Escribe poemas, cuentos, ensayos, reseñas y crítica
de arte en periódicos, revistas, índices y antologías nacionales e
internacionales. Ha publicado quince libros. Tiene al presente dos nuevos
poemarios en preparación. Su obra literaria ha sido premiada por el PEN Club de
Puerto Rico, la Editorial Mairena y el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Ha
realizado estudios en artes gráficas, bibliotecología y periodismo. Tiene una
Maestría en Literatura Comparada y lenguas extranjeras de la Universidad de
Puerto Rico y está jubilada como Bibliotecaria de la Universidad de Puerto
Rico. Libros: Entre mi Voz y el Tiempo,
1969; Era que el Mundo era, 1974; Zumbayllu, 1976; Cantándole a la noche misma, 1978; Cosas de poetas (cartas literarias), 1978; En la pequeña antilla, 1982; Nombrar,
1985; Razón de lucha, 1989; Sueños de papel, 1996; Patio de Fondo, 2003; Mi Mundo, 2003, Poemas para los Pequeños, 2006; Quiero
una noche azul, 2007; Pasión y
Libertad, 2008; Nana al Niño Jesús,
2008.
EXILIO
Caminando hacia el norte de la Tierra subió la sierra, traía nombre de flor, cabello en trenzas y un dolor de cadenas en el cuerpo.
Distinguida en las cúpulas antiguas, oprimida en los túmulos modernos, llegó al reino del sol con conciencia de estrella, cruzó el cordón del mar y no salía de su asombro.
África le dio pájaros, España le dio lengua, Borinquen, brío y caña y el cántico del gallo, El mar, en su vaivén, descorrió el velo de las latitudes, el sol, en su carrera, le dio la llama de la persistencia.
Siempre pensando en regresar al nido, juntó sus pertenencias y a riesgo de su vida se sumergió en un lago de aguas puras y cruzó nuevamente el hemisferio.
Ya en tránsito hacia adentro se dio cuenta que el nido se elevaba con ella, que ya no era española ni india ni africana, traía un aura distinta, otra forma de ser, otro olor, otra lengua. Y un coro de luciérnagas, le descubrió otra voz, la voz del alma. Se supo, para siempre, caribeña y aún no salía de su asombro.
PIER 17
Esta tarde sin sol me has preguntado, de qué lado se inclina el corazón cuando amor nace y nos sentimos viejos. Ahora que caminamos por las obscenas calles de New York, que recortamos sueños y poemas -desde Strawberry Fields hasta West Village- regando-como Lennon- la música del alma sobre el cuerpo, se te nubla la voz y aún me preguntas.
Te podría decir que todo importa que tú y yo, como todos, conformamos la inmensa postal de rascacielos. Podría hasta jurar que amar, besar, son ejercicios sin edad ni tiempo. Pero, me quedo lela, meditando en la hondura de tus ojos. Me quedo lela ansiando y sopesando lo que cuesta soltar nudos y velas en medio de una historia de hundimientos.
Esta tarde sin sol en que preguntas -rimando el fuego de tu corazón- Con qué mano se enciende el universo, no hallo respuestas en mi corazón, a lo sumo unos versos, estos versos.
PARA MEJOR MIRARNOS
Un árbol es un cielo y no es un cielo, retado por la luz es un paraje donde se incendian todos los veranos. Un jardín es jarrón sin ser jarrón, si lo tienta el color es una inmensa falda de cristal bordada por abejas de oro. Y el mar no es sólo el mar, cazado y cazador, quieto y alado, el mar es más que el mar, nombra y desnombra discreta y sabiamente como el día.
Y un poeta es aún más, mucho más que algún vuelo refugiado en la fosa voraz de un esqueleto, es piedra de amoríos contra el pecho, furgón de mil caballos. Pero ahora, amigo, hablemos de poesía, sabia y discretamente, como el día, para mejor mirarnos. |