Poeta, antologador, crítico literario. Ha
publicado Fluvial (1988), Música para un álbum personal (1992), Continuidad del viaje (1994), A vuelo de poeta (1996), Canciones imposibles (1998), País insomnio (2000), El emboscado (2003) y La fiesta y la ceniza (2008). También ha
sido seleccionado en diversas antologías, tanto en Chile como en el extranjero.
Sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, catalán, portugués y
croata. En la actualidad es columnista del diario El Mercurio y colabora con la
revista Clarín de España. Fue publicado en la revista italiana ‘Poesia’,
dirigida por Nicola Crocetti y traducido por Cristina Sparagana. En el 2009
publicó el libro de crónicas Los inesperados
que da cuenta de algunos de los escritores y artistas chilenos más destacados
de la segunda mitad del siglo XX.
CITA EN EL
PACÍFICO SUR / 1999
Es bello flotar, así flotan los extraños objetos
que amanecen en las playas y que nadie reconoce.
¿Vienen de algún naufragio? Y qué importa, todos
venimos de algún naufragio aunque no lo sepamos.
Rosamel del Valle
El mar es nuestro refugio
En días de navegación por el Pacífico Sur
Ese curioso resplandor
Ha sido la única piedra filosofal
Que hemos llegado a poseer
Anoche la vaguada costera viajó con nosotros
Y todo parecía detenerse en ese instante
Tan claro como la luz de la luna
Plateando arena, mar y muelles
Una extraña ave vino a morir a nuestros pies
Mas sobrevivimos burlándonos de nosotros mismos
Y viendo pájaros acuáticos donde sólo había silencio
O poniendo libros sobre mesas de restaurantes marítimos
En comunión con los demás
O con las discriminaciones silvestres a que incita el cielo
La brisa del mar insiste en desordenar el texto
Y repentinamente estas palabras
Relatan – es su derecho –
Lo que ellas son entre nosotros
HABITAR UN PAÍS COMO TUS OJOS
Quiero vivir en un país como tus ojos
más nítido que las horas que el tiempo deshecha,
más lúcido y real.
Quiero habitar un país como tus ojos;
tu piel navegando en mi piel,
las coincidencias, la respiración,
las horas que sin saberlo se unen,
un bolero y el abrir y cerrar de puertas,
sabiendo que nuestro tema sigue siendo el viento.
Mas el lenguaje no basta, ni el fragmento del sol
que guardabas en tu cuerpo para entregármelo
tras un ir y venir poblado de voces.
Desde las enrarecidas calles me haces señas
para que no ande a tientas,
ciego, borracho o como yo.
El aire de la mañana se suspende allá afuera.
ELLA ES UNA VAGABUNDA EN EL PAÍS DEL INSOMNIO
Una vagabunda en el país del insomnio
sabe apenas el sonido de una palabra
que no alcanzamos a pronunciar:
las raíces de un árbol que no ha cumplido su edad.
Fulgor y vértigo se confunden en su rostro,
también el mar que nos hace existir.
A ella la enceguecen las nubes de neón
y abandona ebria a medianoche el círculo
oscuro de los hombres.
Bailé con ella,
escuchando en el silencio de la vida
aquel lugar no cifrado en mapas
mas es difícil recuperarla
pues el cielo se ve sólo una vez.
(De País
insomnio)