BREVE ANTOLOGÍA DE LA POESÍA RUMANA CONTEMPORÁNEA
Versión al español y presentación de
RODICA GRIGORE [1]
“Podemos vivir sin
pan, pero no sin poesía…”
Poesía rumana
contemporánea: entre la afirmación y la supervivencia
Si al inicio del siglo XX el
simbolismo francés se eclipsa como fórmula estética (“Maintenant il faut des
barbares!”, era una de las exclamaciones del momento), por su parte, el simbolismo rumano acaba de aparecer.
Evidentemente, dada la conocida influencia de la cultura francesa sobre la de
Rumanía antes de la guerra, esta corriente literaria ha seguido, al menos unos
años, el modelo ya consagrado (y consumido…) en el espacio cultural francés.
Así que es posible afirmar que los poetas rumanos contemporáneos continúan,
cada uno a su manera, el simbolismo, pero en condiciones históricas muy
diferentes, debido a que el simbolismo rumano es un poco contradictorio como
doctrina y en sus formas de manifestación. En primer lugar, sus representantes
(re)descubren la poesía como una actitud particular de ser en el / este mundo,
e igualmente son capaces de entenderla (y practicarla) como la única manera
estética viable para construir un universo privilegiado, diferente del de la
vida real. Además, todos los poetas rumanos de esta nueva generación están
conectados con los istmos de la época moderna; una época que, en el más
vasto espacio europeo, es animada por el espíritu tutelar del vanguardismo
(futurismo, dadaísmo... o lo que sea…). Podemos decir, entonces, que el
simbolismo rumano se transforma casi sin que se sienta, evidentemente e
inevitablemente en el más claro modernismo, especialmente en la poesía; es
decir un modernismo visible sustancialmente en la estructura y contenido de la
poesía de esta época. Por este motivo, en Rumanía la importancia de las
primeras décadas del siglo pasado no puede ser negada; y tampoco la del
simbolismo rumano en su totalidad, visto como el verdadero punto de partida
para nuestra entera poesía moderna. Por supuesto, hasta entonces, aquí han
surgido grandes poetas, por ejemplo Mihai Eminescu, considerado,
justificadamente, como el último romántico del viejo continente; o Alexandru
Macedonski y tantos otros... pero en las circunstancias político-sociales del
sur-este europeo es difícil demarcar una verdadera historia de la poesía de
esta región. En Rumanía hay una tradición poética clara y continua, sin alguna
duda, pero la historia real de la lírica moderna comienza en los primeros años
del siglo XX. Los nombres de creadores que pueden ilustrar esta afirmación no
son pocos, pero he preferido iniciar esta mini-antología, con Lucian Blaga,
también autor de un sistema filosófico destacado en el contexto general de la
cultura rumana. Luego incluyo poetas tales como Ion Vinea, Emil Botta, Magda
Isanos y Ştefan Augustin Doinaş, terminando con la lírica de Nichita Stănescu y
Marin Sorescu. Una historia muy personal de la poesía rumana, como la de
cualquier otra antología… Con un punto importante para enfatizar y que el
lector extranjero no debe olvidar: durante un decenio, con más precisión entre
1948 y 1958, la poesía rumana es casi inexistente por culpa de una brutal intromisión de la política (ideología)
en el espacio literario. Ejemplo trágico, sin duda, del camino que los
regímenes totalitarios intentan imponer, también en el más delicado segmento de
la cultura de un país, su lírica. Y algo más: a pesar de todos estos aspectos
negativos, la poesía rumana ha sido
muchas veces considerada como la única forma de sobrevivir a dichos tiempos. La
poesía rumana ha sido casi reinventada por la generación poética de los ’60
(1960); por consiguiente, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ella va
continuar su existencia, porque, como Marin Sorescu ha dicho, “podemos vivir
para siempre sin pan, pero no sin poesía.” Una afirmación que cada generación
lírica debería respetar de vez en cuando… ¿siempre?
LUCIAN BLAGA (1895 – 1961)
Poeta y dramaturgo, filósofo y ensayista, Lucian Blaga es
una de las figuras más importantes de la cultura y literatura rumanas entre las
dos guerras. Su lírica, en sus comienzos expresionista en Poemele luminii (Las poemas de la luz, 1919), cultiva el
vitalismo dionisiaco, de esencia nietzscheana, evidente en Paşii profetului (Los pasos
del profeta, 1921) y está marcada por una permanente obsesión con la
muerte, În marea trecere (En el gran correr, 1924) y, más tarde,
de un sentimiento de añoranza (La
curţile dorului – A las cortes de la
añoranza, 1938). En su ultimo periodo de creación, el poeta canta el amor
de la edad madura en versos de un sensualismo discreto, evidente en sus poemas
póstumos: Cântecul focului (La canción del fuego).
Combustión
Criatura, tú,
¿encontraré
algún día el
debido
sonido de
plata y de llama o el rito
de una voz
igual
para siempre a
tu ardor?
De mi estirpe
el último soy.
Puñado de luz
– tú, y de tierra. Granada, tú,
una flor para
mí, con fuerzas de zodíaco,
¿Por dónde y
cuándo encontraré la única palabra
para
encantarte en el círculo de la noche?
Desmañado al
lado del fogón
pero entendido
por dios y las piedras
¿Dónde es esa
palabra como un nimbo
para alzarte
sobre el tiempo?
¿Dónde es la
única palabra que conecta
con la aniquilación
el paso y el pensamiento?
Me confío en
este año, tú, flor mía,
para agotarme
con ardor.
Manantial de la noche
Bella,
tus ojos son
tan negros, que la noche,
cuando pongo
la cabeza
en tu regazo,
me parece
que tus ojos,
tan hondos, son el manantial
por donde la
noche entera corre sobre las vallas,
las montañas y
los llanos,
cubriendo la
tierra
con un mar de
sombra.
Tan negros son
tus ojos,
mi luz.
Montaña encantada
Entro en la
montaña. Una puerta de piedra
se cierra
despacio. Pensamiento, sueño y puente me asaltan.
¡ Qué lagos
tan morados! ¡ Qué tiempo tan alto!
La zorra
dorada me ladra en el corazón de los helechos.
Criaturas mas santas
me lamen las manos: raras,
encantadas, pasan con sus ojos
fijos.
Las abejas de
la muerte vuelan zumbando
dentro del
sueño de los cristales,
así como los
años. Como los años.
ION VINEA (1895 –
1964)
Escritor atípico en la literatura rumana y también entre
los poetas de su generación, Vinea, contemporáneo y buen amigo de Tristan
Tzara, el conocido fundador del dadaísmo Z, él mismo de origen rumano prefirió
no publicar sus versos hasta el año de su muerte; así que su único poemario, Ora fântânilor (La hora de las fuentes) aparece en 1964. Su lírica es inconfundible. Trató de unir un vanguardismo
moderado con el clasicismo: culto a una forma poética perfecta. Todo expresado
en el espacio de la elegía filosófica. A veces, se ha comparado su
expresión-visión poética con la plástica intelectual del cubismo practicado por
Georges Braque, porque en su poesía las imágenes abstractas logran en su
totalidad una expresión plástica.
Descenso
Una tristeza
demora dentro de mí
como el otoño
que se atrasa en los campos,
ningún beso
pasa sobre mi alma,
ningún copo de
nieve ha descendido a la tierra.
La canción
triste, la más triste,
llega con la
campana del ocaso
lo entiendes
en la voz estéril de los gorriones
y responde
desde la humildad de los cencerros del ganado.
Es la vida
entera que duele así,
diariamente
sobre el campo de las estepas,
entre los
árboles que no alcanzan el cielo,
entre las
aguas que siguen su lecho,
entre los
rebaños que semejan su suerte en los campos
entre las
hojas que se agitan en el viento.
Madrigal
Mi corazón es
antiguo: un minuete
cautivo en el
mecanismo de un juguete.
Lo escuchas e
intentas escribirlo en su propia suerte
aunque de otra
manera: apagando su suspiro vetusto.
Fijado en un
pensamiento único,
la frágil
canción da vueltas entre sus arcos
y deja como
seña, un vuelo detenido,
su propio orín
en los dedos de arcilla.
Un polen de
tormenta en los cinco pétalos blancos,
sea, mi
Señora, dulce su nimbo –
y perdona
también al reloj desobediente
cuando llora
todavía en tus manos.
Obsesión
Leitmotiv de
mi organillo – Diana…
Suspiro
enmohecido de la cañería amarilla,
un sueño
marchito por entre mis cañas, -
tú flotas en
el fondo de mis ojos cerrados,
vuelves atada
a la rueda del pensamiento,
tormento
dentro de otro tormento, ritmo dueño de la sangre.
El llamado
venido desde las tinieblas muerde en secreto su mordaza,
sobre mi
frente el hacha interior se agota,
en el alba
toca el atardecer de la hoguera apenas consumida,
toda la espera
arroja nuevos sacrificios sobre las ascuas.
Voy a
conquistar tu sueño, Diana, desde lejos,
como el
guardabosques que inunda la selva con su cuerno,
como el reloj
a la sombra multiplicándose en hojas de bronce,
como la
serpiente que silba en la hierba, azucena venenosa.
Sonámbula, tú
resbalas sosegada sobre los altos tejados,
pero heridos
por ese grito, el paso y el pensamiento
sobresaltan y
te apartan en el desierto de mi vida.
EMIL
BOTTA (1912 – 1977)
Poeta, prosista y actor de un talento envidiable, Emil
Botta cultiva una lírica romántica, elegiaca, llena de acentos librescos. El
caso más conocido de toda su obra en esta dirección es Întunecatul April (Sombrío
Abril, 1937). Otro elemento dominante en sus versos es un erotismo
discreto, a veces un poco tanatófilo; esto lo podemos ver en su libro Un dor fără saţiu (Añoranza sin fin, 1976). Su lírica es muy singular-particular en el
contexto cultural rumano, ya que Botta intenta imponer una “retórica” de las
máscaras en la poesía rumana del siglo XX. Su escritura abunda en personajes
líricos y diálogos que crean en el lector una impresión difícil de olvidar.
Remember [2]
Qué lejos
estás, mi amada sombría
a través de
las paredes del cuarto te veo como a través de un cedazo,
y te oigo
llamándome como desde otro planeta
y me escribes
poesías en mis mejillas de tiza.
¿ Es posible,
acaso es posible que no pueda morir,
que oiga tu
voz subir la escalera de la noche, descender la del día,
que me levante
de la cama como un fantasma, como el marinero en vela,
que te divise
en mi sueño desde mil millas?
Sí, es
posible, mi querida sombría,
que me oigas
cantando aún siendo muerto
que me veas de
veras en el espejo celeste
y que en mi
pelo las estrellas se apaguen y se enciendan.
Pero no te
enfades si mi beso es frío,
si mi amor te
agota como el invierno,
si mi abrazo
te hace sufrir para que todo lo recuerdes,
por favor, no
te enfades…
Mis leyendas
Yo sólo te
hice, Noche,
musa patética,
doloroso amor:
y hondo te
forjé,
para sosegar
mi sed de ser pereciendo.
¡ Yo sólo te
hice, selva de jade!
Tú, mirlo
lírico, mi ídolo,
eres de veras
como te soñé,
mi dulce frenesí,
arco en el cielo para siempre.
El mar, los mástiles, los cuervos marinos
y las orillas
de las lunarias Lusitanas
todo eso son
mis leyendas, mi espejismo.
No busques
demasiado lejos la razón de las estrellas,
como, por
ejemplo, desde el cenit hasta al nadir.
Sería mejor
que Betelgeuse te diga, o Altaír
y la virgen
luna, ella misma,
que las
enciende
magnificas,
cada noche,
te diga.
GELLU NAUM (1915 – 2001)
El más
importante representante del surrealismo rumano, también participe muy conocido
del surrealismo europeo. Sus poemarios: Athanor
(Athanor), Copacul animal (El árbol
animal), Tatăl meu obosit (Mi padre cansado), Malul albastru (La orilla
azul) etc. cultivan una poderosa visión onírica y un actitud no-conformista
con la sociedad contemporánea. Su escritura poética, única en la cultura rumana
por la longevidad de su formula, explora, sin ninguna duda, la viabilidad
estética del surrealismo, incluso después de que en Europa ha llegado a su fin.
Espejo ciego
El hilo de sangre que sale de mi bolsillo
el hilo de lana que sale de mis ojos
el hilo de tabaco que sale de mis orejas
el hilo de llama que sale de mis narices
Tú puedes creer que mis orejas fuman
pero la gente ha quedado inmóvil en la
mitad de la calle
porque esta noche todas las estatuas se
pintarán de negro
y mi desvelo será lo que tú vas a conocer
un desvelo cualquiera de tiza y de arcilla
un desvelo como una estufa o como una
puerta
o mejor como el hueco dentro de una puerta
y detrás de esta puerta quiero hablar de
la memoria
Quiero que me huelas como a una ventana
quiero que me oigas como a un árbol
quiero que me toques como a una escalera
quiero que me veas como a una torre
Ya al
final de la noche de verano
Ya al final
final de la noche de verano cuando unos quizás ya esperan el alba
yo arzobispo
de las serpientes, gondolero de un tranquilo desorden
escucho el
golpe de las aguas en las orillas
ahora que ya
nada me interesa
ahora que en
mi cuarto vacío el teléfono suena asustando a los pájaros
que miran en la ventana
ahora que en
mi pecho abierto como una puerta estoy esperando una se-
ñal que ya
nada diga
ahora que miro
cómo quema la selva con sus ilusos
árboles
ahora que
alguien me trae una moneda antigua robada no sé
donde
ahora que se
dispara desde los balcones porque alguien ha inventado
este nuevo
vicio
ahora que
pienso en el gasto inútil hecho por mis bravos
padres en mi
educación y tantas cosas
un pájaro
inmóvil me acecha en una encrucijada
y yo
maestro-cansado de los pájaros muertos
vuelvo a
comenzar mis llamados de cuco.
MAGDA ISANOS (1916 –
1944)
Considerada, con frecuencia, la voz
femenina más importante de toda la poesía rumana. Ella hace parte de la familia
de escritoras que murieron jóvenes como, por ejemplo, Delmira Agostini, aunque
sus circunstancias son diferentes. Muy Conocida por sus poemas “confesionales”
que oscilan entre la felicidad vitalista muy acorde con su edad (exprimida, a
veces, en versos musicales) y el espanto frente a la muerte. También podemos
decir que su escritura es un testimonio emotivo del dramatismo de la guerra
mundial.
Interior
Mis días han
pasado en esta casa
ociosos como
las almohadas del canapé,
quietos como
las niñas de los tiempos pasados.
Candil debajo
del icono, tú ¿porque tiemblas?
¡ No sé a
quien se parece la Madre de Dios!
Mamá, a veces,
ella se parece a ti.
Las dos habéis
tejido y lavado la ropa blanca,
y al anochecer
os habéis acostado más tarde que todos…
Quiero los
retratos y los rincones
en donde las
silencios se esconden para ronronear
como gatos
solitarios.
La casa se
llena de vuelos y de cortinas sonámbulas…
Quisiera ir a
buscar en la cómoda de madera
(donde la luz
cae como un impulso)
naranjas y
manzanas y encontrar en la ropa
los manos de
una niña... matas delicadas …
Hijo mío,
no me busques…
Hijo mío, no
me busques. Todas las cosas
te van a
hablar de mí con razón.
Cuando yo no
sea más,
no digas: “ Ya
es tarde para mi madre.”
Sabes, yo voy
a reír en las flores
y voy a cercar
muchas veces
con las nubes
y la lluvia los corrales
allí, donde
una vez, pasé mis mediodías.
Si sufres,
llámame por la noche,
y yo vendré al
lado de tu corazón
aunque debería
traspasar el horizonte
y también al
mar con mis alas.
No tengas
miedo de mi rostro cambiado.
No digas: “¡
Mi mamá nunca fue asi!”
Tú vas a
reconocer mi voz de cuento
en los árboles
delante de las ventanas.
Vas a
comprender que soy yo por tantas señas,
cuando llegue
hasta el lado de tu cama
y haré que el
aire sea fresco,
bajando junto
a ti todas las estrellas.
Tu vas a saber
que mamá está cerca
también en la
manera que tienen de callar todas las cosas –
en el dolor y
la inquietud del mañana –
y en el olor
del membrilla y del pan.
Vas a
reconocerme y a sonreírme en tu sueño.
Y en cuanto a
mi, cuando vea que el sol se levanta,
voy a llevar
mis ángeles y a volar
por si acaso me asalta el temor de no
devenir rocío y morir…
ŞTEFAN
AUGUSTIN DOINAŞ (1922 – 2002)
Miembro del “Circulo
Literario de Sibiu”, agrupamiento de jóvenes intelectuales que intentan, a
pesar de la segunda guerra mundial y su atmósfera hostil hacia la cultura,
continuar, en el contexto general de la cultura rumana, una línea poética
fundamentalmente lírica, sin intrusiones políticas. Su lírica medita sobre la
condición humana, a veces con acentos de balada. Opta por una expresión
neorromántica, muy evidente en sus primeros poemarios. Más tarde, sus versos se
transforman, accediendo a una lírica “reflexiva” que cultiva permanentemente
una emoción discreta (Anotimpul discret
– Estación discreta, 1975). El poeta
busca sustancialmente en su escritura expresar con rigurosidad lo clásico.
Poema
Al
principio fue la palabra AMOR.
Tu respiración llegaba a mi
rara, como un soplo de viento, y el viento
mismo
se quedaba junto a nosotros como una
respiración misteriosa.
Yo recuerdo de aquellos tiempos solamente
los lugares ensombrecidos por donde
pasábamos
y el cielo alto. Las otras cosas, si
vienen,
las encuentro de pura casualidad, como te
encuentro a ti;
para siempre el mismo reloj tocaba la
hora…
Para siempre el mismo reloj tocaba la
hora:
parece que todas las cosas del mundo
tendrían
una única muerte en un sólo corazón.
En vano aparto la niebla diluida:
los árboles inclinan sus ramas encima de
nosotros
y nos quedamos solos en la noche
en medio del agua que se desborda.
Al
principio fue mi orilla, la tuya,
y entre nosotros EL AMOR, como un océano
muerto.
Por primera vez el sol, mientras pasaba
del uno
al otro
caí, pájaro de oro asesinado entre las
olas.
Después, sin que lo supiéramos, seres
rapaces
descendieron de las orillas, caminaron
sobre las aguas.
Eso permaneció unos miles de años. Luego,
finalmente,
criaturas marinas vinieron para morder en
las orillas.
Ahora nuestra frontera mordida se parece
al
perfil de los continentes; y las almas
a la flor inconstante hecha de la espuma
del mar,
que el viento destruye o se seca sobre las
rocas.
Al principio entre nosotros fue una sola
palabra.
Ahora cientos de palabras muertas se
animan
cuando tu respiración llega hasta mí,
rara, como un soplo de viento…
Dios de las fronteras
Un Dios de las
fronteras se queda entre nosotros,
el beso
permanece en sus hombros
y yace allí,
olvidado, pudriéndose como la manzana
que los
dos un día mordimos.
Nos acordamos
que fue amargo.
Sobre los
senos de escarcha, después en las caderas
tu pelo
centelleaba abundante con su llama,
así como lo
veo sin cesar desde entonces.
Ahora tu estás
tan lejos y todos los sueños son sólo
ceniza.
Una ola rica
de humo y desastres
lava que
corre, la losa donde nos sentamos.
Ahora
comprendo que hasta el día de la muerte
el Dios de las
fronteras nos separa,
de la edad del
fuego, de los corazones y los astros.
NICHITA
STĂNESCU (1933 – 1983)
Muy valorado y apreciado desde sus
inicios como poeta, y considerado, a veces, por la critica literaria como el
más importante poeta de la generación de 1960 que representa, en Rumania, una
verdadera resurrección del lirismo. Nichita Stănescu muestra a sus lectores “el
censo del amor” y “una visión de los sentimientos”, como bien lo dicen los
títulos de sus poemarios de 1960 y 1964. Después, estas expresiones de la edad
temprana y de su confianza en el tiempo que parece perdonar y permitirle todo
al ser humano, su escritura se transforma en una lírica más intelectual (11 elegí – 11 elegias, 1966), obsesionada con el símbolo de la esfera perfecta
y sus formas sobre la tierra. El mundo es un espacio de objetos, que el poeta ve y percibe como
testimonios-formas de la situación trágica del ser humano en la época moderna
excesivamente tecnificada.
Evocación
Era linda como
la sombra de una idea –
sus espaldas
olían como la piel de una niña,
a piedra
apenas rota,
a grito en una
lengua muerta.
No pesaba...
era como la respiración.
Riendo y
llorando a lagrima viva
era salada
como la sal
que los
bárbaros sirven en sus festines.
Era hermosa
como la sombra de un pensamiento.
En todas las
aguas solamente ella la tierra.
Emoción de otoño
Ha llegado el
otoño, por favor,
cúbreme el
corazón con alguna cosa,
con la sombra
de un árbol, o mejor con la tuya.
A veces tengo
miedo de no verte mas,
que alas
afiladas hasta al cielo me van a crecer,
que tú misma
vas a esconderte en un ojo ajeno
y que va a
cerrarse con una hoja de ajenjo.
Y entonces me
acerco de piedras y me callo,
llevo todas
las palabras y las ahogo en el mar,
silbo la luna,
la levanto yo mismo y la convierto
en un gran
amor.
Poema
¿ Dime, si
algún día podré coger y besar la
planta de tu
pie…
verdad que
tu vas a cojear un poco, después,
con el temor
de no aplastar mi beso?
MARIN SORESCU (1936 – 1996)
Uno de los poetas rumanos más traducidos en diferentes
lenguas y muy conocido en el extranjero. Su primer libro de versos, Poeme (Poemas, 1965) lo destaca como uno de los escritores más importantes
de su generación. Pero Sorescu prefiere seguir un camino muy diferente y poco conocido en el contexto de la poesía
rumana: el derrotero de la parodia poetica. Su lírica está profundamente
dominada por una visión lúdica o irónico-fantástica de la realidad. Acento muy evidente en poemarios tales como Moartea ceasului (La muerte del reloj, 1966), Tineretea
lui Don Quijote (La juventud de Don
Quijote, 1968), los cuales le aseguran su prestigio y una gran audiencia.
En estos textos, el poeta parece decir, en cada uno de sus versos, que todo
puede ser “prise à la legere”, incluso la poesía misma.
Enfermedad
Doctor, siento
algo mortal
aquí, en la
región de mi propio ser,
me duelen
todos los órganos,
en el día me
duele el sol
y en la noche la luna y las estrellas.
Siento una
punzada en una nube del cielo,
exactamente en
la que hasta entonces no había marcado
y me despierto
cada amanecer
con una
sensación de invierno.
En vano he
tomado medicinas de todo tipo,
odio y amo,
aprendí a leer
e incluso leí
algunos libros,
hablé con la
gente y pensé,
fui bueno y
hermoso…
Todas esas
cosas no han hecho ningún efecto, doctor.
y he gastado
en ellas mucho dinero.
creo que un día me enfermé de muerte;
el día
que nací
Capricho
Cada noche
cuelgo de mis
vecinos
todas las
sillas disponibles
y les leo
versos.
Las sillas son
muy receptivas
a la poesía
si sabes como
colocarlas.
Por eso
me conmuevo
Y por algunas
horas
les cuento
todo lo
bello que ha muerto en mi alma
mientras avanza el día.
Nuestros encuentros
de costumbre son
sobrios
sin fervores
inútiles.
En todo caso
eso significa que
cada uno
ha cumplido su deber
Y que podemos
seguir
nuestro camino.
Himno
Los árboles
tienen, en vez de raíces,
Unos santos
Que se
levantan de la mesa
Y se
arrodillan debajo de la tierra
Para rezar.
Solamente los
nimbos
Se han quedado
afuera, -
Estos árboles,
Estas flores.
Nosotros a la
vez también seremos
Unos santos,
Rezando que
nuestra tierra
Permanezca
redonda y bendita
Para
siempre.
Bailas
¡ Baila, alma
mía!
Abre la puerta
de la biblioteca y baila
entre tantos
hombres tan sabios
Que han
dejado sus cabezas
Sobre los
libros
Como sobre la
bandeja de Salomé.
Ellos son tus
mejores amigos.
Y todos te dicen ahora que bailes
Porque solo tú
eres capaz de hacer todos los movimientos
que ellos
empezaron,
Y la belleza
del juego
No se debe
perder.
He divisado la luz…
He divisado la
luz en la tierra
Y nací yo
mismo
Para ver como
estáis.
¿ Sanos? ¿
Valientes?
¿ Cómo la
pasáis con la felicidad?
Gracias, no me
respondes.
No tengo
tiempo para respuestas,
Apenas puedo
hacer preguntas.
Pero me gusta
aquí.
Hace calor y
esta bien
Y hay tanta
luz que
La misma
hierba comienza a crecer.
Y aquella
chica, ¡ Eh aquí!
Me mira con su
propia alma.
No, querida,
no te molestes en amarme.
Sin embargo,
solo tomaré un café.
Solamente de tu
mano.
Me gusta cómo
sabes prepararlo
Muy amargo, de
veras.
[1] Licenciada (1999) y doctora (2004) en Filología Románica por la Universidad “Lucian Blaga” de Sibiu, Rumania. Ha publicado cinco libros de crítica literaria y ensayo: De libros y otros demonios (2002), Retórica de las máscaras en la narrativa rumana moderna (2005), Lecturas en laberinto (2007), Mascaras, caligrafia, literatura (2011), En el espejo de la literatura (2011). Ha traducido al rumano los ensayos de Octavio Paz, Los hijos del limo (2003), poemas del escritor colombiano Manuel Cortés Castañeda, con el titulo general El espejo del otro (2006) y el libro de narrativa breve del escritor norteamericano de origen rumano Andrei Codrescu, A Bar in Brooklyn (2006); ha realizado también la antología de textos y las traducciones para el Festival Internacional de Teatro de Sibiu (2005 – 2011). Enseña literatura comparada en la Universidad de Sibiu.
[2] En inglés, en el texto original
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