Alí Calderón (Ciudad de México, 1982) es poeta y crítico
literario. Doctor en Letras Mexicanas por la UNAM. En 2007 recibió el Premio
Latinoamericano de Poesía Benemérito de América. Fue merecedor, en 2004, del
Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde. Es autor de los poemarios Imago
prima (2005), Ser en el mundo (2008 - 2011), De
naufragios y rescates (2011) y En agua rápida (2013)
y Las correspondencias (Visor,
2015); de los libros de ensayos La generación de los cincuenta (2005), Del poema al transtexto. Ensayos
para leer poesía mexicana (Colombia, 2015) y Reinventar el lirismo. Problemas
actuales de poética (España,
2015) y coordinador de las antologías La luz que va dando nombre
1965-1985. 20 años de la poesía última en México (2007), El
oro ensortijado. Poesía viva de México (2009). Es miembro de Poesía
ante la incertidumbre. Antología de nuevos poetas en español, editada en
España por Visor en 2011. Es fundador de la editorial y la revista
electrónica de literatura “Círculo de Poesía” (www.circulodepoesia.com). Es Codirector de la Editorial Valparaíso México y del Encuentro
Internacional de Poesía Ciudad de México.
Del libro Las correspondencias (Visor, 2015)
Margherita dei Cerchi
Caminé de Gli Uffizi auturno a la penumbra y cancro de Santa Margarita en la Vía de Dante El amargor del aire calcifica y enreda en los alveolos La tarde su paura desciende espesa de los muros Un algo cimitero acecha El recuerdo del túnel la ombra el silencio de los Apeninos De pronto frente a mí la tumba de Beatrice En su lápida un hato violas ostros pétalos hieden: ese aroma impregnado entre los dedos mi palma su cabello deslazado El correo fue escrito esa mañana en otro continente y qué tenue era la luz del cirio Al preguntar por ella quizá en Place des Abbesses sentados en un borde viendo salir y entrar al metro oscura gente Luis me dijo que no que lo veía como un caso perdido Pasa una vespa y gritos más gritos un motor Enviar mensaje enviado Dudé mucho al escribir este mail Se acostaba con otro Una cruz de madera que al tocarla se despostilla Sotto questo altare Folco Portinari construi la tomba di famiglia L’8 giugno 1291 vi fu sepolta Beatrice Portinari Afuera los motores de las vespas Gritos la gente que se increpa Caga catzo putana Dio Cane
Constantinopla [San Salvador en Chora]
Edirnekapi Siglo IV una iglesia bizantina Afuera las murallas de Teodosio son sólo polvo ruinosos cimientos Iba mi abuelo anciano siempre a Nuestra Señora del Carmen a las once ¿comulgaba? ¿Oía sólo misa? La luz de los vitrales cae sobre los frescos: es Jesús multiplica los panes hay algunos pescados también cestas vacías Alguien a mi costado dice “Dios” pero en el nártex nada suena sino el eco bajo la indiferencia de un Cristo Pantocrátor El tiempo ha desgastado los cristales diminutos mosaicos Donde estuvo el Bautista se desvela una capa de arena y argamasa El muro fue dorado y lapislázuli ahora el alquitrán oculto quince siglos tras figuras de apóstoles y santos es amo y señor del paraclesion. Bordean yeso y cal oscuros signos griegos: venid a mí los agobiados dicen las inscripciones difusas invisibles casi Las cuarteaduras Se descascaran bóvedas frente a la sanación del paralítico Los ladrillos la piedra Es entonces que pienso en los versos finales: Mi padre contestó –“eso es sólo el decorado; la escultura eres tú” –y me señaló el pecho.
Constantinopla
Brizna Crece la niebla desde el río Descendemos Pierre Loti por la cuesta de un muerto cementerio musulmán Sobre las tumbas nacen azaleas jazmines caen pétalos kerkis siliquastrum Late apenas debajo de las cosas Un gato avanza negro ronronea a mis pies la muerte el rostro amorecido de un cadáver en vida se llamó mi abuelo Rafael ahí tendido el vaho –puedo verlo– atraviesa por sus fosas ¿movió los labios? Vienen otros gatos tal vez un día fueron algún Servet Hasan filibusteros otomanos algún chico caído en los festejos Galatasaray Mi amigo está bebiendo este café no presiente que luego será eviscerado por el cáncer Azahares enredados en las lápidas conocerán la herrumbre la hoz del jardinero El empedrado está resbaladizo Maullidos que se ocultan en la yerba Sólo Alá es poderoso señalan letras árabes Río abajo el bullicio un burka ojos delineados: Istiklal Cadessi
Sarajevo
El viento es frío quema y hace temblar a quien aguarda el sordo paso del tranvía Los ancianos reclinan la cabeza en el vidrio El tedio de vivir les surca el rostro Empañan los cristales con miradas perdidas su lejana indiferencia Es Sarajevo el sol se encaja en los disparos de mortero las ruinas las fachadas Hay una transparencia que lastima el vuelo el rumbo de las aves Lontano las colinas y al acecho caen sobe la Sniper Alley Nada me asombra ya ni me resigna si dices que te vas que sólo sabes irte Las aguas del Miljacka corren de pronto envejecidas oscurecen su paso bajo el puente de Princip De un disparo perfecto asesinaron aquí a un Archiduque Nosotros hemos muerto hasta el hartazgo muchas vidas juntos En el umbral de una iglesia ortodoxa alguien observa cómo se consume la luz de las candelas Extintas ya las teas se remueven Ha quedado vacío el kirostatis Welcome to hell advierten grafitis de otro tiempo Del infierno no queda sino esta lenta calma prolongado después que nos habita Los gatos hurgan en bolsas de basura Crece la yerba en lápidas de parques cementerios
Ha cruzado el tranvía deja un estruendo el temblor del aire tras los rieles quizá un recuerdo nada
Si por fin lo dijera? Si mis palabras fueran fingimiento y ceniza? Si disimulo y silencio y vergüenza redujeran a polvo la andadura? Si los días felices visión fuesen y envés espejismo de lo no nunca sido? Si el recaudo final entregase moneda falsa y cobres focos fundidos manchas cortejos fúnebres al paso nada apenas negras cruces y anhedonia? Si desconfianza y cardos un segundo no habitasen mi nombre y lo llagaran y las palabras postración derrota perdieran su sentido yo podría pero mi condición de enser de nula presencia irremediable de urracas remontando el cielo al norte me interdicta me obliga al cumplimiento de las infames líneas de la mano de la sonrisa el gesto siempre amable las muertes cotidianas Si frustración y branquias y patíbulo dejasen su aquí su irrevocable ahora? Si finalmente al carajo todo fuera? Si ráfagas de viento arrasaran lo que sea que soy y asepsia? Si el telón de la farsa levantase mutis definitivo?
Cuando cieno bruma y nada uno son y ayuso arriba y todo ha fragmentado cuando aquel que fuiste un día parece otro un extraño pérfido a los ojos y brama bruñe la penumbra en rostros incognoscibles acres uno mismo o si el terror la imagen trastoca y envilece y aún malogra corrompe por dentro o si llegar a ser ha sido desasirse de aquello que se fue y no se recuerda si un accidente y no lo perentorio somos un dato inocuo sarcoma carcinoma la derrota que soy que contamina
Si desierto de mí depauperado soy muchos a la vez y todos miserables si dios que da la llaga oculta niega tarda medicina si sangre leucocitos y carne apoptosada soy apenas los despojos de un miedo que me lacra y trisca y lepra al viento frágil flama que oscurece o consume el susurro en luz ceniza andadura y camino hacia la x troverme so far y ostro en a punto mutis hambre gozo gozne de la destrucción
Porque en sentido estricto nunca nada fue tan todo jamás sino en mi ausencia nunca ocupé el espacio estuve siempre fuera de lugar necrosado a la vista de la gente en mí no hay nada mío sólo descort y sombra y un crujido que en oscur me perfuma de aspereza un quebrar de cristales tras el pecho que degrada mi condición de nadie
Y entonces desespero: me olvida la memoria de las cosas soy lentas negras lágrimas y sangre soy mácula y desprecio encabronamiento oprobio y la ceguera soy la rabia contenida inoculada
Nada fui sino muerte entre las manos Nunca podré colmar este silencio
Piedra de sacrificio
I Democracia mexicana
otro cadáver encontrado en una bolsa negra cerca de ahí un cuerpo el viento un puente a dos cuadras: una cabeza hirsuta ojos abiertos entre otras noticias: treinta ejecutados el fin de semana tiro de gracia algunos con marcas de tortura el rescate fallido de un secuestro un dedo un anillo un hato de periódico entre otras noticias: terminaron e iniciaron las campañas hay buena voluntad en Washington la reforma migratoria este bimestre se abate en un punto la pobreza el bienestar la dicha
a lo lejos el escape de un camión
y después el silencio
abren la bolsa negra el hedor el moho en la carne:
una recién nacida
***
E subimos las ciento y catorce gradas longas de aquel cú Sus piedras ennegrecidas nos quemaron las manos de tan ásperas
Vide allí los pueblos comarcanos el tianguiz de ocote y tigres Tlatelulco Fue desde la placeta que arriba muy se face que oteamos el agua dulce que se viene de Chapultepec Iztapalapa Tlacopan Tepeaquilla todo señoreado por nos ojos
Tornamos las espaldas e vimos a constelación bultos y cuerpos de sus ídolos malas figuras todos de muy mayor estatura que un gran hombre y contrahechos de arcilla y masa y de legumbres amánsalas con semillas y sangres de cuores despojos humanos ansí tal farina
En una torrecilla y apartamiento a manera de sala dos altares dos bultos dos altos cuerpos harto astrosos uno dellos Uichilobos Tenía la su cara y rostro muy ancho y los ojos disformes espantables untado el cuerpo de engrudo y raíces y aljófares sangre y otras varias excrecencias y colgantes ceñidas al plexo unas caras de indio arrancadas a sus cráneos tantas para abangar un roble y acezando por los humos del sahumerio hube visto todas las paredes de aquel adoratorio tan bañado y negro de costras y plasma asimismo en el suelo que un rastro no exardece tal hedor e catadura
Y allí tenían un atabor de cuero crúdel áspid que cuando le tañían tal era la tristura de sus tumbos los infiernos se allegaban
Tomábanlos cinco dos por las piernas dos por los brazos uno más por la cabeza y otro postema y landre rajábales con ambas manos pedernal a modo de lanzón los pechos y por aquella abertura metíale la mano y le sacaba el corazón
y el cuerpo desasido en oscura laceria descoyuntado era comido de todos y los basófilos tomados granate y bermellón los rostros purpurecidos cientos de azumbres de aloque caudal hasta la plaza
y echaban los restos a rodar y otros eritroci vestían sus pellejos los muñones los tajos carne viva linfocitos
Derramaban también sangre los sátrapas fuera de los cúes frente al Uichilobos y en degüello tiernas cabezas de hombres hirsuta pelambrera desmembrados los coágulos muslos y antebrazos tibias allí asoma el hueso entre la grasa y la carne después aislante cinta les rodea narices esnifadas bocas y de unos puentes entonces lo ponen a colgar y el viento de las madrugadas desbravó sus fauces envueltas en bolsas negras allí vienen los retenes. Oydo he decir que millones de hematíes y también normocromáticos derraman las testas cercenadas que se apilan sobre tórax cuya carne se remueve al contacto sólo de los dedos y allí abdómenes mamas huesos frontales ojos axilas anos páncreas rafagueados pudriéndose en los belfos de las ratas
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