VYRON LEONDARIS
(1932-2014) Poeta y ensayista, que nace en la comarca de Seres. Casado con la poeta Zefi Daraki. Estudió en la Facultad de Derecho de Atenas y ejerció de abogado y consejero en el Ayuntamiento de la misma ciudad. Colaboró en muchas revistas literarias de ideología de izquierda, donde publica la mayoría de sus textos teóricos sobre poesía. Se hizo conocido sobre todo por la segunda etapa de su poesía, de angustia existencial. Destacó también como ensayista y fue quien acuñó el término “Generación de la derrota”, atribuido a su generación, la Segunda de Posguerra. Publicó 7 libros de poesía y unos 5 de ensayo. Fue nombrado miembro de honor de la Sociedad de Autores Griegos. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, al francés y al turco. En 1997 recibe el Premio Estatal de Poesía. Enlace Centro Nacional del Libro de Grecia (EKEBI) [LO SÉ, ME TIENES YA ENTRE LOS TÍTULOS MUERTOS] Lo sé, me tienes ya entre los «títulos muertos» Por eso te pido que pongas en el «Catálogo Editorial» al lado de mis libros, la señal «Descatalogado» Tengo ese derecho ‒lo mismo que un día terminan las representaciones y «se quita» la obra. De todos modos, esta compañía de mi alma se ha disuelto.
Que ahora acaricien otras páginas en las librerías dedos retraídos a los que se les escapó la vida Y que no pidan de los muertos el elixir de la poesía No lo revelarán mi buen amigo, editor sepulturero.
[ASÍ COMO BALBUCEÉ MI DESTINO] Así como balbuceé mi destino con palabras incoherentes y con el amargor de la hoja de laurel en los labios…
Oráculo es el destino que lo pides y te es dado por ti mismo para escapar de lo que no vas a escapar para entender lo que no vas a entender es decir, discurso improcedente y abominable que te disuade de lo que te incita te empuja en sentido contrario de donde te arrastra y la única manera de que lo cumplas es que lo infrinjas
Por eso te destierras de ti mismo y caes en el tópico en despreciables luchas de vida en supuestas aventuras y hazañas resolviendo acaso enigmas y matando monstruos de la cotidianidad haciendo lo correcto y hablando lo insignificante en intolerables y vanas expiaciones arrodillándote para vivir
Así también yo, que me tocó el más pesado y oscuro destino, me encontré elevando una vida increíblemente tópica.
[BAJO LAS AGRIETADAS ACERAS] Bajo las agrietadas aceras no estaba la playa arenosa alquitrán, herrumbre y tierra, y viejos cables eléctricos un trastorno como cuando los muertos se giran boca abajo, cables de teléfono cortados que antes se estremecían por un abrazo erótico de dos números desesperados en medio de la noche lo sé, quieres morir porque no soportas amar raíces de arboledas que fueron cortadas para ampliar la Calle, la Virgen lestrigona y el eco de pasos que se van –porque pasos que llegan no hubo nunca– y el cataplum de una sombra que saltó de nuestros ojos cuando agarramos el fuego y lo aplastaron nuestros tizones.
Bajo las agrietadas aceras no estaba la playa arenosa bajo las aceras no estaba – Por eso estamos tan tristes, vosotros que encontrasteis la muerte, yo que la perdí |