmos cíclicos de pie ternario o en las sílabas cuarta, octava o duodécima, que ha sido utilizada con posterioridad por otros poetas, alguno de los cuales la ha denominado ballestero. Asimismo, los estudiosos han destacado también otros aspectos innovadores de su obra, como la creación de juegos de fichas permutables que permiten componer poemas distintos con los versos de las fichas, según se combinen; el uso de versículos de métrica libre pero que conservan siempre un ritmo de pie ternario semejante al de los hexámetros clásicos; la creación de un poema circular (El círculo mágico) que puede leerse en direcciones opuestas; y la inclusión de criptogramas entre las sílabas de los versos, que se descifran con códigos numéricos determinados, tanto en El círculo mágico como en algunos sonetos de su libro Ojos de corazón y fuego.
Si hay un punto en su obra en que convergen las miradas de los críticos, no es otro que el de la espiritualidad; no hay duda de que hacia ella tiende su futura creación. Así lo corrobora Dionisio Pérez cuando, al referirse a Emilio Ballesteros, dice: «Una concepción de la vida interior que se sustenta en la contemplación de su propio curso y necesita su expresión como canto en el que se otorga al amor el papel de llave maestra de toda indagación espiritual, vía de conocimiento superior que desea como fin último la unión con la amada». Y Carlos Benítez Villodres, en relación con el contenido de su poemario Mi nombre es Nadie, señala que «se basa en las relaciones entre la física cuántica, la cosmología y la espiritualidad o misticismo oriental».
Comprometido con un público lector fiel a sus textos, no deja de crear ora para la poesía –Inefables Sierpes (1991), Trece (2000) o Herido, muerto de amor (2006)–, ora para la narrativa –El negro (1998) o La baraka (2005)–, ora para el ensayo –21 Etapas de un Viaje en Espiral (1981) o Evocaciones de Albolote (1994)–, ora para el teatro –El cruce trágico (2000) o La eternidad y el vampiro (2007)–, volcando en sus páginas –así lo han advertido, entre otros, Francisco Morales Lomas y José Domínguez Hoyos– una permanente inquietud por la espiritualidad, en contraposición con el nihilismo imperante en la cultura occidental desde los siglos XVIII y XIX.
Aunque para muchos seguidores de su producción literaria el género que da esplendor a su currículum es la poesía, la narrativa no le va a la zaga. La trilogía formada por las novelas Aynadamar (La fuente de las lágrimas), La baraka y Estirpe de luna se desarrolla en la España del siglo XVI y, si bien en ella aparecen avatares de toda España (las rebeliones de Los Comuneros y las Germanías, los conflictos de las primeras etapas de la colonización en América…), son Al-Ándalus y, en especial, el Reino de Granada, en sus tiempos como reino musulmán y los primeros bajo la corona cristiana, quienes sirven de marco al desarrollo de los acontecimientos narrados.
Emilio Ballesteros es director, desde su fundación en 1999, de la prestigiosa Revista Internacional de Teatro y Literatura Alhucema.
OBRAS DE ~: Poesía: Inefables sierpes, Madrid, Altorrey Editorial, 1991; Ojos de corazón y fuego, premio Villa de Peligros 1995, Granada, Ayuntamiento de Peligros, 1996; Trece, Granada, Ediciones Dauro, 2000; Trilogía del silencio, Granada, Ediciones Dauro, 2004; Herido, muerto de amor, Granada, Ayuntamiento de Albolote, 2006; Mi nombre es Nadie, Granada, Port-Royal Ediciones, 2007; Antología breve de textos poéticos (edición bilingüe español-italiano), Sevilla, ArCiBel Editores, 2009; El viaje infinito, Granada, Editorial Monema, 2013; Rapsodia en negro y rojo, Granada, Editorial Nazarí, 2016. Narrativa: El sitio en el que acaban todas las tierras, Albolote, Fundación Carvajal, 1990; El negro, Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 1998; Aynadamar (La fuente de las lágrimas), Granada, Ediciones Dauro, 2001; La baraka, Granada, Ediciones Dauro, 2005; Estirpe de luna, Granada, Editorial Monema, 2014. Ensayo: 21 etapas de un viaje en espiral Granada, 1991; Evocaciones de Albolote, Granada, Ayuntamiento de Albolote, 1994; El Mago, prosa poética, Bogotá (Colombia), Ediciones Axis Mundi, 2005. Teatro: Las estrellas no tienen puntas, Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Patronato Municipal de Cultura, 1992; El cruce mágico, Albolote, Alhucema, 2000; La eternidad y el vampiro, Barcelona, Ediciones Carena, 2007.
BIBL. ~: Catálogo de Autores Dramáticos Andaluces 1898-1998, Volumen III, Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 1999, págs. 79-80; CORCOVA, Víctor: “Andalucía en los libros: Aynadamar”, Granada, Granada Costa, 12 de agosto de 2002, pág. 26; MEJÍAS, Antonio: “Los metales del silencio”, Albolote, Alhucema, n.º 7, enero-junio de 2002, págs. 86-87; MOLINARI, Andrés: Dramaturgos granadinos, Granada, Delegación de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Granada, 2008, págs. 45-46; PÉREZ ZÚÑIGA, José María: “Emilio Ballesteros, poeta”, Granada, Diario Ideal, 8 de abril de 2001, pág. 53; VARSOVIA, Ulises: “Trilogía del silencio, de Emilio Ballesteros”, Albolote, Alhucema, n.º 13, enero-junio de 2005, págs. 168-169; BOLAÑOS, Aimée G.: “Viaje a la poesía: leyendo El viaje infinito”, Albolote, Alhucema, nº. 30, 2014, págs. 99-108; GARCÍA CUOTA, Pedro: “Caminando entre la niebla y la luz en El viaje infinito, de Emilio Ballesteros”, Reseñas literarias, 20 de junio de 2014.