Escritor, crítico e investigador de arte. Director
del Museo Figari (Montevideo, Uruguay). Vive en Salinas en la costa del Río de
la Plata. Como poeta ha publicado cinco libros, un disco compacto y participado
en diversas antologías, así como en los festivales de Asunción, Berlín, Buenos
Aires, Montevideo y Rosario (Argentina). Con Nada (Premio 2008 del Municipio de Montevideo) inicia la trilogía
heraclitana Las Vicisitudes del fuego.
Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano y alemán.
el escultor
no podría si quiera soñar tu cara de esmeralda partida y pulida con brutal esmero ni limar silente las aristas de tu cuerpo hasta que una delgada brisa parecida al tiempo esparciera ese aserrín perfecto de carpintero viejo ese trabajo de dioses juntapapeleros aunque fuese un verdadero escultor escultor de la muerte que heredé picapiedras pica papeles inamovibles como cadenas aunque tuviera la prueba de tu infamia y los golpes los besos de un mar de desencuentros me ayudaran a reconstruir la fatiga de nuestro único sueño y así sin embargo con el cincel de la imagen como labrar el agua no podría
(de Poemas y otras mentiras, 1989)
edad del cuerpo
llueve sobre el mar como una redundancia
estamos descalzos en el aguacero hambrientos para la tarde que es agua
fuimos hechos para cosas así supongo la arena se disuelve en la arena el tiempo no guarda palabras
(de El cuerpo y su sombra, 1997)
la visita
con los primeros rumores llegan / a cobijarse junto a la mesa de siempre: / a cada cual le toca su hogaza de pan / a cada cual la cuchara / el cielo oscuro de la copa
en la tarde tibia / bajo una luz incierta / sus ojos tienen hambre / sus bocas tienen sed de lo nuestro
pero los muertos no hablan reunidos como cardenales en torno a la mesa
alguno por un instante recuerda / la vieja mancha en el mantel / el brote de laurel en la cocina alguno quisiera decir / simplemente decir y la pupila se le llena de día
desde los cuadros / otros muertos inmóviles los miran sin ver / y todo pasa bajo una escarcha de fuego y espasmo
pero pasadas las seis / algo cala hondo en sus espigas algo que no puede ser luz / cala hondo en las espigas de sus huesos / y la pregunta asciende entonces / inútil como una grieta / hasta el filo de las gargantas:
dónde? dónde estamos?
yo espío detrás de las cortinas de la conciencia y el velo de las cortinas respira
suburbana
vivimos al margen de una ciudad / en retirada una ciudad que se ha ido hacia vagones tardecinos / en ferrocarriles que ya no pasan nunca
vivimos en esta incandescente primavera / de los muertos / consternados por el merecimiento de los vivos y el anuncio / de su brevedad
y vamos sin casa y sin objeto / deambulando por la ruta ajena / malgastando las monedas de la dicha en 3 ó 4 palabras inútiles / como por túneles sangrientos / como por bocas despiadadas
que preguntan y preguntan y preguntan / por qué vivimos así / desalmados / en los suburbios de dios como si nunca antes / como si tal cosa
(de Los suburbios de dios, 2000)
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