Yaxkin Melchy



            Yaxkin Melchy



Ciudad de México, 1985. Libros: El Nuevo Mundo I (Ciudad de México: Rdlps, 2008). Ciudades electrodomésticas (Lima: EstaNoEsUnaPutaEditorial, 2009). Emilio la danza y la escritura (Ciudad de México: Rdlps, 2009). Los poemas que vi por un telescopio (Ciudad de México: Tierra Adentro, 2009). Pequeñas galaxias (Asunción: Felicita cartonera, 2009). ADN digital (San Juan de Puerto Rico: Atarraya cartonera, 2010) y Diagrama del Sol (Guatemala: Catafixia editorial, 2010). Los Planetas, [IV] (Literal, 2012), El Cinturón de Kuiper [V] (2.0.1.3. editorial, 2013). En 2009 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino. 



El leve mareo que producen los puntos suspensivos, los puntos y 
seguido, los puntos y aparte: todas esas burbujas.
Cristina Rivera Garza


…y cada espectador busca en sí mismo el niño milagroso
Oh, siglo de nubes.
G. Apollinaire


YUBARTAS

Dieper dieter in het ziel

el niño abrupto, como un pasado
pregunta qué es el futuro
el vejal abierto,
el ano que expulsa de la vida
hacia unas estrellas misteriosas

tú me haces daño, y yo te hago daño
pero en realidad solo respondo con el terreno
eso es lo que dije a la estrella de la poesía
y aunque estamos muertos ahora
ambos aurines
nuestra relación es un lecho en el índico
nuestra existencia es la sangre 
rojos son los grandes lagos
hechos de vino y uvas
rojos son los cenotes del cacao
bajo las selvas marsupiales
piojos son los dedos del amanecer
recámaras de celestes ligamentos
las esquirlas de la gravedad
sol es un tiempo, de aspersión
de agujeramiento y siembra
poesía, sol es un tiempo de lombrices
de serena y desmoronada sombra,
polvos estelares sobre baldosas
húmedo par de alas
la concentración de las brechas
donde germinan estrellas palpitantes
percebes de un titán negro
corales dioses, 
blancos ángeles de hidrógeno
focas y cráneos, 
música llena de lenguas
de salivas y garritas
léxicos lixiviados
plomos son los dátiles
en tus brazos blanquísimos
palmeras y patos descollantes
en la madrugada
flamas de azul fuego
dentro de la lanza de los lotos
broto
maullando, cayéndome y trepando
despedazando el papel 
del libro ratón
desplazando
las alas de mis músculos
con mi azul negro de aspersores
escribir y vivir
por la ruta constelada
de yurtas y yubartas

septentriones de siemprevivas
marzucas árticas polvaredas tartáricas sobre los lotos de un café
arre caballito de madera madera de caobo
chocolate de una música hirviente
estómago revuelto de nebulosas de azúcar
días mentes azucenadas mentales codornices  
estómago revuelto cabeza en el regocijo de unos párpados transparentes marsopas o glaciares azules los recónditos del hielo
aquí adentro en mi laberinto de címbalos  hielos en los cielos
cielos en los hielos  dolomíticos tímpanos! y a eso iba a romperme los tímpanos  en la deriva con los cachos de las gacelas  con los cuernos del orix a eso iba en las arenas lunar de espalda del Sahara
por eso abría la boca como una piraña  como una lamprea
con las fauces de mi época por eso iba manejando
hacia mi última boleta hacia un octavo piso por un ascensor que me mareaba a eso iba a buscar los témpanos
a regocijarme en el escondrijo  y en el esquilme del chiquero
Yo iba quemante como niño tapizado de cocuyos
como yubarta en una marejada del plancton radiante como el rutilo  Hurra y  arre!  corazón de brotantes vórtices versión de remolino mancha roja  cuerpo aéreo  



HOY LOS RÍOS SON NIÑOS EN UNA PIYAMADA

Los perturbados vuelan , liban  buscan las palabras, las perturbaciones dentro de los hechos, las señales que inyectan a las salidas lo que tragan de palabras en la hechura entre dientes como savia lo que intoxica y envenena el cadáver las pelusas de las Tierras los poros en palabras los párpados que abren esos libros un papel en negro desenvuelto  oro y callejones de estrellas y planetas los principios de permitirse permutar el pensamiento por paredes horadadas  por panteras por poemas de respiración que rompe entre sus piedras las promesas


el imán es un gesto que se desmesura, encinta su deber de paralelas de meridianos 
y digo aquí hubo terribles flores, entre retículas de viento, eras de humedad en el desierto
y todo revolvió su desenvolvimiento y se enroló en las fiestas de la dispersión o en lo extendido de la data y en el huracán del ojo, era el festín del autómata 

sonaba acercándose el gamelan de estrellas 

Niño,  coloratura  ting  danza  tang a usanza 
quiero que todo lo varíes en el dulzor
lo endulces en la realineación que lo endures en el aliño

quiero ver las películas que se desarrollan en las pupas del nirvana, en los pistilos de la celdilla en el ípsilon de los lagos donde los carillones suenan como metales de los púlpitos, donde ofician las abejas su mascar de carbonos, donde los bosques ofician su mascar de ontogénica bazofia
a dónde va el encuentro de las polvaredas de galaxias y de nébulas inflamadas
aquella vez yo también me encontraba delirante, diamantino
soy el doctor la guillotina, 

al abrirnos hay cosas que ya no vuelven, 
como su rolac 
como su olor
como los SOL enfurecidos sodic eruf né se advierte un desierto al ñiño le divierte el verter y se subleva sumergido pozos de cafés sol cochino chanchito de tierra solar
chiqueros del día signo ona hedor
ese amar sobre el mar las canas
las canoas al baile del vaivén  y sonar los remos y los kayak en las corrientes contras las que nadas
al brillar al escribir  sobre tu plancton



NODOS

Sueño que mi hermana vive en la tierra media, es un falso sueño y eso yo lo sé, pero soñé con su rostro cubierto de pintura roja en forma de rombos.

así es, físicamente todo arde en forma de rombos, todo lo que hace llamar un todo es un ardor, el Erde, cuyo destino está en  los giros, esas hordas de espejitos anudados. 

estoy girando
estoy girando
me doy cuenta
de que estoy girando

él es Emilio, el robot de cartón que viene recorriendo el tiempo, los planetas del tiempo
tiempos grandes y pesados, tiempos pequeños y fríos, tiempos de densas llamas y relumbrantes en muerte.

él es Emilio, del cartón que no se gasta, del cartón que no se agujera, del cartón que es la fibra de un músculo de pensamiento, en su corazón late la sensación de que todo gira, el movimiento, el corrimiento de los espectros hacia detrás y hacia delante, los rombos de la partitura, el motor es una estrella, una estrella con manchas azules.

en la superficie de la esfera viven los gatos, el universo leopardo es lo que ellos ven, me ven a mí en el universo leopardo, entonces la cara del murciélago es la antena de las palomillas, entonces el sonar del murciélago es el canto de ballenas, entonces el volar del murciélago es el trazo de los pinceles que hacen las flores sobre una noche.

no es hermoso escribir, es solo un dolor de no poder escribir

así me han dicho esos poemas, todos los que he escrito de memoria, después de eso
su forma quedó como de manchas, como de agujeros, como de líneas de matiz en papel blanco, después de eso quedó solo su excavación y el agujero lleno de preguntas, la descomposición sigue latiendo en ellos, exhumados serán lo que quemen las estrellas, y los que vengan ya bajando. 

a veces yo también los veo deshaciéndose ya, como nubes que empiezan a mezclarse y a perderse entre ellas, a veces los veo así como nubes debajo del mar, y es cuando veo su luz y no puedo escribir sino girar y dejar que el garabato se convierta en su enunciación. 

eso es un Nod-o
un bip, un bit, un dos tres cuatro, el agujero de un alfiler
eso es un No-do 
visto desde la poesía, un No-texto
un desconocimiento, algo sensacional que ocurre 
ya sin forma, como la luz de ciertas emociones
como la formación de un infinito niño
si fuera un libro
es eso que no termina de desplegarse 
y si fuera este el planeta tierra
ciertas palomillas invisibles y ciertos abismos invisibles
las alas salvajes de lo suave
ese no linaje
esa descompuesta saturación
por la que siempre he de cavar en sus preguntas
y veo las líneas que son el rugir que trazan
los animales en el cimbrado
la danza-no del no-do
el jardín de los botánicos
y el trabajo de las alfombras y los bichos
así que no hay juventud mientras se quema la noche
como una lámpara antigua
así que no hay desesperación mientras no amanece aún
y nace lo que deba nacer en la oscuridad
así que son goteras de un continente
tirados desde la borda del exceso
y algo ahí como una ópera de sopas
como un monesvol y como una proteína 
co-acervados al ondeo
archivo de manuscritos
diagramas de un sagrado
explorar sin explicar
nu-luz
nod-os
nao-materia
y la danza va inquieta
sin forma, pero informando
como preparando un plato sin ver
los cigotos armadillos
de ese cuerpo
un nodo 
no es sección del arte
sino una inserción vital
desbaratándose, destejiéndose, 
descomposición de una altura 
como las nubes
que aterrizan en los pastizales
y son las naves del espacio 
de los contactos
si-dos siempre 
aliens, hermana.



NUBES, PECES DE BABEL

Preguntas de peces, vuelo de ojeras que se queman como palmeras incendiándose en los desiertos, petróleo somos, te digo brillando como un sol de púrpura, pinto la arena con mi sudor y me lengüetea todo el viento, olor ácido el perfume de mis brazos. Estoy cansado, marino pero hinchándome y a punto de deglutirme, soy petróleo, gelatina de cierzos, de venaditos llorosos, de cardúmenes envueltos por las plumas del oleaje, de nubes que tocan con sus dedos las carreteras, soy esta cuchara cavando un pozo en la tierra para enterrar la ciudad de México, soy una ciudad con muchas jotas, con muchos paraguas, con unos tristes volcanes que sobresalen como dientes cariosos. Soy los costillares de la ballena, soy ese agujero por donde toca la flauta y un maguey que se rompe en risas, luego aparece un conejo en mi corazón y es blanco como un niño hecho de mandioca, luego aparezco yo, debajo del conejo, trato de zafarme, trato de salir de entre sus patas, luego el corazón se me parte como una nuez, luego aparece el dios navajo de las esquirlas y el dios inuit de los colmillos, luego busco unos lentes dorados hechos con el caparazón de la tortuga de oro, brotan miles de topitos de la tierra, están ciegos y acorazados, de sus narices supuran cientos de personas diminutas, casi tanto, casi tan poco como un microcristalino universo, es toda la estepa un lomo de caballo que se hunde en la carne, en mi carne brotan los dedos de la aurora, el pulpo de la semana enloquece, el diario de flores enloquece, el telescopio enloquece, estamos sentados otra vez, yo, y víctor y manuel, bajo una lluvia de perritos de color verde, han pasado veintisiete años desde entonces, esta banca es donde ahora miro a unos niños que bailan recitando vestidos de murciélago, pienso en la nuca de la nación, pienso en las palpitantes medusas que no saben a dónde se fueron, pienso en el abismo como una enorme sabana para los animales negros, pienso en los pastos, en los alcatraces de los altísimos, en los podios de los bajísimos que echaban pegamento a sus letras, la piñata se alza enfrente de nosotros que ahora somos el mar, que los mira, y a las ciudades que se están hundiendo, y a las naves, y a los nubarrones que avientan papalotes a la playa, miramos la arena del papel, cubriéndose de sal, miramos la sal que sentimos en los ojos, sentimos la literatura como la sal que se encostra en las piedras y en las conchas marinas, y seguimos mirando, y seguimos mirando con el amor de que las estrellas nos ven, destellos radiantes, dorados y oscuros. 



TLAXCALAN

Cuando todo se revuelve
y ese punto es el ojo
quiero escribir con ámbar 
como una estación
las nubes en remolinos hablan
las tierras en remolinos hablan
bajo el hálito del occidente
para encontrarnos
sol niño
lombriz de fuego
tierra en las espinas
humo bajo el agua
abro los ojos
sumergido
en el nuevo mundo
el antiguo mundo
de los sueños verdes
florezco desde la punta
de mi dedo
que es una lengua
de grandes hojas
en las que no 
caben las palabras
Me moja esta lluvia
los libros se rompen
como viejas cicatrices
como crucifijos gastados
se quiebran mis huesos
Sol niño
carro de azufre
no es joven
y solo es niño el mundo
vestido entre las mangas
negras de la noche
los pantalones de la nada
mientras rozan como estrellas
los peces
como letras que no alcanzan
el sueño para escribirse
Y la línea continúa
yo estaba muerto
y podía volar 
sobre el desierto
diciendo 
adiós resultados
adiós promesas
los árboles son lenguas
que acompañan la alucinación
la arena
de la vida
cubre las pirámides de las bibliotecas
restos de dinosaurios
somos los fósiles negros que vienen
Sol niño
Mar niño
Bosque niño
Puente niño
ya nada es joven
cuando es inmediato y único
ahora que lo pienso
estamos juntos 
y somos un garabato vivo
hecho de luz