Pies en la tierra
Hay quien
vive entregado al futuro,
hay quien
amanece de recuerdos.
Ella
desata la polaina y saca chiquito
el pie. Lo
estira.
Saborea el
parquet. Doliente.
Hay quien
al contacto llora,
hay quien
le niega al palmo
el tacto y
sonríe, ausente.
Ella
escoge un escarpín para el baile,
haciendo a
un lado la medianoche.
Retumba,
retumba:
el reloj
es inclemente.
Ella, la
de los dedos perfectos,
en su
calabaza, lejos del amanecer.
Equilibrista
Camina la
cuerda en equilibrio,
los brazos
tendidos
como
zozobra sonriente.
Camina de
punto a punto
repitiéndose,
sin volver
la mirada o el paso
hacia el
arranque.
Vira la
cuerda en el viento,
trompo de
asuntos al aire,
se hace
ovillo,
se hace
hueco en el centro.
Sigue la
cuerda el camino
que llaman
demencia,
los brazos
tendidos y sonriente.
El cultivo del asceta
Será la
falta de música
en la sala
o el vino
que he
dejado de tomar
será mi
hijo
en casa de
la abuela
o mi perro
lejos
en la
campiña
lo que
esta noche
ha abierto
en mi pecho
una
hendedura
llena de
afonía.
Apago el
teléfono
para no
entorpecer
la labor
del hado
para no
confundir
a los
aduladores
con la
suerte.
De la
calle sube
el vocerío
de los turistas
trepa a mi
ventana
por las
telarañas
de mi
soliloquio.
En un
texto sagrado leo
que un
ángel
custodia
este sopor
vestido de
insomnio
hago a un
lado la tristeza
que Sísifo
me ha enseñado
ser eterna
hago a un
lado los sueños
que la
Vida me ha enseñado
ser bombas
que
revientan en su ápice
no me
queda más
que el
tacto de lo certero
el
sofá tres almohadas
mientras
el alma
como el
humo de un puro
asciende
lenta.
Virgen de los nudos
Arrodillarse
frente a la Virgen Santísima
que toma
de la piadosa
mano de un
ángel
el cordel
anudado del actuar
limpia la
cinta sucia
disuelve
las ataduras
encamina
el verde cordel desenredado
hacia su
Hijo, su Padre.
Arrodillarse
y murmurarle:
Madre, que
a través de tu obediencia
desligaste
el nudo
de la
trasgresión
de Eva
líbrame de
mi terquedad
de las
ciegas cadenas
que cargo
por ser hija de Eva
de la
carne y su vanidad
del vacío
y sus matorrales.
Arrodillarse
con la entrega
del
desasosiego
con la
esperanza
de quien
ha tocado el fondo.
Ejemplo
Un joven
se sienta
en la
banca de madera
apoya su
mirada
en la
piedra vibrante
del
silencio
no canta
el canto
ritual
no levanta
la cabeza
hacia la
cruz
escruta en
la desnudez
de las
baldosas
la sombra
agitada
de un niño
del niño
que hubiera podido ser.
Captura en
la lente
de sus
entrañas
el hondo
deseo de amar
y saca del
bolsillo
un billete
mayor
que su último ayuno
lo deja
caer en la bolsa
sin el estrépito
de la limosna.
Remordimiento
En
los grandes ojos color del lago
vive
el mapa de tu conciencia
hoja
de laurel reseca en el otoño tuyo,
suelta
olor a nada
y
son de campanas tristes,
concierto
de mudas inquietudes y sordas razones.
¡No
tengas miedo! si soy tu amiga
no
me obligues a seguir la ruta dudosa
a
navegar tus venas
y
las olas tempestuosas que origina tu corazón
hasta
alcanzar –tal vez-
un
día
tu
alma
disuelta
tragada
por el bárbaro pesar
de
tus acciones.
Tan
sólo mírame
y
dime que un riachuelo
une
tu lago con el mar.
Viaje al este de la noche
Las voces
del rosario se arrastran por la basílica
en
concierto con el bruñir de mis rodillas.
Los
pájaros del ángelus
hacen
plegarias de su canto
y el poeta
apoya su embriaguez a una columna.
La luz del
Espíritu Santo
aloja Su
reflejo
en el
negro engominado de sus pensamientos.
Es tan
sólo un niño. Y el guaro su juguete.
Espera
paciente que yo me agote en redimirlo
para
emprender el viaje
al este de
la noche;
que yo
trague su vicio
para matar
la soledad
y cargue
el viejo títere
para
partir el peso de su cruz.
Periferias
Camina
triste
el
perro vagabundo
por
las calles de la soledad.
Busca
amparo
en
la noche
refugia
su mirada
en
la complicidad de la luna.
El
barrio huele a verbena:
la
pólvora colorada estalla
en
las alturas,
enciende
el firmamento
de
un nuevo año.
Botellas
vacías
y
vidrios rotos
bolsas
plásticas
despojadas
de alimento;
residuos
filtrados
de
almas fiesteras.
Camina
sordo
el
perro errante
por
las bullas del gentío.
Busca
esperanza
en
el amanecer
borra
sus huellas
del
asfalto mundano.
Así
pasan los días
en
la periferia cosmopolita
y
para él
no
hay agua ardiente
ni
maní azucarado,
se
nutre de nostalgia
recorre
un desierto.
Raíces
Nunca
sentí la exigencia
de escarbar mis raíces
semilla
en
la tierra/mundo
que
originó mi sangre.
¿Qué
importa si no fue Adán
si
sólo soy
célula
de una célula del mar?
¿Qué
importa si en otra vida
fuimos
hermanos o amantes
desconocidos
gente
nacida del mismo
latir
del tiempo?
El
barro húmedo
es
señal de pertenencia
el
aire
el silencio
parpadeante inagotable
que
se renueva y es respiro
del
alma.
Me
preguntan quién soy.
Me
encojo de hombros.
La
tradición es un marco
sobre
una mesa de noche
jaula
que encierra
el
futuro
nombre
que define
el
límite
se
agota
como
hoja seca
o
sigue su curso
desde
el cauce del río.
¿Qué
busca tanto atrapar
el
hombre? El grano de arena
recibe
indefenso
la
ira del mar
su
caricia
su
lunático ir y venir
sin
fronteras.
Coliseo contemporáneo
A George Bush Jr.
El
emperador del mundo
reorganiza
el Medio Oriente
con
su ejército disciplinado
de
fuerzas unidas
cosmopolitas.
Gladiadores
en uniforme de fatiga
aeronáuticos
marinos
y submarinos
informáticos
espías
y contra-espías
infiltrados
todos
juntos
para
domar las feroces
fieras
fundamentalistas
y
el público aclama.
Bestias
entristecidas
desalojadas
desnaturalizadas huérfanas
iracundas.
Revientan
las jaulas
en
el nombre de Dios
porque
ya no aguantan
al
Emperador optimista
invadiendo
el universo
$anguinariamente
$onriente.