Poeta, crítico y ensayista —mistagogo para muchos—, ha atrapado justamente en
el escenario del cuerpo la trayectoria del inquieto pensador que divaga,
anatomía en mano, a través del amor, el deseo y el misterio místico. El volumen
Narración de un cuerpo, publicado por
la Dirección General de la Feria del Libro de República Dominicana, reúne tales
indispensables andanzas del vate en dos colecciones inéditas: Narración de un cuerpo y Ragazza incógnita. Ambas se suman a los
poemarios Hechizos de la Hybris
(1998), Solemnidades de la muerte
(1991), Consumación de la carne (1986)
y Ojos de penitente (1998), en un
libro provocador del pensamiento y el corazón, hogares del sentir, y cautivador
del ojo del lector desde su mismo introito: una portada reveladora de la
contundente imagen del iconográfico Egon Schiele, Muchacha desconocida.
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La noche no es un espacio. Es una amenaza de eternidad. -Gastón Bachelard-
Plena voraz absoluta como una bestia líquida En esta noche del quejido Una mujer equilibra duendes y arlequines Sobre los triángulos azules de un rostro terriblemente hermoso En tanto yo transfiguro En tiernas manías los desdenes del íntimo deseo Por los filtros más hondos de su piel Así de tibio a sutil De pálido a impúdico Me abandono a despojos en su cuerpo adolorido
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Purifica y fija tu tiempo en el movimiento de las cosas increadas y absolutas Apura en lo vital lo que nunca pensaste Pues la vida fue creada por la pereza agónica de un hombre Que plantó la Rosa sobre la planicie ígnea del deseo Y luego la plastificó de misterio Porque jamás pensó la Rosa (sí el misterio) Cuando su tacto apaciguó sus formas de bestia En un acto perfecto y tenue Creado bajo el breve adjetivo de la noche
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A Alejandro Moliné
Sin convicción no hay principio ni final Error que recordar cuando el otro nos lastima la existencia Desde el residuo inmóvil de lo que aprendimos siempre Y nunca olvidamos de memoria Así lo dijo Buda Ama al otro en su necesidad primordial Mas no lo juzgues en su agonía Reposa tus manos sobre él como el fruto apetecido Por el Dios deseoso de solemnidad Pues ¿qué culpa tiene el que nunca existió Y sin embargo le duele la vida?
[De Solemnidades de la muerte] |