Omar Ortíz Forero. Si bien nació en Bogotá en
1950, desde su infancia se ha relacionado con el Valle del Cauca por su familia
paterna oriunda de Tuluá. Abogado de la Universidad de Santo Tomás, es un
decidido gestor cultural y como tal ocupó la Gerencia Cultural del Valle cuando
Gustavo Álvarez Gardeazábal fue gobernador de dicho departamento. Edita y
dirige desde 1987 la revista de poesía “Luna Nueva” que completa 42 ediciones y
27 años de vida. Ha publicado más de 13 libros de poesía de los cuales
destacamos: Las muchachas del circo, Diez
regiones, Un jardín para Milena, El libro de las cosas, La luna en el espejo,
Diario de los seres anónimos y Cequiagrande. También la UCEVA en su
Colección CantaRana publica en 2013, Repasando
el Domingo, Selección de escritos publicados en el Magazín de “El
Espectador” 1990-2000. Ha compilado: El yagé y otros
cuentos de Germán Cardona Cruz, Luna
Nueva, muestra de poesía Latinoamericana actual, Luna Nueva, once
miradas a la poesía colombiana, Vivir la poesía, poetas en la UCEVA y Contar en Tuluá, narradores en la UCEVA. Ha
sido incluido en varias antologías de poesía tanto nacionales como
internacionales. Fue colaborador habitual del Magazín del diario “El Espectador” y columnista en los diarios “El País” y “El Occidente” de Cali. Hoy, sus columnas de opinión pueden leerse en el semanario “El Tabloide” de Tuluá y en el periódico “Cali Cultural”.La Universidad de Antioquia le concedió en 1995 el Premio Nacional de Poesía por su poemario El libro de las cosas y la Alcaldía de Tuluá lo condecoró en 1997 con la medalla al Merito Cultural “Germán Cardona Cruz”.Actualmente es profesor de la Universidad Central del Valle de Tuluá y como tal dirige el Centro Cultural “Gustavo Álvarez Gardeazábal”. De Diario de los seres anónimos, Mirada Malva, Granada, 2015 Selección de M. Ángeles Vázquez
IFIGENIA FRANCO Al carecer de alfabeto no sé si un libro pueda contener el mundo. Vana pretensión, cuando hay caminos en las estrellas que el atento percibe en la flor del heliotropo. La tinta no es mi fuerte, mas puedo componer algunas señales dibujando corazones, golondrinas, sueños livianos en la mirada de los amantes. La vida es extraña para quien retrata encantamientos. Sí, son cambiantes los signos y la lluvia, como la mimosa que puede ser alimento o dulce placer. Pero los poetas mienten, igual a las postales que ofrezco. Pronto, llega el viento. JOSÉ LUIS FORERO
Como no pude prever mi nacimiento, tengo establecidas las minucias de mi muerte. Las condiciones, circunstancias y fecha de la misma me abstengo de divulgarlas para no anticipar el contento de mis enemigos. Aviso a familiares e interesados que el goce y disfrute de mis bienes será legado a diversos facinerosos para contribuir a su pronta ruina. Aclaro, a mi edad son vanas las penas de amor, mi hacienda es próspera y gozo de cabal salud. Mi determinación conviene a mi conciencia de la libertad. La misma que defendimos con el general Herrera, siendo derrotados por las fuerzas clericales. En verdad, si el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, tenemos una divinidad de porquería. Si no fueran un estorbo, mis cenizas podrían esparcirse en los ceniceros del régimen. FLORITA FRANCO
Yo también viaje por los cuatro continentes pedaleando una máquina Singer, como cuentan Leonora Carrington y el poeta Roca de algunas de sus conocidas. Pude ser una delicada modista, ya que mis ojos y mis manos eran sabedores de los secretos del lino. Pero el Señor puso en mi camino un marido infame y tres pequeños de ojos asustados. Hice lo que pude, más mi obra nunca vistió mi sueño.
Por eso, preferí el silencio. B. TRAVEN
Mi reto es con el tiempo. Trabajo para que perdure el nombre de los muertos. Cuando mis manos no graban el testimonio de la piedra, escribo historias, narraciones que hablan de lo efímero. Pero mi nombre siempre será un misterio. Importa la obra de un hombre, no sus gestos, menos sus minucias, y no seré yo quien dé qué hacer a los críticos, ni riqueza a los biógrafos. Por ello los confundo, dejo datos falsos, erróneas pistas, sombras chinas en un mundo de ídolos.
Basta mi lapidario oficio para celebrar mi sustento.
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