EL HABITANTE DE LAS PRADERAS RUMIANTES
Cuando
el estómago está satisfecho
al corazón le parece la vida menos dura.
¡Oh,
Tonto Corazón!
Una roja manzana te seduce
más que cualquier pintura neorreal,
ante un plato prosaico de sardinas
te pones a dar saltos de alegría;
hablas bien de la vida
y mucho más.
Pero tienes razón:
Eres de carne,
de sed, de sangre y sal.
Envuelto vienes en el papel del hambre
y con hambre infinita de infinito te vas.
Comamos, corazón, aunque sea huesos;
bebamos, corazón, aunque sea el vino
de las uvas más verdes que nos dan.
¡Solamente los ángeles viven de armonías!
Pero tú, corazón, vives de pan.
De
Los cajones del insomnio (1967)
CONOCIMIENTO
Si tú me amas
la tierra dará flores
árboles, agua, frutos,
los hombres engendrarán,
la vida será hermosa.
Si tú no me amas
la tierra dará flores
árboles, agua, frutos,
los hombres engendrarán,
la vida será hermosa.
De Puertas inútiles (1968)
ESCRITO PARA SIEMPRE
¡Óyeme Jehová!
Tú que no habitas templos
ni cuarteles:
después de tantas mentiras
he llegado a conocer tu Nombre
y a saber que no eres judío
ni banquero.
Una vez tuve cinco años
y una ola gigante iba a comerme.
Yo estaría en el vientre de la espuma,
pero la ola reventó entre tus dientes.
Hoy que aprendí a escribir
-vestida de minúscula-
me acerco a agradecerte.
Yo
que no tuve nunca quien me quisiera mucho,
quien jugara conmigo a estar de a buenas,
envidiaba la dicha de las rosas
por durar solo un día en los floreros.
Sin muñecos de aserrín
ni osos de peluche
trenzaba para jugar, mis dedos.
Sin embargo
largas cartas me hiciste en los crepúsculos,
-convertiste en juguete mis desvelos-.
Por ti tuve vacaciones,
días libres,
caballos incansables de indómitos ensueños.
Lianas y remolinos me elevaron.
Yo conozco el envés del firmamento.
¡Qué muñeca de aserrín estúpida,
qué oso,
qué patín, qué felpa!
Me divertí como nadie con la luna
blanqueando en mis balcones sus luceros.
Qué bueno fue ser tonta.
Por ti
me contestaron las estrellas.
Jehová
te llamo para decirte
que tengo cinco años todavía.
Y de las olas gigantes me defiendas.
De
Reflejos del sol sobre las piedras
(1987)
LA HEREDERA
A Alicia Caviedes Fink,
con mi amistad de siempre
El fuego se fue en el río
y el río se secó
Con qué nos taparemos carne mía…
¡Aunque sea una hoja que nos lanzara Dios!
La casa es una fiera de ojos amarillos
danza sobre la cama con sus patas feroz
Cuelga como una lágrima la herida lila
Jamás en mis dominios quiso salir el sol
Porque soy la heredera de la nieve y el frío
aprendí a hacer hogueras
frotando mi corazón contra las piedras
De Herrumbres persistentes (1995)