D.P. PAPADITSAS
(1922-1987) Poeta de la Generación de Posguerra. Nace en la isla de Samos. Estudia Medicina en la Universidad de Atenas y continúa sus estudios en Múnich, donde se especializa en ortopedia y se doctora. Empieza como poeta surrealista y después escribe una poesía más filosófica en la que utiliza términos médicos. Su obra no es muy extensa. Tan solo publica 5 libros de poesía, pero estos no pasan desapercibidos: Recibe en 1963 el I Premio Estatal de Poesía por su primer libro y el mismo premio en 1980 por su segundo libro. También gana en 1983 el Premio de la Academia de Atenas. Parte de su obra ha sido traducida a distintas lenguas: inglés, francés, italiano, húngaro, polaco, ruso y español. Enlace Centro Nacional del Libro de Grecia (EKEBI)
VLADIMIR[1]
Aquí hay muchas cosas preparadas en las que puedes ver por dentro su historia en lengua muy simple
Amanece por todas partes, Vladimir Cuando me veas respirar cada kilómetro tu protección humana Imagina un millón de mujeres y niños gritando: Justicia O un millón de estrellas a las que buscan dedos infieles, O un lecho dorado que termina dentro de mí
He llegado A que me des unos pocos latidos de corazón que no se hayan hecho aún adolescentes Ahora el verano me los mendiga, un frescor del Ilisós Y también un árbol que perdió su cosecha.
Cuando duerma la luna en medio del Rin imagina mi alma Como dormitorio de casa de campo que espera tu sueño para veranear
Si estuvieras aquí por la mañana oirías a los gallos y a los lecheros en las orejas recién despertadas del barrio Después los periódicos y las manos que los cogen desde las ventanas entreabiertas
Muchas veces me río de la costumbre; por ejemplo, ayer por la mañana Teníamos en la mesa una taza de té de sobra Entonces mojé mi pan en su infinita amargura Y comía sin poder saciarme. Piensa en mi vida En este albaricoque en los dientes de la ausencia.
LA AVENTURA, III
Había hecho dentro de mí –mas no se trata sólo de mí– con cariño la cama, encendí la lámpara, ordené los libros Las visiones del techo y esperaba a las ocho Mesolongui[2] Y a las nueve a mi amor
Al día siguiente me encontraron con hipóstasis religiosa Evocaba los diálogos El papel de la oración me lo sabía al dedillo Sabía cuándo debía callar Y cuándo en todo caso abrir en mis entrañas dos dormitorios En que reunir a mis amigos por las noches En un dormitorio que no hubiera iconos, en el otro que hubiera De manera que yo representara al Salvador y la contemplación extática O también la imagen de la mano extendida Hacia la disposición del sistema nervioso …………………………………………………………………………… Pensé entonces en observarme las manos Me pusieron furioso, así que me las eché a las rodillas Y con un martillo empecé a machacarlas Al final no lo logré y desde entonces creo en las manos Cada noche las acaricio Y no dejo nunca a los mezquinos acercarse a ellas.
IV Y ahora reuniendo cada tarde cales de casas desiertas Sombras de plátanos, nerviosas llamadas de teléfono, inútiles disparos Y sudores de vendedores de periódicos, compongo con cuidado y con arte pero también con precaución mi cuerpo Lo llamo Evangelista Me siento en playas inmensas de arena Y construyo en mi pensamiento misteriosas tinajas
La gente me lleva a hombros Me proclama libertador y herrero pero yo nada Soy terco y prefiero vender corbatas Y apretárselas mucho a los clientes Para ver al Abril rubio y al amor Montar un baile en los cuellos
¡Ay! todo esto con fondo jardines inmensos ¡Ay! una simpática ciudad-jardín, Nicomidia Y dentro de allí disputas de las Hespérides Y eléctricos semáforos de ladrones. VI Si tienes sed yo me haré para ti agua A mí se inclinará tu boca, a mí me darás las gracias A mí me darás tu desnudez Tú la raíz, de mí vestirás la tierra húmeda Y el mundo oirá tu llanto alegre Tú echarás brotes en mi cuerpo Que atravesándome me dolerán Y que me duelan, tu llanto alegre me trae al mar Me lleva más lejos, me despierta sobre hierbas Conduce mis manos, las pulveriza en infinitos y minúsculos fuegos en cuyo resplandor se agranda el alma del prójimo.
Si tienes sueño yo me haré cama blanda para que duermas Y por cada latido de mi corazón brotará También un sueño. Por la mañana yo seré los niños A quienes contarás los sueños Yo seré su alegría para que te oigan y te vean Para que te toquen con el misterio de sus ojos Y te dejen luego de modo semejante a los pájaros
Si tienes frío yo me haré atuendo Y si hasta ahora he sido aire frío lo olvidaré Me haré el dulce fuego para cuantos tienen frío Ay, las manos frías de los hombres y el fuego.
Si tienes hambre yo seré el pan El olvidado en la oscuridad del armario Dios mío, el alma del hambriento Ilumina siempre un pan.
[1] Vladimir: Hermano del poeta exiliado en Alemania. [2] Mesolongui: Se refiere a la salida de Mesolongui. Durante la Revolución de 1821, los habitantes de Mesolongui, asediados por los turcos, emprendieron la noche del 10 al 11 de abril de 1826 una salida heroica que condujo a la matanza de miles de griegos. Fue tal la repercusión de la noticia que las grandes potencias se movilizaron para intervenir y encontrar solución al problema griego.
Bibliografía en español:
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