Carlos Germán Belli (Perú, 1927) Poeta, traductor y periodista. Considerado unos de los autores fundamentales de la poesía peruana del siglo XX. Ha sido catedrático en la Universidad san Marcos de Lima. Entre sus libros figuran: Poemas (1958), Dentro & fuera (1960), Oh Hada Cibernética (1961), El pie sobre el cuello. Obra reunida (1967), Sextinas y otros poemas (1970), En alabanza al bolo alimenticio (1979), Boda de pluma y letra (1985), Más que señora humana (1986), Los talleres del tiempo (1992), Salve, spes! (2000), En las hospitalarias estrofas (2001), La miscelánea íntima (2003), El alternado paso de los hados (2009). De los reconocimientos obtenidos por su obra cabe señalar: Premio Nacional de Poesía (1962), Beca Guggenheim, (1969 y 1987), Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2006), Premio Casa de las Américas de Poesía José Lezama Lima (2009), Distinción Casa de la Literatura Peruana (2011).
OH HADA CIBERNÉTICA…
Oh Hada Cibernética Cuándo harás que los huesos de mis manos se muevan alegremente para escribir al fin lo que yo desee a la hora que me venga en gana y los encajes de mis órganos secretos tengan facciones sosegadas en las últimas horas del día mientras la sangre circule como un bálsamo
a lo largo de mi cuerpo.
POEMA
Nuestro amor no está en nuestros respectivos y castos genitales, nuestro amor tampoco en nuestra boca ni en las manos: todo nuestro amor guárdase con pálpito bajo la sangre pura de los ojos. Mi amor, tu amor esperan que la muerte se robe los huesos, el diente y la uña, esperan que en el valle solamente tus ojos y mis ojos queden juntos, mirándose ya fuera de sus órbitas, más bien como dos astros, como uno.
HA LLEGADO EL DOMINGO
Ha llegado el domingo y procedo a desollarme como a un oso: me desenfundo y exprimo el sucio overol que cubre mi sangre Caen entonces al fondo de la tina goterones de sudor frío pelos erizados poros entreabiertos por el miedo Y de inmediato un verde césped reemplaza / mi antigua piel
EN EL COTO DE LA MENTE
En las vedadas aguas cristalinas del exclusivo coto de la mente, un buen día nadar como un delfín, guardando tras un alto promontorio la ropa protectora pieza a pieza, en tanto entre las ondas transparentes, sumergido por vez primera a fondo sin pensar nunca que al retorno en fin al borde de la firme superficie, el invisible dueño del paraje la ropa alce furioso para siempre y cuán desguarnecido quede allí, aquel que los arneses despojóse, para con premeditación nadar, entre sedosas aguas, pero ajenas, sin pez siquiera ser, ni pastor menos. |