Julio Espinosa Guerra



            Julio Espinosa Guerra (Chile, 1974)

Ha obtenido los premios de poesía “Villa de Leganés” (España, 2004), “Sor Juana Inés de la Cruz” (Costa Rica/México, 2007), “Isabel de Portugal” (España, 2010), Fundación Pablo Neruda a la trayectoria (Chile, 2011) y Villa de Cox (España, 2013). Entre sus libros de poesía destacan: Las metamorfosis de un animal sin paraíso (LF, España, 2004), NN (Gens, España, 2007), sintaxis asfalto (Olifante, España, 2010) y La casa amarilla (Pre-Textos, España, 2013). Ha sido antólogo de los libros La poesía del siglo XX en Chile (Visor, España, 2005) y Palabras sobre palabras. 13 poetas jóvenes de España (Santiago Inédito, Chile, 2010). Ha publicado las novelas El día que fue ayer (Chile, 2006) y La fría piel de agosto (Alfaguara, Chile, 2013). Dirige la revista de poesía “Heterogénea” y la Escuela de Escritores de Zaragoza. Reside en España desde 2001.


 



 

INCERTIDUMBRE

Certidumbre del pájaro que muere en la carrera hacia el infinito
del hombre haciéndose viejo para dormir
del río que no es el mismo río
de bóvedas sin luna
de la luz que capturan los ojos en la aurora.

Certidumbre de regiones que dan miedo
de historias que nos persiguen
de gente sola fumando en la penumbra
de la mujer enferma
de otro día que levantará los cuerpos
de la manzana cayendo hacia el vacío.

Certidumbre del viajero que se marcha para volver
de la ciudad y su locura
del vino rojo acabado entre amigos
de que hubo algún comienzo
del caudal que avanza que llega al mar.

Certidumbre del aullido que augura desgracia
de nuevos corderos que serán llevados al matadero
de pasajes solitarios
de bares abiertos a la medianoche
de niños jugando en cementerios
de no poder nombrarlo todo.

 

 

EPITAFIO

Me he quedado con hambre en la piel:
no alcancé a caminar esta tierra
el polvo me negó su paraíso
y aún así intenté volar:
alcé los brazos hacia el dios que no vive
y sonreí
mientras el barro recorría mi rostro.

                        (De La soledad del encuentro)

 

 

V

 

Ser como el grillo

y su canto

 

Permanecer oculto

en las esquinas

de la casa

 

y decir tanto

con tan poco.

 

 

VII

 

Poder tejer

no la araña

sino la red invisible

de los movimientos de su tela

 

Atrapar

no las moscas y hormigas

en esta imagen

sino su gesto

que se pega al aire

antes de desaparecer.

 

 

XI

 

Como el caracol

dejo esta huella sobre la página

y presumo de su fosforescencia

aunque no soy capaz de decir

ni la mitad de los minerales

que mis ojos

estrujan de la luz:

 

en la ruta del signo que arrastro a mis espaldas

me ciego a mí mismo.

 

                        (De NN)