Joseph Conrad, de una manera muysimilar a lo que ha sucedido con Robert Louis Stevenson, ha sufrido una ciertadescalificación como creador literario, debida a una errónea clasificación desu obra como “novelas de aventuras” o literatura de viajes. En ambos casos, elcarácter lineal y, aparentemente, directo y simple de su narrativa puedeinducir a ese error. El error se disipa cuando los lectores logran montar unaconstrucción global de los relatos y rever la particular causalidad que losgobierna, para lo cual, como en el caso de Stevenson, es esencial leer hasta laúltima página, donde suele haber una clave para lectores distraídos.

Esto es posible en el caso deConrad leyendo la tal vez más famosa hoy de sus narraciones, The heart of darkness (1902) –traducidacomo El corazón de las tinieblas (Madrid:Alianza: 1997)– pero Nostromo (1904)nos lleva directamente a la América Latina tropical de fines del siglo XIX ycomienzos del XX, y nos enfrenta con el mismo escenario, geográfico ymetafísico, que medio siglo después daría espacio al nacimiento del RealismoMágico latinoamericano.

Sin caer en un determinismoneopositivista, es inevitable encontrar en Nostromoel punto de articulación entre el mundo narrado y la estrategia literaria deConrad y el de los autores latinoamericanos del Realismo Mágico –y otros del boom, también– aunque no todos estosúltimos fueran necesariamente concientes de la relación. Quienes sí fueronlectores concientes y cuidadosos de Conrad fueron los argentinos Jorge LuisBorges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar.

Una guía muy actualizada para lalectura de Conrad se puede encontrar en http://en.wikipedia.org/wiki/Joseph_Conrad.Dando prueba de la potente narratividad de los relatos de Conrad, directorescinematográficos de estética tan diversa como Alfred Hitchcok, Ridley Scott oAndrzej Wajda han llevado algunas de sus novelas a la pantalla. Nostromo ha sido adaptada en 1997 parala BBC-TV, en sociedad con televisiones de España e Italia.