No abra esta jaula
Al abrir esta jaula, Habrá dejado escapar un poema. Ese que pensemos, mas, no escribimos Porque medrosos de las palabras De nuestro entorno, Revolotean como cernícalos Sobre nuestro testa.
Alcáncelo pues, y enciérrelo No suceda que en cercano tiempo Nos le encontremos cantando Cual pájaro de mal agüero Los desatinos de nuestra renuencia.
Estos amigos míos
Estos amigos míos llegarán atrasados a mi funeral todavía con dolor de cabeza y acidez en el estómago. Aparecerán cuando el sacerdote esté cerrando su biblia y de la Biblia caigan gotas de lluvia incierta, luego cuando el panteonero lance el primer terrón se pondrán el sombrero subirán el cuello de sus abrigos, o abrirán sus paraguas y se irán haciendo comentarios sobre este tiempo de carajo, que ya estaría bueno que saliera el sol para sacarse esta ropa de lana y abrazar definitivamente a la primavera.
Cuando llueve en julio
A Jorge Teillier, natural de Arcadia.
Cuando llueve en julio me preocupo por el bosque de mi infancia. Ese bosque del que no recogí ni moras, ni murtas, del que no traje ni el olor de los eucaliptus, los sorpresivos hongos. Ese bosque de dudosa fisonomía en el que tal vez nunca estuve y del que trato ahora de salir buscando algunas marcas en los árboles, las piedras que guiaron mi posible entrada, temeroso de sus aviesas sombras, empapado de lluvia, enterrado en el lodo, soy un árbol más.
Los viajes
Atrás sólo el polvo. Nos vamos mi hija y yo reventando guijarros recorriendo esta ciudad sin sentido a diestra y siniestra insultando peatones mi hija y yo eludiendo policías y semáforos vacilantes en fin, silbando canciones más o menos sospechosas negando algunos saludos regalando otros deslizándonos por esta ciudad de utilería en busca de pretéritos fantasmas mi hija y yo a horcajadas en esta bicicleta sin ruedas ni pedales.
Declaración de guerra
Arráncate si no quieres ser herida por mi diatriba ponzoñosa. Retírate, te lo aconsejo por tu bien! Aún tienes luces que encender, aún puedes servir en otro frente, no trates de convertirte en mártir porque no tendrás adoradores. (“Soldado vivo, sirve para otra guerra”) La vida necesita de ti. Escogiste mala manera de suicidarte soy un buen tirador y tú un blanco demasiado ostentoso. Anda Huye Corre Mientras toma aliento y cargo mi arma, te lo suplico, amor.
Status de náufrago
Cuando víctimas todos del mismo naufragio Vosotros, los que moristeis de muerte total Vosotros, contumaces ya no sois más mis compañeros deste juego. Bien lo sabíais; tratábase de una cuestión de palabras (y de su fe irrenunciables en ellas). Eso sí, de mixtura y proporción exacta. Ustedes, los ufanos verborreicos no bastáronles el desangre de esos días en que campeaba la anemia tanto y tan perniciosa. Desatendisteis las palabras que importaban dandoos con gula al festín parlante. (Dilema de facultativos el atender las veleidades de la semiología). Recordaréis a las blancas susurrantes diciéndoos: ¡No le escuchéis! ¡Haced oídos sordos!
Guardia de mi propia vigilia que es donde mora mi cordura y este desvarío mío se consuela, Os dije: ¡Utilizad las palabras adecuadas! ¡No os desgastéis en las vacuas! ¡Utilizad las palabras pertinentes! Pero, nada. Bien sabíais que no se trataba de exorcismos ni taumaturgias. Sólo alimentar el verbo. SIMPLEMENTE ALIMENTAR EL VERBO.
Se explicarán ahora mis frecuentes ataques de mudez, una cierta lentitud en el hablar: Buscaba la precisión del adjetivo.
La conjugación cabal. y ahora, que ya no sois más mis compañeros deste juego junto a tácita convicción yazgo distrayéndome en nuevos ocios, mementando vuestras vocinglerías: YO el dialítico el dialéctico
especulando qué hacer para cuando la barca de Caronte zozobre y aferrado a la mísera condición destas palabras, mantener el exiguo status de náufrago para, socorrido por las potestades, tener libre acceso a la vastedad de todas esas playas.
Recado para eventuales lectores y a todos aquellos que de él fueron
Puesto en el trance de tener que reconocer que aquél, el de la imagen de solapas de este libro soy yo, recurro a la solicitud del poeta Labrunie, frente a similar evento y ruego a mis amigos: Decid a todo el mundo que es un retrato parecido pero póstumo... Yo soy el otro,
ése que las argentinas sales aún no se animan. Aquél que no logrará revelar la noche del fotógrafo. Y ahora, en la cómoda situación de este paréntesis y siempre con el buen Gérard, afirmo: Mi situación es buena pero todo pertenece al futuro. |
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